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PlaSer un podcast para pensar el placer como espacio de resistencia

PlaSer es un podcast creado y conducido por Sol Alaniz, mejor conocida como Clitorito, se transmite por internet via Radio Nopal, y al día de hoy cuenta con 28 episodios en los que se abordan diversos enfoques del placer desde la entrevista a artistas, investigadorxs y activistas que tienen alguna de las manifestaciones o expresiones del placer en el centro de su hacer. En plabras de Clitorito, PlaSer se dedica a indagar en «Experiencias y procesos de autodescubrimiento del placer y apropiacion corporal  de mujeres y disidencias».

En este podcast se explora el poder de la sexualidad, y los usos de lo erótico – como diría Audre Lorde – para construir nuevas narrativas desde los feminismos que nos ayuden a pensar el cuerpo, el placer y el goce desde posturas criticas, y con esto ayudarnos a desmantelar los asfixiantes mandatos del patriarcado, que en todo momento buscan dominar nuestros cuerpos y deseos, al inculcarnos que nuestro cuerpo es pecaminoso, que nuestra sexualidad forzosamente tiene que ser heterosexual y con fines reproductivos, que construyen tabús encima de nuestros deseos y exploraciones, que nos dicen que solo tienen derecho al placer los cuerpos blancos, jóvenes, delgados y heterosexuales, y que nos arrancan a través de la culpa la posibilidad de gozar y de compartirnos con otrxs.

Clitorito y sus invitadxs nos invitan a romper con todo mandato e idea preconcebida en torno al placer y en su lugar, inventar nuevas maneras de construir utopías sexuales, en donde el «sentir bonito» no sea privilegio de algunxs, y donde se celebre y valore cada cuerpo con sus características, deseos y necesidades particulares, a la vez que se aboga por una cultura sexual del consemtimiento y del goce politizado, que habilite el construir y compartir en comunidad.

¡¡Sigue sus redes sociales para que te enteres de sus futuros episodios!!!

https://www.instagram.com/clitorito/

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Pornografías desde el cuidado, una apuesta colectiva en la Educación sexual

imagen por Marian**

por Lima 

Una niña de 12 años tiene su primer encuentro con la lesbiandad a través del celular de su hermano adolescente, antes sus ojos se encuentras una chica bailando y quitándose la ropa, el placer y la culpa se incrustan inmediatamente, reprimiendo sus deseos sin saber por qué, pero asociándolo con algo malo en automático. Este es uno de los muchos ejemplos de cómo los primeros acercamientos que se tienen con el placer sexual se dan a través de la pornografía, desafortunadamente este tema es omitido cuando se habla de Educación Sexual en instituciones de salud, educativas, familiares, entre otras, por la incomodidad que genera hablar de placer y sexualidad en contextos morales.

De acuerdo a un estudio realizado por un sitio web de pornografía masiva o “mainstream”, Estados Unidos, Italia, Reino Unido, Brasil, Alemania, Canadá, Japón y México se encuentran entre la lista de países que más visitan su sitio web. Las conexiones digitales han sido vías para el acceso a contenido pornográfico, también llamado XXX o para adultos de manera masiva y gratuita, sin embargo, la niñez y adolescencia también habitan los espacios digitales y pueden acceder a este contenido, un estudio realizado en México por Save the Children (2020) concluyó que el 62.5% de adolescentes de 13 a 17 años han visto pornografía al menos una vez.

Estigmatizar el consumo de pornografía genera una distancia que imposibilita dialogar respecto a este tema, las estadísticas y experiencias muestran la importancia de que la pornografía sea abordada en la Educación Sexual y así dar paso al reconocimiento del placer en vez de obviarlo, porque una realidad es que el porno está educando sexualmente a las generaciones por la falta de información que se imparte sobre educación sexual.

En libro el Dedo en el porno (2021) Laura Milano hace una compilación de diversas entrevistas y escritos respecto a la Pornografía, en uno de los apartados titulado: “Lo que sé del sexo lo aprendí del porno”, de su autoría, aborda el tema de la Educación Sexual que se recibe a través de la pornografía mainstream en la juventud, la participación de las tecnologías digitales y el nulo diálogo respecto a la pornografía en la Educación Sexual Integral como vía de reflexión sobre las violencias sistemáticas que se reproducen en la industria pornográfica y que se alejan de las varias realidades en cómo se habita el placer sexual.

Ante la ausencia de Educación Sexual Integral (ESI) a nivel institucional, ha sido necesario generar espacios alejados de las lógicas del Estado para compartir experiencias con el consumo de pornografía y reflexionar sobre los discursos patriarcales y violentos que se reproducen en el porno masivo, así como proponer creaciones pornográficas desde el cuidado, que muestran narrativas a partir de la diversidad de placeres sexuales,  cuerpos, historias, tiempos, trascendiendo lo permisible desde los límites morales del Estado y sus instituciones.

Así, ante la ausencia del placer sexual como tema en la ESI, el Posporno se ha convertido en un espacio de incidencia en esta área, a través de reflexiones y aportaciones desde narrativas alejadas de la lógica heterosexual, capacitista, gordofóbica, racista y colonial que hay en el porno masivo, ha intervenido en pro de una Educación Sexual Integral. El Posporno ha sido una postura política contra discursiva del porno masivo o mainstream, una propuesta para habitar el placer sexual pornográfico desde lugares más cuidados.

Es importante visibilizar las raíces transfeministas del Posporno y la presencia de la disidencia sexual en la construcción de representaciones no heteronormadas, tan necesarias cuando se habla de Educación Sexual, así también la apuesta política que tiene la comunidad Posporno en la compartencia de saberes que aporten a la Educación Sexual Integral; val flores, escritora, feminista, lesbiana y pro sexo, en su publicación “El derecho al gemido. Notas para pensar la ESI desde una posición prosexo” (2019), aborda otras alternativas educativas desde las colectividades:

“…la ESI se presenta como una economía pedagógica de los saberes, los cuerpos, los placeres y la imaginación que es urgente interpelar y contrastar con otros modos de producción de saberes no escolarizados vinculados a esxs “otrxs” que fueron lanzadxs a los márgenes de la ciudadanía sexual, como lxs trabajadorxs sexuales,  practicantes de BDSM, productorxs y consumidorxs de pornografía y posporno, alianzas poliamorosas o pactos no monogámicos, etcétera.” (Flores, 2019).

