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Foto[Zine] pornomaternal-tullido/ Diana Olalde y Vino Tirano

Imagen: Fotografía de la portada y el origami del Foto[Zine] pornomaternal-tullido* «Historia de un delito con música de fondo», hecho por Diana Olalde y Vino Tirano.

Por Diana Olalde y Vino Tirano

*Pueden pedir el Foto[Zine]
escribiendo al correo: rompecabezasmx@gmail.com

Cartas a la editorial

Ciudad de México, a 10 de mayo del 2020.

Queridas editoras de Hysteria!:

Les hacemos llegar nuestro escrito con el deseo de que lo tomen en cuenta para el número especial de su revista “Desbordando el deseo: sexo y carnalidades fuera de la norma”. Somos conscientes de que la convocatoria cerró hace unos días, mas hemos tenido semanas agitadas y movidas en medio del periodo excepcional que vivimos como causa de la pandemia. Sumado a lo anterior, se nos vino encima una temporada de festejos consecutivos que ocasionaron que aprovecháramos el contexto de encierro obligatorio y nos diéramos un encerrón para celebrar la vida por medio del sexo, la charla y el apapacho.

              El encerrón ha sido un maratón de sexo, conversaciones sobre las experiencias con las fragilidades de nuestros cuerpos, de los cuidados que se encuentran en los intersticios de la práctica carnal, de los cambios (tanto coroporales como identitarios) y tiempos, y en cómo todo esto nos atraviesa, determina y reconstruye constantemente. Los momentos de calma en esta montaña rusa de extasis y diálogos, los hemos aprovechado para recargar energía con algunos alimentos, marihuana, cerveza, café, pastelillos y una que otra lengüita de gato.

              El refugio desde el cual les escribimos, que tiene un mecanismo similar a El castillo vagabundo donde cada una de las puertas abre la posibilidad de visitar diferentes mundos, se ha convertido en un lugar de estudio e investigación que nos permite delinear y darle forma al proyecto pornográfico que estamos desarrollando. Parte del trabajo que hemos realizado en estos días, que queremos compartirles a las lectoras de Hysteria, se encuentra en la serie de ideas que exponemos a continuación:

  • Nuestro encuentro en el sexo (en la carnalidad y humedad) abrió posibilidades para explorar diversos temas, como la fragilidad, los cuidados, la maternidad, la discapacidad, entre otros, que nos atraviesan y definen.
  • Las experiencias con las pérdidas, los vacíos y la muerte, así como los acompañamientos en estos procesos.
  • Cada uno de nuestros encuentros sexuales, así como los laboratorios pornográficos que hemos realizado, son puntos de fuga para explorar, conocer y crear en torno al cuerpo en su cercanía con otros cuerpos, pero en particular con el de nosotras cuando estamos trenzadas, cachondas y disfrutando del sexo.
  • El sexo como espacio y práctica que nos permite sanar conjuntamente.
  • La presencia de Eros y Thanatos en cada acto sexual. El orgasmo nos permite experimentar una muerte (una pérdida) seguida de un renacer. En cada orgasmo le exprimimos algo renovable a la vida, es una energía que compartimos con quien(es) estemos en la acción sexual.

En estos momentos nos encontramos preparando la atmósfera adecuada para generar los laboratorios pornográficos que darán origen al segundo número de “Historia de un delito con música de fondo” Foto[Zine] pornomaternal-tullido. Seguimos con la misma consigna con la cual hicimos el primer número (Acá):

¡Fuimos a un hotel a coger!
Sí, los tullidos cogen.
Sí, las madres cogen.
Afectamos nuestros cuerpos al coger.
Deseamos afectar a otros cuerpos.
Lo imprimimos y queremos que sepan de nosotros.
Y claro, habrá mucha música de fondo.

            Con afectuoso cariño, se despiden de ustedes,

Diana Olalde y Vino Tirano.

P. D. No pretendemos construir una verdad absoluta en torno a la sexualidad, tampoco aspiramos a que nuestra propuesta sea del todo inclusiva en el formato que utilizamos: el fanzine. Somos conscientes de sus límites pero también de su potencial al ser un dispositivo de comunicación con una tradición contrahegémonica. Nuestra propuesta parte de lo lúdico, queremos divertirnos y compartir por medio del porno nuestras experiencias encarnadas en el sexo y con ello cuestionar las estructuras normativas con las que se impone una forma de pensar y practicar la sexualidad.

Laboratorios pornográficos 1 y 2. Selección de fotografías

Imagen: Historia de un delito I. Descripción: En la imagen se ve la parte superior de una cama en la que sobresale una cabecera con líneas verticales de diferentes grosores y tonalidades; las almohadas y las sabanas reflejan pliegues diferentes y aluden a que algo sucedió en ellas. Encima de éstas se encuentra descansando Tirano, se aprecia su cuerpo tatuado y desnudo, reposa su mano izquierda en su abdomen, sus dedos apuntan hacia su sexo peludo que envuelve a su verga flácida y brillosa y recae sobre su escroto. Las líneas de la cabecera son una metáfora de la forma de su cuerpo y él está en paralelo a ellas; de su cabeza sobresale una mata negra de cabellos largos que se despliegan en diferentes direcciones hacia su hombro izquierdo. La posición en la que se encuentra remite a la imagen de una serpiente de dos cabezas.
Imagen: Historia de un delito II. Descripción:  En blanco un baño, con su grifo metálico, un dispensador de jabón y un gran espejo rectangular que al fondo, a la derecha, exhibe un gran número 2 pintado en la pared y cubierto en parte por un juego erótico tubular. Toti, desnuda y en movimiento, desvía la mirada del espejo. Tirano asoma ligeramente, sobresale su mano que empuña un celular con el que observa sus senos grandes, caídos por la lactancia, en los que aprecia sus aureolas dilatadas; su abdomen menstruante e inflamado tiene una cicatriz horizontal que corona su pubis. Un espejo circular con brazo articulado a la pared mira a una ventana exterior.

“Historia de un delito con música de fondo”

Foto[Zine] pornomaternal-tullido

Audio descripción realizada por Octavio Garay para la performance-presentación del fanzine en agosto del 2019 (Acá):

“Un halo de luz, que me dicen que es blanco, corta por la mitad en la parte superior de la fotografía. Este halo baja formando un semicírculo hacia la derecha. Es un espejo. El reflejo muestra la imagen de dos cuerpos desnudos en segundo plano. El primer cuerpo, que está a la derecha de la foto, abraza un tubo vertical que nace de un asiento circular acojinado; su cuerpo desnudo está hincado con dirección asimétrica, su cabeza hacia la derecha, hombros a la izquierda y cadera hacia la derecha. Su mirada amorosa se dirige hacia un dispositivo móvil que es el que plasma la imagen. Apreciamos su cabello claro a la altura de los hombros, porta anteojos; se logra ver parte de su busto y de su pubis. En un plano intermedio aparece otro cuerpo desnudo de pie, cortado por el espejo y el haz de luz. También es un reflejo. Su cabeza partida por la mitad deja colgar su larga cabellera oscura y quebrada que se confunde con su tupida barba y bigote. Es un cuerpo decorado con tatuajes de diversos motivos con formas circulares arriba del pezón y onduladas en el antebrazo que se muestra abierto. Su muñeca, dividida por una pulsera, es el pivote de una torción de la mano. Solo alcanzamos a percibir la mirada que lanza a través de un ojo; su expresión es difícil de descifrar: es hierática. En el primer plano aparece de espaldas un cuerpo que origina uno de los reflejos. En la parte superior de la fotografía, cae como cascada la larga cabellera que muere a la altura de los omóplatos del lado derecho y a la altura de la espalda baja del lado izquierdo. Se perciben extremidades delgadas y sus nalgas que ladean el cuerpo hacia la izquierda de la foto. La iluminación en tonos rosados y tenues crea un ambiente de complicidad, intimidad y pasión”.

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Diana Olalde. Es artista de arte acción desde el 2001, a partir de ese año ha participado en festivales nacionales e internacionales de performance y video. Ha exhibido su trabajo en espacios académicos, independientes, museos, galerías y un par de cines porno. En 2015 comenzó una investigación sobre maternidad y vainilla (Serie de aire: desprenderse de la tierra al cielo) y en el 2018 su cuerpo maternante encontró empatía con el cuerpo en discapacidad por considerar a ambos cuerpos disidentes.

Vino Tirano. Nació en un cuerpo discapacitado. Es lector desde los doce, a los catorce se tatuó por primera vez y se puso su primera borrachera. Le gusta el ocio: lee, toma, de vez en cuando escribe, sale con sus amigos y genera complicidades con Diana. Cuando no está leyendo o borracho investiga temas sobre discapacidad en Latinoamérica. Desde 2006 desarrolla un proyecto de escritura que parte de su relación con la literatura, la enfermedad y la discapacidad; tres de sus ensayos se han publicación en revistas académicas.

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Inmunosuopresión en Tiempos de Pandemia

«Anticuerpo» obra de Lechedevirgen Trimegisto, fotografía por HacHe Herani Enríquez

 por Lechedevirgen Trimegisto 

Hoy se cumplen tres años desde la cirugía de trasplante renal que me devolvió la vida después de pasar una década acompañado de una enfermedad que petrificaba mis riñones. Desde entonces celebro esta fecha como el momento en que volví a nacer. Pero, hoy la celebro en medio de una situación muy similar a cuándo ocurrió, con escenarios que se repiten, pero en mayor escala.

