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Cabaña

Por Liz Misterio

Modelos: Onésimo y Eduardo

 

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El artivismo de la CUDS y su campaña «Dona por un aborto ilegal»

Por Liz Misterio

Platicamos con Jorge Díaz, miembro de la CUDS (Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual) sobre la labor artivista del colectivo y en particular sobre el proyecto «Dona por un aborto ilegal»

Liz Misterio:  ¿Qué es la CUDS y cómo surge?

Jorge Díaz: Somos un colectivo de disidencia sexual que está repensado las cuestiones de representación política de la sexualidad contemporánea en un contexto conservador como Chile. No somos un grupo de personas con identidades sexuales particulares, sino un colectivo que interrumpe el imaginario sexual y neoliberal a través de ficciones e intervenciones. La emergencia del trabajo con la sexualidad disidente es muy importante en un contexto donde la política (homo)sexual siempre estuvo limitada por la lógica de los pactos y las negociaciones, de la “democracia en la medida de lo posible”, ese paradigma de los 90´s, luego de la dictadura militar chilena. Por eso, cuando apareció la CUDS en 2002, nos resultaba extremadamente aburrido seguir haciendo lo mismo, continuar administrando el fracaso de la política homosexual chilena. Por eso nuestro activismo es situado, sin respeto, fuera de todo consenso.

Pasamos por el marxismo, el anarquismo, el discurso feminista, el queer, y la localización cuir, la resistencia a ese mismo discurso, los efectos colonialistas de la circulación de saberes Norte-Sur. Lo que sí ha habido siempre en la CUDS es un deseo de disidencia, un deseo de desobediencia sexual y representacional.

LM: Para contextualizar, nos podrían platicar ¿Cuál es la situación legal y social del aborto en Chile?

JD: La situación legal se puede reducir a que en el parlamento de Chile, el aborto es un tema tabú. En este parlamento se votó para señalar que no se legislará sobre este tema. Y por otra parte, las leyes persiguen a las mujeres que abortan, las tratan como delincuentes, como criminales. El aborto no es promovido, sino que aún es visto como un asesinato. Por otra parte, y como provenimos de una política no-heterosexual, nos sorprende cómo en el plano político y en la esfera pública el debate social sobre aborto sigue estando a la deriva y en cambio otras luchas de la política sexual como puede ser la demanda neo-derechista de matrimonio homosexual llega a tener mucho mayor relevancia que el debate sobre el aborto. Algo que se ha llamado como el pink washing y que en Chile tiene un efecto muy poderoso. Es por este estado de silenciamiento y porque la educación sexual no existe en nuestra educación que sigue con un legado dictatorial por lo cual se hace urgente posicionar algún debate sobre aborto. Con las mujeres, amigas y compañeras con las que conversamos sobre aborto solemos recordar un video que está en nuestra memoria, un video que se mostraba en la televisión durante democracia, y donde un feto decía “me van a matar, me van a matar”. Esa voz de feto está presente en la memoria social de los y las chilenas que fuimos educados bajo paradigmas políticos pro familia. Para nosotras es la familia lo que está sustentando un sistema donde a las mujeres se les obliga a ser madres, es la maternidad obligatoria la que margina cualquier posibilidad de matrimonio y la que convence a las adolescentes pobres de que tendrán una posibilidad de ser alguien en este sistema solo si son madres. Son estos relatos pro familia los que también se refuerzan en una política gay que busca ansiosamente hacer familias. Obviamente, para políticos de la derecha y centro-derecha liberal el aborto es un tema demasiado peligroso y complicado para ser discutido, como si fuera un tema demasiado difícil. ¿Por qué tiene que ver con la vida? ¿por qué aún pensamos que la vida de un feto es más importante que la de una mujer? Sin embargo, se dice que en el actual gobierno de Michelle Bachelet se podría permitir el aborto en el caso de que sea inviable o en caso de violación. Para nosotras esto es legislar para unas pocas, para una minoría, solo para casos especiales. El movimiento feminista no es para unas pocas, no se dedica solo a hacer política para prevenir que nazcan fetos inhumanos, sin cerebro o con cabezas gigantes, el feminismo pro aborto es un feminismo que exige el derecho de abortar para todas las mujeres no sólo para las víctimas, sino para las trabajadoras sexuales, las estudiantes universitarias, para las madres que no quieren otra vez ser madres, para nuestras amigas, para las que simplemente no teníamos el condón a mano. Si no hay aborto es porque el sistema heterosexual y político quiere castigar a las mujeres que no tienen sexo con fines reproductivos y familiares.

LM: ¿Cómo surge la campaña “dona por un aborto ilegal”? ¿En qué consiste?

JD: Lo que hemos venido haciendo de manera muy desprejuiciada es buscar metodologías de activismo que nos resulten productivas, que nos afecten, nos impliquen y que disfrutemos. Entendemos el activismo como una práctica de placer

En nuestra campaña salimos a la calle a juntar dinero para financiar un aborto. Se intentó proponer una ficción en el espacio público chileno con una estética desobediente que emulaba una campaña de solidaridad, de esas tan asistenciales.

A partir de la campaña del aborto dejamos de ser coordinadora para pasar a ser colectivo porque agrupamos diferentes cuerpos: lesbianas, maricas, heterodisidentes, prostitutos, etc. Pero sobre todo fue importante dejar de ser coordinadora para borrar la criminalización de la policía que buscaba un grupo organizado con cabecillas: visibilizarnos así fue más que nada una estrategia política para prevenir la represión policial.