 Así, la autogestión del proceso de producción Posporno parte de un discurso contrasistema, una vía de acción para crear pornografías desde el cuidado, la diversidad y autonomía de las personas que hacen Pospornografía, partiendo de lugares anti prohibicionistas, reconociendo la experiencia del placer sexual en el universo que eso significa.

Se vuelve necesario reflexionar constantemente sobre los discursos pornográficos estereotipados aún existentes en el Posporno, aprender a acompañar las diferencias que pueden existir en los procesos colectivos de creación o difusión Pospornográfica, explorar la diversidad de lugares desde donde se puede habitar, dejar de centralizar la experiencia en lo visual y genitalista. Y también es necesario encontrarse desde el sentir, el goce, el placer, tejer redes entre personas y colectivos que hacen pornografías desde el cuidado y que participan en la Educación Sexual.

En el libro de compilaciones realizado por Miriam Solá y Elena Urko: “Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos”, las activistas y performanceras post porno Post Op aparecen con un escrito nombrado “De placeres y Monstruos: Interrogantes en torno al Post Porno” donde comparten esta reflexión:

El PostPorno es intrínsecamente político. El porno mayoritario ha perpetuado históricamente unos estereotipos de sexo género y normalidad corporal. A través de la repetición de unos estándares nos muestran qué cuerpos son deseable y cuáles no, qué prácticas son sexuales y cuáles no…Decide qué se supone que es el sexo ignorando una multitud de prácticas y cuerpos, o mostrándolos como abyectos o anecdóticos”.(Post Op, 2014).

Así, el Posporno ha abierto un camino que abona a la Educación Sexual de quienes consumen pornografía, una posibilidad desde el placer y la fantasía para mostrar otras prácticas sexuales desde el cuidado, otras pornografías posibles que se alejen de los parámetros heterosexuales, normativos y moralistas, la discusión de si se consume porno o no es insostenible porque prohíbe la exploración del placer sexual, el cuestionamiento deber ir dirigido hacia qué tipo de pornografía se está produciendo y consumiendo en su mayoría y las posibilidades de transformarla.

El Posporno y los múltiples Pornos desde el cuidado, son una apuesta política comunitaria, de acompañamiento y cuidado colectivo de quienes habitan desde diversos espacios el placer sexual.

Fuentes:

Flores, V. (2019). El derecho al gemido. Notas para pensar la ESI desde una posición prosexo. Argentina. 249-254. Debate Revista Mora N°25.

Milano., L. (2021). El Dedo en el Porno, r/goces entre teoría, feminismos y pornografía. Argentina, Editorial Madre Selva.

Save the Children. (2020). (Des) información sexual: Pornografía y Adolescencia. España.

Solá, M. y Urko, E. (2014, 3ª edic.). “Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos. Tafalla. Editorial Marea Negra.

*** La ilustración que acompaña este artículo está basada en el video MIAU: Movimiento insurrecto por la autonomía de una misma. Puedes verlo aquí: https://hysteria.mx/miau/


Soy Lima, transfeminista y pro trabajo sexual, el dolor, la rabia y el placer son mi trinchera. 

IG: @unalimalimon

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Rehabilitación Verde

por Mafa HA

Durante 2021, en medio de una pandemia mundial, mi vida estaba desquebrajándose de a poquito pues habitaba en casa de mis padres, me encontraba desempleada y mi red de apoyo se encontraba algo lejos. Con la mesiánica edad de Jesucristo y todas las expectativas que socialmente se me habían impuesto mi cordura pendía de un hilo; todas las pequeñas batallas que había ganado en torno a mi sexualidad se evaporaban lentamente. Afortunadamente conseguí un empleo que por lo menos me permitía transitar la ciudad en bici, tener tiempo para pensar, leer, escribir y ver memes; además de obtener un poco de dinero.

El trabajo era como secretaria en un salón de fiestas. La oficina estaba en una casa bastante deteriorada, pero con un gran potencial. Años atrás había podido ponerle mi toque a los espacios que habitaba y decidí hacerlo, así que convencí a la dueña de deshierbar, limpiar y pintar el lugar; el presupuesto estuvo reducido, pero apliqué la de hacer lo que se puede con lo que se tiene. Con ayuda de amixes pinté alguna pared y reubiqué, propagué plantitas para darle color y vida al sitio. La idea de rehabilitar el espacio era insertarme en el ecosistema, pues recién volvía a mi ciudad natal, a la casa de mis padres y a una sociedad heteropatriarcal que no me acepta (ba) tan bondadosamente.

Así que esto serviría de pretexto para poder desarrollar varias actividades que me ayudarían a conseguir un tipo de bienestar, y no caer lentamente en las garras de la ansiedad y tristeza, como la jardinería, leer, bailar, fumar weed, invitar amixes a un lugar en el que pudieran sentirse segurxs para encuerarse metafórica y literalmente. Me valí de mi celular para hacer registro fotográfico del espacio y cuando menos lo pensé ya estaba comprometida con la Rehabilitación Verde. El título responde a que encontré en las tareas de cuidado del espacio una terapia que me servía para volver a ‘funcionar’ y era verde por lo que este color representa: tranquilidad, vida, naturaleza, prosperidad, fertilidad, etc.

La Rehabilitación Verde incluyó instalación/ jardinería, pintura mural, performances, encueramientos, una playlist, fotos, bitácora y textos. Ahora ya no habito ese espacio y estoy tratando de darle distintas salidas a todo el material que tengo de ese año. Aunque para ser sincera sigo en proceso de rehabilitarme en verde, pues las reflexiones son procesuales, como la vida misma. Aquí algunas:

– Reconocer el malestar como un estado pasajero.

– Pedir ayuda nunca es signo de debilidad.

– Conocer la historia familiar ayuda mucho para reconectar contigo misma, ya sea para entender de dónde vienen las dolencias, así como erradicarlas.

– Reconocerte como individuo, aún dentro de un colectivo.

– Las expresiones artísticas como punto de inflexión.

– La observación y los apuntes bitacorosos (a.k.a. diario) ayudan mucho a entender nuestros procesos.

– Saberse un organismo dentro de un ecosistema (aquí entra la empatía, cooperación y esas cosas que ayudan a cohabitar los espacios, respetando la integridad de la otredad).

– Escuchar (te) detenidamente es importante.

– Vivir tu proceso acompañada y no hablo de cuestiones físicas sino de una red de apoyo.