Durante estos días de aislamiento me ha acompañado una extraña sensación de deja vu, que me mantiene pensando en cómo es vivir en un constante estado de vulnerabilidad, incertidumbre, miedo y angustia.

Ante la ironía, y para no marchitarme en el encierro, decidí escribir un pequeño texto que reflexiona entorno a nuestra relación con la enfermedad.

Un trasplante significa la oportunidad de volver a vivir. Un trasplante también significa el compromiso -de por vida- de tomar medicamento para suprimir tu sistema inmune y así evitar un rechazo.

En muchos de los casos, un trasplante significa la posibilidad de curarte de una enfermedad terminal y al mismo tiempo significa estar más susceptible que nunca a todas las demás enfermedades. Bacterias y virus en la mayoría de los casos, suponen las típicas amenazas que en más de una ocasión me han llevado a contemplar, con suero en el brazo, el paso de las horas en la sala de urgencias.

Hoy, el estar trasplantado también significa pertenecer a los grupos de riesgo frente a la pandemia que está provocando que las personas se pregunten por su propia vida y por el motivo de la existencia misma, tal cómo yo me pregunté en los peores momentos de la etapa terminal.

Pero ¿Cómo hacer frente a una crisis sanitaria que se articula con una crisis económica?, ¿Cómo protegerse ante un aparato médico que no distingue enfermos sino enfermedades, y no ve nombres sino números y estadísticas? ¿Cómo sobrevivir si ni siquiera ese mismo aparato médico puede contener la crisis?, en otras palabras ¿Cómo hacer frente a un régimen g-lotaritaritario, como propone Sayak Valencia, y una biopolítica del shock despiadada, alimentada por el racismo y el clasismo, siendo un cuerpo de color, no binario e inmunosuprimido?

Curiosamente mi historia con la enfermedad ha estado ligada no sólo a la inmunosupresión sino a lo autoinmune, una paradójica condición en la que tu propio sistema inmunitario ataca a las células sanas de tu cuerpo por error, condición en su mayoría crónica, degenerativa e incurable, de la que tampoco se conocen las causas. Una especie de crossover entre el motín fisiológico y el autosabojate inexplicable.

La enfermedad que me llevó a la etapa terminal de la insuficiencia renal era una enfermedad autoinmune, cuyo tratamiento paradójicamente era a base de inmunosupresores. Así que 10 años antes ya tomaba algunos de los medicamentos que tomo hoy y que seguiré tomando, pero ahora ya no por la enfermedad, sino por la cura.

Después del trasplante tuve que permanecer siete días en completo aislamiento en una habitación de hospital, como parte del protocolo, con tal de evitar contagiarme. Posteriormente el aislamiento continuó, pero en mi casa, durante 3 meses, tiempo en el que sólo salía para los estudios de laboratorio y consultas, hasta que me dieron de alta. A partir de allí, día con día ha sido un reto para re-aprender a vivir con mi nuevo riñón y la inmunosupresión. Pero hoy, por ejemplo, acudir al hospital por mis medicamentos es una misión suicida.

Así que como imaginarán, la incomodidad húmeda de los cubrebocas, la sensación táctil del jabón perdiendo forma con el lavado extenso y obsesivo de manos, el ´click´ del gel antibacterial al abrirse y cerrarse, el ligero dolor de cabeza a causa del olor a cloro y alcohol, la confusión derivada de la ansiedad de estar pensando constantemente si lo que tocaste o comiste estaba limpio o sucio y el miedo social a que invadan tu espacio personal, tu comida o tu casa, no me es para nada ajeno. Pareciera que juego con ventaja en el único juego que nadie quiere jugar.

Pero la realidad es que a pesar de mi amplía experiencia involuntaria en lo que Paul Preciado llamaría farmacopornografía, corro el doble o triple de riesgo que el resto de los jugadores. Susan Sontang propuso que existe el reino de los sanos y el de los enfermos, y que eventualmente todxs podemos pasar una estancia, más corta o quizá más larga, en «aquel otro lugar». Pero también propuso desmitificar que las enfermedades son metáforas de lo social, desafiando las creencias en las que ciertas enfermedades son propias únicamente de ciertos grupos minoritarios o personajes del imaginario social, como el SIDA lo fue de la comunidad LGBTTT+, la tuberculosis de los poetas o el cáncer de «quienes reprimen sus sentimientos». La enfermedad se adjetiva, «se proyecta sobre la enfermedad lo que uno piensa sobre el mal».

En mi búsqueda por encontrar otras formas de relacionarme con la enfermedad, he desarrollado múltiples proyectos de performance y biomedia.

Durante mi aislamiento en casa posterior a la cirugía, desarrollé 100 días una serie de obras fotográficas realizadas durante ese periodo de tiempo en ese momento crucial de recuperación, incluyendo la imagen del total de pastillas que debía tomar a manera de autorretrato, o Lazos de Sangre obra que muestra la unión de mi cicatriz junto con la de mi madre, quien fue mi donante.

"Lazos de sangre" de Lechedevirgen Trimegisto. Fotografía por HacHe Herani Enriquez
«Lazos de sangre» de Lechedevirgen Trimegisto. Fotografía por HacHe Herani Enriquez

Alguna vez cultivé 618 moscas, como equivalente a mi tiempo de vida al momento que se presentó el performance Lo que viven las moscas (25 años, 4 meses, 28 días y 20 horas) con la intensión de cuestionar el porque pensamos que una vida humana vale más que todas esas moscas juntas.

En otra ocasión, para el performance Anticuerpo, cultivé los microorganismos presentes en muestras de orina, heces fecales, sangre, saliva y piel, con tal de encontrar las bacterias patógenas oportunistas presentes en mi propia microbiota, resultando en el hallazgo e identificación de ocho bacterias que podrían matarme si proliferaran en mi cuerpo, incluyendo la E.Colí, Estreptococus (conocida como la bacteria «comedora de carne») y Bacillus, de dónde se fábrica el Ántrax.

Imágenes de la serie «Anticuerpo» de Lechedevirgen Trimegisto. Fotografía por HacHe Herani Enrìquez 

Mi intención era el hacer visible estos potenciales asesinos microscópicos que habitan mi cuerpo, como en el de cualquier otra persona en el planeta, para repensar mi propia condición de inmunosupresión y el frágil equilibrio entre la vida y la muerte.

Actualmente desarrollo Explante, un proyecto relacionado con biotecnología y donación de órganos, inspirado en la posibilidad de crear órganos y tejidos in vitro. Todos estos proyectos me han permitido profundizar y repensar la enfermedad a través de mi práctica artística, y hoy más que nunca me ayudan a entender el ritmo del mundo.

Porque hoy todo parece moverse al mismo ritmo, el ritmo lento de lo biológico y lo orgánico, y no a la velocidad de la maquinaria neoliberal capitalista. Mientras Žižek apuesta por la revolución del virus y el golpe mortal al capitalismo, Byung-Chul Han contradice sosteniendo que ninguna revolución va a ocurrir estando aislados en nuestras casas con el sentimiento de colectividad apagándose. Mientras la curva de contagio y muertes sigue subiendo, pareciera anticiparse una competencia por comercializar con la vacuna (todavía en prueba) con la «llegada de empresarios ansiosos de capitalizar el sufrimiento global» como dijo Butler hace unos días.

Mientras al pasar del tiempo pierdes la capacidad de distinguir los días, las paradojas se multiplican al darte cuenta de que la mejor forma de actuar es la inacción, quietud taoísta frente a un virus que, aunque no está vivo, sí se está llevando la vida.

«Lo que viven las moscas» obra de Lechedevirgen Trimegisto. Fotografía por HacHe Herani Enríquez.

El acto de salir a las calles como acto de rebeldía y protesta se tiñe de otro tinte y cobra otra dimensión en tiempos de pandemia, con el miedo devorándote la piel a hueso limpio y con la misma incertidumbre de una brújula sin norte.

Quienes están adentro prefieren estar afuera, sin entender el privilegio que representa «estar confinados» a una cárcel imaginaria que realmente les protege como una nueva membrana, porque ahora la relación que sostenemos con nuestras casas y hogares es diferente, porque cada uno de sus espacios se convierten en los barrios de nuestro nuevo ecosistema, porque se convierten en el actante más importante de esta odisea inmóvil.

Quienes están afuera no pueden estar adentro. Prohibido atravesar nuestras murallas ideológicas y físicas, y los constantes actos de desinfección social, porque no hay refugio para Lidia que trabaja en esa esquina, ni para Ramón que junta latas todos los días, ni siquiera podemos alojar a nuestros cómplices, ni alidxs, ni a las colegas ni amigxs, ni siquiera a nuestras familias.

Y luego están ellas. En la casa o el hospital están ellas. Y están expuestas a virus todavía más letales. En la casa o el hospital están ellas, haciendo de cocineras o enfermeras, entre baños de alcohol, cloro o lejía, o aquellos golpes, quemaduras y fracturas, entre violencias intrafamiliares o infecciones nosocomiales. Confinadas con sus agresores.

