Por RA
Año: 2013
Por RA
Año: 2013
Por Pola RG y Liz Misterio
Por Sibilademente
Técnica: Plata sobre gelatina
Año: 2000
Por: Liz Misterio
Lazlo Pearlman ( E.U.A.) creador, performer, director, conferencista y maestro; que desde su obra, su cuerpo y su vida desafía las convenciones culturales de lo que es el género y cómo se construye. Su trabajo se centra en su experiencia transexual de mujer a hombre así como las maneras en que la sociedad marca y decodifica el cuerpo.
Lazlo muy amablemente nos contestó algunas preguntas que nos ayudarán a comprender mejor su obra.
Hysteria: ¿Qué es la masculinidad?
Lazlo: En realidad, no tengo ni idea. Queremos separar la hombría de la masculinidad para que las personas que no son hombres cisgénero[1] puedan reclamar la masculinidad para sí mismos. Estoy de acuerdo y apoyo a esto, por supuesto. Pero ¿qué es la masculinidad? ¿Un conjunto de comportamientos, de estilos, de ropa? NO es ser fuerte o no llorar. NO es ser el que compone el coche en lugar de la persona que prepara la comida. De eso puedo estar seguro. Cada persona que se identifica como masculina puede decidir lo que es para él mismo.
H: ¿Cómo se construye?
L: Yo estoy con Judith Butler, el género es performativo. En el momento en que el bebé sale del vientre de su madre y el médico o la partera dice es un niño, todo el peso de la historia de la hombría y la masculinidad recae sobre ese niño. Todo lo que alguna vez, ha, fue depositado en esa palabra ahora se deposita en ese bebé. Se sigue de ahí, las culturas la refuerzan, la reiteran, añaden a los marcadores de la misma, de generación en generación, momento a momento.
H. —¿Cómo podría ser el hombre perfecto?
L. —En nuestras culturas, creo que el hombre perfecto sería aquel que fuera capaz de rechazar todo su privilegio masculino y requisitos machistas y simplemente ser una persona viviendo con humildad en este mundo.
Unhung Heroes (2002) es un cortometraje cómico en el que se parodia a un grupo de chicos transgénero que conspiran para obtener el dinero que necesitan para hacerse un transplante de pene.
Unhung Heroes from Lazlo Pearlman on Vimeo.
Puedes ver mas de su trabajo en: http://www.lazlopearlman.com
[1] Alineamiento entre identidad de género, sexo biológico y comportamiento acorde al género biológico.
por Marisol Maza
¿Qué características debe tener el hombre perfecto? ¿Son estas características físicas o están dadas por una forma de actuar?
Estas preguntas han sido uno de los ejes temáticos en el trabajo fotográfico de una artista que ha planteado su obra en la exploración del cuerpo y el género. Paola Adriana García Ruíz (Ciudad de México, 1987) estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y durante 2008 al 2011 realizó el proyecto “Identidades reconstruidas: un collage genérico”, proyecto artístico con la comunidad transgénero de la ciudad de México.
En una de sus series realizó retratos a la agrupación Original Drag King México. Según su propia definición, un drag king en ODKM es toda aquella persona que sin importar el género físico, mental, identidad de género o preferencia sexual, se dedica a realizar performances, shows, etcétera; para exagerar, burlarse o ridiculizar el estereotipo del rol masculino.
En su serie “Lo abstracto y lo concreto”, Paola busca contraponer los discursos establecidos con relación a los transgénero con la percepción y las vivencias de ellos.
Para esto realizó una serie fotográfica en la cual complacía sus sueños de ser retratados como ellos quisieran, poniendo de lado todos aquellos prejuicios de cómo deben verse sino cómo quieren verse ellos.
“Indicadores de sexo, apropiaciones de genero” (2009) es una pieza en video en la que muestran acciones y actitudes que socialmente funcionan como indicadores sexuales.
Visita su página:
http://paolavisual.wordpress.com/
[divider]Dice el refrán “El hombre es como el oso, entre más vello más hermoso” y en la obra de Dieter Brandau lo comprobamos, con sus dibujos de varoniles figuras en oníricos entornos.
