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Bordar: un performance para reparar

Por Niñas Anómalas

Bordar es un acto de reparación y de reunión ya sea con una misma o con otras, durante nuestros talleres se convierte en un momento de encuentro, encontrarnos con las otras es encontrarnos con nosotras mismas, en su voz, en sus palabras, en sus historias, en lo que nos atraviesa el cuerpx.

Al bordar se entra en un trance, el cual nosotras lo dirigimos hacia dialogar con el cuerpo desde el sentipensar, redescubriendo y renombrando nuestros cuerpxs. También lo dirigimos a observar lo que lo construye y atraviesa, especialmente las violencias patriarcales y discursos dominantes.

Dentro éste diálogo con el cuerpo  encontramos un espacio de reflexión donde encontramos relaciones entre bordado, tejidos y cuerpo:

Reconocemos nuestro cuerpo como una serie de tejidos, sociales, biológicos, afectivos, que se encuentra atravesado por un sistema patriarcal y a la vez al cuerpo como nuestro borde con el mundo y con lxs otrxs.

Al reflexionar los conceptos desde esta perspectiva bordar cobra otro sentido, comienza a ser una estrategia para resignificar nuestros cuerpos atravesados, para encontrarnos con la vulnerabilidad (capacidad de atravesar y ser atravesadx) y hacerla nuestra, para así (a)bordarnos.

De esta forma transformamos el acto de bordar en un encuentro con el cuerpo, un cuerpo herido, roto, fracturado, silenciado. Para empezar a bordarnos recorremos ese cuerpo y a partir de diferentes dinámicas exploramos alguna herida, la sentimos, nos reconocemos vulnerables y atravesadas.

Reconocernos vulnerables y atravesadas es necesario para darnos oportunidad de repararnos.

El bordado es una técnica cuya una de sus funciones es reparar prendas, textiles, tejidos, durante nuestros performance el tejido que bordamos, ya sea una prenda o una tela, el tejido que bordamos se vuelve una metáfora de nuestro cuerpo, la reparación se da en el diálogo íntimo con una misma o con las otras, se traduce en cada puntada convirtiendo el bordado de cada una, en una carta escrita en el lenguaje que cada una elige darle.

Esta carta puede fungir como apapacho, como recordatorio, o como lo que mejor le funcione a una misma para tener presente ese camino de reparación y reconexión con nuestrx cuerpx y no abandonarlo. Porque bordarse es reconocer los propios límites (cómo la piel, nuestro borde con el mundo) cuestionarlos, cuidarlos  y hacernos cargo de aquello que llevamos dentro.

 

 

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Servilleta de más de cien años de vida, hecha por la señora Carmen Gallo, abuela de mi abuelo materno al que no conocí, mi tatarabuela pues. Puro punto de cruz en cuadrillé, chiquito y grandote.

En el borde / Pitaflorida

Servilleta de más de cien años de vida, hecha por la señora Carmen Gallo, abuela de mi abuelo materno al que no conocí, mi tatarabuela pues. Puro punto de cruz en cuadrillé, chiquito y grandote.
Servilleta de más de cien años de vida, hecha por la señora Carmen Gallo, abuela de mi abuelo materno al que no conocí, mi tatarabuela pues. Puro punto de cruz en cuadrillé, chiquito y grandote.

Por Pitaflorida

Hacerse con las manos, hacerse de las manos, manos, las manos de mamá. Las manos y la vida.

Antes de saber que podía incendiarme en mi cabeza, antes de dejarme arrasar por olas más grandes que cualquier voluntad y morir poquito sin querer, varias veces, aprendí a usar mi cuerpo, y en algún momento, después de mucho experimentar, aunque también después de mucho hacer siempre las mismas piruetas y las mismas arrastradas reptilianas en el piso, aprendí a usar mis manos, y son sin duda mi parte favorita de este cuerpo que soy.

Aprendí a bordar por instinto y por capricho, no era una reapropiación, no era un acto político, eran las ganas de hacer algo con todo lo que se acumulaba en el plexo solar y muy seguido no hallaba cómo salir sin convertirse en un desastre, cosa de la que no fui consciente hasta después, que empecé a pensar en lo que hacía; pronto descubrí, que, como actividad humana, el bordado me pertenece como le pertenece a la colectividad de mujeres que a lo largo de la historia se han visto resguardadas entre la aguja sutil que perfora segura la manta o el cuadrillé y el silencio o el ruido del chisme que muy a menudo acompaña al bordado.