Y ahora un mundo rojo, con sus zonas en naranjas y amarillos, y sus números que suben y sus fosas que se llenan. Y al mismo tiempo un México rojo, con sus zonas en naranjas y amarillos, y sus números que suben y sus fosas que se llenan. Y todavía sigue dando más miedo una bala que un virus. Invitadxs todxs al extraño matrimonio de la narcoviolencia y la biovigilancia. Y sin ritual de despedida perdemos a quienes no supimos qué esa sería la última vez que le diéramos un abrazo, un beso. Y se nos deshoja el corazón por no volver a verle, ni siquiera con esos terribles algodones que nunca se quedan dentro, y salen de las fosas nasales para recordarnos que este es un cuerpo y no con quienes solíamos reír.

Y van más de 69 mil despedidas frustradas.

Ni llorar queda, sólo un dolor en el aura queda. Ni cenizas quedan y hasta el sol tiene miedo.

El coronavirus y el covid-19 han hecho visible lo endeble de un sistema plagado de injusticia social y de un clasismo xenofóbico y racista, que nos hace ver las «enfermedades» que venimos transpirando desde hace mucho.

Al final toda enfermedad resulta en una experiencia corporal compleja, que con suerte se convierte en un mal necesario a través del cual uno es capaz de recordar lo que realmente vale la pena y con ello repriorizar tu mundo y tu vida.

La figura retórica de la enfermedad no es la metáfora, sino la paradoja. La enfermedad te enseña a vivir mientras mueres.

Aveces la enfermedad es como una esfínge, un oscuro y críptico guardián que protege un conocimiento profundo y valioso, al que sólo se puede acceder al resolver un acertijo, una prueba. A tres años de mi último nacimiento me pregunto si esta pandemia será la gran esfínge de nuestros tiempos y, en todo caso que es lo que nos toca aprender de ella, si es que apenas lograremos vencerla.

Cultivo de semillas in vitro para el proyecto «Explante» Lechedevirgen Trimegisto, 2020.
Fotografía Sorshamn Lara

Desde mi burbuja, 28 de marzo 2020.

Lechedevirgen

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www.lechedevirgen.com

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«Movimiento fronterizo» un performance de Marina Barsy Janer

por Marina Barsy Janer

La configuración de una acción colectiva.

perforada a través de la esencia relacional que conforma la superficie de la piel;

atravesando fronteras y a la vez convirtiéndose en zona fronteriza.

Geografías corporales (in)deseables se vuelven la frontera misma.

disposición de un espacio global;

disposición de intimidad,

de afectividad.

Fronteras invisibles situadas en todas partes y en ninguna

respirando a través de un sistema circulatorio.1

Hacer palabras de un acontecer

La performance BORDER MOVEMENT… [Grenzbewegung… / movimiento fronterizo…] fue una acción de la performera puertorriqueña Marina Barsy Janer en colaboración con la artista alemana del tatuaje, Caro Ley realizada el 2 de diciembre de 2016 en Rostock, Alemania. Fue una invitación de la académica y artista Andrea Zittlau como parte del evento “Transnational Performance in Practice” de la Universidad de Rostock. Durante la performance una camilla con una tela blanca sostiene el cuerpo femenino desnudo de M, todo afeitado y boca arriba. Vestida con una bata médica de un blanco traslúcido, con la cabeza afeitada y de pie, C comienza a abrir (tatuando sin tinta) la herida en el cuerpo de M. La herida es una línea fronteriza continua que divide el cuerpo de M horizontalmente: cicatrizando un futuro. La frontera comienza y termina en la vagina de M, haciendo un recorrido por todo su cuerpo, partiéndolo en dos. En el transcurso de la incisión, C presiona sutilmente su bata sobre la herida de M, absorbiendo la sangre que desprende su piel. La bata blanca que cubre el cuerpo de C se mancha con las finas líneas de sangre de M: rompiendo la continuidad de la línea creada en el cuerpo de la otra. La frontera continua en el cuerpo de una se convierte en las líneas de sangre fragmentadas en el cuerpo de la otra. La atmósfera sonora alterna el fuerte sonido provocado por la máquina de tatuar, con sus pausas en forma de silencios y un audio de distintas voces que se escucha por momentos.

Acostado sobre la camilla cubierta de tela blanca el cuerpo quieto de M se ubica en un espacio diáfano de paredes blancas con dos ventanas. El entorno es controlado y estéril semejante a un evento de disección o de cirugía. La línea (o camino) que corta el cuerpo de M hace un recorrido que comienza desde la vagina, se desplaza por el interior de su pierna derecha hacia su pie, luego recorre todo el exterior de su lado derecho que se encuentra de cara al público invitado, desde la pierna hasta llegar a la cabeza afeitada de M. La línea atraviesa la cabeza de M y descansa en el lado izquierdo de su cuello. M y C intercambian miradas. C deja la máquina a un lado, entendiendo en la complicidad de sus miradas la necesidad de respirar por unos momentos. El paso de la frontera por la cabeza ha producido un leve mareo en M. C toma con ternura firme las piernas de M y las dobla para que le descansen flexionadas sobre el pecho. M en todo momento permite que su cuerpo sea manipulado por C. Luego C vuelve a estirar las piernas de M y retoma la línea que ahora cruza por todo el exterior izquierdo del cuerpo de M, lado que mira hacia las ventanas que dan a la calle. Cuello hombro, codo, muñeca, dedos, muñeca, codo, axila, costillas, cadera, muslo, rodilla, pierna, tobillo, dedos de los pies, interior de la pierna, vagina. Se forma una línea de formas orgánicas que parece trazar una geografía. Desde el comienzo del acto de abrir la piel, C imprime su bata sobre el cuerpo de M, absorbiendo la sangre en forma de línea que éste desprende. El cuerpo desnudo de C se observa a través de su bata traslúcida. Sus piernas llevan otras líneas tatuadas con tinta negra.

BORDER MOVEMENT. 2016. Marina Barsy Janer en colaboración con Caro Ley. Foto Isil Sol Vil.

Trazar cuerpos-geografías: Línea divisoria y vincular.

Trazar una línea que divide visualmente el cuerpo en «frente» y «atrás» se inserta en una historia de dualidad impuesta (civilización / barbarie; hombre / mujer; mente / cuerpo; ciudadano / inmigrante; Mismo/ Otro) arraigada dentro de los cuerpos modernos. La exterioridad se crea como régimen de poder que traza una línea que permite que exista el privilegio / la opresión. Esta imposición es violenta, tan violenta que se sostiene en todas nuestras relaciones y nuestras formas de ver y estar en el mundo.

Sin embargo, esta línea también es un camino que entrelaza las partes aparentemente separadas de la geografía corporal, como un sistema circulatorio o de irrigación. El cuerpo está acostado y el camino se traza horizontalmente, nace y concluye desde el centro; es decir, desde la vagina. ¿Qué pasa si esta línea trazada como cartografía también se ve como el trazado de una posible horizontalidad? La utopía está en el horizonte, como diría Eduardo Galeano y en la organización horizontal de una comunidad heterogénea.

Además, la geografía corporal está viva y con su fuerza vital, su movimiento. El camino también se está viviendo a través del cuerpo. Dependiendo de la posición de la geografía corporal, la línea está «distorsionada» de su función de división original y se encuentra en otro lugar. La línea de la mano puede encontrarse con la línea de la rodilla; la línea de las caderas puede encontrarse con la línea del brazo. ¿Qué pasaría si este encuentro de la «línea fronteriza» es la posibilidad no sólo de tejer solidaridad sino también de comprender (vivir, experimentar, sentir) que todas las opresiones se llevan a cabo bajo un mismo sistema moderno/colonial/capitalista/patriarcal que nos afecta y nos segmenta de maneras abismalmente distintas?

Perforar la capa externa del cuerpo, el órgano más grande de todo el cuerpo humano, es un acto de conectar y profundizar, conociendo la fluidez entre el «fuera» y el «adentro» del Yo (que existe siempre en relación). El otro cuerpo que permite que esta línea emerja de adentro hacia afuera podría ser su perpetuador: el agresor. Este otro cuerpo-geografía tiene otra historia y viene de otro lugar. Sin embargo, ella tiene sus propias líneas / caminos marcados en su propia piel. Su bata blanca translúcida revela sus líneas y expone su cuerpo en una conversación que me refleja. Ella cuida este cuerpo-geografía el cual traza y marca su propia superficie corpórea con los trazos de mi sangre.

Dos mujeres de fenotipos parecidos encontradas en una acción de ritual social. Dos mujeres nacidas el mismo día en años distintos. Dos mujeres de geografías políticas distintas. Una proviene del Caribe, de la colonia más antigua del mundo (Puerto Rico) y la otra de la Europa Occidental (Alemania). Geografías distintas, cuerpos similares, historias encontradas. Encontradas. Construir una acción a partir de nuestro vínculo, donde las similitudes fisionómicas y las diferencias geográficas y nacionales entran en juego. Abrir la piel de la otra. La línea fronteriza de mi piel es fragmentada en su bata, se quiebra y se abre. Cada contacto de la maquinaria fronteriza (máquina que produce la herida de la frontera) se transforma con el contacto de los cuerpos, lo que permite la fragmentación de la línea fronteriza en la corporalidad de la otra.