– Mojarse en cantidades adecuadas ayuda a mantener la calma (if u know what I mean…)

– La inmediatez es un mal moderno. Toda rehabilitación/proceso lleva su tiempo y, a veces, se tiene que abrir la herida para que sane correctamente.

– Todo es finito.

 

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Mafa HA, Salamanca, Gto., 1988. Es licenciada en Letras Españolas, ex-docente, trabajadora del arte y encueratriz pospornográfica. Sus intereses rondan en torno al humor, la escritura íntima, los feminismos, la educación socioemocional, la cuerpa, la performance, el espacio y la sexualidad en todos sus espectros.

IG: @mafahual/ @eroticatransversal

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Bien Protegida, una colección de santas protectoras del placer

¿A qué santxs encomendamos nuestro amor y nuestro deseo las personas de la diversidad sexual?

Andi García creó la serie de dibujos titulada «Bien Protegida» pensando en las estampitas religiosas que muchas personas cargan en sus carteras para implorar protección y auxilio de diversas vírgenes y santas. En esta serie las inmaculadas e inalcanzables imágenes religiosas se vuelven de carne y hueso, para entablar amores lésbicos en el mundo de los mortales. Con este gesto de subversión de las imágenes religiosas, la artista reclama los imaginarios de la devoción católica para hablar de amores y placeres que han sido proscritos y violentados por el dogma religioso.

 

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Andi Garcia es artista visual multidisciplinaria egresada de la especialidad de Pintura con el Primer Premio de la Crítica por la PUCP. Ha participado de diversas exposiciones colectivas nacional e internacionalmente, así como de residencias en Lima y Buenos Aires. Obtuvo diversos reconocimientos como el fondo INFOARTES y los Estímulos Económicos a la Cultura como parte del equipo fundacional del Festival de Cine Hecho por Mujeres.

https://www.instagram.com/andigar__

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Deseo Queer – por Lineadeluz

Reflexión sobre la vivencia del deseo dentro de lo queer.
gráfica digital
2020
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Semblanza:
Lineadeluz es una alquimista transmaterial, generando imaginarios críticos y coloridos desde la pedagogía y el arte visual. Instrumentaliza el poder transmutador de la estética, lanzando hechizos a través del lenguaje e imágenes en sus piezas.

Redes:
IG: @lineadeluz   https://www.instagram.com/lineadeluz/
TW: cyborg_brujx  https://twitter.com/cyborg_brujx
Website: https://lineadeluz.me/

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Cunilingus Limpiado de cazuela por Santo Miguelito Perez

Desculonizar el cuerpo, desgenitalizar el placer.

por Diego Silva 

Si tocas el timbre del diablo, seguro que te abre la puerta.
Solo no te asustes del espectáculo prostático.

Me quiero analizar
Para explorar la jungla de humedades desconocidas.
Por mi culo me vinculo con mi cuerpo.
Por mi culo me conecto con lxs otrxs.

Un pequeño fragmento de universo habita en cada uno de nosotrxs,
Con el culo devenimos humanxs.
No es canal de excreción, es vía de conexión.
Boca muda, cola suelta.
Excreto gemidos con mi boca, y por mi culo hablará mi desviación.

Culos interdependientes,
Sodomitas que bailan en círculo.
Pícate el culo y derrítete de placer en el proceso.

Todo sistema cerrado a sí mismo está condenado a morir,
al menos de aburrimiento.
Placer anal para deshacer la economía de la fecundidad,
Dedear al sistema para robarle sus hijos al capitalismo.

Ábrele el culo a tu masculinidad para que no se estanque la testosterona.
Transmuta tu esencia en calor para abrazarte o en humedad para disiparte.
Perderse en la frontera del cuerpo
Es reencontrarse en el umbral de la euforia.

Si la vulnerabilidad es la cuna donde nace el amor,
los besos anales son el medio para habitarlo.
Si reapropiarse del cuerpo implica desculonizarlo,
Desgenitalizar la sexualidad es la vía para lograrlo.

El tercer ojo reside en el culo,
abre las nalgas y expande tu conciencia.
Cuerpo iluminado de tecnología contrasexual,
libérate del velo del samsara y abandona las dicotomías.

Anal(izarte) es un derecho y no una obligación,
Es una invitación, jamás una imposición.
Si no encuentras placer en el culo,
Al menos úsalo para cagarte en el orden.

Cunilingus Limpiado de cazuela por Santo Miguelito Perez
«Cunilingus: Limpiado de cazuela» por Santo Miguelito Pérez

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Mi nombre es Diego Silva, soy de México y tengo 22 años. Me identifico como jotosexual y me siento inconforme con mi género, pero sigo buscando la categoría donde me sienta más cómodx. Uso cualquier pronombre, aunque estoy más habituado al masculino. Soy estudiante de psicología, artista de clóset, poeta frustrado y futuro sexólogx. Actualmente doy acompañamiento psicológico a supervivientes de violencia y familiares de desaparecidos. Creo en el poder subversivo del placer y del goce. Estoy en un viaje continuo de autoconocimiento y reaprendizaje de mi manera de habitar mi cuerpo en el mundo.

Redes: Instagram (@goudiegougou)

https://www.instagram.com/goudiegougou/

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Ilustración por Marian

La fiesta de María

Ilustración por Marian
Ilustración por Marian

¡Tócate, María! María, tócate. Mira que linda estás, María, mírate…

María abre los ojos. Está sudando y la playera se le pega a la piel. Siente duros los pezones, le molesta el roce de la tela. El calor no va a ceder, así que se levanta enojada, avienta la sábana y camina descalza hacia el baño. Se moja la cara. Está muy excitada. Sus manos están listas para tocar, pero no puede. No puede porque siempre acaba sintiendo vergüenza.

________

María estaba contenta de haber entrado a la universidad. En los primeros días de clases conoció a las chicas que se convertirían en sus mejores amigas. Algo de lo que solían hablar era de sus experiencias sexuales y cuando le preguntaron qué tan frecuentemente se masturbaba María palideció. Para ella la masturbación era cosa de hombres. Le daba asco pensar que le podrían salir pelos en las manos, aunque lo dijeran de broma.

Sus amigas no daban crédito, así que le preguntaron: “¿A poco no te excitas algunas veces cuando te bañas? ¿No te metes los dedos? ¿No te frotas las tetas?” María prefería la palabra tetas que chichis y sintió confianza de contarles cómo se sentía al respecto.

