fbpx

DESEOS ABYECTOS Y PLACERES ADVERSOS

"Sole Arnau" por Promethea

«Sole Arnau» por Promethea

por Itxi Guerra

Una vez, hablando con Bruno Martinez (sexólogo) durante una charla sobre discapacidad, dolor crónico y sexualidad, salió la cuestión de la fetichización de los cuerpos tullidos. Cómo nuestra única manera de habitar los circuitos del deseo era cuando nuestros cuerpos eran fetichizados. 

Esto no se planteaba como una cuestión negativa, como ocurre en ciertos casos, sino todo lo contrario. Desde la idea de “menos mal que nos están fetichizando!”, pues este es nuestro espacio de habitar el deseo, y no solo eso, también de romperlo.

A través de esta afirmación surge la cuestión que vertebra este texto: ¿Por qué fetichizar los cuerpos lisiados es concebido como una cuestión negativa, incluso es patologizado, en cambio si se hace con personas pelirrojas o con los pies (ej.) no?

Los cuerpos lisiados somos esa aberración de la norma. Esos cachos de carne con huesos que no somos ni deseados ni deseantes, monstruos de los cuales huir, damos asco, somos inconcebibles desde el deseo. 

Habitamos ese limbo entre fetichización, repugnancia y vacío absoluto en el que nos atrapan y encorsetan, pues saben que somos la bomba que detona el deseo normativo. Somos esa bomba lapa que hace saltar por los aires la heterosexualidad obligatoria, la monogamia, lo cis, la capacidad obligatoria, la hegemonía del deseo. Todo aquel sustento al cual se agarra el cisheteropatriarcado para sobrevivir, para permanecer y no morir.

Nuestros cuerpos son el reflejo del fracaso en el sistema capitalista. No cumplimos con sus expectativas de belleza, de docilidad, y por eso nos apartan de sus circuitos de deseo. Por puro miedo a reconocerse en su propia vulnerabilidad, su fragilidad, en su ruptura de la norma. 

Porque ¿cómo se va a desear el fracaso, la dependencia, la vulnerabilidad cuando es justo eso lo que nos incomoda, lo que nos perturba?

Por miedo a aceptar que todos los cuerpos son desechables para el sistema capitalista, que incluso sus propios cuerpos cuerdos y capaces pueden, y de facto así pasará cuando envejezcan, no caber en esos circuitos de deseo artificiales que se han montado. 

Es en ese vacío, en este silencio, en ese limbo, donde les diskas construimos nuestras propias utopías, nuestros propios circuitos, nuestros propios deseos. Trincheras donde poder corrernos, explorarnos, disfrutar lejos de miradas castigadoras que nos encierran y aíslan.

Trincheras donde todas las monstruosidades caben. Donde todos los cuerpos pueden habitar el deseo de la forma en la que les de la gana y donde nuestras camas puedan ser más que un sitio donde echarse la siesta. Que nuestras camas, cocinas y sofás son trincheras de placer, de goce y de deseo.

Es la trinchera del fracaso, de les fracasades, de les que no se someten al capitalismo feroz que corroe hasta nuestras camas. Es la trinchera de quienes deciden decir “basta!” ante un sistema que nos quiere funcionales, disforikes y obedientes, pero nos tiene eufórikes y disfrutones, poniendo en el centro los placeres, el ocio, los mimos y los fluidos.

Nos tiene juntes y revueltes, cuestionando la monogamia y haciendo de nuestras redes espacios de resistencia y goce, porque solo con amigues sobrevivimos y les destruimos. Porque les desmontamos el chiringuito en un momento.

Soy Itxi Guerra, doy charlas y hago activismo kuir-diska en el estado español desde 2018. Soy un intento de akadémica mamarracha,  fan de las siestas y de hacer bollitos, como buena bollera.

Scroll To Top