Dicen que las manos frías indican anemia, pero para mí, y para muchas otras, significan horas y horas de labores con hilos y bastidor, para mí, también significan cariño, ternura y deseo. Hacerse con las manos, tocar, pasar largos ratos siguiendo el contorno del rostro o de la espalda de los seres queridos y de una misma, hacerse con las manos, cariño, ternura y deseo. Existir. Así con cada puntada avanzando lento en el tiempo, no dejando ver el resultado hasta –de verdad- el último momento, pasar largos ratos haciendo-me con las manos, existiendo, hasta este instante cobró un sentido político el bordado, hasta que supe que era el deseo instintivo y caprichoso el que me había acercado a él. Las ganas de ser y dejar rastro(s).

Creo profundamente en la magia, en la energía y en las intenciones con las que una anda en la vida, uno de los recuerdos mágicos más potentes que tengo es de cuando por el ojo del aguja salió una voz que me decía, «ten paciencia, los mundos nuevos tardan tiempo en crearse» y voy recordándolo todos los días, varias veces al día porque a veces, las ansías son muchas. Pero la magia de mis manos también es mucha, también hago hechizos con cada bordado terminado, y también tengo que ser paciente y precisa al dejar salir de a poco lo que llena el pecho, para no pincharnos, para no estropearlo.

Encontrarme en el borde de mis pensamientos y mis movimientos ha resultado sanador y mágico en todas las ocasiones, me ha hecho parte individual de esta bolita colectiva de mujeres que nos hemos dedicado a saber y conocernos a nosotras mismas y al mundo a través de las manos, del tejido, del bordado, de las redes de apoyo, del silencio, del cariño, la ternura y el deseo.

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Pitaflorida. Proyecto individual de intervención textil y bordado que se ha convertido en un medio de expresión,descubrimiento y acción. Con la aguja y el hilo está Alejandra Vera, que ha escrito, ha bailado, ha sido mamá, y espera continuar haciéndolo.

Instagram. @pitaflorida       Facebook. pitafloridabymalva

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Al hilo de las palabras (u kansa ji chui*)

Por Maga Salazar

No fui niña ni mujer joven de hilos y costura. Pero el tiempo y la observación profunda de mi necesidad de conexión conmigo me dirigió a una nueva vida, o energía, que con el paso del tiempo me acercó hacia otras mujeres que bordan, cosen o tejen. Todas, al contacto con los materiales, nos fuimos enamorando de la materia que se transforma en nuestras manos y pensamientos, de esa que nos habla de su huida de la madeja, que va libremente y apasionada para encontrarnos reflejadas en una forma nueva. La “labor” te encuentra. Labor le dicen algunas bellas mujeres a su proyecto de bordado. Yo bordo, y desde que lo hago, me reconecté con mis ancestras, aunque no sabría exactamente cómo explicarlo.


En el siglo pasado era una obligación de género saber “bordar, zurcir, tejer, coser” (como en la ronda infantil). Actualmente bordar no es una actividad excluyente hacia los hombres, pero sí muy introspectiva, de quietud activa. Se puede meditar mientras se trabaja en esto, se puede sanar, incluso, pero no es fácil. Lleva tiempo, quizá el mismo que se tarda en aprender alguna técnica compleja y aplicarla a un proyecto delicado y demandante.
El bordar tiene muchas manifestaciones. Lo lamentable de todo es que se le considere un oficio artesanal tildado peyorativamente de femenino y, por ende, de carácter secundario, donde pocas personas pagan el precio justo de tan bellos objetos de tiempo y color. De esto deriva que algunas bordadoras lo hagan como medio de “apoyo económico”; otras bordadoras, en cambio, lo vivan desde la terapia, y por ello se rehúsan a vender si quiera alguno de ellos, también hay quienes atesoran herencias bordadas en colchas, ropones, manteles, o zapatos, y las usen como guías o manuales para conservar diferentes técnicas; o, están aquellas que bordan como denuncia y protesta en contra de la extrema violencia de género, como sucede en la acción social colectiva de “Bordamos feminicidios” aquí en la ciudad de México, con eco y participación internacional. Mal indicio.

