Lentejuelas y consignas: Un vistazo a la 36a Marcha del Orgullo LGBTTTI

por Xavier Aguirre «el abuelo»

 El 28 de junio se llevó a cabo la 36ª Marcha del Orgullo LGBTTTI en el Distrito Federal. En la actualidad, México vive una situación ambigua en materia de los derechos de quienes pertenecemos a la diversidad sexual. Por un lado, se avanza en términos del reconocimiento a las uniones legales entre parejas homosexuales, la discusión sobre los derechos de nuestra comunidad crece en la opinión pública y los medios de comunicación, cada vez más personas de nuestro colectivo tienen acceso a los espacios de visibilidad y empoderamiento social. Por el otro, los crímenes de odio por homofobia están a la alza, el senado legitima una comisión cuyo trasfondo ideológico es claramente discriminatorio y la sociedad se niega a reconocer la violencia velada que palpita en lo que, se jura y perjura, es un inocente grito futbolero.

   Debo admitir que siempre me ha sorprendido la capacidad sectaria de la diversidad sexual. Tenemos una asombrosa facilidad, sólo igualada por la izquierda nacional, de dividirnos ante nimiedades de forma, sin ahondar en los fondos, confundiendo diferencias de modos con diferencias de bandos. Por suerte, mal que bien, al final seguimos marchando todxs juntxs.

   Como cada año este panorama enmarcó las diversas posturas ante la marcha de quienes participan en ella. Posturas expresadas antes, durante y después de la manifestación en consignas, volantes, blogs, pancartas, redes sociales y un largo etcétera.

   No es sorprendente que en todos estos medios haya surgido un debate mil veces machacado: la validez o no del espacio carnavalesco de la marcha, la puesta en duda de la compatibilidad real entre un mecanismo de lucha y la expresión del alegre desmadre. Este año en particular, el debate se extendió con virulencia y agresividad, exponiendo las percepciones distintas que los miembros de nuestra comunidad tienen del entorno nacional y de los mecanismos mediante los cuales se conquistan los derechos más fundamentales.

   “Todxs en lucha” es una toma de postura al respecto: me parece que el carnaval, la alegría, el color, son también mecanismos de lucha. El desmadre es también un modo de insurrección.

   Esta serie de imágenes busca reconocer la Marcha del Orgullo LGBTTTI como un espacio de lucha y de liberación, donde ambos objetivos se encuentran y pueden convivir arropando la diversidad. Como comunidad es fundamental que aprendamos a reconocer y respetar todos los mecanismos de lucha, sean o no compatibles con nosotros, sea que estos se expresen con manifiestos o con diamantina.

   Estas imágenes fueron realizadas al concluir la manifestación, en un espacio emblemático para todos los mexicanos: el zócalo de la Ciudad de México. En el imaginario colectivo, este espacio es el territorio clave de la lucha social. Desde la entrada de los ejércitos de Zapata y Villa cuando la Convención de Agusacalientes, hasta las manifestaciones de Yo Soy 132, pasando por las históricas movilizaciones de agraristas, médicos, ferrocarrileros, petroleros, así como los estudiantes en 1968 o los opositores a los fraudes electorales de 1988 y 2006.

   En este país que se desangra, que se encuentra sumido en la crisis económica y en donde el gobierno federal y local han emprendido un claro embate contra la movilización social, llegar al zócalo no es un detalle menor. En el contexto de la criminalización de la protesta, no podemos restarle importancia al hecho de que una vez más tomamos las calles de la ciudad y llegamos al lugar que es legítimamente nuestro. No olvidemos que eso se logró gracias a que, desde las lentejuelas o desde las consignas, seguimos todxs en lucha. ¡Y seguiremos!

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