Les dijo que a los once años ya tenía los senos muy grandes. En una fiesta familiar, su primo Luis le dijo que cuando corría sus chichis rebotaban como pelotas. Se metió unos globos debajo de la camisa y movió el pecho diciendo que así se le veían. En el último año de la primaria sus compañeras le preguntaban qué se sentía tener chichis grandes y que si no le pesaban. Ella se sentía muy incómoda. Empezó a odiar con todas sus fuerzas las palabras chichis, chiches y odiaba más aún cuando en la calle le gritaban “¡Qué ricas chichotas!”

Sus amigas le dijeron que esos “melones” eran poderosos y que de ahora en adelante debía verlos así. Una de sus amigas le comentó que para esa noche le dejaba de tarea tocarse, que al día siguiente le haría examen. A María le dio risa, obviamente iba a reprobar, así que les dio el avión, pero pasó varios días pensando en aquella plática.

Un día en que no estaba nadie en casa, se encerró en el baño, se desnudó y se miró de cuerpo completo en el espejo. Casi nunca lo hacía, pero esta vez se observó detenidamente. Se contó los lunares y se apachurró la panza, pero no se atrevió a tocarse los senos. Hizo un intento otro día; tocó sus pezones, con un apretón se pusieron duros. A María le gustó la sensación. Frotó, pero le dio vergüenza sentirse excitada. ¿Cómo se iba a excitar con ella misma?

María tuvo un novio en la prepa con el que se daba besos de lengüita y fue con el primero que se hizo consciente de la humedad entre sus piernas. En la universidad salió con algunos chicos más y con el primero que tuvo relaciones sexuales fue con un muchacho que apenas conocía. Y todo porque, según ella, se parecía a Pedro Infante. Cuando estaba en la secundaria, todas sus amigas estaban enamoradas de Alejandro Sanz o de alguno de los artistas jóvenes de aquella época. Pero María sólo tenía ojos para Pedro, El Inmortal. Los sábados se sentaba con su abuela a ver las películas en blanco y negro que pasaban en la televisión y suspiraba al verlo apretando y besando a su pareja en turno.

Ese chico que conoció era el único compañero de su clase que se dejaba el bigote. María se imaginó todo el tiempo que así sería estar con El Inmortal y cuando su bigote rozó sus senos se excitó como nunca. Ese bigote también navegó por su vulva y María no daba crédito de las cosquillas que estaba sintiendo. Estuvo un par de semanas con él, aunque se le pasó la emoción cuando se quitó el bigote. Tuvo algunas parejas más, pero nada especial, hasta que conoció a Ramón y se enamoró desaforadamente. Vivió ocho años con él, durante los cuales nunca se masturbó. Ella decía que no lo necesitaba. En los días de la ruptura, María sentía que el dolor le oprimía el pecho y pasaron muchos meses para que dejara de llorar a diario.

En el siguiente verano María se fue de vacaciones con sus amigas. Ellas le dijeron que ya era hora de levantarse el velo y dejar el luto. María pensó que aún no quería conocer a nadie más, así que pensó que quizá sería una buena opción comenzar a explorarse. Se compró el succionador de clítoris más famoso del mercado y acondicionó su recámara para una noche romántica: incienso, pétalos de rosa, vino, luz tenue, música… un cliché. Mientras se desnudaba, María pensaba “¿Hacer esto de veras es tan fabuloso? ¿Tan bueno para la salud como dicen en las revistas?”. Todo estaba listo, menos María. Miraba el succionador con desconfianza. Jamás había utilizado ningún juguete sexual, así que esta sería su primera experiencia.

Se acostó e intentó tocarse los senos. Pensó en Ramón, pero si seguía se sentiría triste. Pensó en sus anteriores amantes, aunque realmente no se estaba excitando, ni cuando recordó al que se parecía a Pedro Infante. No se sentía húmeda y tenía frío. Encendió el succionador, le pareció ruidoso y pensó que tal vez sería peligroso ponerse esa cosa en el clítoris. Aun así, lo hizo. Cuando empezó a sentir cosas decidió apagarlo. ¡Al diablo la masturbación! Mejor se buscaba una pareja ocasional.

________

María cumple 40 años el próximo lunes. No tiene mucho ánimo de festejar, pero sus amigas insistieron. Sería algo muy íntimo; cada quién llevaría algo. Ella prepararía una deliciosa cochinita pibil que aprendió a hacer gracias a su abuela. Dos días antes del festejo, María fue al tianguis a comprar todo lo que necesitaba. Esa mañana se levantó muy acalorada, así que se puso un vestido. Fue de un puesto a otro y entre el bullicio se dio cuenta de que su cuerpo pedía algo que siempre satisfacía con Ramón o con los chicos que había compartido caricias. Compró lo más rápido que pudo. Se acordó de los lengüetazos del Pedro falso y del bigote rozándole los pezones y le ardía la cara nada más de pensar que alguno de los marchantes o las personas que caminaban por el tianguis se dieran cuenta de lo excitada que estaba.

Subió corriendo las escaleras, abrió temblorosa la puerta de su departamento; aventó las bolsas en la mesa y se fue directo a la recámara. Se tumbó sobre la cama. Escuchó cómo su corazón latía rapidísimo y estaba asombrada de lo caliente que se sentía. Esta vez los pezones estaban duros sin haberlos tocado. Puso sus manos sobre el vientre y empezó a bajar. En ese momento se dio cuenta de que quizá el error había sido siempre empezar por arriba. Esta vez lo haría por abajo. Cada uno de sus dedos entraría en ella y en ese momento pensó triunfante: “¡María, te estás tocando!”

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BREVE SEMBLANZA

 Me llamó Elizabeth Borges García. Nací en 1983 y desde que tengo memoria me gusta que me cuenten cuentos. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UNAM, he trabajado como telefonista, editora junior para libros de texto de bachillerato y asistente. Soy mamá de una joven adolescente, soy parte de un colectivo llamado Radio Xinaxtli y conduzco junto con mi amiga un programa llamado Culturama, que recién se está transmitiendo de 13:00 a 14 horas por Violeta Radio 106.1 FM.

Pueden encontrarme en:

https://www.instagram.com/borelisaga/

https://www.facebook.com/elizabeth.borges.56/

 

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ilustración por Marian

El poder de las vulvas Por Honey Nagiko

ilustración por Marian
ilustración por Marian

por Honey Nagiko

“¡Eres una hedonista!” Siempre lo escuché como un insulto. Dicho con resentimiento. Con coraje. Casi con odio. Y eso que la apreciación venía de mis “amigos”, tan liberados, según ellos, de los paradigmas religiosos, pero muy castigadores hacia quienes asumimos la búsqueda del placer como nuestra brújula. Tan interiorizado su temor al gozo, su culpa ante la complacencia, y su necesidad de castigar para redimir. Hedonista. Como si el placer fuera un pecado.