Conocí y participé en ese proyecto hacia 2012, invitada por Minerva Valenzuela. En ese momento yo habría sufrido una ruptura amorosa donde hubo violencia. Me encontraba frágil. Creo que por eso conecté enseguida con la propuesta y bordé, nunca antes lo había hecho. Bordar me enseñó la fuerza que se necesita para externar un dolor tan intenso: en este caso, contar en primera persona la historia de una mujer cuya vida fuera interrumpida, ya sea por algún conocido o por su pareja sentimental, en ocasiones quedó sin identificar al feminicida. Historias de mujeres de todas las edades y condiciones de vida. Bordar sus voces sobre un aparente delicado pedazo de tela, en realidad fue bordar sobre un pañuelo estandarte.

En mi vida han pasado muchas cosas en torno al bordado como fuente de reconciliación. Lo que me recuerda el atender las señales de mi salud visual y no comprometerla, pues desde hace siete años que empecé a bordar no he parado de hacerlo. A veces con labores gigantes, como en el proyecto de bordado colaborativo* que activara junto a mi amiga Silvia Noh. Vivimos una muy alejada de la otra, así que cada casi dos años nos reencontramos, al hacerlo compartimos charla y sonrisas. Nos “chuleamos” mutuamente las cosas bonitas que bordamos y nos explicamos cómo las aprendimos a hacer, o hablamos sobre cómo va la vida y algo sobre nuestros planes y alegrías diarias.


U kansa ji chui = al hilo de las palabras es el nombre en lengua maya que asignamos a aquel proyecto que estará entre nosotras, y entre las demás mujeres que bordan y se comparten, entre las personas que sueñan y bordan al mismo tiempo, entre aquellas personas que descubren quienes son, lo que saben y lo que sienten frente a la tela, los hilos y las agujas, en todas sus formas y dimensiones, entre quienes se reparan con el tiempo. Al hilo de las palabras es todo lo que hay entre las personas que resistimos también bordando.

*Parte del proyecto Popol Nah: un espacio comunitario para activar talleres e intercambios de saber en la comunidad maya tzotzil de San Lorenzo, Municipio Lázaro Cárdenas, Quintana Roo (Idea original y espacio físico Nash Salazar, madrina de u kansa ji chui, Sussana Nagy).

 

 

 

 

 

 

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Magalli Salazar. Artista visual y educadora. Cd. de México. Me gusta trabajar con niñxs, jóvenes y adultxs, especialmente con mujeres en actividades sobre arte y creatividad, diversidad humana, discapacidad y derechos, autoconocimiento a través del arte, memoria e identidad social. También me interesa el cine, el bordado, la fotografía, el huerto casero y lo oculto.
Publico notas en: artepublicomx.com
Emprendo en: efímera.arteentela (instagram)
Divago en: elparpadodeceluloide.wordpress.com

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Telar de cintura en la comunidad de Milpa Alta

Texto y fotografías por Tonantzin Arreola

En la comunidad de Milpa Alta, en el barrio de Santa Marta, desde 2009 se imparte el taller de Telar de Cintura por Flor Hernández, quien desde hace más de quince años ha investigado los textiles tradicionales milpaltenses. En las clases, además de las técnicas, se enseñan la historia, utilización y valores de las prendas que se fabrican, utilizando los materiales y colores que más se acercan a los originales, algunas técnicas de producción (como el teñido con añil y cempaxochitl) y hasta los patrones propios de la comunidad.

Flor Hernández, parte del colectivo Contraviento A.C., primero realizó un acercamiento con fines documentales, pero al realizar la investigación se enfrenta con la creciente pérdida de las técnicas y el recelo de las tejedoras de compartir sus saberes, incluso con sus propias familias. Convencida de que la supervivencia de los textiles tradicionales depende de su utilización, comenzó un proceso de reactivación a través de un taller de telar de cintura. Esta revitalización consta en volver a integrar estas prácticas a la vida cotidiana, lo cual comprende aprender las técnicas, realizar prendas y utilizarlas, creando piezas significativas para los integrantes del taller. Además de la técnica, se enseñan los motivos tradicionales, sobre las prendas regionales y su utilización.

Aprender telar de cintura para los habitantes de Milpa alta es parte en la lucha de la construcción identitaria milpaltense, además abona en la construcción individual ya que la habilidad de elaborar la propia vestimenta fomenta la construcción de un individuo con capacidades. Desde el 2011 es un taller permanente en la comunidad de Milpa Alta y se imparte en el Salón Santa Martha en el barrio del mismo nombre, ubicado en Villa Milpa Alta.