Los binomios opresora / oprimida fueron construidos y deconstruidos simultáneamente. Como ha dicho Caro Ley sobre Border Movement…: “Trazar fronteras en un cuerpo, deconstruirlas en el otro (cuerpo)”.2 La incisión de la línea continua en mi cuerpo se deconstruye y se fragmenta en el suyo. Más allá de este elemento visualmente presente, lo que crea la posibilidad de la fragmentación es el contacto entre los cuerpos. Es el contacto en sí mismo el que se materializa en la bata médica de Ley. ¿Y qué tipo de contacto? La forma que toma esta conversación de cuerpos es de extrema ternura y cuidado. La frontera abierta en la piel se hace visible develando la frontera existente en la geografía social. Se devela la realidad geopolítica de las relaciones modernas, que han sido amputadas por las jerarquías de poder que categorizan a los cuerpos (personas, culturas, saberes, elementos, naturaleza) en mayor o menor valor. La superficie vulnerable de la piel permite la sanación de la herida a través de la relación creada con la otra. Esa “otra” es espejo de una misma.

El audio que se escucha durante la acción discute teorías alrededor de las fronteras y su confección moderna vinculada a las historias del colonialismo. La cartografía moderna tiene una historia de la dominación colonial productora de la actual globalización de las estructuras de poder. La frontera no sólo se concibe como la división de las naciones, sino que se extrapola en temas más amplios de otro tipo que han llegado a representar un espacio más allá de la especificidad temática del muro geopolítico. Esta noción de frontera entiende el mundo contemporáneo como construido por capas de fronteras y dicotomías (de cultura, género, raza, generación, clase, etc.). Las fronteras habitan nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás, con la tierra y con los espíritus. Descolonizar nuestras relaciones en el mundo es un proceso largo, continuo y políticamente existencial. Concebimos la descolonización de nuestra experiencia relacional y con ella la mente-cuerpo-alma y la Tierra.

Movimiento grieta

FRONTERAS DE MIEDO

OTRO

OTRA

OTROA

ESPEJO FRONTERA

MITÁ Y MITÁ

REFLEJO DE UN CONSTRUCTO DE INDIVIDUO

SANGRE HISTÓRICA DE UN YO EXCLUYENTE

REFLEJO DE SEPARACIÓN

GRIETA QUE AULLA

DIFERENCIA DEMARCADA PARA PERPETUAR LA OPRESIÓN

COMUNIDAD VIOLENTADA

TIERRA ESTERILIZADA POR SED DE PODER

MOVIMIENTO DE AFECTOS ACORRALADOS Y VIOLADOS

UNA

Y OTRA

VEZ

ISLAS DE AGUA COMÚN

CUERPAS DESCOLONIZADAS

FUERZA ANCESTRAL

ESPIRITUALIDAD REBELDE

IMAGINARIO FLOR e SE

Y LLUEVEN RAICES CON ALAS

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*Este texto es un extracto de un ensayo publicado en la revista FRONTERAS No 4 Julio-Diciembre 2018. Disponible en: https://fundacionproyectof9.wixsite.com/proyectofronteras/revistafronteras

1 Texto de la performance BORDER MOVEMENT…traducido del inglés. Original disponible en www.marinabarsyjaner.com

2 Publicado en la página de Instagram de Caro Ley: www.instagram.com/caroleytattoo/

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Marina Barsy Janer

Artista de la performance, investigadora y curadora independiente. Doctora en Historia y Teoría del Arte por la Universidad de Essex. Directora del espacio de creación y pedagogía radical MATERIC.ORG y curadora del festival internacional de performance EMPREMTA.

Link: www.marinabarsyjaner.com

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Nuestra vida pende de un hilo – Performance de Yolanda Benalba

Berta Cáceres, activista ecologista por los derechos humanos y coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue asesinada en la puerta de su casa el 3 de Marzo de 2016.
En la última entrevista que realizó para el periódico italiano Il Manifesto declaró ‘nuestra vida pende de un hilo’ refiriéndose a cómo acechaban a los activistas hondureños tanto el Estado como empresas extranjeras encargadas de megaproyectos en el territorio.

En 2018 la artista Yolanda Benalba realizó en la ciudad de Tegucigalpa, Honduras el recorrido Nuestra vida pende de un hilo en el que caminó desde la Corte Suprema de Justicia hasta el Centro Cultural de España, en donde desplegó el textil (que a modo de bandera fallida y lona de manifestación inactiva) quedó colgando de un extremo y tirado en el suelo de la calle durante la semana del encuentro.

still de vídeo. Ever Rodas

╳ Performance presentado en el marco de El Cuerpo y la Ciudad. X Festival de Performance, Centro Cultural de España, Tegucigalpa. (Honduras). Comisariado por César Manzanares 2018.

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El reconocimiento y los cuidados en la resolución de conflictos a través de la performance

Por Lorena Méndez Barrios

Texto sobre La performance Días Rojos. El sonido del malestar y el sonido del gozo…
Lorena Méndez/ La Lleca (Rocío Nejapa/Fernando Fuentes)
Santa Martha Acatitla, prisión de mujeres, zona de castigo. Ciudad de México
Imágenes: Archivo de La Lleca  2019

Uno de los propósitos más importantes de la propuesta La Lleca1, es profundizar en los actos afectivos, para hacer conciencia de aquello que nos afecta y nos violenta. La reflexión a través del trabajo sensible con el cuerpo y nuestros sentidos prepara el terreno para la experiencia significativa, que sucede a través de la performance. Detectar la comunicación violenta en nuestras vidas para movernos de lugar a través de un acompañamiento respetuoso y de la práctica de los cuidados, es una de nuestras tareas con los grupos de personas en reclusión.

Tener una fuerte depresión, y estar enojadas, es común en los castigos de mujeres que se encuentran en prisión. Estar aisladas, y no poder moverte mas que en un pequeño espacio ocasiona una serie de malestares emocionales y físicos. Cuando llegamos La Lleca a la zona de castigo, les contamos que es aquello que nos mueve para estar con ellas. Es a través de nuestra propia historia (como método para compartir en grupos complejos) que hacemos el primer puente para reconocernos semejantes a ellas, con sus resistencias, rebeldías y malestares. De inmediato pasamos a los ejercicios de respiración para poder estar en el presente y concentrarnos en el viaje que iniciaremos. Posteriormente nos conectamos a través de la energía y de varios juegos con el cuerpo, y algunos con la palabra, el sonido, y el movimiento.

Los cuidados están siempre presentes, y posibilitan una atmósfera de respeto y expresión importante para que ocurran los actos performativos, y mágicos, detonantes de sentires y pensares que nos llevan juntas a la reflexión y a la profundidad de nuestra alma.

Realizamos una performance en la cual, uno de los propósitos fue detonar actos significativos con el cuerpo y la voz para buscar una liberación emocional, y el principio de un proceso de sanación, además de ir contra la atmósfera del encierro, y el dolor. Sentimos mis compañeras y yo al principio de la sesión, la dureza de quienes desconfían de personas extrañas, pero nos desnudarnos con nuestras propias historias, y mostramos la alegría de estar con ellas después de una serie de negociaciones, haciendo posible ese momento de mirarlas y de poder abrazarlas. Convertir el encierro en otra realidad es nuestra gran ilusión y se los hicimos saber.

El enojo en los cuerpos de las compañeras, era el primero de los conflictos, y una de las problemáticas; la desconexión afectiva entre ellas por sus malestares y diferencias.

Fue también el deseo de llevarlas con nosotras a otros lugares, y la rabia de la injusticia, lo que hizo que en aquella sesión inventáramos unas partituras con unas preguntas sobre nuestras emociones, y que respondiéramos sobre la intensidad de lo que sentíamos con rayas cortas, y círculos que se convertirían en sonidos provocados por pequeñas piedras que golpeábamos contra los barrotes.

Colocamos las únicas sillas que teníamos en forma de vagones de un tren, mirando hacia la puerta de la celda, pegamos cada una nuestra partitura en los barrotes que teníamos a nuestra derecha, para verlas, mientras hacíamos la impetuosa interpretación.

Lo mejor del tren. Fotografía que documenta el performance hecho con mujeres en reclusión. Descripción: Mujeres sentadas en fila en un aula de castigo diciéndose secretos.
Lo mejor del tren

Ahora cierro los ojos, y siento la interpretación de Sol (seudónimo) que nos dijo que tenía mucho enojo, y mucho trabajo personal para sanar sus emociones, por eso tenía tantas rayas…yo también, como ella, la acompañaba con muchas líneas cortas, que hacían intensa mi composición.

La otra acción que es una de sus preferidas, y que nos contaron, que en algunos momentos la hacen cuando no estamos, es la de “El sonido del afecto”, donde paradas, y derechas, después de hacer respiraciones para sacar un mejor sonido, colocamos nuestra boca entre dos barrotes, y sacamos el sonido hacia una celda vacía y cerrada. Lo hacemos con diferentes ritmos, repeticiones e intensidades, vamos gritando palabras; nuestro nombre, nombres de las compañeras, nuestro color preferido, y conceptos que trabajamos como solidaridad, fuerza, alegría, tejido, y por supuesto; “justicia”.

Temas
Temas

Poder gritar, hacernos cómplices, reflexionar juntas, decirnos secretos, hicieron posible el sonido del gozo entre nosotras.

Nuestro gran amor (o buscando justicia)…

Las miro, y recuerdo nuestro primer día, cuando nuestro amor no era este amor maduro  de quienes ya han vivido aventuras juntas….