También a partir de nuestra campaña del aborto empezamos a realizar alianzas con grupos feministas y con otros activistas de corte más queer en Santiago. También ciertos académicos escribieron apoyando a la CUDS por el proceso de judicialización en el que estamos implicados todos los grupos que nos organizamos y participamos en la marcha “yo aborto el 25”.

LM: ¿Cómo ha sido la respuesta del público ante estas acciones?

JD: Una crítica feminista tradicional por ejemplo a las estrategias que se utilizaron en la primera marcha por el aborto en Chile -que detonó en la irrupción anárquica a la Catedral de Santiago- es la utilización de un lenguaje no formalista.

Por ejemplo, “I <3 aborto” entre las feministas tradicionales es un problema, porque para ellas hay que seguir trabajando en lo serio del lenguaje, desde una perspectiva ciudadana, como un problema hiper serio, de mucho sufrimiento que hay que abordarlo con cuidado. Eso es super peligroso porque estás reificando la figura de la víctima que es lo que intentamos cuestionar. El feminismo más tradicional sigue insistiendo en una lógica mucho más anuladora, tranquilizadora: Bacheletista.

Sin embargo, la primera marcha por el aborto en Chile tuvo mucha convocatoria, justamente, a partir de los otros feminismos más lúdicos, con estéticas desbordadas, que amplían las categorías de género, edad, raza, etc.

LM: ¿Cómo es ser activista en favor del aborto en el contexto chileno?

JD: Una de las características es que este activismo pro aborto ha sido un punto de encuentro del feminismo en Chile en un momento de emergencia de los movimientos sociales, en un contexto donde si eres parte del movimiento social debes reconocer ciertas demandas feministas. El hacer activismo pro aborto te permite reconocer también la importancia de la ideología de la maternidad, de la reproducción y la familia que se encuentra en los discursos pro familia o pro fetos. Es interesante el trabajo que algunas activistas feministas estamos haciendo para quitar el manto de seriedad y criminalización con el que se estereotipa la lucha feminista pro aborto, para esto en Chile se están generando estrategias de activismos donde el aborto se representa de muchas formas, en el espacio virtual donde se permite discutir y denunciar a quienes generan discursos pro familia, el feminismo pro aborto es radical, está orinando en las fachadas de los ministerios de la mujer, está siendo investigado por la policía como si fueran terroristas, está entregando información a las mujeres sobre cómo abortar en su espacio privados, está dándole la voz a fetos punk que no quieren nacer, está denunciando que la familia es el ejecutor del sistema patriarchal. En nuestra última acción volvimos a reconocer el miedo de la sociedad chilena a hablar sobre aborto, el temor a hablar de estos temas que se tienen que tratar “con mucho respeto”. Nosotras cubrimos algunas paredes del centro de Santiago con un afiche que decía “ESTO NO ES UN SER HUMANO” y sobre esto una figura antropomórfica que parece un no-nacido. Esto generó el rechazo de muchos que creen que esta política es in humana y muchos quitaron el “NO” del afiche para insistir en que lo que se ve es vida. Una imagen que genera vida, una imagen que mata las vidas de muchas mujeres y familias que estuvieron obligadas a parir y que son muchas de nuestras familias donde hay madres y padres insatisfechos, que intentan olvidar lo mal que lo pasaron comprando en el mall. A pesar de esto, no somos activistas depresivas, sino que nuestro trabajo –creemos- es hacer visible el mal que nos produce la familia y el sistema que nos obligue a ser buenas mujeres y varoniles varones.

LM: ¿Que sigue en la agenda de trabajo del CUDS?

JD: Hemos establecido una relación entre práctica política, reflexión crítica y experimentalismo estético, confluyendo en el activismo artístico. Eso nos ha permitido salir de esa lógica programática de la política tradicional y abrirnos a una práctica más situada, no lineal ni partidista, aunque sí con un posicionamiento desde las izquierda(s) más críticas.

Eso ha sido muy enriquecedor para la CUDS: darse la posibilidad de no tener un programa e ir constantemente mutando de acuerdo a los contextos. Eso también es una necesidad para los colectivos críticos precisamente porque el poder es una cuestión que muta. 

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Para ver más sobre la campaña «Dona por un aborto ilegal»

Para conocer más del trabajo de la CUDS

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Representaciones de (desde) la maternidad en la Fotografía Contemporánea

 Revisiones al trabajo de Ana Álvarez-Errecalde y Ana Casa Broda

Por Marisol Maza

La madre con el niño en brazos

Durante siglos se ha representado la maternidad a partir de la idea inmaculada y virginal de la religión, idealización que conforma el imaginario de madre en la cultura occidental.

    En las últimas décadas se han generado varios proyectos de mujeres a partir de su propia experiencia, como una forma de desafiar las maternidades asépticas que se muestran en la publicidad y la televisión.

    La artista argentina Ana Álvarez-Errecalde realizó un autorretrato documental donde ella, dentro del trabajo de parto decide el momento y la manera de mostrarse. El nacimiento de mi hija es un díptico. La primera imagen, de pie con la placenta aún dentro, unida a su bebé por el cordón umbilical. En la segunda está sentada con la placenta afuera; la sangre en ambas fotografías contrasta con el fondo blanco del escenario. En ambas sonríe, es partícipe de lo que ocurre; se muestra en una maternidad activa y consciente.

Ana Álvarez-Errecalde

    Entre otros proyectos en relación al cuerpo, Ana realizó un trabajo en colaboración con la Asociación El parto es nuestro. La serie consta de unas treinta fotografías de mujeres después de una cesárea, acompañadas de cortos y comentarios de las protagonistas. Las imágenes muestran la cicatriz física y emocional, para llegar a la reconciliación y al compromiso con una atención respetuosa del parto.    Estas fotografías han sido publicadas en el libro CESÁREA, más allá de la Herida.

