Homoweb: Ejercicicios Identitarios de la Homosexualidad Mexicana

Por Lagartier

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Hombres vestidos con ropa femenina, maquillados exageradamente y hablando con ademanes de esencia femenina es la manera en que recuerdo que los medios de comunicación de los 90´s —hasta nuestras fechas—representaban ordinariamente al homosexual en series de televisión abierta o en películas mexicanas. De forma paralela a esos «personajes» los llegaba a ver deambular en la vida real: tanto en pueblos como en ciudades.

    Con la alimentación de esos clichés, auspiciados por la mass media y los comentarios discriminatorios respecto al «jota de la colonia», la imagen de ese homosexual con parafernalia femenina se cristalizaba cada vez más en mi diccionario visual.

    Pasé la pubertad entre erecciones involuntarias, pelis porno que me prestaban mis amigos hetero, conquistas de chicas inalcanzables y cachondeos con mi amigovia en la oscuridad de las butacas del cine local. Ingresé a la universidad al inicio del año 2000, comencé a definir más mi personalidad y entonces fue cuando «amplié» mis horizontes sexuales. Al mismo tiempo entré en una especie de shock pues al descubrir —o tal vez de forma consciente— aceptar mi otro gusto por los chicos, pensé que la consecuencia próxima sería portar faldas u ombligueras y enchinarme las pestañas. Pensé que me convertiría en un personaje tipo «La Manuela» de la cinta mexicana «El lugar sin Límites —por cierto muy buena película de Arturo Ripstein. No quería eso. No me latía la idea de vestirme de mujer. Mis rasgos físicos son toscos, mi cara alargada mi gran manzana de adán, mi nariz aguileña, mis cejas pobladas, un cuerpo flaco, grandes manos y unos tenis del no. 9. Era mil veces mejor andar de «hombre». De hecho prefería tener un cuerpo musculoso en vez de uno «femenino». Las bubbies de las chicas me prendían, pero no ansiaba tener unos implantes.

    Estaba a gusto y en completa paz, armonía y complicidad con las travesuras de mi pene. Comencé a darme cuenta que ser y vivir mi parte homosexual era algo sencillo pero a la vez complejo: ¿cómo sabría identificar a aquellos hombres que tienen preferencias sexuales similares a las mías? Pues bien, para derribar las bardas de la discriminación homosexual, del «que dirán» o demás situaciones que ocurren por el simple hecho de pensar y ser diferente, a alguien se le ocurrió desarrollar sitios web —y ahora apps— cuya finalidad desde entonces era fomentar y facilitar la socialización y contacto sexual ocasional o formal entre hombres de determinada región o país. Esto sin necesidad de asistir a un bar o antro «gay» o tener que recurrir a una zona específica (pública o underground) para socializar o «ligar». Tales sitios web o apps son públicos y de cierta forma gratuitos, todo el mundo los puede utilizar, sin embargo conservan cierta naturaleza personal y privada. Esta situación permite que cualquier hombre fuera o dentro del «closet» decida entrar a estos sitios, sin temor a ser discriminado o criticado. Fue en estos espacios virtuales, donde comencé a encontrar de todo: homosexuales de tez morena, blanca o «tostada», de rasgos indígenas, mestizos, o ascendencia europea o africana.

    Mis clichés respecto a al concepto de imagen que tenía del homosexual se desmoronaron. Confirmé que la imagen establecida del homosexual en la sociedad en general es muy reducida, por tal motivo decidí hacer un ejercicio de corte tipológico que permitiera revelar un rostro de ese hombre que gusta de otros hombres; que habita en un mundo aparentemente ajeno llamado internet.

    Para este ejercicio identitario escogí el sitio web manhunt.net que afirma ser «el sitio de encuentros gay más grande del mundo». Sin embargo, su lema no fue lo que más llamó mi atención, sino la libertad que dan al usuario de establecer una o varias «fotos de perfil» sin censura en cuanto a contenido. Además de tener la facilidad de buscar perfiles por ciudad o población. Fue con este material gráfico subido a la web por la propia comunidad gay, que realice un ejercicio experimental de corte tipológico respecto a la imagen del homosexual mexicano que «habita» y convive en un espacio alterno llamado internet.

    En esta ocasión les presento una sección de este proyecto titulado Homo-web, que se compone de 6 retratos realizados con el uso de distintas imágenes faciales pertenecientes a centenares de perfiles de usuarios de la red social Manhunt® (México). Mediante la apropiación de tales imágenes realizada bajo una selección y organización sistemática, y con la utilización de un software de edición de imágenes, empleé cada imagen digital como negativo de película, colocando una sobre otra de una forma repetida y aleatoria para así emular una múltiple exposición de película fotográfica. Elegí 6 ciudades que en el aspecto cultural y social fueran claros representantes de distintas regiones de México (DF, Guadalajara, Monterrey, Mérida, Tijuana y Oaxaca) . La dimensión demográfica de cada ciudad también fue una variable importante a considerar, más no la única. Bajo este esquema, realicé una interpretación mediante imágenes apropiadas, que pudieran evocar un rostro común del homosexual que habita en diversas zonas representativas de México, para así recrear un retrato más libre de clichés que pueda materializar y la vez representar a ese grupo de homosexuales que están ahí pero parecieran invisibles: Homo-web.

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Sr. Lagartier, Ciudad de México. Fotógrafo freelance, con orientación al documental y la fotografía de autor. Su principal trabajo se centra en el retrato para fotoperiodismo o colecciones privadas (Bellas Artes). Desde 2013, colabora en diferentes revistas como MARVIN (Mexico), AROUSE (Spain), MAMBO MAGAZINE (Spain) and VICE (Mexico).

Ha participado en distintas exposiciones individuales y colectivas, en galerías y museos mexicanos.

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