Nuestro principio en la celda, en una celda de protección, en Iztapalapa, en Sta. Martha.  El principio de un amor que fue matizándose con los días, con las horas, con las risas, y con mucho llanto…

Rocío compañera de línea indígena y yo mestiza, recordamos ese primer día, cuando todo fue de una precisión brutal, pero sin ese amor que ahora sentimos… Recordamos el segundo día, con caos y abandono, pero al final con un fuerte amor. También recordamos el tercer día, con su hastío y soledad, pero con gritos de rabia, de la rabia de ellas, de nosotras performanceando…

 Nuestro amor, es el amor en un mundo perdido, pero real, el mundo de la prisión…

Los principios de las sesiones fueron empeorando, y nuestro amor fue creciendo al igual que nuestros gritos, que nuestra rabia, que nuestras risas, y nuestro gozo

Gritamos con alegría, gritamos con ilusión, gritamos con amor…

Gritando amor. Fotografía que documenta el performance hecho con mujeres en reclusión. Descripción: Mujeres paradas gritando hacia el exterior en fila frente a los barrotes de un aula de castigo.
Gritando amor

Las celdas se convirtieron en salas de vuelo, en interiores de trenes, en salas de concierto, en puntas de montaña desde las cuales gritábamos, en cabinas de grabación donde hacíamos sonidos salidos de las cuerpas. Las celdas son escenarios de nuestra danza, y por supuesto puentes entre la vida y la muerte…Todas estábamos del lado de la vida, sacando de las ilusiones pretextos para hacer mas fuertes y profundos las performances…La performance que es mi vida…

Nunca antes pensé que podía ser tantas cosas una celda, un abismo, un “no”, un vacío… Nunca pensé que podríamos inventarnos todo, todo sin tener recursos materiales, y objetos…Y tuvimos todo para viajar, para hacer música, para hacer danza, para hacer pintura, para hacer canto, para hacer  gráfica… Todo estaba en esa zona gris entre las celdas…

Nunca pensé que la performance fuera este tesoro tan grande. Y tampoco la performance pensó que Rocío y yo estuviéramos unos días vestidas por dentro, y por fuera de violeta, y rosa diamantina, y otros días de rojo, de ese rojo que reclama justicia. Rojo fue nuestro grito en todos los pasillos de la prisión mas grande para mujeres en la Ciudad de México…

(Tomado del diario del mes de agosto del 2019).

Despedida tren. Fotografía que documenta el performance hecho con mujeres en reclusión. Descripción: Mujeres sentadas en fila en un aula de castigo diciéndose secretos.
Despedida tren

 

  1.  «La LLeca» es una propuesta artística feminista continua de acompañamiento, performance, saberes situados, y pedagogía de los cuidados. Trabajamos con grupos de jóvenes libertarixs, personas en prisión, inmigrantes, estudiantes, y personas disidentes sexuales.

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Lorena Méndez Barrios. Se formó en Comunicación Visual y Artes en México. Debido a su condición precaria pidió una beca para terminar su maestría en Artes Visuales en San Carlos, pero en el año de 1996, los apoyos sólo se otorgaban para estudios en el extranjero. Y por ello, terminó sus estudios de Maestría en la Universidad de Barcelona, y pudo hacer dos programas de doctorado en la facultad de Bellas Artes, y una maestría en Cultura Visual en la UB. Desde el año 2004 desarrolla propuestas en La Lleca, proyecto activista e independiente de acompañamiento e intervención artística con mujeres, adolescentes, personas de la diversidad sexual, y con hombres. Los afectos, los cuidados, los saberes situados, son parte de las herramientas que junto con la performance, las artes visuales, la pedagogía radical y de contexto, hacen posible construir una realidad con comunicación respetuosa dentro de lugares como: fronteras, prisiones, la calle, aulas con adolescentes, mujeres y jóvenes. La Lleca se ha convertido en un anti-método que se reproduce en México y en el extranjero a través de desarrollar propuestas de formación, y de viajar cada año a diferentes lugares para compartir “Cómo hacemos lo que hacemos”(título de un libro de La Lleca del año 2007).

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La pospornografia como arma contra la maquinaria colonial

 

texto por Bruna Kury

traducción por Andrea Alejandro Freire 

Esto no es un texto escrito por una persona académica y no pretende ser cordial con ningún estándar de la escritura. Es un experimento con algunas indagaciones y alertas de lo que me afecta cuando pienso en la pospornografía como una vertiente de arte/antiarte/política contemporánea. Mis observaciones pueden dar algunos caminos de cómo la pospornografía es una propuesta de subversión al cis-tema[1].

La pospornografía aparece como una propuesta contra la pornografía comercial y tradicional.  La historia de esta nomenclatura (post porn) viene del manifiesto escrito por Verónica Vera (firmado por actrices  y directoras de porno) y de la performance “short post porn modernist” de la  actriz/directora/sexóloga Annie Sprinkle (EUA). Surge en el Norte y trae consigo una carga que me deja dudas; como un ejercicio de verificar lo que proviene de los colonizadores, que a menudo son mostrados como perfectos…

Hace más de 10 años produzco obras/performance que hablan sobre estas opresiones que los cuerpos disidentes vivimos.

Pienso en la popularización de la pospornografía, siempre de manera interseccional, porque la gran parte del posporno visto (podemos expandir la imagen a otros sentidos) por cuerpos hegemónicos también puede caer en la trampa de convertirse en fetiche. Pensemos en otros pornos que no sean los de cuerpos hegemónicos, o en un porno que no sea comercial.

Existe pospornografía coptada por el mercado del arte. El proyecto de pospornopiratería[2] es un ejemplo de eso, hecho con una red de afectos y personas que producen por fuera del molde.

foto Ariel Terra Boa

Muchas de mis producciones dialogan con el arte de la sexualidad y el arte contemporáneo, otras se distancian del mercado y son más políticas, como se evidencia en mis producciones actuales, objetos, instalaciones, etc.

Esta crítica al posporno, trata sobre la representatividad de los cuerpos que en el porno convencional son cosificados o invisibilizados. A menudo toman como referencia la blanquitud (lo que proviene de Europa/Estados Unidos); anulando corporalidades, sin dejar espacios cómodos para determinadas cuerpas. Es un proyecto político que excluye cuerpas disidentes del Sur global e incorpora la supremacía blanca, lo binario, el goce preponderante del macho, la higienización, la clase social, etc. Debemos estar alertas a esas prácticas venidas del Norte y esas afirmaciones de deconstrucción (ellos esclavizaron a nuestras ancestras).

Busco hablar acerca de las potencias en el Culo del Sur. La performer Pedra Costa escribió “Manifesto O Cú do Sul” (Manifiesto del Culo del Sur), habla sobre la pornografía en Europa y utiliza el término “del Sur”[3] para designar la pornografía racializada, o fetichizada con cuerpos del sur del mundo. Pedra subvierte en su obra, mostrando otras coyunturas, lo que nos puede llevar a interseccionalizar diversas cuestiones que nos atraviesan en tanto somos cuerpos subalternos.

En el posporno, veo producciones que muchas veces reproducen lugares de dominación/sumisión, reproduciendo también toda una cuestión racista, colonial implantada, asimilada y arraigada. Una de las convenciones del posporno es pensar en el BDSM como posibilidad de diálogo y consenso. Pero, ¿qué pasa cuando un látigo trae a la memoria, en un cuerpo diaspórico, a una imagen de un cuerpo negro siendo esclavizado y torturado? Estas son las cuestiones históricas, que en el contexto de Brasil, América Latina que hace necesario repensar esta práctica “libertaria”. Tengamos en cuenta de dónde proviene y a que accedemos en el posporno queer, punk y diversas prácticas que nos llegan como subversivas y desafiantes. La potencia está en cuestionar la colonialidad en estas manifestaciones, lo cual no significa que la potencia de hacer una posporno sudaka, kuir en el Culo del Sur no sea transformadora y revolucionaria.

foto por Cristina Maluli

La necesidad de repensar el imaginario sobre las sexualidades, es inminente y eso se ramifica en muchos otros sectores/estructuras sociales. Debemos prestar atención a las interseccionalidades para deconstruirnos y destruir esas carabelas que tratan a la fuerza de normalizar nuestras mentes.

La pospornografía no es necesariamente un porno feminista. De hecho, gran parte de lo que he visto del porno feminista también se limita a la cissexualidad y la blanquitud. ¡Pongamos atención a lo que reproducimos: otra vez corporalidades invisibilizadas! Al igual que en el porno, sólo aparecen personas blancas y eso también es racismo; a menudo esto se manifiesta incluso entre líneas. Houra Bouteldja dice: “el feminismo blanco es una redundancia, ya que el feminismo siempre ha sido un fenómeno blanco”. Estas reproducciones de blanquitud que muchas veces provienen de pensar el mundo a partir de la cultura hegemónica, por lo general no reflexionan sobre cuánto anulan otras corporalidades que se desechan; otras veces actúan cínicamente replicando al sistema con la inocencia blanca/white innocence.