En su trabajo Kinderwunsch, Ana Casas Broda aborda la maternidad a partir de la experiencia personal, donde expone su vivencia como madre a partir de momentos de tránsito físico y emocional.

El proyecto es un diario visual con imágenes y textos íntimos; recuerdos de la infancia, deseos y miedos en acercamiento, en primer plano.

Al inicio el deseo no cumplido de ser madre, la transformación del cuerpo antes y después del parto. El nacimiento de sus dos hijos entre el dolor, la alegría, la confusión, el cansancio.

Y posteriormente los vínculos… los cuerpos juntos, el tacto, la manera en que los cuerpos de la madre, de los hijos cambian; como se vinculan, se modifican, ocupan espacios, se estiran, se pliegan, crece la piel, el pelo, las uñas, los dientes, se rompen, se cortan, se fragmentan…

   Estas imágenes que surgen de lo íntimo, de lo propio, funcionan como un quiebre en la maquinaria de representación y disparan a cuestionar los patrones en que se muestra el cuerpo femenino; los límites de lo representable y la manera en que estos conforman el imaginario colectivo.

    En una sociedad sobresaturada de fotografías de nota roja ¿Porqué es más perturbadora la sangre derramada en el origen de la vida que en el de la muerte? ¿Porqué es inaceptable la representación del cuerpo femenino activo, vulnerado por la vida y no por la violencia ejercida sobre ella?

    El trabajo de estas artistas es también una reivindicación del papel de la mujer-madre como un ser en constante tránsito con momentos de ruptura, de quiebre, que sangra, llora y está plena; y que también se representa a sí misma, construye su imagen y su narrativa desde un hecho que le es propio. Estos trabajos reclaman el derecho y la urgencia de generar en todos lo ámbitos, imágenes desde lo propio, de narrar desde dentro y con ello crear incidencia en los modelos de representación.

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Mi mami es actriz porno, ¿y la tuya?

Por Sebastián Márquez Adame

Me veo como una sombra, ni hombre

ni mujer.

Ni como una mujer dichosa de ser

un hombre, ni como un hombre

bastante brutal y lo suficientemente tranquilo

para no sentir

una insuficiencia. Siento una carencia. 

-Sylvia Plath, Tres Mujeres

 De 1977 a 1980, Cindy Sherman realizó una serie de fotografías que bautizó como Untitled Film Stills, en las que ella misma era la musa de la obra. Dentro del imaginario que la envuelve, podemos ver a Cindy como el ama de casa, la amante, la trabajadora, la prostituta o la madre, como si estuviera jugando a la lotería y quisiera llenar con frijoles al mayor número de arquetipos posibles. Lo interesante de estas fotografías sin títulos (sin nombre como las mujeres a las que juega ser y como la misma condición femenina que desaparece en el revelado) es que ningún rol choca con el resto: el ama de casa es tan gris como la impresión de la fotografía, la amante quema el fotograma desde su cama, la trabajadora suda en plata todo su labor, pero ninguna es más de un papel a la vez. “Todo a su debido tiempo” parece decir Cindy como respuesta a algún dictado que Sylvia Plath le hizo desde el más allá:la mujer, antes que ser humano, es una actriz”, le dijo, quizás, entre dientes antes de meter su cabeza en el horno.

El trabajo de Cindy es estudiado bajo la lupa oxidada de las academia de arte y se analiza bajo los mismos principios psicológicos que Sigmund Freud propuso hace, casi ya, un siglo, como si el cromosoma extra siguiera siendo un tema problemático. El trabajo de Madison Young (famosa actriz porno, activista sexual y si, también artista) es estudiado en horas en las que la soledad masculina necesita que se le recuerde que tiene un pene, y firma, en kleenex, el grabado de perlas que la película exige para la posterioridad; tal y como el título “Mona Lisa” que yace ostentosamente en letras doradas en el museo de Louvre, exige, como tributo, el análisis mesurado y ridículo.

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MILFing Marilyn

    “La mujer, antes que ser humano, es una actriz” sentencio, porque en Madison Young encuentro el ejemplo perfecto: la actriz a la que le pagan por recrear orgasmos, un día se descubre como madre y es obligada a elegir uno de los dos roles, porque es imposible que pueda ejercer los dos. O al menos es lo que el debate que su serie fotográfica Becoming a MILF  suscitó hace ya un par de años, pero que nunca se concluyó. En una de las fotografías más controversiales podemos ver a Madison en una recreación del famosisímo retrato de Richard Avedon a Marilyn Monroe: uno de esos escasos momentos en los que parece que la eterna rubia sexual piensa “¿qué estoy haciendo con mi vida?”. En la versión de Madison, el escote no es el epicentro de la pieza, sino el acto: con bebé en brazos y pechos descubiertos, amamantando, la mujer cuestiona su trabajo como madre y actriz. Es una provocadora, como bien se puede intuir al descubrir el titulo de la serie de fotografías (MILFing Marilyn).

    Teniendo esto como antecedente, me es fácil imaginar a Madison como una versión de carne y hueso de Maude Lebowski, el icono personaje de la película de culto The Big Lebowski, teniendo una conversación así con aquellos que empezaron a debatir al respecto de la naturaleza de su obra:

Maude Lebowski: ¿Acaso la figura femenina le hace sentirse incómodo,  Sr. Lebowski? The Dude: Uh, ¿es de eso esta fotografía?