En las fotografías puede observarse los procesos como construcción de la urdimbre, el telar, motivos bordados, los instrumentos para bordar, el espacio de trabajo y el molido de añil, usado para teñir la tela necesaria para la elaboración de la falda tradicional (chincuete).

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Tonantzin Arreola (1991)

Artista nacida en Milpa Alta, en la Ciudad de México. Estudió la carrera técnica en Museografía y Restauración, Artes Visuales en la Facultad de Arte y Diseño de la UNAM, y es pasante de Arte y Patrimonio Cultural en la UACM. Ha tomado diversos talleres en espacio como la FAD-UNAM, el FARO de Milpa Alta, la Cineteca Nacional y el Centro de Cultura Digital. Ha expuesto en diversas muestras individuales y colectivas en México y el extranjero. Es miembro fundadora de Colectivo Nopalitos y colabora con la artista Mónica Mayer en el archivo Pinto mi Raya desde 2015.

https://www.facebook.com/TonantzinAr/

https://www.instagram.com/tunambilia/

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Mata a tus ídolos. Anecdotario

Kutri ( vulva ancestral ). Natalia Cabezas. Fotografía por Francisca Jimeno

Por Natalia Cabezas

Hoy tuve una decepción muy grande, me enteré de la muestra de la artista textil, Sheila Hickis que estaba en el Museo de Arte Precolombino.

Por coincidencias de la vida, pasé por afuera y ella estaba comiendo, me invitó a ver su muestra, luego salí a conversar con ella y le mostré mi trabajo.

Su trabajo era bonito, con fibras vegetales y naturales muy finas, lo que más me llamó la atención es que ella viniera a Latinoamérica a aprender los conocimientos sobre telares, algo muy común en los europeos y gente del «primer mundo» (mundo oscuro, diría yo), que vienen a extraer conocimiento de Abya Yala, cuando le mostré mi trabajo y le conté de él, me dijo que mi trabajo era horrible, que daba miedo; se lo mostraba a sus acompañantes como burlándose, que era de psiquiátrico… me preguntó si tenía padres.

La señora me hizo sentir muy mal, hasta las lágrimas, le iba a regalar un tejido mío pero pensé que no se lo merecía y se lo quité de sus manos. Qué pena me dio.

Su trabajo muy bonito, realizado con técnicas que aprendió acá, pero su persona me dejó mucho para pensar en cómo no quiero ser de anciana cuando sea una artista textil reconocida mundialmente.

Mata a tus ídolos, me hizo llorar la señora esa.

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Natalia Cabezas. Instagram @tejidassubversivas      FB tejidos subversivos

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Editorial #32 «Textiles, tejidos y bordados»

En la portada, imágenes de Dora Bartilotti, Paulina Vázquez y Manuel Parra

Este número se irá tejiendo de a poco como al ritmo y al tiempo del textil, lenta y pacientemente.

Damos la primera lazada para comenzar a compartir esfuerzos que muestran la potencia del textil desde distintos puntos, nudos y lienzos así como el diálogo interno y el diálogo colectivo. Desde una mirada muy urbana en donde se ha sentido la necesidad de coger hilo y aguja para expresar reflexiones, visiones y luchas esto es comprensible puesto que nuestro llamado ha sido desde las redes sociales pero espera expandirse de voz en voz, de reunión en reunión, de tejedera en tejedera. 

Este lienzo comienza con visiones que recuperan la vivencia que se tiene del tejido y el bordado como resistencia a las afrentas cotidianas, atravesando el lienzo con puntadas de memoria, saberes, espacios y contextos.

Esperanzadora es la conexión de varios saberes a través del textil, donde se interactúa y se abona al discurso generando colectividades diversas, motivadas y hermanadas desde el punto, la hebra y aguja. Además esta necesidad imperante de sentir las madejas y crear se siente en las manos de quienes realizan y van dejando huella de sus ánimos, tiempos, miradas y argumentos.

Esta primera lazada nos da un aliento de vida, pues las almas creadoras jóvenes están renovando este lienzo de manera continua y precisa. Agudizando la mirada, la reflexión y los valores estéticos desde la práctica, lo cual definitivamente nos marca la pauta hacia la continuidad y al necesario replanteamiento de las miradas, críticas, prácticas y quehaceres textiles.

