Nacimiento de América Latina

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Tejidos : Tejidos Subversivos

Colaboración : Carla del Ponte flores , Doula

Registros fotográficos : Marcela Anabalón

He sido madre 4 veces, en todas las oportunidades fui víctima de violencia obstétricia, por ignorancia, por poco empoderar, por pobre. Tuve 4 partos normales y me hubiese encantado haber traído al mundo a alguno de mis cachorros humanos respetando mis tiempos, en mi casa, de la mano de una mujer sabia, rodeado de amor. Como no fue este mi caso y los traje al mundo en ese frío blanco de un hospital público, desde mi experiencia más intima es que nacen estas ganas de hacer un registro, un poco rescatando la tradición de los partos en casa respetados, rodeadas de mujeres y de amor. Yo no tendré más hijos, decidí esterilizarme… una decisión muy fuerte que tomé, la cual ya no puedo revertir… Me estoy educando sobre el tema porque quiero que mis nietos vengan al mundo de la manera más amorosa y respetuosa, no quiero que ninguna de mis hijas (si deciden ser madres) sufra por todo lo que yo sufrí, quiero aprender para recibir a mis nietos , si es que deciden venir al mundo.
Me hubiese encantado haber accedido a mis placentas, que no me hubiesen cortado, ni cosido, pero como no pudo ser, agradezco mi experiencia y desde ella creo …

… Nace nuestra América Latina, sin traumas, rodeadx de amor, ¡¡¡que labor más importante la de las parteras y de las madres para cambiar el sistema en que vivimos, la llegada al mundo de un cachorro humano, de nuevos seres humanes que cambiarán lo ya establecido!!! a deconstruir y criar des-patriarcalmente. 
Nace nuestra América Latina de la mano de las parteras este oficio ancestral que está presente en el linaje de la humanidad, presente en el ADN de las mujeres y en la sabiduría de los cuerpos maternos, recuperar la confianza en nuestra propia naturaleza es honrar a todas nuestras abuelas que hicieron de este oficio cuerpo y vida para traer el mundo a la humanidad, a esta humanidad que queremos sanar y volver a parir para conectarnos con nuestra naturaleza humana.
El oficio de la partera es el más antiguo del mundo, la partera moderna y la partera tradicional trabajaban en colaboración con la familia. La partera encarna la experiencia del acompañamiento ancestral a la mujer, las parteras de la edad media perseguidas por la inquisición por sus variados y vastos conocimientos que inducen al uso de hierbas, la conexión con la naturaleza, los saberes de las fases lunares y los ritmos estacionales del clima, de los fenómenos y energías internas y externas. De muchas formas lo que ahora se conoce como chamanismo. Las parteras antiguas trabajan con fuerzas invisibles, la escucha atenta, la intuición, la confianza en aquello que no es evidente, la gran sensibilidad que nos lleva a percibir lo que de otra forma podía ser intangible.
Para recibir y parir un cachorro humano naturalmente se requiere un conocimiento y una entrega de confianza en las fuerzas de la naturaleza. 
¿Podrías imaginar cuántos bebés han nacido en la tierra en manos de parteras? Este oficio está basado en la impertinencia, en el saber que esas manos están abiertas a recibir la vida aunque a ellas no pertenezca.

     La partera se convierte en una guía, protectora, amiga, acompañante incondicional resguardando la integridad física, emocional y psicoespiritual de la mujer y su familia durante los procesos de embarazo, parto y nacimiento.

La humanidad surgió sin tecnología y la partera a través de su trabajo de observación de los ciclos de la naturaleza, naturaleza que reside en nuestros cuerpos, desarrollo una técnica, a través de esta observación y práctica para levantar un cuerpo de conocimientos que vive en las mujeres.
Así de la mano de una partera, y la sabiduría uterina de las madres heredada de su matrilinaje, es que Nace nuestra América Latina.

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