Maude Lebowski: De alguna forma, si.  Mi arte ha sido comentado como fuertemente vaginal, lo que preocupa a algunos hombres. La palabra misma hace que algunos hombres se sientan incómodos. Vagina.

he Dude: ¿Ah, si? Maude Lebowski: Si, no les gusta oírlo y lo encuentran difícil de pronunciar, aunque, sin pestañear,  pueden hablar perfectamente de su pene, o su verga o su Johnson. The Dude: ¿Johnson?

     Uno de los comentarios más desagradables proviene de Furry Girl, contemporánea de Madison y quien, en twitter, se describe como una “atea vegetariana parcialmente retirada de la pornografía y la prostitución, que ama a los gatos, viajar y la ciencia. Anti Feminista y anti estadista” (1). En su blog (feminisnt.com) menciona que es imposible decir que las fotografías no son sexuales cuando son exhibidas en lugares sexualizados o tienen como intención ser “eróticas”. Complementa esta noción escribiendo que ha “visto otras fotos de  mujeres amamantando, y ninguna de ellas está preocupada por lucir un vestido sexy y tener maquillaje y peinado listo para modelar. La mayoría de las mujeres que posan amamantando lucen exhaustas y, apuesto, que lo hacen utilizando los pants de la noche anterior, sin intentar parecerse a un famoso símbolo sexual” (2).

    Furry Girl dice todo esto como si la maternidad fuera un acto de castración femenina, en la que la pérdida es la marca de género. ¿Ser madre es, entonces, el rechazo de cualquier intento de sensualidad? ¿O es acaso el hecho de que Madison sea la mente detrás de todo el concepto la fuente principal del debate? Quizás si hubiera sido su esposo el que tomara las fotografías, MILFing Marilyn hubiera sido un hermoso retrato tomado por un padre como testimonio de la “belleza del vínculo madre-hija”, pero al ser ella, quien también resulta ser actriz porno, la que ideó todo el concepto y formuló las fotografías, entonces se concluye que su trabajo es un gimmick que sigue una agenda muy particular que engaña al espectador, vendiéndole “realidad” cuando no la hay. El problema de este debate presuntamente “humanista”, es que tiene como base de pensamiento una noción meramente patriarcal.

¿En qué momento las fotografías tuvieron como tema principal el placer masculino? “Mi exhibición Becoming MILF es un viaje visual y performático a través de mi embarazo y el inicio de la maternidad, mientras sigo trabajando en la industria sexual. Quería expresar los retos de balancear la vida de la puta y de la virgen al mismo tiempo” (3), dice Madison, mientras que Furry Girl cuenta imaginariamente al número de hombres que se masturbarán ante la exposición, como si eso fuera lo más importante de la imagen.

Aunque sea difícil de asimilar, dudo mucho que Madison quiera excitar a alguien (más que a sí misma, claro está) con esas fotografías. Dudo que haya pensado en hombres cuando se puso ese vestido á la Marilyn y cuando tomó a su bebé en brazos. Hay cosas que son muy difíciles de creer, pero en ocasiones, las actrices pueden interpretar más de dos papeles a la vez: hay mamás que también hacen porno.

Maude Lebowski: Le gusta el sexo, Sr. Lebowski? The Dude: ¿Perdón? Maude Lebowski: Sexo. El acto físico del amor. Coito. ¿Le gusta? The Dude: Estábamos hablando acerca de mi alfombra. Maude Lebowski: ¿No está interesado en el sexo? The Dude: ¿Te refieres al coito? Maude Lebowski: ¿Acaso la figura femenina le hace sentirse incómodo,  Sr. Lebowski? The Dude: Uh, ¿es de eso esta fotografía? Maude Lebowski: De alguna forma, si.  Mi arte ha sido comentado como fuertemente vaginal, lo que preocupa a algunos hombres. La palabra misma hace que algunos hombres se sientan incómodos. Vagina. he Dude: ¿Ah, si? Maude Lebowski: Si, no les gusta oírlo y lo encuentran difícil de pronunciar, aunque, sin pestañear,  pueden hablar perfectamente de su pene, o su verga o su Johnson. The Dude: ¿Johnson?

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1. https://twitter.com/furrygirl Recuperado el 8 de abril del 2014.

2. http://www.feminisnt.com/2011/why-i-am-against-sexy-breast-feeding-and-using-a-baby-as-a-marketing-gimmick-to-sell-porn/ Recuperado el 8 de abril del 2014.

3. http://titsandsass.com/madison-young-on-milf-hood/ Recuperado el 8 de abril del 2014.

 

 

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«Lanteram Recalp»de la serie «Cuerpos de Diosas» de Mirna Roldán

Por Mirna Roldán Gutiérrez

Ampliación del proyecto Comunidad Imaginaria/ Cuerpos en Fuga

El proyecto gira en torno a la construcción del cuerpo y de relaciones emocionales y afectivas como anclaje de las relaciones de género, partiendo de la idea de la ejecución de movimientos que se accionan con el cuerpo de las personas distanciadas por voluntad propia a lo largo de su vida de espacios, tales como: hospitales, tribunales, iglesias, escuelas, ejército, empresas, etc. Por lo que no obtienen instrucción disciplinaria, burocrática ni especializada en su vida cotidiana. Sus movimientos se dirigen principalmente a la producción del placer personal.

Tomo como ámbito de experimentación a mi familia materna constituida por alrededor de 150 personas que en su mayoría viven en el barrio de San Juan Pantitlán , Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México de donde soy originaria y vivo actualmente. Considero en específico a las personas que no se adaptan a la estructura familiar y cumplen con las características anteriormente mencionadas. Mediante la aproximación lúdica provoco actos estéticos con los integrantes de la familia que reúnen el perfil establecido obteniendo como resultado acciones producto de la interacción del propio cuerpo con espacios significativos de los participantes.  Así mismo, todas las acciones en conjunto, video-performance, intalaciones, fotografías y registros, forman la comunidad imaginaria llamada “Cuerpos en Fuga” fuera del núcleo de interacción familiar.