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Editora invitada: Erika Karina Jiménez Flores

Omotlacatilih ipan 1986 xihuitl ompa Tlaxialtemalco altepetl, Xochimilco itechpohui Hueyi Altepeyollohco Mexihco.
Nochi inemiliz mochantilia ipan ialtepetzin Tlaxialtemalco
Omomachtihtzinoh Toltecayotl ipan Hueyi Caltoltecayotl FAD/UNAM noyuhqui omomachtihtzinoh ompa Tlahtoltemachtilcalli “Formación de Profesores en Lengua y Cultura Náhuatl” ipan ENALLT/ UNAM.
Motequitilia quenin nahuatlahtoltemachticatzintli ompa FAD Toltecayotl ihuan ompa Hueyi Toltecayotl FARO Tlahuac.
Yehuatzin noyuhnqui tlatzotzona in hueyi tampoltzin itech ce Tlatzotzonacenyeliztli “Banda San Luis Huentli”.

Nació en 1986 en el pueblo de Tlaxialtemalco, Xochimilco en la Ciudad de México.
Toda su vida ha residido en el pueblo de Tlaxialtemalco.
Estudió Artes Visuales en la Facultad de Arte y Diseño UNAM y también el curso de Formación de Profesores en Lengua y Cultura Náhuatl en la ENALLT/UNAM.Trabaja como profesora en FAD UNAM y como tallerista de la Fábrica de Artes y Oficios FARO Tláhuac. Ella colabora tocando la tambora en la Banda de Viento “San Luis Huentli”.

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Este número fue editado con el apoyo de

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Llamado de CapuchasRojas EnResistencia de Chile

Fotografías e información de Francisca José Jimeno

La intervención #CapuchasRojasEnResistencia es un llamado feminista que invita a las mujeres a fabricar una capucha roja para manifestarse en las diversas convocatorias, principalmente en miras al 8M, conmemoración internacional de la mujer trabajadora. Así es como en cada territorio las agrupaciones feministas y lesbofeministas han convocado a talleres y performances para visibilizar la prenda símbolo de resistencia.

El sábado 21 de Febrero, la colectiva “No Somos Eva” citó a  las mujeres de Litoral Central en el mirador del Paseo 21 Mayo de el Puerto de San Antonio, Chile; un territorio que sufre por la devastación socioambiental: contaminación del agua potable, extracción de áridos, extinción de flora y fauna nativa; y el evidente machismo de la actividad portuaria.

Se extiende la invitación a mujeres y disidencias para reunirse a crear este símbolo de lucha.

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Colectivo “Bordadoras en resistencia” De Santiago de Chile

Fotos de Bordadoras en resistencia y  Marcelo Aragonese 

El objetivo principal de Bordadoras en Resistencia es utilizar el oficio del bordado como instrumento para difundir y visibilizar la problemática de la violencia de género, de las que muchas mujeres son víctimas en nuestro país.

El oficio del bordado está ligado históricamente a la cultura femenina de nuestro país, siendo el arma que tuvieron las mujeres que sufrieron la violenta represión política de la dictadura chilena en los años 70´/80´. Actualmente, este oficio ha sido retomado por el movimiento feminista, que utiliza el bordado de resistencia para reclamar sus demandas y exigir el respeto de sus derechos.  A raíz de ello es que este colectivo surge al alero de una masiva manifestación del las activistas LasTesis, que reunió una multitud de mujeres en Santiago, y donde algunas quisieron seguir manifestándose a través del bordado.

Como colectivo buscamos que las mujeres tomen conciencia de sus derechos y la exigencia del respeto de éstos, no sólo a nivel familiar, sino también de parte de la comunidad en general y el Estado chileno. Para lograr estos objetivos, realizamos talleres prácticos de bordado de resistencia de manera gratuita y abiertos para mujeres de toda edad.

En este proyecto se nos han unido a la distancia un grupo de mujeres mexicanas que también bordan contra la violencia de género, denunciando los graves niveles de feminicidios que ocurren en ese país. Nos comparten a través de las redes los bordados que realizan para visibilizar la problemática que nos une a ambos países y a toda América Latina en general.