[box type=»shadow» ] Dieter Brandau (Chile)
Puedes ver más de su trabajo en:
http://elwueonquedibuja.tumblr.com/
http://dieterbrandau.propulso.cl/
[/box]
“Me estimula la construcción de redes utópicas, cuando la virtualidad se convierte en realidad, surgen nuevos símbolos, una monstruosidad potencial, ciencia y el universo. Mi aproximación artística se alimenta de estudios científicos y en un estudio de campo en diversos dominios sociales y culturales.”
[box type=»shadow» ]Cetuss (Génova, Suiza) también conocido como Petter Viasselfebb y Baptiste Lefevre. Es editor de la revista en línea www.make8elieve.com[/box]
por Karla Tamayo
Hubo un tiempo en que los hombres eran hombres y las mujercitas se quedaban en la casa, atendiéndolos, como lo que son: mujercitas, dice resoplando mi tío Juan. Yo nomás lo miro haciendo como que la virgen me habla, porque si llegara a saber un solo detalle de mi vida, ¡jo!, quién sabe lo que pasaría. Lo dice encendiendo un Alitas, tocándose los huevos y mirando despectivamente y con un poquito de lujuria a Lola, mi hermanita, que en vez de estar haciendo la comida hoy que es domingo, está recostada en el sofá leyendo a Mariano Azuela, para su trabajo de la Novela de la Revolución. Yo nomás me quedo callado, ¿qué puedo decir?
Mamá sale de la cocina con los platos, lo mira con cierta conmiseración y le dice:
—Ay, Juanito, esos tiempos ya pasaron. Lola, dile a tu tío que el libro que tienes en las manos es el único sitio donde pasan esas cosas.
Lola solo sonríe, yo sigo poniendo la mesa.
—No, Gloria. Tú sabes que lo hombre se hace, no te vaya a salir mampito alguno de tus hijos por andar con esos piensos.
Mamá me mira y suelta una risotada enérgica.
—¿De qué te ríes, Yoya? ¿A poco este es mampo? –refiriéndose a mí de nuevo, con su cara de guarro. Tuve ganas de mentarle la madre, pero resulta que su madre es mi abue.
—¡Ya está la cena! -grita mamá, y todos nos apresuramos a sentarnos alrededor de la mesa.
—¿No iba a venir Fernando? —pregunta el tío.
—Viene en un rato, Juan.Come.
El tío Juan orquestó las conversaciones que fueron de los recuerdos, que no son suyos, de la revolución mexicana a la manera adecuada en la que un ranchero debe ayudar al toro a preñar una vaca. Como puede intuirse, los temas revolucionarios tocaron a Lola y los de la vaca a mí. Me dio un asco… que varias veces estuve a punto de vomitar sobre la mesa.
A las 8:30, casi cuando terminábamos de cenar, se escucharon unas risas fuertes, claras, limpias, que provenían de la escalera.
—Es Ferrush—le dije a mamá, quedito.
—Juan, ¿quieres postre? Fer dijo que prepararía uno de fresas. Te gustan las fresas, ¿no?
De pronto se oyó que metían la llave en el cerrojo, luego la hicieron girar y por fin se abrió la puerta:
—¡Hola, familia! —dijo Fer.
Mi tío, que intentaba raspar el fondo del plato que había quedado lleno de queso dorado, alzó estrepitosamente la mirada. Conforme iba subiéndola por el cuerpo de mi hermano (que estaba lo bastante atractivo, fuerte y acicalado para levantar miradas, miembros, envidias, no sé), iba proporcionalmente abriendo la boca. Fer sonreía con ese gesto casi angelical que lo caracteriza. Todos celebramos su llegada.
—¡Tío Juanito!—dijo.
Y todos nos quedamos callados, incluso Ernest, que se había quedado en el pórtico y tenía, como siempre, tanto que contarnos sobre cualquier cosa por irrelevante que esta fuera. Se escucharon como balazos los tacones de Fer que atravesaron el salón hasta llegar frente al tío Juan, que para entonces estaba pálido, con la mandíbula desencajada: tac, tac, tac, tac, tac, tac, le dio un beso en la mejilla y le dijo algo al oído que no alcanzamos a oír; sin embargo, todos sonreímos un poco medio escondiéndolo, otro medio expectantes. El tío Juan se puso rojo, luego verde, luego otra vez blanco, se le hincharon las venas de la frente, como cuando hay mucho sol o se pelea con la tía Vero. Se levantó, lo miró a los ojos. Metió la mano en el saco y se oyeron los rugidos de nuevo: tres nuevos taconazos. Solo que esta vez los produjo un revólver.