¡Cuántas veces el feminismo blanco se cierra y se compagina con el racismo! Podemos ver en la historia del feminismo, que mientras las mujeres blancas reclamaban derechos civiles para equipararse con los hombres, las mujeres negras aún vivían la esclavitud y estaban subordinadas a esas mismas mujeres blancas. Incluso hoy, los salarios son inconsistentes, la violencia doméstica es flagrante, la violencia policial injustificada, las muertes por aborto tienen una tasa mucho más alta y todo se dimensiona más cuando eres una persona negra. Las mujeres negras son puestas en primera fila del holocausto negro en el que vivimos viendo morir a los nuestros.

La pospornografía se trata principalmente del cuidado, como táctica de guerrilla contra la maquinaria de heteronormas, la industria del porno convencional, la industria estético-farmacéutica, etc. Se trata del cuidado en las relaciones, la denuncia de los opresores y el goce para/por/en la disidencia. Es la desgenitalización del deseo, el ejercicio de otras posibilidades, el auto placer, el conocimiento y la comprensión del propio cuerpo. La práctica de la autonomía en los procesos de producción, ya sea desarrollando otras formas de vida que no sean las burbujas urbanocéntricas/consumidoras del estilo de vida en el sureste, o pensando en el extractivismo y la relación de consumo que subyace en la formación de la sociedad moderna (como propone la ecología interseccional propuesta por Mogli Saura con la producción de cosméticos y maquillajes naturales y artesanales, medicamentos originarios y procesos de hormonización a base de hierbas) y los espacios de diálogo profanokuir y performances rituales. Experimentando en sus prácticas y también pensando en el autocuidado, están lxs artistas Puri Yaguarete y Sucia Inmunda, brujes contemporánees.

El posporno surge como resistencia política y rompe la norma de castración impuesta por la Iglesia, el Estado, el núcleo familiar y varias construcciones sociales que conciben exclusivamente al sexo monógamo y falocéntrico (todos estos aliados del capitalismo y el patriarcado). La red se amplía y el cuidado resulta necesario de muchas maneras: el autocuidado, la defensa personal y otros conocimientos se transmiten entre unes y otres. Se trata de comprender la necesidad de empoderamiento,  de la otredad, de otros lenguajes y el reconocimiento de los privilegios.

Muchas personas y colectivos hacen reuniones/encuentros para compartir el conocimiento adquirido en autonomía o fuera de la educación formal. Por ejemplo: el Colectivo Quimera Rosa (experimentos biohacker), el Colectivo Coiote (espacio de pornoreciclaje y perras empoderadas), la Colectiva Vômito (espacio de vómitos) , Maldita Genni Thalia (taller de desCULOnización), Klau Chinche (taller de ginecología hacker), Sue Nhamandú (placeres a chorros / squirting), Mogli Saura (vivencias experimentales en kaos butoh), El Gabinete de la Dra. Kaligari (tecnología DIY), talleres/espacios de Drag King, hormonización a través de la alimentación, Grupo de Estudio Prostático Des-generadx, Ballroom, Cabaret, Hazte tu propio consolador, etc.

Colectivo Coiote

La propuesta del taller Maldita Genni Thalia desCULOnización, una serie de performances realizados por Pêdra Costa de_colon_ization, y mi proceso en los últimos años, propone repensar cómo el culo, la práctica anal y la ruptura de sus tabúes pueden revolucionar el cuerpo y lo político-social, debido a que la heterociscastración del culo se expande y ramifica a través de nuestras relaciones; estos son experimentos artísticos que proponen o representan la descolonización del cuerpo de manera decolonial.

¿Qué puede un cuerpo? En el posporno podemos investigar y rescatar tecnologías ancestrales, futuristas y contemporáneas. Las modificaciones de los cuerpos sudakas y travestis, por ejemplo, a menudo se realizan sin muchos recursos, creativamente y por necesidad, como el uso de prótesis temporales, con silicona industrial dañina, etc., incluso la transgenitalización ha permitido trasplantar recientemente un útero a una mujer trans usando electrodos y chips.

Entre 1963 y 2018, más de 8.027 personas LGBT fueron asesinadas en Brasil por su identidad de género u orientación sexual (según cifras oficiales), lo que significa que hay muchas más personas. Recordemos que el transfeminicidio no es estadístico y que las muertes son contabilizadas por este mismo sistema opresivo, racista y cissexual; por lo que las políticas son necesarias para que podamos acceder a estas modificaciones que sentimos que son necesarias. Puede parecer y es muy horrible depender del poder del Estado, pero también es una advertencia a esta gran crisis que estamos experimentando: ¡colapso!. ¿Qué hacer? Confiar en lo menos posible puede ser un camino. A veces una alternativa, a veces una urgencia. Y no olvidemos: «Mi cuerpo, mis reglas». En el festival Kuceta, utilizamos una frase que era otra versión: «Mi cuerpo, mis reglas, mi culo sin marcas”

La medicina blanca y la Iglesia patologizan una serie de diversidades corporales, que en la pospornografía aparecemos para decir: “Nosotrxs existimos». La patologización de la transexualidad y la intersexualidad son dos ejemplos de cómo la medicina occidental mutila y mata a las cuerpas. En otras culturas, las costumbres son diferentes y la diversidad a menudo se reconoce más allá de lo binario. Ej: Muxes (MEX), Hijras (IND), Two Spirits (Norteamérica), etc.

Recientemente participé/organicé un encuentro de posporno en Argentina, donde conocí a Ce, quien es parte del colectivo Quimera Rosa, investiga en un artículo reciente la mutación genética de las células vegetales en el cuerpo humano. Un trabajo anterior a este proyecto tiene un nombre que abre una gama de posibilidades: Mi sexualidad es una creación artística (Lucía Egaña, 46 ‘, 2011). Actualmente, el proyecto Mi enfermedad es una creación artística, del mismo colectivo, investiga el virus del papiloma (VPH).

El arte del performance es uno de los campos donde tienen lugar la resistencia y la manifestación política; la visibilidad no es como en otros segmentos del arte, pero el impacto con las acciones de performance es innegable. Cuando se trata de sexualidad, siempre está presente la polémica; en ocasiones surge la punición católica, la persecución y las amenazas de muerte.La libertad corporal sigue siendo un tabú, pero suele encontrar en el arte un aliado. Acciones como la de la artista Pêdra Costa en el Salón de Artes Visuales de Navidad donde se saca del culo un rosario religioso (2010), la acción del Colectivo Coiote en la Marcha de las Putas de Río de Janeiro con masturbación y rompimiento de símbolos religiosos (2013), la actuación conocida como Xêreca Satanik (Coyote Colectivo-2014) donde la intérprete Raíssa Vitral toma una bandera brasileña y cose su vagina, la performance de Viviany Beleboni, transexual crucificada en el desfile LGBT de São Paulo (2015), una performance de Golden Shower ( 2019), etc., son un ejemplo de resistencia.

 ¡Estamos siendo censuradas!

La prohibición del funk «carioca» es también una prohibición de la manifestación libertaria y subversiva de los barrios marginales, la relación con el cuerpo es libre y su rebelión se manifiesta artísticamente. Y no estoy ignorando  el contenido machista de la letra, pero una vez más es necesario interseccionalizar. MC Carol, Tati Quebra Barraco, MC Dandara, Deyse Tigrona, son diversos MCs racializades y luchando por sobrevivir en este sistema donde el encarcelamiento es un mecanismo racista y 2/3 de las personas en la cárcel son negras, esto también es resistencia. Aún más cerca de la pospornografía, Solange, tô aberta!, Putinhas Aborteiras, Coletivo Coiote,  Anarcofunk e Anarcofake.

 A menudo buscamos referencias del Norte, por esta validación gringa/colonial que es casi una presión para continuar con este borrado histórico. Recordemos algunas de las personas que también subvirtieron/subvierten la norma de género impuesta: Claudia Wonder (BR) con sus performances y actitud punk, Lemebel (CH), Lacraia subversiva (BR), Lia La Novia Sirena (MX), Claudia Pantera (BR), Laura de Mink (BR), Héctor Acuña (PE), Susy Shock (ARG) “no queremos ser más esta humanidad” y “reivindico mi derecho de ser un monstruo”, Marlene Wayar (ARG), Hija de Perra (CH) con sus Interpretaciones inmundas de cómo la teoría queer coloniza nuestro contexto sudaca, pobre en aspiraciones, tercermundista, perturbando con nuevas construcciones de género a humanos fascinados por la heteronorma, que deconstruye la carabela queer y habla acerca de ser kuir sudaka. Estos son sólo algunos nombres, porque existen muchas otras personas y colectivos que producen por fuera de la norma, y a medida que hacemos producciones (que por lo general no son asimiladas por el sistema élite de las artes) necesitamos divulgarlas entre nosotras, es una táctica de guerrilla para darle realce a las disidencias. (La rapera y artista performer Rosa Luz tiene en su trabajo la pregunta «¿Y si el arte fuera travesti?»)

En mis performances busco hablar sobre la frontera geográfica, el narcotráfico y la necropolítica, la prostitución, el cuerpo migrante, las racializaciones, la transgeneridad; y pensar no solo en los límites geográficos, sino también en los límites del cuerpo. Por eso trabajo con prótesis, principalmente temporales. En la performance «escorpiônika», que realicé con varios otros artistas como Ventura Profana, Diana Pornoterrorista, Mogli Saura, el cuchillo también funciona como prótesis, mi cola afilada, el culo a tope. He estado investigando los sonidos del cuerpo en otro proyecto de posporno sonoro – micrófonos de contacto y objetos resignificados como bólidos. Por ejemplo: en la performance «La frontera del cuerpo es el propio cuerpo y/o las prótesis», me aplico un enema anal y  alternadamente voy colocando excrementos hacia fuera y hacia dentro mientras interpelo la higienización social. Otros proyectos como objetos hechos de resina, publicaciones independientes, entre otras, forman parte de mis producciones actuales.