Pero qué digo, ¡Si sí lo es! Y bueno, no uno, sino varios. Y capitales. El placer de comer: gula. El placer de descansar, del “dolce far niente”: pereza. El placer de coger: lujuria. ¿Tendrá el placer algo de peligroso que prácticamente todas las religiones, gobiernos, culturas y sociedades han considerado imprescindible estigmatizarlo, al punto de castigar a quienes lo practican libremente?

El castigo y el control obsesivo surgen, la mayoría de las veces, del miedo. Del miedo a que el placer se pueda convertir en un obstáculo. Del miedo al poder que el placer puede tener. ¿Pero qué poder puede tener el placer? Sigamos un par de pistas:

La primera es muy obvia y reduccionista, pero también es cierto que es la base de toda economía: el poder de crear más seres humanos. El poder de generar un recurso indispensable para crear riqueza, es ciertamente un poder y un recurso que ha sido controlado por milenios. No por las poseedoras de las cuerpas que ostentan ese poder, sino por quienes regulan la riqueza y cómo se produce. Poder que aún recae, a su vez, en ciertos linajes legitimizados como capaces de gobernar. La perpetuación de estos linajes, sin la interferencia del semen de hombres pertenecientes a otros grupos, es lo que ha motivado los elaborados discursos religiosos hechos para que las mujeres auto regulen su deseo y el acceso a sus vientres. Aunque lxs cuerpxs de lxs mujerxs han sido controladas físicamente, la mayoría de las veces este control se ha ejercido a través de ideas falsas sobre sus propixs cuerpxs y su propio placer, las cuales han moldeado su identidad como “mujeres”.

El control religioso, social y mental que se ejerce sobre el placer de lxs cuerpxs con vulva se puede condensar en una palabra: virginidad. Tantas generaciones de mujeres mutiladas por el sentimiento de culpa y vergüenza, educadas para sentir miedo y rechazo ante la capacidad de su cuerpo de sentir deseo, y de satisfacerlo. Una educación en la que sistemáticamente se ha dejado fuera el conocimiento de los órganos de placer de lxs cuerpxs con vulva, de los líquidos que emanan de ellxs, y de cómo hacerlxs correr. Y no puedo dejar de mencionar las mutilaciones de clítoris, aún practicadas. No hay adjetivo que pueda describir el inefable horror de esta práctica, sobre todo cuando las mutilaciones son llevadas a cabo por otras mujeres. Una mutilación aún más violenta e irreversible.

La persecución y el castigo del placer no han sido únicamente religiosos. El Calibán y la Bruja, es el ensayo histórico en el que Silvia Federici plantea la tesis de cómo fue necesario castigar el ocio, el juego y la lujuria (sobre todo la de las mujeres consideradas “ancianas”, quienes durante buena parte de la edad media no eran desexualizadas y ejercían más o menos abiertamente su sexualidad), los  cuales eran mucho más aceptados y cultivados en las sociedades medievales que en las modernas, para moldear una sociedad lo suficientemente obsesionada con la productividad como para autoesclavizarse voluntariamente al trabajo. Esto es, para construir los cimientos del capitalismo. La infantilización del juego y la estigmatización del ocio y del placer fueron sólo dos estrategias para construir, a lo largo de varios siglos, al perfecto humano ciudadano del capitalismo; quien sólo se permite tener acceso al placer sin culpa durante los dos últimos días de la semana inglesa, esto es, durante el fin de semana.

El control de la reproducción y la obsesión por la productividad no son las únicas causas por las que el libre ejercicio del placer es considerado como algo que pone en peligro “al sistema”. Sigamos otra pista: el tantra. Ciertamente el término engloba una gran cantidad de prácticas, filosofías y paradigmas. Para propósitos de este ensayo, nos referiremos al tantra como una práctica sexo-religiosa entre ciertos practicantes devotos en la India. En las religiones tántricas el sexo es una práctica espiritual, una forma de conectar con el poder divino.  Lo que más se venera en las religiones tántricas es el yoni, o, en otras palabras, la vulva y la vagina. En prácticas tántricas patriarcales, los practicantes tienen sexo con “prostitutas sagradas”, de quienes obtienen el poder de conectar con lo divino e “iluminarse”. Así, el tantra coloca a la unidad creada por la vulva, la vagina y la matriz como un portal cósmico a través del cual se puede acceder al poder divino. Un portal que en sociedades patriarcales sigue siendo controlado por hombres, para beneficio de ellos mismos.

Me interesa explorar junto con ustedes, querides hysteriques, una pista más sobre el poder de lxs cuerpxs con vulva. Charlando con un ex-colega bastante machirulo sobre edad y sexo, me confesó que los hombres prefieren a las mujeres más jóvenes porque tienen menos deseo sexual y son más fáciles de satisfacer. Estudios científicos (y no es que yo crea en la capacidad incuestionable de las ciencias para producir verdades, la verdad, pero el dato viene al caso en esta caso crítico), revelan que, mientras que los hombres llegan al pico de su deseo sexual alrededor de los 20 años, las mujeres experimentan el mismo pico de deseo sexual alrededor de los 40. El miedo a la vulva dentada o devoradora, una vulva insaciable, probablemente nace ahí: una mujer de 40 años o más tendrá un apetito sexual que un hombre de su misma edad, mayor o ligeramente menor no podrá satisfacer. Esto, obviamente hablando desde un paradigma heterosexual, en el cual el placer “femenino” depende de la penetración prolongada o repetitiva; lo que desafortunadamente sigue definiendo la forma en la que viven el placer trillones de cuerpas en la planeta.

Esta plática me hizo recordar el amargo y tajante comentario que alguna vez escuché de una colega: “Las mujeres a los 40 desaparecemos”. Lo que desaparece, o disminuye, en realidad, es la capacidad del miembro masculino de gozar de erecciones una o más de una vez durante el mismo encuentro sexual a medida que los hombres envejecen. Lo cual, en el imaginario heterosexual patriarcal, es directamente proporcional a la capacidad de un onvre de satisfacer a una cuerpa y a su vulva mediante la penetración, sobre todo cuando la compañera de juegos es poseedora de una vulva y una vagina de alrededor de 40 años o más.