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Voz Pública / Pieza artística de Dora Bartilotti

Voz Pública es una pieza de arte participativo que busca visibilizar el problema de violencia de género en el contexto urbano de Latinoamérica. La intención del proyecto es ser un mecanismo portavoz de aquellas voces que han permanecido neutralizadas a consecuencia de una sociedad que aún discrimina a la mujer y que invisibiliza las violencias que la atraviesan, en una denuncia y demanda colectiva por recuperar nuestro derecho a la ciudad.

El proyecto se da en el contexto actual de Latinoamérica, en el cual, diferentes formas de machismo prevalece y dan como resultado un contexto violento para las mujeres. Frente a esto y a una falta de respuesta y proporción de mecanismos para abordar el problema por parte del estado, es que surge Voz Pública como una propuesta que apuesta por el activismo creativo.

Voz pública está conformado por tres partes que trabajan en conjunto paralelamente: Una plataforma en línea (www.vozpublica.cc), un textil electrónico y una serie de Laboratorios urbanos llamados La Rebelión Textil.

La primera parte consiste en la plataforma de participación y visualización en línea en donde mujeres y personas no binarias pueden compartir, de forma textual y anónima, relatos personales relacionadas a este tipo de experiencias de violencia. A partir de estas aportaciones se genera una base de relatos vinculada con las otras dos partes del proyecto.

La segunda parte del proyecto, consiste en un textil electrónico basado en un sistema de computación embebido, una arreglo de microbocinas e hilo conductivos. El sistema embebido contiene la base de relatos del proyecto, la cual utiliza para dar voz a las historias a través de un sintetizador de voz. Este textil electrónico hace referencia visual a la tradición textil latinoamericana, así como a  diversas propuestas gráficas vinculadas al activismo y lucha feminista. Esta prenda electrónica es activada en espacios públicos con mayor índice de este tipo de violencias, como son los parques, plazas, calles y transporte público. De esta manera, este dispositivo textil busca amplificar y visibilizar estos testimonios para convertirse en un mecanismo portavoz de sus narradoras. Igualmente, en tanto que el proyecto hace uso de las prendas, éste hace alusión a la presencia y ocupación del cuerpo sobre el espacio urbano.

La tercer parte del proyecto consiste en una serie de encuentros nombrados La Rebelión Textil: Laboratorios de textiles electrónicos y activismo feminista. Estos Laboratorios tienen por objetivo ser un espacio de reflexión, convivencia e intercambio de saberes, así como de apropiación y construcción grupal de textiles electrónicos basados en el prototipo inicial del proyecto. Las Rebeliones pretenden propiciar otros modos de asociación y relación que nos permita interrogar nuestras maneras de hacer, donde se apueste por la convivencialidad y la juntanza como formas contestatarias de organización colectiva en contra de los mecanismos y sistemas que nos oprimen, nos marginan, nos separan y nos individualizan. El objetivo final del laboratorio es generar acciones públicas para activar estos dispositivos, como una forma de acción y protesta colectiva por recuperar nuestro derecho a la ciudad.

Desde esta perspectiva, el proyecto se apropia de las tecnologías textiles electrónicas con dos objetivos: Por un lado, para dar una presencia física, a través del sonido, a aquellos relatos que previamente han sido compartidos por las participantes del proyecto. Por otro lado, como una forma de unir estos relatos a un sentido de corporeidad. En otras palabras, encarnar los relatos y dejar que los mismo se sientan en la propia piel, pues aquí, el cuerpo juega un papel importante, ya que es en éste donde residen y donde toman efecto las estructuras de poder sobre las que se articulan las prácticas sociales y las instituciones que dan forma a nuestra comunidad.

En resumen, Voz Pública plantea un conjunto de significaciones corporales, espaciales, temporales y materiales que se entretejen desde su desarrollo formal hasta las dinámicas participativas y prácticas colaborativas que lo conforman. Dicho de otra manera, busca hilar voces para sumergirnos en las tramas de sus narrativas, propiciar puntos de encuentro para en conjunto bordar resistencias colectivas, y de esta manera, tramar acciones en la urdimbre de lo público que amplifiquen la protesta a través de nuestros cuerpos portavoces.

Actualmente el proyecto se encuentra por iniciar la sexta edición de La Rebelión Textil en Xalapa, teniendo sus encuentros anteriores en las sedes: Casa de Cultura de San Agustín en Oaxaca, Centro de Cultura Digital y Centro Cultural España en Ciudad de México, La Colmena Centro de Tecnologías creativas en Tlaxcala y Platohedro en Medellín, Colombia.

