Colectiva Chuvajetik: Murales comunitarios por las disidencias

Las Chuvajetik -locas/locura en lengua Tsotsil- somos una colectiva de maricas y lesbianas que radican, resisten y se organizan en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Desde el 2017 hemos convocado a la denuncia pública de las violaciones a nuestros derechos humanos a través de acciones educativas, de incidencia política y comunicación. Para este año decidimos impulsar una faceta más visual, resultado de procesos colectivos y de ejercicios de exploración en torno al cómo impactar en la población local a través de acciones culturales y artísticas en espacios públicos. Fue así que surgió una inquietud de denunciar-cuestionar a través del arte con en el proyecto “Murales por la disidencia”, además de impulsar una serie de intervenciones visuales en algunas zonas de la ciudad.

Chuvajetik surge por la necesidad de hacernos visibles, conocernos y organizarnos como una red de trabajo y colaboración que busca impulsar el cambio de conductas LGBTIfóbicas en San Cristóbal, principalmente. Quienes han podido visitar o vivir en este pueblo mágico quizás han pasado por alto el nivel de invisibilidad en la que vive la población local de la diversidad y disidencia sexo genérica. Lo primero que salta a la vista es que no existen espacios LGBT. Ellxs, nosotrxs, nos encontramos relegadxs o las periferias de la ciudad o incluida en sus dinámicas sociales con sus respectivas demandas de autocensura, además de vivir diversos niveles de violencia que van de la invisibilidad, los miramientos, los ninguneos a la que asesina, calla y perpetua dinámicas machistas.

Durante estos años hemos buscado tomar el espacio público con acciones que brinden información o que de alguna manera interpelen a las personas que las observan sobre las actitudes que toman frente a temáticas que incluyan de manera explícita a las disidencias sexo genéricas en general con énfasis en la población TRANS en particular. Cabe señalar que este enfoque ha sido impulsado por la impunidad que rodea a los transfeminicidios ocurridos en la localidad desde el 2018.

Las primeras acciones realizadas por la colectiva van dirigidas a la difusión de información y la convocatoria social, esto mediante la reproducción de programas radiofónicos sobre sexualidad en espacios públicos en torno al Museo de la Ciudad, en donde se aprovechó
para lanzar una campaña de convocatoria para participar en la primer marcha performática por el Respeto y reconocimiento de todas las formas de amar, la cual incluyó la instalación de una bandera monumental arcoíris en la Plaza de la Paz.

Para 2018 decidimos diversificar las actividades impulsadas para entender la cuerpa como espacio de resistencia y de lucha. Realizamos el primer ciclo de cine LGBT en el centro cultural Kinoki para generar debates y reflexiones sobre lo que implica ser una persona de la disidencia sexogenérica en las instalaciones de La Enseñanza, además de llevar a cabo diversos talleres que implicaran un intercambio de experiencias entre sus participantes (conversatorios sobre el papel y significado de la comunidad, elaboración de banderas arcoíris, tejido y bordad, prácticas de vogue, maquillaje drag y la segunda marcha performática por la dignidad, reconocimiento y respeto de todas las formas de expresar y vivir el amor.

Para el año siguiente, además de seguir impulsando las mismas actividades, significó involucrarnos con otros proyectos personales y colectivos locales a través de conversatorios o diálogos en espacios como La Reci, el Paliacate, Aula P’ejel, MUSAC y Kinoki. Fue este el año del transfeminicidio de Aylin, mismo que nos convocó a alzar la voz por ella en diferentes espacios políticos y públicos a nivel local. Su muerte nos acercó más a entender la necesidad de generar esta red de apoyo/ atención/ respuesta/ denuncia que ha ido perfilando el trabajo de la colectiva hasta hoy.

En febrero de 2020 mataron a Isabel, y decidimos salir de nuevo a la calle con una marcha performática no masiva con carteles por algunas de las principales calles de la ciudad para visibilizar los transfeminicidios ocurridos en el municipio y exigir justica, verdad y no
repetición. En el día del orgullo impulsamos la intervención “paisaje sonoro por la diversidad” que consistió en reproducir música marica y trans en diferentes puntos de la ciudad. Así como a todes, debido al contexto, decidimos parar y escucharnos para reconectar. Reconocimos que la respuesta ante un futuro incierto es la organización colectiva comunitaria y que el arte era una forma de encauzar tanto la denuncia pública como la petición política por frenar la violencia transfóbica y homofóbica.

Si bien la lucha por los derechos de la disidencia inicia en la localidad desde los años 80 ́s con los movimientos lésbico-feministas los avances hacia una igualdad de condiciones, sobre todo a nivel cultural, han sido limitados. La población de la diversidad y disidencia sexo genérica que vivimos en este lugar seguimos viviendo exclusión, rechazo, negación de servicios, discriminación, acoso, humillaciones, ruptura familiar, abandono, violencia y asesinatos.

Uno de los retos que enfrentamos es la negación a nuestra identidad disidente, producto del estigma y prejuicios en esta sociedad patriarcal y heteronormada. Creemos que para construir una sociedad más equitativa necesitamos conocer y valorar a las diversidades,
sus cualidades, necesidades y aportes; un primer paso es la visibilidad en el espacio público. En este tenor, con la iniciativa de Murales Comunitarios por la Disidencia buscamos expresar valores como la diversidad, la interculturalidad, el respeto, la solidaridad y la inclusión.

El primer paso fue motivarnos a reconocer nuestras capacidades artísticas más allá de la técnica: entender el arte como un instrumento político y estético de impacto social. Lanzamos la convocatoria y contamos con el apoyo de un fuerte movimiento ambientalista en la localidad: #SomosLaMaya, colonia que nos abrió los brazos para recibir dos murales: Un Mundo Digno para Todes y Por el Milagrito de que No Nos Maten. Además, logramos plasmar un mural más en uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Para el mismo convocamos a la palabra de Lia “La Novia Sirena” con su lema: ningún lenguaje de odio arrancará nuestra existencia.

Este proyecto significó un intercambio entre locuras, ya que para el pensamiento generalizado en esta localidad, aquellas personas que luchan por algo colectivo tienen algo mal en la cabeza. Y así es que las chuvas existimos y resistimos en un pueblo trágico de los Altos de Chiapas: construyendo desde la colectividad con miras a que la población en general y las disidencias tomemos conciencia de la necesidad de organizarnos comunitariamente.

[divider]

fb: @ColectivoChuvajetik

ig: @Chuvajetik

tw: @Chuvajetik

Volver arriba