Acá por supuesto cabría una argumentación que podría ser larga sobre cómo, sea que el susodicho tenga 20, 40, 60 o 150 años, el miembro masculino desafortunadamente no está diseñado para provocar un orgasmo en unx cuerpx con vulva. Esto, como sabrán muches de ustedxs queridxs hysteriquxs, se logra con las manos y sí, en las edades moderna y posmoderna, también con ayuda de ciertos tipos de “juguetes” sexuales.

El placer de las vulvas y las vaginas es un poder que ha sido controlado para controlar, a su vez, la reproducción, la mano de obra, la “pureza” de los linajes que han gobernado los muchos mundos creados por lxs humanxs, así como para construir sistemas económicos basados en la explotación. E incluso, para controlar el acceso a “lo divino”. Conocer nuestrxs cuerpxs con vulva, saber cómo estimularlas para que se pongan jugosas, para regalarnos orgasmos; es la rebeldía que tenemos siempre tan a la mano para contrarrestar milenios de control religioso, político, económico y social sobre el placer de nuestrxs poderosxs cuerpxs con vulva.

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Honey Nagiko es exploradora de cuerpxs y placeres. Hedonista por elección y de profesión. Tuvo su primer orgasmo accidentalmente a los 9 años, jugando a escalar un tubo. Fue censurada por sus progenitores y desterrada a las sombras, donde el placer sexual era “algo malo”. Comenzó a recuperar la capacidad de disfrutar de un placer sexual sin culpas y autoamoroso hace 13 años. Se reencontró con su propio poder para regalarse orgasmos a través de la autoexploración y con ayuda de otrxs activistxs del placer.

@honey.nagiko

https://www.instagram.com/honey.nagiko/

 

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La revolución del culo

por Daniela Solís Rangel – Sora. 

 

Odio mi culo, odio que no sea jugoso, odio que no sea grande, odio que sea huesudo, odio que mis hip dips sean tan marcados, odio que sea plano. 

Recuerdo cuando estaba en la adolescencia y anhelaba ver redondear mis caderas y tener un culo hermoso, realmente lo deseaba, no sólo en esa etapa, hasta la fecha sigo añorando que el reflejo que tengo cambie a uno más carnoso. 

Me acuerdo que cuando tenía trece años estaba viendo un documental donde te explicaban la transición corporal que se experimenta de la pubertad a la adultez (claro que las especificaciones eran señaladas desde el binarismo de género y la hegemonía). 

A las mujeres les crece el pecho y se les redondean el abdomen y las caderas

Me da gracia recordar aquellas palabras como si fueran la regla, lo ansié y lo esperé durante años. Mi sorpresa fue que jamás vi mi cuerpo con esas características, mis caderas no son redondas y mi culo es el menos colosal que he visto. 

Un afearse frente al espejo, siempre atado a las ansiedades y las comparaciones con lo normativo, con aquel prototipo establecido como bello. Lo alejada que me comencé a sentir de la silueta femenina. Me obsesionè. 

La obsesión comparativa es monstruosa, te carcome mirando incisivamente cada detalle de esa parte que detestas, lo mucho que te falta o lo mucho que te sobra, es un demonio que te susurra al oído con odio venenoso lo alejada que estás de pertenecer al deseo, te vuelve hostil, perdiendo toda línea de cordialidad con tu propio cuerpo. 

¿Cómo se recupera la bondad con una misma después de llevar años tratándote tan abusivamente?

Mi relación con mi culo es la más tormentosa que he tenido, los años que llevo detestando verlo, lo poco deseable que me he sentido por cómo se mira y lo mucho que me he acortado el placer que me da. Es gracioso que esta parte de mi cuerpo sea una de las que más me brinda disfrute, porque me encanta sentir tacto, apretones, humedad sobre ellos, considero que esta es su revolución para que lo note, para que lo goce. 

Pero lo que más me invade es que mi cuerpo y culo pequeño no son deseables, mi placer lo he transitado desde mi apariencia y perspectiva física y, como no me gusta lo que miro acorto esta experiencia, la vuelvo banal y me deslindo para que ojos ajenos me digan si me desean o no, si merezco placer o no. 

Pienso en lo doloroso que ha sido vivir mi placer desde este lugar, a partir de la enajenación de mis formas, no me reconozco porque no habito la pertenencia de este cuerpo, me siento forastera ante la dicha de sus sentires y experiencias. ¿Qué significa mi placer?, no sé, no entiendo, que alguien me cuente. 

Tal vez para encontrar indicios debería escuchar a quien llevo tiempo ignorando. 

Me imagino a mi culo gritando: «¡Queremos placer, merecemos placer!». Estoy segura que cerraría calles y haría un plantón para hacerse escuchar, realizando su propia revolución ante esta sociedad culera que me ha hecho rechazarle, encararía a la gente con la que me he compartido y le ha despreciado. Estoy segura que si dependiera él se sentaría en sus jetas y les diría: «¡A ver!, dime que no lo estás disfrutando». 

O me imagino otro escenario, uno más personal. Me espera con un cartel al fondo que dice Intervención. 

— Tenemos que hablar. 

Yo lo miro con duda y desconfianza, no estoy lista para escucharle. Se le nota enojado. — Tienes que agarrar el pedo mija, ya estoy hartooo de tu desprecio e indiferencia, tú piensas que porque no me miro como: “¡un buen culooo, un sabroso culooo, un graaan culoooo!», no merezco gozar. Y discúlpame, pero no hay peor pendeja que la que se cree todo lo que le dice la hegemonía colonial y patriarcal—. Y ahora que le escucho pienso que mi culo es muy listo. Tanto desprecio lo volvió neurótico y agresivo, no es para menos. 

Este culo al que sólo lo he mirado para criticar, ¿me está pidiendo compasión o que me ponga perra en contra de este sistema que nos ha hecho considerar que la belleza sólo existe en aquellas formas que son consumibles? 

Porque pienso, ¿para quién quiero que este culo sea agradable de ver?, ¿de verdad se trata de mí?, ¿este culo no redondo se revela ante la belleza hegemónica para defender su lugar? 

¡Sí!, existimos culos feos, ¿y qué? 