México, D. F., mayo 19 de 2013
por Ardiente Scarlett
Me llamó después de años de no saber de él. Platicamos poco pero me dijo que necesitaba verme. Acordamos que pasaría a recogerme a las ocho de la noche. Estaba nerviosa, después de tanto tiempo tenía que verme guapísima. Decido ponerme la falda tableada que tanto le gustaba y hace que mis piernas se vieran largas y torneadas, una blusa blanca entallada con mi bra favorito, (el que se abrocha por delante). Botas y cabello suelto, atuendo perfecto para verme radiante. Espero que él piense lo mismo.
Ocho en punto y suena el timbre. ¡Oh Dios mío, ya llegó!, abro la puerta y ahí está él, su sonrisa es tan sexy como la recordaba. Me saluda con un beso en la comisura de mis labios y cuando me abraza me susurra al oído:
—Estás más hermosa de lo que recordaba. —Después me mira de pies a cabeza.
—Y veo que aún te acuerdas que esa es mi falda favorita. —Los colores se me suben al rostro y solo logro decir, gracias.
—¿Nos vamos? —Me dice señalando una motocicleta estacionada. Yo pienso; no es cierto, ¿Cómo voy a subirme con la falda? Él sonríe.
—Vendí el auto, ahora este es mi vehículo. No te preocupes por la falda, yo sé cómo viajar y que vayas cómoda. —Él se sube y después me pide que lo haga, ya arriba me pongo el casco y me abrazo a su torso. Su olor es delicioso y sentirlo tan cerca hace que me empiece a dar más calor del que ya hace.
Llegamos al estacionamiento y quedamos justo entre una camioneta y la pared. Cuando bajo de la moto y me quito el casco mi cabello está un poco revuelto; me ayuda a acomodarlo. Nuestras miradas se cruzan y estamos tan cerca que puedo oler su aliento, me mira fijamente y me dice:
—De verdad nunca has dejado de gustarme. —Me toma por la cintura y empieza a besarme, cuando menos lo espero coloca una de sus manos en mi rostro y va bajando lentamente por mi cuello hasta llegar a mis senos que para ese momento están tan erectos que siento que pueden verse a través de mi blusa la cual empieza a desabotonar. Su otra mano baja por mi trasero y explora por debajo de la falda.
—No sabes cuantas ganas tengo de hacerte mía en este momento, —murmura.
—¿Se te antoja? —Le pregunto mordiéndome el labio.
—No hagas eso, no voy a poder controlarme.
—¿Hacer qué? —Sé perfectamente que mis labios lo provocan. Pongo mi mano en su entrepierna y puedo sentir que me desea. Solo contesto:
—¡Hazlo, nada te detiene!
Con un movimiento rápido me pone en cuatro sobre la moto, sube mi falda y de un tirón me quita la tanga, empieza a masajearme las nalgas mientras yo me mojo. Lo nota y usa su lengua para probar mis fluidos, empieza a chupar suavemente mientras escucho sus gemidos haciendo coro con los míos. Me toma por los hombros y me voltea, quedamos de frente y empieza a besarme. Puedo sentir mi sabor en sus labios.
Llevo mi mano a su pantalón y lo desabotono, bajo el cierre y meto la mano para sentirlo. Ya está grueso y firme, creo que está listo para penetrarme. Lo saco y me inclino frente a él, de reojo busco su rostro pero sólo puedo ver su barbilla y escuchar unos gemidos ahogados que salen de su boca. Empiezo a tocarlo con mi lengua, vaya que está excitado, trato de meter todo lo que cabe en mi boca y empiezo a chuparlo lo mejor que puedo, mientras que con una mano juego con sus testículos, con la otra desabrocho mi bra. Mis senos ahora están libres y empiezo a masturbarlo con ellos. Tener su miembro entre mis senos lo excita mucho. Él observa lo que hago mientras mete uno de sus dedos a mi boca. Me toma del cuello y me levanta, me da un beso tan apasionado que su lengua me invade por completo mientras sus manos juguetean con mis senos y mi sexo.