Performance en el An*rmal Festival 2017, México. Foto por Liz Misterio

Este texto fue construido con la colaboración de varias personas que son parte de mi vida, personas disidentes a quienes les tengo mucho cariño, afecto, admiración, etc.

Gracias a Gil Porto Pyrata (investigación de pospornografía, lenguajes como circo, danza y arte callejero), Vulcanica Pokaropa (maestrante en teatro, productora de la serie web Desaquenda y performer), Pêdra Costa (Solange, tô aberta!), Mogli Saura (compositora, bailarina, kaos butoh, actualmente con los proyectos Anarcofake y Profanokuir) y Juliana da Silva Henrique (madre de Maria Rita, periférica, historiadora y psicoanalista).

El texto no termina, no se cierra, espero que estimule otras preguntas y cuestionamientos.

La guerra de clases en la que vivimos me ha hecho inconforme y deseo recapitular/retomar la história, hacer visible lo invisible, la redistribución de ingresos y posicionamiento a los cuerpos que tienen privilegios. ¡Insurrección sexual!

«Tú solo miras de izquierda a derecha, y el Estado te aplasta de arriba hacia abajo». Rafael Braga

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[1] Con C de cisgenénero, palabra creada para identificar a las personas no trans. Haciendo referencia a la nomenclatura, cis-tema habla del sistema social centrado en la heterocissexualidad obligatoria, algunas disidencias lo llaman heteroland.

[2] El proyecto PORNOPIRATA (2017) fue creado para ser fuente de ingresos y autogestión en la marginalidad; para la popularización del POSPORNO y afrontar la heteronormatividad obligatoria, la idea es participar de eventos y ferias principalmente en la calle para mostrar que otro porno es posible y que la mayoría de veces nuestros deseos están condicionados. Sexorcismos, pornoterrorismo, pospornografía, glitterrorismo, sexualidades disidentes, cuerpas no capitalizables, marginalizadas y oprimidas, cuerpas gordas, travestis, enfermas, ciborgs, kuirs, sudakas, negres, indígenes, trans, intersexuales, con diversidades funcionales, sucias, antiheterokapital. Las producciones que componen los DVD’s son la mayoría de esta red sudaka posporno, otras hackeadas de internet de sitios como xvideos y xtube, producciones escatológicas, etc. Participan de los DVD’s posporno piratas: La Bala Rodriguez, Aily Habibi, Lechedevirgen Trimegisto, Constanza Álvarez Castillo, La Fulminante Roja, Hija de Perra, Liberta Morón, Post – Op, Tina Pit, Congelada de Uva, Invasorix, Walla Capelobo, Héctor Acuña, Raísa Inocêncio, Tertuliana Lustosa, MaríaBasura, Raíssa Vitral, Colectio Coiote, Colectiva Vômito, Ventura Profana, Geni Granado, Space Labia, Sara Kaaman y Ester Martin Bergsmark, PorNoporSi, Nishmi, Theo Meow, Wolfe Madam, Tora Martens, Antropofagia Icamiaba, Flasher Girl, etc.

[3] El término usado en inglés es: “Southern” y en alemán: “Südländer”.

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Bruna Kury – (1987), brasileña, anarcatransfeminista, performer, artista visual y sonora que actualmente reside en Sao Paulo (BR). Desarrolla trabajos en diversos contextos, ya sea en el mercado institucional del arte o en producciones periféricas. Enfocada en creaciones atravesadas por cuestiones de género, clase y raza (contra el cis-tema patriarcal heteronormativo obligatorio vigente y las opresiones estructurales – GUERRA de clases). Participó haciendo performance con: Colectiva Vômito, Colectivo Coiote, la Plataformance, MEXA y el Colectivo T. Actualmente investiga sonoridades en el posporno y la creación de objetualidades que son ramificaciones de su trabajo en el performance.

https://brunakury.weebly.com/

https://www.instagram.com/bruna_kury/

 

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Hotel Pop Life


por Reilita

¿Cómo sería mi hombre perfecto?

Mi hombre perfecto sería aquel que después de una larga noche de trabajo, en vez de ir a casa a descansar, tuviera ánimos de estar dentro de mí, empeñado en hacerme llegar a las estrellas

Iríamos a un hotel diseñado para el cogimiento puro, como un parque de diversiones XXX, con Mundo acuático (Jacuzzi y regadera), Villita SM-Bondage (La esquina del sacrificio y estructura de tubos con asiento acolchonado) y la Tierra de las posiciones (La enorme cama, la silla giratoria y el sillón tantra). Seis horas: $600.00

Para lavarnos la noche de trabajo, mi hombre perfecto me invitaría a la primera atracción del Mundo Acuático: La Ducha, con espacio suficiente para tener una fiesta grupal, regadera de lluvia que mojaría nuestros cuerpos que se enjabonarían uno al otro, resbalando las manos, resbalando mis senos desde su pecho hasta su espléndido sexo, rodeándonos los brazos del otro, subiendo y bajando, divertidos. Yo me daría la vuelta y tendría la grata sorpresa de ver que hay un tubo para sostenerse. Él y sus manos, la espuma, mi cuerpo en absoluta disposición a sus recorridos, a sus caricias que reconocen mis volúmenes, mis valles, la búsqueda en mis muslos, el remolino de sus brazos. Yo, electrizada, húmeda en caliente, y por primera ocasión entra. Claro. Contundente. Fuerte. Y se queda quieto dentro, en espera de que pase la sorpresa y
cuando yo volviera a tomar aire, él empujaría de nuevo, esperaría otro instante, disfrutando la estrechez inicial, se hundiría. Empujaría, empujaría abriendo, desgarrando como a mí me gusta. Mis ojos temblarían, mis piernas temblarían…

Mi hombre perfecto entendería de cadencia y de ritmo y en la comodidad del agua caliente del jacuzzi, podría yo flotar cara arriba. Él hincado, abriría mis piernas, mi vagina cerrándose por el agua, haría la penetración más ardua, apretada. Él podría dirigir el columpiar de mi cuerpo flotando, la espuma resbalando en nuestra piel. Fuera, dentro. Fuera. Dentro, acariciando mi cuerpo resbaloso sin peso…y en ese flotar y casi llegar nos mantendríamos por largo tiempo… Después, boca abajo, aferrados a la orilla, con fuerza, demasiada fuerza, cuando el dolor deja de serlo, seguiría entrando enorme, enorme en mí, yo aguantando, apenas gritando, gimiendo escaso, perdiendo la cordura y sus palabras resbalando en mis oídos, sintiendo la gloria, la electricidad en mis piernas, llegaría tan intenso que sentiría el líquido caliente que las paredes de mi cueva exudan.

Para jugar en la Villita SM-Bondage, mi hombre perfecto sabría de intensidad, entendería el dominio sin violencia, jalaría el cabello de mi nuca y me atraparía con su cuerpo contra la esquina acolchonada para encontrar maneras de divertirnos aunque la llamada esquina del sacrificio esté incompleta y la barra para agarrarse levantando los brazos no estuviera, él mantendría mis brazos en alto sosteniendo mis muñecas con una de sus manos mientras con la otra me recorrería lentamente, apretando, pellizcando desde mis rodillas, presionando, llenando sus dedos con mi piel y mi carne, subiendo, metiendo su mano en el hueco entre mis muslos, rozando la humedad de esos pliegues, y seguiría subiendo, con mis brazos en alto, mis senos a su disposición, los frotaría y acercaría su boca, rozando con su barba, sus labios, acariciando, su lengua probando, saboreando, su boca succionando, los besos…al cuello…mi oreja…su lengua…su mano, sus dedos jugando en mis pliegues…acariciando, entrando, haciéndome esperar, queriendo que suplique…

En la estructura tubular con asiento acolchonado a los pies de La cama de la tierra de las posiciones, mi hombre perfecto me sentaría y yo podría sostenerme de los tubos y echar mi cabeza hacia atrás mientras él levantaría mis piernas, sobando su carne, viajando su extensión, abriéndolas. La altura es ideal, con la punta de su verga juguetearía en mis pliegues, induciendo al deseo, a la urgencia, desquiciándome con su sadismo para que le suplicara: Mételo, mételo ya. Me penetraría despacio sin prisas, sin fuerza, desquiciando mis ansias y lo vería a los ojos, ya no diría nada. Extendería mi lengua, ofreciéndola en silencio y él se abalanzaría para aprisionarme en sus labios, apresurando la entrada, la fuerza creciendo: Yo me soltaría de su boca y estirando hacia atrás mi cuello, dejaría mis senos otra vez para él, para que los besara y los mordiera y los lamiera, mientras empuja y casi me caería y mejor nos detendríamos para poder voltearme y agacharme sobre el asiento acolchonado, quedando en una de mis posiciones predilectas, él diría: “empinadita, mi vida, mmm”. Y a darle gusto, bien agarrada de los tubos, gritando sin control, casi cayendo de frente pero no, seguir y seguir hasta que diga: “me voy a venir”…pasarán unos minutos más de fuerza intensa, ritmo rápido, estridente y explotará dentro de mí, el líquido que imagino dorado me cubrirá y lo apretaré, manteniendo presionada su verga dentro de mí, como alas de mariposa, provocándole un intenso y casi doloroso placer. Apretar y soltar y lo iré sacando, apretando y él solo gemirá: ¡aaahhh!, hasta exprimirlo fuera y caería sobre mí cansado, riendo, gimiendo…