Me interesa construir otro tipo de interacción con las personas que no se adaptan al modo represivo que se genera dentro de mi familia. Para eso construí mi propia comunidad con estas personas que al igual que yo no se adaptan a las estrategias de control que ejercen lxs demás integrantes de la “familia”sobre lxs otrxs. El principal motor de esta comunidad es la producción del placer, un placer lúdico.

Tradicionalmente, el artista tiene el poder del ojo, elle él o ella decide qué y cómo se ve. En esta comunidad todxs tenemos el poder, txdos decidimos que hacer y cómo mostrarnos.

Acción Lanretam Recalp

Mi madre y yo lanzamos un conjuro a través de los movimientos de nuestros cuerpos en contra de la represión familiar, utilizando la risa como manifestación del placer. Cada una escogió un sonido del hogar con el cual nos identificamos y un espacio significativo personal. Un manto verde estrellado nos acompaño en la experiencia.

 

 

 

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Mirna Roldán Gutiérrez

Artista Transfeminista, originaria del barrio de San Juan Pantitlán, Estado de México. Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plasticas (UNAM). Cursa el posgrado en Artes Visuales,  en la misma institución. Forma parte del Seminario de Medios Múltiples 5. Desde el año 2009 a la actualidad forma parte de la comunidad imaginaria «Cuerpos en Fuga».

La pescadora

Por V de Vayaina

Huele a salitre, los pulmones se llenan y en la garganta nada el sabor a sal.  Es de noche y siento el sopor de la brisa, una lamida caliente.

Me gusta lo que veo. Camiones forrados con luces neón, música a todo volumen. En el muelle la gente ríe, habla y toma raspados. Lxs niñxs juegan y soplan burbujas. Miro hacia el mar, y como si fuera posible, mis pupilas tratan de contenerlo, pero las luces de un barco que se reflejan en el agua me distraen. Es uno de esos yates en donde la gente paga por entrar a bailar unas horas, y a beber todo lo que su estómago y equilibrio es capaz de tolerar.

En medio de todo ese escándalo, siento como si un hilo anclado a mis párpados arrastrara mi consciencia unos metros más debajo de la luna, cerca de mis pies y lejos del estruendo. Ahí estaba ella, sentada y pescando en la orilla del muelle. Parecía un espejismo: maternal, joven y etérea. El brillo del  mar enmarcaba su silueta como a una diosa morena que da la espalda, tenía a un niño dormido en sus piernas. Ya no escucho nada. Las cumbias del camión, el yate y sus luces se hunden en el agua.

¿Cuántas noches como ésta pasaría esperando atrapar a un ingenuo pececillo? ¿Será siempre así de serena? Yo nunca había visto a una madre pescar, se veía tan fuerte, tan amorosa que aún con su inmensidad, el mar no podía absorberla. ¿Qué pensaría de esta gente ruidosa que paga por entrar a un barco a bailar, cuando podrían bailar en el muelle, en la arena, saltar al agua y sentir en el cuerpo a la luna?

Con una mano sujeta la caña de pescar y con la otra, acaricia al niño que duerme en sus piernas. El viento sopla y ella está en silencio, lejos de toda bulla, única entre lxs mortales. Es una imagen hipnótica y muda, parece un emblema. En su regazo un niño duerme mientras el viento sopla, con una mano lo acaricia y con los pies seduce al mar. El viento sopla, y ningún pez se ha de volver alimento de aquel que entre sueños escucha el arrullo del mar.

Paciente, más no pasiva; en silencio, más no invisible, la madre pescadora  flota por encima de todo estruendo y turistas cegados por luces neón.  La fila del yate avanzó y me sentí ruin. Me dediqué a tomar toda la cerveza que pude, a saltar cuando el barco se movía y a bailar como si no hubiera mañana.

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Flores para mamá

Por Alejandra Buenrostro

Hoy es su cumpleaños, voy camino a casa y, durante el trayecto, los recuerdos abruman mi mente. Ella es esbelta, garbosa, de rostro pequeño, pero enérgico. Frente amplia que su cabello blanco y rizado interrumpe, tiene ojos chiquitos como capulines que contrastan con su piel blanca; nariz recta, larga, y una boca amplia de labios vaporosos que emanan un raudal de palabras, es algo que la caracteriza.

    Recuerdo a mi madre limpiando la casa todo el tiempo; acostumbraba lavar la estufa de petróleo a jicarazos y pulir los pisos de madera a rodilla. Cuando, mis hermanos y yo, despertábamos todo lucía impecable y hasta la comida preparada. Por las tardes, después de darnos de comer, salía al patio con las vecinas para ponerse al día con los chismes de la vecindad.

    En los cumpleaños de mamá el festejo era el mismo: flores en la mesa con regalos que le hacíamos. Siempre ponía la misma cara de sorpresa y agradecía el detalle. Las flores le fascinaban, consideraba que eran la mejor forma de expresión de amor por su infinita belleza. Los domingos compraba muchos dulces: de anís, mantequilla y cereza como premio a quien ganara en la matatena o lotería; aunque invariablemente terminaba comiéndolos porque siempre hacía trampa.