La forma de mi culo es una venganza ante el canon de belleza patriarcal que me ha hecho creer que sólo existe una forma de ser deseable, mi culo no se consume, ni se considerará gustoso de saborear para aquellas personas que están nubladas por la hegemonía de la belleza. Lo feo como resistencia a lo perfecto, mi culo como resistencia a la violencia estética. 

No pretendo quererlo, no por ahora, pero sí comenzar a mostrarlo y experimentarlo más para incomodar mi propia percepción de belleza, para dejar de esconder esa parte de mí que creo imperfecta, quiero dejar de acortar el placer que me hace sentir, quiero dejarme jugar con este culo enojado por tanto rechazo, quiero dejar que se mueva, que golpetee caderas ajenas con goce, que sea manoseado de una forma rica, que sea lamido y mordido, quiero gritar de placer por tanto deleite que llega a sentir. Y tal vez, sólo tal vez, pueda ir comprendiendo que la belleza que tiene no radica en sus formas.

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Daniela Solís Rangel. Veinteañera en crisis que estudió periodismo. Escribo sobre la cotidianidad, la sensibilidad y el hallazgo.
Instagram: @s.o______r.a

 

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Una epifanía llamada Jamie

Por Antonio Marquet

Resulta un auténtico goce asistir a ver Jamie con un público entusiasta que reacciona a cada puntada; celebra cada perreada; censura o aprueba alguna afirmación álgida de los personajes. Da la impresión de que es un público que no va a Jamie por primera vez.

En el público no se ve sino a amigos y parejas que asisten a ver y a aplaudir a los actores/cantantes/bailarines de Jamie. A lo largo de la obra hay un estruendo de abanicos que se cierran para provocar un aplauso con eco. No queda la menor duda de que hemos aprendido a aplaudir de otra manera, con estruendo y mostrando además que sabemos usar el abanico.

¿Nace una estrella?

No; nace una drag. Jamie es una epifanía. De la secundaria a la pista; de la injuria a los reflectores, el público asiste a una fabulosa (en todos los sentidos) historia que conjura y aplasta la fuerte muralla de hostilidad que se levanta desde la juventud donde el padre y la vida social se encuentran bajo el sello de la heteronormatividad, de lo “masculino”. Jamie en todo momento está seguro de que más allá de esa muralla hay un futuro brillante.

Jamie se coloca en el jardín de los senderos que se bifurcan. Por el que cada uno de nosotros gays, transitamos ayer y hoy. Época difícil, donde la violencia se erige como corrector de cualquier asomo de disidencia, con un grado de dificultad extra: el silencio que rodea al sujeto gay, la falta de apoyo institucional, familiar y social, al despegue de la vida diversa, de la vida en la diversidad. Las nuevas narrativas gays informan sobre este capítulo de la vida: Por desobedecer a sus padres de Ana Clavel, La Mítika makina de Karaoke de Juan Pablo Ramos, Con la boca abierta de Odette Alonso, Tapizado corazón de orquídeas negras de Évolet Aceves. El abanico va del terror a la superación de ese periodo de la vida, con las cicatrices a flor de piel que permanecen a lo largo de la vida, porque ser gay se construye a partir de la herida.

No es casual que el examen de vocación, uno de los requisitos antes de la graduación, arroje como resultado que Jamie habrá de ser, si es, conductor de grúa, macho construido desde las etiquetas y prejuicios; macho “conductor” y “constructor” del edificio de una masculinidad represora, a cuyos planos no puede acceder, sino ejecutar. La escuela ofrece una formación con moldes; no educa, impone cartabones, maneras de ser, y descarta lo que no se ajusta a sus estrechos e inaceptables propósitos. En el caso de la jota desmecatada que quiere ser drag, el diagnóstico vacacional resulta de risa loca; es una burla. En realidad, es un dictamen monstruoso, en la medida en que permite observar la violencia que se le inflige a Jamie. La vocación no se deriva de las opciones del mundo supremachista que justamente anula la subjetividad, la agencia, el empoderamiento. En contraste, Jamie quiere un escenario, producirse, escribir sus guiones, gestionar sus performances. Es creador de sí, y de un nuevo orden; no ejecutor de órdenes.

Todo mundo habla de Jamie… ¿por qué? En primerísimo lugar porque hablan mal, murmuran de él: la opinión pública se transforma en un “todo mundo”, que es heteronormatividad compulsiva e impuesta. En ese “todo mundo” bloque aparentemente único, sin fisura, totalizante y totalizador, se habla… donde hablar significa la difusión de normas únicas para el rebaño heterosexual que sale de la primera adolescencia y debe estar dispuesto a aplastar la diferencia. Un mundo donde se enseña que “hablar” significa difundir e imponer puntos de vista genéricos. “Hablar” no es sino repetir; “hablar” es sinónimo de ejercer violencia, “hablar” no es sino descartar posibilidades. Se trata de un “hablar” sin un otro. Un hablar monológico, sin posibilidad alguna de dialogismo.

En cambio, Jamie, el sujeto que ha puesto en marcha este dispositivo peculiar de hablar, transforma, transgrede, cuestiona, adraga. Se conduce en la vida como si ésta fuera única, y tiene razón. La vida y cada uno de los instantes que la componen es única, como su graduación, como el primer show que da en el show, como la primera vez que se sube a las zapatillas rojas. Es preciso vivirla con entusiasmo, con pasión, sobre todo con convicciones personales, aunque éstas no sean compartidas por la sociedad, la escuela o la familia, en especial el padre heterosexista.

El habla de Jamie establece que una draga tiene que ser fuerte. Tiene asimismo que hacerse respetar y notar; también temer: esta es la ética vital a la que se adhiere el joven Jamie próximo a graduarse, es decir, a acceder a uno de los primeros peldaños de la vida profesional y social. Justamente es lo que la joven draga hace desde antes de pisar el primer escenario, antes de vestirse o maquillarse; de tener un nombre. Porque sin estos valores, sin esta convicción no hay draguedad.

Ser draga no va de vestirse, usar peluca, maquillarse o calzar elevados tacones. Cada una de estas acciones se ejecutan, pero se sostienen en una ética, en una modulación de espíritu, en una fortaleza simbólica. Fundamentalmente en la aguda conciencia de que hay que sobrevivir en un entorno supremachista, al que hay que cuestionar, al que hay que trangredir.

Jamie lo dice de varias formas, como cuando expresa que quiere portar los tacones más grandes… al tamaño de sus ambiciones. El tacón ajusta su altura a las miras de la draga. El mundo de los objetos está animado por la vida anímica del personaje. No al revés.

