Por Claudia Carolina Sandoval Meza
Sacudirme cada mala palabra que ha recibido mi piel, arrastrar de ella todos los residuos de miradas juiciosas, despegar cada uno de los estereotipos que no cabe en ella y sólo lastiman, hacer un lavado entero para que quede limpia de lo que la ha deteriorado, que no ha sido ni el sol ni el viento, han sido palabras y prejuicios.
Menear mi pelo para que crezca, para que se escapen las partículas de malos deseos que he adoptado, que dejen de esconderse mis indicios de belleza y vuelva el brillo, que mi cabello se despoje de los cortes críticos, que baile sólo con el deseo de ser libre y disfrutar el calor entre los rayos de luz.
Sonreír para que se marquen las arrugas que no deberían existir, para que se despierten mis dientes deteriorados y disfruten la vista, para que mi cara se estire y se oculten los restos de ansiedad que dejan las construcciones obligadas, para que mis cejas se arqueen y espanten a los fantasmas que susurran reglas que nadie inventó, sonreír para que el rostro se transforme en un abanico diverso de las infinitas expresiones y matices que tiene mí vida.
Llorar para que mis ojos se limpien de las imágenes falsas, para que las pestañas no se atoren entre las imposiciones comerciales, para que salgan todas las frustraciones por querer un cuerpo perfecto y tener, en cambio, un cuerpo vivo, para que los pulmones exhalen todo el humo de las fabricas artificiales, para que el corazón tenga oxígeno y el cuerpo exista.
Hacerlo todo, explotar cada célula del cuerpo, sentir en los huesos el peso, estirar los músculos, acariciar la piel, jugar con cada incógnita nueva, pensar en aquello que no se ve, saltar, correr hasta cansarse, descubrir el placer en los rincones ocultos, desaparecer en un orgasmo, jugar con las ideas y mirarse, voltear a ver cada rincón de este cuerpo que se extiende a lo largo de mi existencia, hacerlo todo para descubrirlo, asumirlo, abrazarlo, dejar de simplemente aceptarlo y comenzar a amarlo, porque esto es mío, esto soy yo, porque estoy viva si mi cuerpo respira, estoy viva si mi cuerpo siente, si mi pelo se agita, si mis ojos lloran; estoy viva y existo si me encuentro el cuerpo entre la montaña de construcciones ajenas, estoy viva si comienzo a apoderarme de mi cuerpo y dejo de sentirme ajena.
Claudia C. Sandoval Meza. Originaria del sur de la ciudad de México. Al terminar sus estudios de Administración de Empresas en la Universidad del Valle de México, decidió dedicarse a una de sus pasiones más grandes: la escritura. Ha tomado cursos y talleres que la han ayudado en su formación literaria y ha ganado un concurso de la Editorial Paraíso Perdido en marzo del 2017. Actualmente se encuentra administrando su propio negocio y desarrollando dos proyectos colaborativos relacionados con la literatura y el arte visual.
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