Mi hombre perfecto sabría que debe excederse con el lubricante para jugar a penetrar la estrella. Bañaría sus dedos, empezaría con uno, entrando y saliendo, buscando, girando, dilatando, dos dedos…fffuuu……Él vertiría más del líquido suave y espeso sobre el condón que aprieta la furiosa verga. Empujaría, poco a poco, así, con la punta hacia abajo, con suavidad, penetrando. Esperaría, paciente. Poco a poco. Milímetro a milímetro. Me haría gritar: “¡Dioses!, está muy grande”. Alcanzaría mi clítoris, ese botoncito, lo sobaría, lo frotaría hasta provocar en mí la euforia de empujar mis nalgas hacia él. Y él no dejaría de pasear entre mis pliegues y el botoncito, ese condenado botoncito que cuando él toca, pierdo. Y me haría sacudirme y sorprenderme de tener tal bestialidad en mi culito y ver con triunfo que no duele y que es un buen camino para tocar el cielo. Y entre mis movimientos, él estaría perplejo, con cierta cautela para no excederse, yo lo incitaría diciéndole: “Vamos, dale. Ahora puedo. Dale duro, que sí aguanto. Fuerte, tan fuerte como quieras…no quites tu mano de ahí”…y él respondería embistiendo al intenso golpear de mis caderas hacia atrás, flotaríamos juntos, delirando, sorprendidos, jadeantes en una larga laguna de placer.

Mi hombre perfecto sabría usar su lengua para dejar su rastro húmedo ardiendo en mi piel, en mis rincones. Sabría usar su rodilla para presionar entre mis piernas, empujando… Él tendido sobre su costado me llevaría suavemente a montarme en su cadera, me acomodaría sobre el hueso de su pelvis y poco a poco aquello se convertiría en un auténtico potro mecánico, yo, con la espalda erguida, él sostendría mis caderas, impulsando mi vaivén. Sabría decirme tales obscenidades que yo sólo querría azotar mi vagina contra su costado, frotando desesperada mi sexo hirviente contra él, hasta sentir la tensión, la euforia, el grito entrecortado, el abandono de fuerzas, el éxtasis, montada en mi toro mecánico personal…

En el sillón tantra no hace falta imaginación, hace falta conocimiento y si no estuviera en su lugar el catálogo de posiciones, mi hombre perfecto de la era digital, podría en su teléfono entrar a Internet y buscar así, tal cual, “sillón tantra” y encontraría un sin fin de posiciones. Pasaríamos largo rato probando, disfrutando de las tantas formas de tenerlo dentro, arriba, de espaldas, tendida hacia atrás, hacia adelante y él por todos lados, llenándome, gozándome, quitándome el aliento, derritiéndome en sus manos, volteando, chupando, probando, sentada, de pie, piernas al aire, él profundo, se mueve, se detiene, le gusta desesperarme… Mi hombre perfecto la tendría tal cual la delicia que llevo trece años comiéndome.

Mi hombre perfecto tampoco sabría para qué diantres es la silla giratoria…bueno, ni falta que nos haría.

Un pequeño detalle casi sin importancia, mi hombre realmente perfecto, llevaría por nombre Eduardo. Tal vez le cambie el nombre a este que tengo al lado para volver a empezar.

Hotel Pop Life

Revolución No.737, Colonia Mixcoac, D.F.

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Hotel Costa del Sol Carretera México-Cuernavaca.

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por Reilita

Recibes el cambio de la mucama, subes una escalera que te parece muy alta y blanca. Nunca habías pisado un hotel de paso de $590.00 con sauna y jacuzzi. (Una voz lejana en tu cabeza dice: eso es de putas, eso es de putas y piensas ¡qué más da! Quieres ser una de esas putas, para él, toda la noche).Ya en la habitación, un domo enorme se halla sobre un inmensojacuzzi de mármol, la habitación resplandece, aún no llega el atardecer.

En una sesión interminable de fotos, caricias y labios en tu piel, se desliza una lengua, prueba la extensión de tu cuerpo entre metros y metros de telas; te envuelves en dorados y estampados de pieles, lo sientes trepar por tu cuerpo y sus manos estiran el tejido tensando tu carne. Sobre la cama un lienzo celeste y sobre él, tú, extendida. El total de tu piel, tus huecos, tus montes, dispuestos en sus manos, y sobre tu cuerpo cae suave un encaje rosado, fresco. Te aprisiona con su cuerpo, sus manos aprietan y buscan. Sus dientes sobre el encaje muerden (mordidas pequeñas, escalofríos; y otra vez tú en sus manos), en la búsqueda encuentra el secreto húmedo que tienta y explora. Tú sientes caderas y piernas con ansiedad moviéndose, mientras él sigue prolongando la gloria de sus manos.

La regadera es justa; subes un poco la temperatura del agua, sientes el vapor que enciende más los cuerpos, él con jabón entre las manos, como conchas cerradas, frota tu cuerpo dejando un rastro espeso de espuma suave, con un maravilloso aroma (demasiado bueno para un hotel), recorre y aprieta tu espalda, presiona tus caderas. Sus manos, otra vez, resbalan en tu carne, se diluyen y se funden en tu piel con el agua caliente lloviendo sobre ambos. Suave hasta tus pies volteas para no ver nada, sus manos son garras que suben por tus piernas dejando hilos de ardor, la lija de su barba raspa por detrás, tus nalgas, tu espalda; te aprisiona en sus brazos, tan suave. Sientes su pecho, su vientre, sus muslos calientes, él pegado a ti por detrás, restregándose. (Te preguntas ¿por qué diablos no hay un tubo aquí!) Lo sientes grande, furioso buscando en la suavidad de tu carne que se tensa cuando te penetra. Tomas sus brazos, los aprietas sobre ti… Te detienes, giras y de frente, otra vez, deslizas su mano a tu vagina, él juguetea. De pronto estás montada en su brazo que se desliza desde los dedos hasta el codo entre tus muslos, una y otra vez, suave, espumoso, y otra vez, y otra vez, y otra vez, y otra vez.

Para qué hablar de su boca, de sus labios que aprisionan y acarician, de su lengua fuerte y dulce, de sus besos de agua de jazmín y fuego; labios gruesos y dientes que comen incansables. Burbujas y cuerpos sumergidos en agua caliente. Boca que muerde tu cuello, orejas y derrama palabras en tu oído, y crea torrentes de ansiedad en tu piel, palabras… Te sabes el cuento pero lo quieres creer, te gusta oírlo: tu piel, tu carne, tus nalgas, quiere estar dentro otra vez. Lo sientas dentro del agua burbujeante y te colocas de espaldas a él, sobre su verga. Te deleita la sensación del agua mientras te penetra, encuentras movimientos divertidos, dando cientos de brinquitos y giros. Pasas largo rato disfrutando la ligereza y la imaginación que provoca flotar en esta delicia de agua caliente. (Es tan rico ver todo a través del agua que no sabes si quieres burbujas la siguiente ocasión).

Sobre la cama, otra vez, él dibuja. Un pincel húmedo en acuarela resbala sobre el papel, su mirada posa en tu cuerpo, tratando de arrebatar la esencia. Dibuja tu ser, la redondez y lo ángulos de tu piel, te dibuja toda, ve lo que tú no ves, ve lo que ama y desea. Su pincel roza sobre el papel de tu cuerpo, te come con los ojos y al observarte sonríe; dibuja tus piernas y pinta tu espalda. Después de un rato se da cuenta que tu mirada ya es de espera… con las piernas abiertas, su pecho sobre tu pecho, ya no hay acuarelas ni papel; solo hay, otra vez, un solo ser, un hechizo que no te despega de él, es lento y profundo, muy profundo. Tu pelvis se eleva y cae repetidamente. Su insistencia constante, firme, te permite sentir en segundos el oleaje que retuerce tu cuerpo, que tensa tus piernas mientras él muerde tus senos y aumenta el ritmo para prolongar tu locura y te olvidas de él… Cuando abres los ojos le dices: Hola, ¿Cómo me dijo que se llama? Él ríe, pero no se detiene.

Sabes que llevan dormidos algunas horas, pero aún no hay luz de día. No te das cuenta, no sientes el momento en que sus manos abren tus piernas, te confunde el suave ardor que inunda y te penetra, sientes el golpeteo; tratas de salir del profundo sueño. Todo tu cuerpo se mueve con la fuerza que te embiste, el deseo es instantáneo, lo reconoces dentro y disfrutas que te haya penetrado sin aviso.

Buenos días.

Te quedas así, en el movimiento que mece, en la cascada de caricias y la tormenta de besos hasta que la claridad del día lo descubre todo. Él prepara el jacuzzi, otra vez, aún quedan algunas horas para irte…

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