    Era extremadamente limpia por lo que cualquier cosa fuera de su lugar, o algo muy sucio, le ponía de muy mal humor. Yo me metía en serios problemas con ella cuando me hacía pipí en la cama. Esas mañanas eran de insultos, golpes y me obligaba a lavar mis cobijas. Pero hubo un día que, cansada de que me orinara, se limitó subir las sábanas y cobijas a la azotea las colgó en el tendedero con un letrero: Delfino se orinó, con letras grandes para que a nadie se le dificultara la lectura. Aún así dejé de orinarme hasta los 15 años.

    Cuando las circunstancias la hicieron trabajar fuera de casa, siempre volvía histérica y se desahogaba con nosotros a golpes y gritos. Estaba sola y lo resentía, supongo, estaba asustaba y cansada. Lo creí porque al poco tiempo se fue. Se enamoró de un hombre y un día se marchó sin decir más.

    Mi madre, a pesar de la distancia, se acercó y trató de apoyarnos en lo que podía. Nos platicaba que trabajaba en unos laboratorios. Poco tiempo después me enteré que salió de ahí y comenzó a trabajar en un cabaret. Le iba bien y el apoyo económico que nos brindaba era importante, pero necesitábamos algo más que dinero. Su ausencia fue definitiva, pasaron 10 años para que volviera, pero ya no existía la posibilidad de reconciliar las vidas perdidas de todos nosotros. Los años que pudimos haber compartido con ella a pesar de sus regaños.

    Ahora llego a casa y ahí está, es mamá. Le traigo las flores que en antaño le regalábamos. La diferencia es que ahora las considera un regalo infructuoso, dice que es algo que pronto desaparecerá, que de hecho ya está muerto. Yo creo que es justo lo que quiero decirle, que es el amor claro y colorido que un día le tuve, pero que el tiempo y la distancia se encargó de matar.

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Mitos maternos

Por Ernest Graves

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Manifestación en Madrid. Imagen tomada de http://www.corrienteroja.net/

Aborto libre SÍ, aborto selectivo NO

Manifestación en Madrid. Imagen tomada de Corriente Roja, http://www.corrienteroja.net/.
 
Hace algunos meses el ministro de Justicia de España, Alberto Ruiz-Gallardón, apoyado por el Partido Popular, promovió una iniciativa para modificar la Ley de Aborto.
Dicha Ley propone que el aborto sea regido no por plazos de posibilidad de aborto como estipula la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010, que permite el aborto libre durante las primeras 14 semanas de gestación y hasta 22 si hay malformaciones o la salud de la madre corre riesgos, y que además permite a las jóvenes de 16 y 17 años realizar la interrupción sin permiso paterno-, sino por supuestos, algunos de los cuales-supestamente- abogan por el derecho del no nacido.
A continuación, un artículo publicado en septiembre 2013 por Antonio Centeno en la página del Rights International Spain, y que nos recuerda que  el ministro Gallardón espera que el próximo julio inicie el  trámite de esta ley en el Congreso Español.

Por Antonio Centeno

Enésimo anuncio del ministro Gallardón de que cambiará sustancialmente la legislación sobre el aborto, para “proteger a las personas con discapacidad”, dice. No somos pocas las personas (incuso algunas con tetraplejia, como un servidor) las que pensamos que el ministro actúa de manera hipócrita. No le interesa “proteger a las personas con discapacidad”, sino reformar la Ley al dictado de sus convicciones religiosas y/o de sus intereses electorales. Baste recordar el también reciente anuncio de mantener la legalidad de la esterilización forzosa de personas con diversidad funcional que establece el artículo 156.2 del Código Penal (aunque días más tarde se mostraba dispuesto a rectificar), el insufrible borrador de anteproyecto de Ley General de Discapacidad, el brutal recorte de derechos y prestaciones llevado a cabo por su Gobierno en la Ley de “Dependencia”, o la disminución de fondos para inserción laboral y un interminable etcétera. Una muestra más del inclemente retrato que esbozó Millás en El País allá por 2007.

    Sin embargo, haríamos bien en no confundir la defensa del aborto libre con la defensa del aborto selectivo según las características corporales del feto. La postura más extendida en “ámbitos progresistas” viene a ser algo así como “no, si yo estoy de acuerdo con el aborto libre, pero mientras no lo conseguimos me parece bien que haya un plazo diferente para malformaciones del feto”. Este posicionamiento es, a parte de peligrosamente poco ético, ilegal. Veamos por qué.

    Determinar plazos diferentes según alguna característica humana (sexo, etnia, diversidad funcional…) con el argumento de evitar sufrimiento a la futura persona o cargas al entorno familiar atenta contra la dignidad de las personas que ya viven esas realidades (como un servidor aquí o una mujer en la India). Nótese que el objeto de discriminación no es el feto, que no es un ser humano, si no las personas que tienen las características que pretenden justificar el aborto. En el mismo sentido, obsérvese que el sujeto discriminador no es la mujer que aborta, si no el texto legal que establece una minusvaloración de las vidas de las personas que poseen las características en cuestión.