Lo más espectacular del performance de Jamie consiste en transformar ese monologismo heterosexista en dialogismo drag y multicultural. Del panóptico supremachista único, se establecen las diferentes maneras de ser, existir, vestirse. Del mundo de la imposición se pasa al mundo del derecho: Jamie lucha por su derecho a aparecer en el ceremonia de graduación en drag, y lo logra. Encuentra en la expresión de reglas rígidas, el espacio para llevar adelante su proyecto. Jamie lucha con su padre, se enfrenta a sus compañeros, en grupo y al líder persecutor. Jamie se bate con la maestra, con la escuela y, al final, los convence, los batea. La multiplicidad de los frentes en los que libra las batallas llevan a Jamie a ganar la guerra… la primera de una serie de guerras, porque ser drag, ser sujeto diverso es librar batallas y ganar guerras: una tras otra. Pero la primera batalla que libra es en diálogo consigo mismo, con esa vocecilla que le dice que no puede, que no tiene un vestido, que no sabe, que es un fracaso en todo, que lo anula. La primera justa que libra es contra la zancadilla que se pone a sí mismo y que está organizada a partir de todas las voces que en coro censuran el proyecto, el deseo de Jamie de ser drag. El programa de mano, lo dice:

Todo el mundo habla de Jamie (Everybody’s Talking About Jamie, TEMHJ) es un musical sobre identidad, resiliencia y respeto; sobre encontrarse, amarse y reconocerse por encima de los prejuicios sociales.[1]

El padre y el asco; ¿un asco de padre?

Una y otra vez, a lo largo de la corta vida de Jamie, se produce el desencuentro con un padre de por sí ausente. En el escenario, antes de la espectacular entrada en drag, nuevamente Jamie es rechazado por su padre al que nunca ve: será el último encuentro. Al padre, Jamie le da asco. Se lo dice en la puerta de su casa, en la calle. Jamie no es siquiera admitido en su casa. El padre aparece permanentemente en huida, en su casa, especie de bunker al que nadie penetra, del que nada se sabe. Rechazando su relación con la madre y Jamie. Rechazando su propia posibilidad de acceder a una paternidad, ciertamente difícil, porque no reconoce a su hijo en sus proyectos, maneras de sentir y actuar. Esto en abierto contraste con la actitud de la madre que apoya a su hijo masivamente, sin cuestionarlo. Amor y asco se perfilan.

Padre todo rechazo; madre toda apoyo. Padre persecutor; madre consentidora: y por consentidora no entiendo mimos y arrumacos, aunque estos no estén ausentes. Empleo la palabra por lo que dice: con-sentido-ra. La madre se coloca en el campo del sentido frente a un padre que se coloca en el sinsentido, en el asco, en el rechazo, en la imposibilidad de controlar su propio cuerpo. Es un padre en fuga sin lugar para acoger, sin lugar para huir… se sabe que funda una nueva familia, que será nuevamente gestor (no padre); gestor reincidente que quiere borrar y abrir una nueva era. ¿Es posible? En todo caso, el borramiento de su posibilidad fallida de paternidad lesiona a Jamie (y a él mismo al negarse uno de sus atributos, al negarse a asumir).

Jamie había vivido en una fantasía paterna. En simulacro, en un escenario creado por una madre que construía y le enviaba pantallas de su “padre” bajo la forma de regalos, apoyo, aceptación. Es cuando se desgarra esta fábula, que Jamie cae, para levantarse con mayor fuerza, con mayor impulso para crear un universo que estará bajo la égida de su madre, de la amiga de su madre y de su amiga musulmana. Bajo la protección de la mujer.

Cerrar y abrir ciclos

La preparación para el baile de graduación es la presentación social de su deseo y de su realización como drag. Sale a la vida profesional; sobre todo marca una trayectoria en el nuevo mundo que habrá de construir.

Un ciclo se cierra, así como la posibilidad de la figura paterna. Se cierra el ciclo de la educación básica para entrar a la vida social. Jamie entra directamente a la draguedad. Se ignora cómo se desarrollará a partir de los dieciséis años.

El nuevo ciclo, no lo conocemos. Es la trayectoria de Jamie en la vida adulta, profesional y marica. En el delta de la vida de Jamie madurez, jotería, salida del clóset y profesión coinciden. Las trayectorias convergen. No se trata ya de un sujeto escindido que vive en canales diferentes intimidad y vida pública. Se trata de una era que no es la nuestra, los que vivimos, padecemos y sobrevivimos en Heterolandia.

Todo el mundo habla de Jamie libreto y letras de Tom Macrae; música de dan Gillespie Sells, dirección de Alejandro Villalobos, coreografía de Hugo Curcumelis, iluminación de Félix Arroyo, escenografía de Jorge Ballina, se presentó en Ciudad de México en el Teatro Manolo Fábregas, en junio-agosto de 2023. La primera versión de la obra se presentó en el West End londinense en 2017.

Todos hablan de Jamie  dir. por Jonathan Butterell con Max Harwood, Sarah Lancashire, Lauren Patel. Amazon Studios 2021. 115 min.

[1] JAMIE EL MUSICAL – TODO EL MUNDO HABLA DE


Antonio Marquet (Ciudad de México, 1955) es licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Facultad de Filosofía y Letras (ffyl) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y maestro en Teoría Psicoanalítica por el Centro de Estudios e Investigación en Psicoanálisis (ciep). Realizó estudios de especialización en las Universidades de París, Washington y Colombia; en la Asociación de Lenguas Extranjeras, de Texas; en el Instituto Francés para América Latina, en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam) y en el Colegio de Bachilleres, de la Ciudad de México. Fue investigador en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la unam (1976-1980) y profesor en la uam, donde tiene a su cargo el área de Literatura. Ha colaborado en los periódicos Excelsior y El Día, en los suplementos «El Gallo Ilustrado» y «La Cultura en México», y en las revistas PluralNexosUniversidad de MéxicoFuentesTerritorios y Topodrilo.

Antonio Marquet Montiel es crítico literario y traductor, utiliza el método psicoanalítico para analizar textos de escritores mexicanos y extranjeros como Agustín Yáñez, Jorge Esquinca, Elías Nandino, Juan Rulfo, Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, Fernando del Paso, Hugo Argüelles, Luis Zapata, Severino Salazar, Vargas Llosa, Lezama Lima, Beckett, Wilde, Emile Jacobs, Jean Genet, Styron y otros.

 

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