Créditos de la pieza: Idea original, diseño y producción textil: Dora Bartilotti / Programación y electrónica textil: Leonardo Aranda y Dora Bartilotti / Programación Web: Leonardo Aranda / Diseño gráfico y de interfaz web: Dora Bartilotti

Diseño e impartición de laboratorios: Dora Bartilotti

Ficha técnica de la obra:

Pieza: Voz Pública / Artista: Dora Bartilotti / País: México / Año: 2018-2019 / Técnica: Textil electrónico, plataforma en línea, laboratorios urbanos.

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Dora Bartilotti. Artista multimedia, estudió en la FAD, UNAM. Su trabajo aborda las intersecciones entre arte, diseño, pedagogía y tecnología. Fue co-fundadora de BINARIO: Festival Internacional de Arte, Diseño y Cultura de los Nuevos Medios. Fue beneficiaria del programa de residencias artísticas en el extranjero del FONCA en Medellín, Colombia, así como de la residencia del Laboratorio de Inmersión BBVA-CCD y de la residencia virtual Fem-Tek Hika Ateneo Bilbao. Actualmente forma parte de Medialabmx. Su trabajo ha sido presentado en diversos espacios entre los que cabe resalta: FILE Electronic Language International Festival, Laboratorio Arte Alameda, Museo Franz Mayer, Centro Cultural España, Centro Multimedia, Centro de Cultura Digital, Mutek México, Mutek Montreal.

Link a página personal:

www.dorabartilotti.com

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Lo fuerte también es frágil / Manuel Parra

Pieza #6 de la serie Él Desnudo Cianotipo sobre tela y estambre. Circunferencias 20 cm cada una, estambre 200 cm. 2014

Al inicio de mi trabajo artístico, en el año de 2013, me interesaba responderme ¿qué es lo masculino? Como si esto fuese algo ubicuo y constante, presa de mi propia ingenuidad comencé a trabajar en torno a la identidad masculina, buscando respuestas a lo que entendía, como lo construía y a través de qué elementos; siendo para aquel momento la imagen fotográfica, principalmente el autorretrato, el medio para explorar estas inquietudes creativas, siempre atravesadas por el tejido a crochet.  A estos primeros retratos agregaba tejidos o bordados de tal manera que construyeran una idea personal sobre la identidad del retratado a través del tejido, medio asociado culturalmente a lo femenino, de tal manera que estas obras eran un vehículo para dialogar frente a frente con mi identidad femenina, como un elemento fundamental que construye mi masculinidad. La importancia de este momento radicó no en la génesis de mi trabajo creativo, sino en una consolidación de mi identidad.

Tal vez como acto de madurez comencé a preguntarme sobre mi relación con el tejido, actividad que aprendí de mi madre pues ¿De quién más podría aprenderlo ¿No acaso tejer es algo que se enseña de generación en generación, de madres a hijas como una perpetuación de los saberes de la abuela, una memoria que mantiene vivo un lazo sentimental? de ahí que el tejido esté ligado siempre a una historia, a una persona y a un amor, un tesoro que adorna nuestra mesa o mejor aún, nos cobija. Entonces comprendí que mi relación con el tejido esta definida por mi madre y por el arte, como forma de comunicarme conmigo, con mi entorno y con todas aquellas personas que me rodean, de ahí que el tejido siempre ha estado presente de alguna manera en mi práctica, teniendo cada vez mayor conciencia de su importancia y posibilidades, no solo desde sus dimensiones técnicas sino también simbólicas.

[divider]Manuel Parra. (Mex.1990). Estudia la Maestría en Producción Artística en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Fue becario del programa Jóvenes Creadores del FONCA y PECDA Hidalgo. Obtuvo mención honorífica en el XXXIX Encuentro Nacional de Arte Joven (2019). Fue seleccionado en el Festival de Fotografía Foto Monumental (Perú), el XXXIV Encuentro Nacional de Arte Joven, en el FIDS/Museo del Chopo. En 2017 expusó individualmente en La Quebrada Espacio de Arte.

Instragram: @fando_parra
Web: https://manuelparraartes.wixsite.com/manuelparra        E-mail: manuelparra.artes@hotmail.com

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