    En particular, no puede haber un plazo diferente por “malformación del feto”. La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad forma parte del cuerpo jurídico español, y el Comité de la ONU que vela por su cumplimiento ya avisó a España en octubre de 2011 que debía corregir esa diferencia de plazos que se da en la actual ley. Nada dijo el Comité sobre si la corrección debía efectuarse eliminando todos los plazos, o elevando el plazo general a 22 semanas o eliminando el supuesto por “malformación del feto”. Algo hay que hacer, pero no necesariamente lo que anuncia el ministro. Seguir leyendo «Aborto libre SÍ, aborto selectivo NO»

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El mito de la fertilidad. Maternidad y aborto en el bajío mexicano

"Semillas" por Susana del Rosario
«Semillas» por Susana del Rosario

Por Amor Teresa

Hace unos días viajé por enésima vez a Celaya, Guanajuato, la ciudad donde nací y crecí hasta “pasadita” la mayoría de edad. Desde que me mudé fuera de allí, la distancia que he tomado con aquel lugar, junto con el montón de experiencias vitales que he tenido, entre ellas ser feminista, me ha permitido faltarle al respeto a mi lugar de nacimiento. Y mejor que sea así, porque no me gustan los regionalismos (menos los nacionalismos) y sobre todo, porque Guanajuato es un estado anclado en una región sexista, misógina y profundamente machista.

Ante la necesidad de escribir un algo para la revista Hysteria (necesidad mía que afortunadamente es acogida por Liz Misterio y compañía), me puse a pensar y pensar y sentir y sentir… y fue montada en un autobús de camino hacia Querétaro donde surgió el texto que a continuación les comparto.

Guanajuato es un estado de la república sumamente conservador cuya “moral social” está vinculada fuertemente con la moral católica. No sólo lo digo yo y mis hermanas que me dan la queja de tal o cual iniciativa de ley que ya propusieron los políticos, cada vez que voy de visita, o las amigas feministas que bien enteradas están de las barbaries que en términos de derechos sexuales y reproductivos vivimos las mujeres en Guanajuato. Lo dice también Verónica Cruz de Las libres, por ejemplo, a quien me encanta traer a colación cuando arranca mi perversa letanía en contra del Estado porque ella ha cuestionado a abogadas panistas para que “de abogada a abogada” le justifiquen jurídicamente las iniciativas de ley que su bancada ha propuesto para criminalizar a las mujeres que abortan. En respuesta ha escuchado que “se trata de llevar al pleno la ideología del partido” (¡ni más ni menos!), ideología religiosa que sabemos que fundamenta al PAN como partido de ultra derecha.

El anterior, un pequeño ejemplo de las joyitas parlamentarias que nos representan en aquel estado.

Por otra parte, Guanajuato es un territorio en el que por sus características geográficas las principales actividades económicas son la agricultura, la ganadería y el comercio, las cuales, a su vez se han visto vejadas por la llegada del TLC a México.

Se dice de Guanajuato que pertenece a la región del Bajío. Esta región se caracteriza por ser tierra llana y fértil, y según Wikipedia “es la región geográfica, histórica, económica y cultural del centronorte de México que comprende los territorios no montañosos de los estados de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y los Altos de Jalisco”. En otras palabras, es una región vista por sus habitantes como un gran campo de cultivo.

Queridas lectoras, no es que me haya equivocado de convocatoria y envié el texto incorrecto, prometo que iré al meollo del asunto, vamos, al grano. Nomás era importante comentar estos dos aspectos de la región que acoge a este lindo estado de la república.

En Guanajuato existen las peores leyes en términos de derechos sexuales y reproductivos. Las mujeres de Guanajuato no pueden abortar libremente so pena de ser castigadas, según claro, su estatus socioeconómico porque las más ricas sí que lo hacen o por lo menos tienen acceso a esta acción y las más pobres, si lo hacen es a costa de su salud, su vida o su libertad. Las mujeres son fuertemente vigiladas y castigadas en estos aspectos.

De Celaya, se dice que es “la puerta de oro del bajío” y la imagen que acompaña a esta publicidad es un cuerno de la abundancia. Por eso cuando Belén Romero, una amiga feminista, nos habló en un taller sobre la crítica ecofeminista que analiza la vinculación entre la desvalorización de la naturaleza y la desvalorización de las mujeres y que opera desde un paradigma epistemológico que separa naturaleza y cultura, algo hizo click en mi cabeza.

A la luz de reflexiones ecofeministas que nos permiten analizar que tradicionalmente el cuerpo de las mujeres ha sido visto como materia prima al servicio de todxs menos de ellas mismas, yo me pregunto: ¿existe alguna relación entre la asunción de vivir en una tierra fértil y la concepción de fertilidad de las mujeres en Guanajuato? ¿El mandato social de ser madre en Guanajuato está vinculado con la “fertilidad” de aquellas tierras? ¿Los cuerpos de las mujeres son valorados como mercancía, como materia prima al igual que lo es la tierra “fértil”? y de ser así, ¿quiénes tienen el poder de trabajar esa tierra? ¿Es la fertilidad de la tierra de aquella región una analogía esencialista comparativa con el cuerpo de las mujeres y por lo tanto aún más perversa?

La célebre frase revolucionara zapatista versa: “la tierra es de quien la trabaja”, ¿será entonces que los campesinos, empresarios, esposos católicos y novios furtivos de las guanajuatenses se creen que el cuerpo de sus esposas, sometidas, enamoradas, feligresas, etc. les pertenece y es a ellos a quienes les corresponde “trabajar” esa tierra?

Vale la pena pensar y repensar el asunto, porque me pregunto, si un cuerno de la abundancia es la “señal” de que se está entrando en territorio fértil, y si por otra parte, está bien documentado que los propietarios de las tierras son los señores, los empresarios-terratenientes, las trasnacionales desde hace más de 20 años ancladas en esta región y ya de manera más humilde, los campesinos que apenas tienen una o media hectárea, cabe preguntarnos, si efectivamente en su imaginario opera la fantasía de que el cuerpo de las mujeres tiene-que-proveer-hijos a la región, en un ejercicio imitativo de la tierra que les provee de todo.

