por Por Jacqueline Campos
Tenía 7 años, cuando en 1983 el mundo comenzaba hablar del virus, pero en mi casa nadie habló de esto. En la televisión se escuchaba el Osito panda cantado por una chica rubia, que me recordaba a una princesa rubia de un país lejano llamada Diana de Gales cuya grandiosa boda miré con mi madre por la tele. Transcurrió mi primaria, acostándome a dormir sin saber ¿Cuál era el pecado de Oyuki? ¿Y por qué Rosa Salvaje se bañaba en un barril similar al del Chavo del ocho?… Mientras, en el mundo el virus se propagaba sin control, matando a víctimas humanas. Ellos sufrían los síntomas dolorosos de la enfermedad y la sentencia de muerte por falta de medicamentos efectivos; pero lo peor era que ellos “Los Infectados” (bebés, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres) padecían el prejuicio y la discriminación de su comunidad; y en mi casa nadie hablaba de esto, yo lo ignoraba todo…
En la secundaria, me enamoré de la voz de Freddie Mercury, y fue entonces; que al profesor de biología le toco contarnos sobre el VIH. Escuchamos en silencio, luego algunos hicieron comentarios desagradables sobre las formas de contagio y los contagiados; el maestro no pudo con el tema y las inquietudes. Antes de terminar su clase sólo nos advirtió “No tengan relaciones sexuales”…Me parecía algo muy lejano y creía que los contagiados vivían en lugares extremadamente distantes como África, porque era el continente del que más se escuchaba sobre el SIDA en los noticieros mexicanos, parecía que no había VIH en México y en mi casa; seguían sin hablar del tema.
En la preparatoria lloré por el impacto de la muerte de mi amor platónico el vocalista de Queen, fue tan breve nuestro romance, apenas comenzaba a conocer de su música y el VIH lo mató; porque el VIH es un asesinó que no distingue entre clases sociales, color de piel, edad, género, raza, bondad o maldad humana…mi madre me escucho cantar mil veces Innuendo a todo volumen cuando atravesaba mi duelo en mi habitación, y sólo entonces se atrevió hablar del tema conmigo al preguntarme ¿Por qué estaba triste y actuando así? Y le dije que me parecía injusto que la gente estuviera muriendo a causa del SIDA sin ayuda médica que los salve, que era horrendo que los infectados cómo Freddie Mercury, tengan que esconder su enfermedad y sufrimiento para no ser menospreciados por la gente ignorante que los ataca y discrimina…y fue entonces, cuando recordé a la princesa que visitó y tocó a infectados ingleses. Ella los miró con compasión y algo que percibí, como empatía genuina por los enfermos de VIH.
Treinta años después de la muerte de mí amor platónico y de aquella catarsis con mi madre donde, por fin hablamos del SIDA; y a veintisiete años de la muerte de una verdadera princesa de corazones, hoy mi hijo de 11 años me pregunta ¿Qué es el SIDA? Y yo, tengo la oportunidad y la responsabilidad de formar en él, a una persona libre de prejuicios, que no discrimine y que practique la compasión y la empatía…Él de mí no escuchará, sólo la advertencia de, no tengas relaciones sexuales.
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Jacqueline Campos (Mérida, Yucatán, México 1976). Psicóloga, especializada en educación por la UADY. Radica en Baja California, se desarrolla como Psicoterapeuta, Colaboradora voluntaria de diversas organizaciones civiles que apoyan a grupos vulnerables. Escritora emergente. Productora y conductora de la Radio XEQIN/XHSQB en Baja California.