por Paula Irupé Salmoiraghi
Todo ha caído. Todo
lo que quisimos derribar.
Tenemos pachakuti
anarkofeminismo
heroísmos utópicos.
Si te lo contaba hace un par de años
te me cagabas, forro, de risa.
Ya no hay más
héroes musculosos y con espaditas. Ahora
todes somos heroínas.
No tenemos bombacha con estrellitas
ni andamos combatiendo gente. Nuestros
poderes son otros.
Atades a casa con este cordón umbilical
de metal y silicona, pendientes
del latido materno, intentando
reiniciar, no queremos
partir al universo de la aventura. Nuestro deseo
es solamente no ser expulsades,
no abandonar, permanecer,
conservar lo bello,
reproducir lo que amamos, lo que hemos
amado siempre y despreciado
por correr a matar monstruos y vencer enemigos, por jugar
competencias de machitos.
Hoy queremos fluir y engordar,
ser flácides y mutantes, girar
en ronda, abrir
el centro, ya no erguir
poder civilizatorio sobre esa mierda
de la imagen y la semejanza,
pirámide soberbia
de la evolución.
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Paula Irupé Salmoiraghi Nací en Buenos Aires en 1969. Trabajo como profesora de Lengua y Literatura en colegios secundarios de la pcia. Investigo en grupos de Literatura Española y Proyectos feministas de UBA. He publicado: Mi tren monoplaza (Ed. Del Dock 2010), El cajón de las manzanas podridas (Baltasara Editora 2016) y El fin de la era farmacopornográfica (Ayarmanot, 2021) https://www.facebook.com/paulairupe.salmoiraghi/