Siguiendo con la especulación de esta hipótesis, los señores pensarían: si se vive en tierra dadora de vida, sería inconcebible que las mujeres fueran “estériles” y peor aún, sería un pecado el hecho de que las mujeres decidieran no tener hijos o recurrir al aborto.

Como feministas sabemos muy bien las terribles implicaciones que tiene ver la maternidad como algo natural e instintivo. Hemos criticado largamente y desecho la idea del instinto maternal y hemos pugnado de una y mil maneras por decidir lo que queremos hacer con nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Pero parece que todo esto no es importante, vamos, ni siquiera es pensable que las mujeres en Guanajuato puedan no desear ser madres.

Para quienes sí es importante es para muchas mujeres jóvenes guanajuatenses. Me llena de alegría escuchar que muchas chavas reniegan del modelo de maternidad impuesta por sus familias conservadoras, por los curas en las misas y por los políticos de ultra derecha. Me emociona y da mucha esperanza conocer las iniciativas de artistas que trabajan en Guanajuato denunciando la discriminación y la violencia y el asesinato de mujeres jóvenes, ya no sólo en este estado, sino en toda la región bajío.

Por eso sospecho de los políticos, de los señores que tienen el poder de legislar sobre el aborto, de los neocaciques, incluso de algunos campesinos humildes ¿porqué? Pues porque tal vez y sólo tal vez, sí opere en su imaginario la idea del cuerpo femenino como materia prima que necesita ser explotada.

Ya desde diferentes posiciones feministas rechazamos la valoración de las mujeres como objeto y en este sentido, lo que propongo aquí es considerar la posibilidad de que probablemente las mujeres en Guanajuato seamos vistas como materia prima con la agravante de que nacimos y vivimos en una región que se jacta de presentarse ante los ojos ajenos como fértil y abundante. Estas son algunas ideas que comparto porque pienso que vale la pena que las pensemos entre todas.

Pero no quiero dejar margen para que estas ideas sean mal interpretadas. Todo lo anterior no es una argumentación en contra de que las mujeres se embaracen, tengan hijos o sean fértiles, en lo absoluto. Mi crítica es otra vez a la discursividad que rodea a la maternidad normativizada en nuestra sociedad que en primer lugar se postula como obligatoria para todas las mujeres y que además es absolutamente estereotipada.

La abnegación, el sufrimiento, el sacrificio son virtudes que se atribuyen a la madre y se espera que todas las que aspiren a parir sean así. Más aún, pareciera que si no cumplen con esos estándares no son dignas de ser valoradas, sus enseñanzas vitales no tienen trascendencia puesto que su jurisprudencia abarca solamente el espacio íntimo del hogar y la familia nuclear tradicional.

Tan poco vale para una sociedad, para un Estado Nación que funciona sobre la base de un sistema económico capitalista, que las mujeres en Guanajuato y en todo el país, quienes con su trabajo sostienen este sistema económico llegadas a los sesenta años y una vez que trabajaron por y para su familia e hijos, posean un mínimo incentivo económico que pudiera equivaler a una pensión económica y mucho menos aspiran a jubilarse, porque incluso muchas de ellas consideran que una vez que son madres no dejarán de serlo hasta que mueran.

Ante este panorama se me ocurre rápidamente considerar que si las mujeres asumen que su cuerpo es su territorio “suyo, de su propiedad” (como diría una amiga de Celaya), pensar en labrarlo, trabajarlo, es decir, hacer con él lo que se les venga en gana incluyendo embarazarse y parir, ¿sería algo parecido a reapropiarse de su tierra?

Si la tierra es de quien la trabaja, habrá que trabajar nuestro cuerpo, apropiarnos de él, hacer con él lo que mejor nos plazca, con aquel placer que tanto temen que experimentemos, porque estoy de acuerdo con Verónica Cruz quien considera que el tema del aborto no surge tanto por la preocupación moral religiosa-católica-panista-conservadora del alma del feto, cuanto por el control de la sexualidad de las mujeres.Por esto, como dice la activista brasileña Sonia Correa, el aborto y la maternidad son temas para pensar desde el punto de vista del ejercicio de la sexualidad y de los derechos sexuales más que reproductivos.

Reapropiarnos de nuestro cuerpo significaría expropiar nuestras prácticas maternas, significaría despojar a los curas, machos y capitalistas de aquella función que nos asignan y convertir nuestro deseo de parir en un acto basado en el placer; la decisión propia y la reivindicación de nuestro derecho de reservarnos el derecho de “procrear”.

Incluso si nos embarcáramos en la decisión de procrear y en el supuesto de que ni el embarazo ni el parto llegara a proporcionarnos placer, podríamos ser capaces de gritarlo y contárselo a todas, sin temer a ser vigiladas, juzgadas y maltratadas por ser humanas y sentir dolor, asco, miedo y hasta recelo tanto por el proceso del embarazo, por el parto mismo y hasta por el hijo o hija que está por venir. E igualmente, no estaríamos avergonzadas de sentir una gratificación infinita.

Concluyo con una nota vigentísima respecto al aborto en Guanajuato, pues en la penúltima semana de abril “el congreso local discute una iniciativa para establecer el acceso a la interrupción legal del embarazo bajo el supuesto de violación”, la intención es obstaculizar el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) aun cuando en este estado de la república sólo cuenta con la causal de aborto imprudencial y aborto por violación.

Así las cosas, sólo me resta decir que las feministas estamos atentas a estos cambios, que aunque aquí, en España o en otros lugares se trate de hacer retroceder los avances legales que hemos conseguido en estos temas, seguiremos resistiendo culturalmente porque esta es nuestra trinchera y desde ésta lucharemos ¡porque la revolución será feminista o no será!

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