—¿Estás lista para sentirme? —Apenas puedo contestarle que sí, su dedo en mi vagina no me permite pensar más. Me acomoda encima de la moto y empieza a abrir mis piernas, de una embestida me penetra muy profundo, lo siento y solo debo pensar que este es uno de los momentos más excitantes de mi vida. Sus movimientos me dejan sin aliento, sus manos no paran de explorar mis pechos y mi clítoris y yo no puedo hacer más que gemir y sentir como se mueve dentro de mí. Llega mi orgasmo como un estallido múltiple, estoy extasiada y no tengo otra forma de demostrárselo más que de esta manera, mi postura en la moto no me permite hacer movimientos. Él siente mis fluidos y saca su miembro al mismo tiempo que pregunta:
—¿Qué te ha parecido nena? —Me incorporo con su ayuda.
—No hemos terminado. — Le digo mientras le planto un beso y muerdo sus labios, bajo lentamente por su torso, no sé en qué momento se desabrochó la camisa, y llego hasta ese miembro que hace unos momentos me hizo estallar de placer, empiezo a chuparlo mientras lo masajeo con mis manos, juego con mi lengua en sus testículos y solo siento como agarra mi cabello con fuerza, aguantando sus ganas de gritar y guiándome sobre el ritmo que debo seguir para darle placer. Le empiezo a hacer una de mis mejores mamadas.
—Ya casi me vengo, —Me dice. Saco su pene de mi boca y su semen se derrama sobre mis senos.
Baja la mirada y me observa mientras le limpio la cabeza con la lengua. Cuando termino me levanta me muerde los senos, con sus manos sobre ellos me dice:
—No sé cómo he podido dejarte ir, necesito más de ti.
—Y yo de ti.
Me limpia dulcemente y empieza a arreglarme el bra y la blusa, yo lo arreglo a él. Me doy cuenta que sigo sin mi tanga y cuando intento pedírsela solo contesta:
—Esto me pertenece nena, tiene tu aroma y quiero conservarlo. —Da un beso a mi nariz.
—Te llevo a tu casa.
Nos subimos a la moto y cuando llegamos a mi puerta volvió a meter su mano en mi entrepierna mientras me da mi beso de despedida.
—Cómo me hacías falta nena, —murmura y suspira. Nuestras frentes están pegada una a la otra.
—Quiero verte otra vez.
—Yo también bombón, ¡me encantas! —Le contesto dulcemente colgada de su cuello
Me besa nuevamente, sube a su moto y lo veo desaparecer.
Suena el celular y es un mensaje suyo… «Eres una Diosa nena, gracias por cumplir mi fantasía, quiero ver que más puedes ofrecer a este mortal. Ojalá me hagas un descuentito la próxima vez». Sonrío esperando vuelva a llamar.
por Salcon
Mi papá era jardinero y poeta. Desde muy temprano hablaba con todas ellas, las acariciaba con sus melodías, las entretenía con sus palabras, las enamoraba con su bella y serena presencia.
Mi papá era un buen jardinero que traía a la lluvia con sus hechizos, al sol con su canto, al cielo estrellado con su amor de padre.
Mi papá era un buen poeta de cuyas frases nacían rosas, violetas, flores de jacaranda, magallis, nardos, pétalos multicolores, lilas, hortensias, geranios, orquídeas, mastuerzos, magnolias, madreselvas, hiedras y girasoles.
También era amigo del viento, los árboles y los gatos, de los perros aulladores, de las ratas de pradera, de las orugas, de los mosquitos, de las lombrices, de las golondrinas o de las arañitas de los troncos y de las catarinas.
Él intercambiaba pensamientos con las lagartijas, los chapulines o las mariposas. Su risa contagiosa provocaba la algarabía de las aves, a las cuales llamaba hijas.
Mi papá era jardinero y poeta que con sus manos daba forma al más hermoso y acogedor de los jardines, y con sus labios les contaba a todos ahí lo que había vivido y viajado. Amaba el mar y a sus cristales millonarios.
Mi papá era jardinero y poeta mientras soñaba. Cuando despertó un día se convirtió en riachuelo que se fue por debajo de la tierra y de las inmensas piedras.
—–(05 Junio 2008)
14:17 horas