por Orly Cortés
17/08/2019
Dicen que ahora a la gente no le va a importar la lucha feminista porque vandalizaron monumentos, coches, ventanas. Lo cierto es que esas mismas personas, en los años que se llevan luchando, no han puesto atención.
Poco les importa que maten a 9 mujeres al día en México. Lo ven como un número, si a caso sale de su boca un lastimero “ay, qué mala onda”. Mucho menos les interesa escuchar que esas mujeres probablemente fueron asesinadas por un hombre que conocían, una pareja sentimental. Tampoco les importa que el hogar es un lugar peligroso para una mujer en México: la mayoría de las niñas son violadas por un familiar cercano en la “seguridad” de su casa.
Los temas del feminicido, del aborto, de los derechos de la mujer en general, se guardan en las reuniones porque “es de mal gusto” incomodar. No se hablan en el trabajo. No se hablan en las escuelas. No se hablan. Parecen incapaces de sentir compasión por una persona, entonces que la sientan por las paredes.
Hoy, por lo menos volteaste a ver, aunque fuera una pared pintada. Espero que una parte de ti sí haya notado la furia de las que luchan por vivir sin miedo. Por vivir.
El cuerpo de la ciudad queda marcado como una extensión de los miles de cuerpos violentados de las mujeres, para que ahora sí lo veas, para que no voltees al otro lado. Esas cosas quemadas, pintarrajeadas, rotas, son una extensión de nuestros cuerpos. Es la humanidad destrozada de la que te niegas a hablar con tal de “no incomodar”. Es la cicatriz expuesta que se abre una y otra vez y que a ti no te inmuta.
Vela, muy de cerca y muy bien. Porque si te indignas por las heridas de esas cosas al grado de humanizarlas diciendo “qué culpa tienen las paredes”, debes saber que la respuesta es “ninguna”. La culpa la tienes tú, que te haces de la vista gorda cuando acosan a una mujer frente a ti, que te ríes cuando tu amigo te manda “chistes” misóginos al whatsapp, que culpas a la víctima cuando la violan, que llamas feminazis a las que piden derechos, que no te interesa la justicia, que violas, que matas.
Si todo arde, si todo se destroza, es porque autoridades y sociedad cómplice niegan la justicia cada día. Es porque se nos ha secado la boca y se nos secará el cuerpo reclamando nuestros derechos. Esas paredes pintadas se han vuelto aliadas en la lucha porque al menos de ellas sí hablas.
Al menos esa herida sí la volteas a ver.
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Sobre Orly Cortés: Soy candidata a doctora en Literatura Comparada por la UNAM. He publicado artículos en revistas especializadas nacionales e internacionales y contribuido en libros como Cartografías de nuestras realidades, publicado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe.
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