CANTOS XENOBINARIXS – Lechedevirgen Trimegisto


I

Extra.vagantes y errantes, no orbitamos ninguna estrella.

Vivimos en el límite extendido de la extinción. 

Antediluvianxs, abisales, florecemos entre ruinas y habitamos todas las profundidades.  

Autoexiliadxs del paisaje edénico nos refugiamos con rabia dentro de terra … esperando.

Nuestro pulso se ha vuelto frío y nuestros latidos lentos pero incandescentes, con el fulgor de su núcleo y con la brutalidad impredecible de sus placas chthónicas. 

Preferimos morir de frío y declararnos huérfanxs antes de aceptar el calor de un “Astro Rey” que esclaviza y oprime la vida. 

No somos humanos.

Somos unión terrible y prodigiosa de tentáculos, pezuñas, antenas, garras y aletas.   

No somos uno.

Somos multiplicidades, alteridades radicales y enjambres de verbos impronunciables.

Organogénsis en reversa hacía un mundo sin dicotomías gonadohormonocromosómicas.  

Nuestra voz es hiperesdrujula, devónica, gutural, plural y simultánea.

Nuestra conciencia colmena, y nuestros cuerpos felices receptáculos de legiones demoníacas con miles de ojos diminutos, con escleróticas negras y brillantes.

No queremos ser exorcizadxs. Aborrecemos la luz de la superficie, hemos abortado su cristianismo neoplatónico y no queremos que nadie nos “rescate” de nuestras cavernas.

No somos sus cabelleras de caza, ni sus disecciones de laboratorio, ni los sujetxs de estudio en sus descubrimientos rapaces.  

No somos Humanos.

Somos la estela de polvo plateado que han dejado todxs aquellxs vaquerxs galácticxs al desvanecerse en el aire de este país fantasmal. 

Hemos sido obligados a crecer en la Zona del Silencio, como la Opuntia Gosseliniana, pues compartimos su tez de maíz morado y sus espinas infrarrojas. 

Y en el silencio nos hacemos preguntas. 

Y nos preguntamos: ¿Qué color tendría tu odio si mi piel fuera transparente?

Nahualidad expandida, el jaguar es nuestra especie de compañía. 

II

No somos humanos. 

Somos holobioma máxima y estamos dispuestxs a generar parentescos multiespecies cada vez más extraños.

Y con ello, vamos a corromper sus asquerosas prácticas hetero-reproductivas y sus viciosas matrices sexo-genéricas. 

En nuestra estratagema onironauta nuestros cuerpos atraviesan las fronteras más salvajes.

Nunca más podrán controlar nuestras mentes porque hemos soñado con arrecifes infinitos y jardines inmensos de zooxantelas y plantas enteogénas, porque hemos celebrado eucaristía de psilocibina devorando el cadáver melificado de María Sabina y sus hongos de Yuggoth.


Probamos el amargo liquen del Symbiodinium divinorum y esnifamos el Vinum Sabbati.

Nos hemos separado las entrañas para cometer aquelarres con nosotrxs mismxs, orgías micropolíticas con nuestrxs propios tejidos y sistemas, para convertirnos en insúcubos pandroginofroditas rebisexuales de “masa oscura y putrefacta, rebosante de corrupción y horrenda podredumbre, ni líquida ni sólida, que se derrite y se transformaba ante vuestros ojos como un borboteo de grasientas burbujas aceitosas de brea hirviente.”1

Portamos orgullosxs el mal de la aurora pues “en nuestras axilas izquierdas se han instalado familias de sapos y en las derechas hay camaleones que intentan, perpetuamente, cazarlos para no morir de hambre; malignas víboras devoraron nuestras vergas y ha tomado su lugar o entrado en nuestras trompas de falopio, dos pequeños erizos han arrojado a un perro el contenido de nuestros testículos y ovarios, y se han alojado en su interior, nuestros anos han sido ocluidos por cangrejos; custodiando la entrada con sus pinzas, mientras dos medusas que han cruzado los mares y han mirado atentamente las dos partes carnosas que forman el trasero humano y, adaptándose a su convexa curva, las han aplastado de tal modo, por medio de una presión constante, que los dos pedazos de carne han desaparecido y han tomado su lugar dos monstruos, surgidos del reino de lo viscoso, iguales en color, forma y ferocidad”2

No somos humanos. 

Somos las suavasinis a la izquierda de la madre caníbal. Transformamos nuestras espinas dorsales en serpientes de fuego que guiadas por nuestras manos zurdas se adentran por los efluvios catamenidos de nuestras vaginas dentadas.

Bebimos sangre de arconte y desarrollamos la clarividencia uterina y la entrevisión ventral, y con ella anticipamos el derrocamiento del capitaloceno patriarcal, porque no morirá por combustión espontánea, le prenderemos fuego, porque no se va a caer, lo vamos a tirar. 



III

No somos Humanos.

Somos hummus, somos pantano.  

“Humanos menos que humanos”, homúnculos alquímicos creciendo como cultivo de bacterias expandiéndose por el viento.

Nos fermentaron en carbón y mercurio para convertirnos en híbridos conformados por piel y pelaje, enterradxs en estiércol de caballo durante cuarenta días hasta que nuestros embriones fueron poblando las vísceras de Kainós. 

Mira aquí este montón de huesos que antes conservaba nuestra espalda erecta. 

Mira bien porque serán la arquitectura calcificada de la gran tumba del antropoceno. 

Ahora convertidxs en seres invertebradxs sólo nos excita compostarnos. 

Hemos desarrollado el anticuerpo a la mordedura letal de la fanged noumena que nos aceleraba la vida hacía la desesperanza, y ahora somos inmunes a su futurismo apocalíptico. 

Provenimos de Terrapolis “la molécula gigante, cuerpo sin órganos primigenio, atravesado por materias inestables no formadas, flujos en todos los sentidos, intensidades libres o singularidades nómadas, partículas transitorias, desestatificadas”.3

Okupas cósmicos hasta que nos desalojen de nuestros apartamentos en Urano.4

Paul Preciado quiere que nos pongamos ropa cara
Balenciaga, Gucci, Prada
Ciencia ficción, Gucci, Gaia
Pero de eso no tenemos nada5

No somos Humanos. 

Somos cefalópodas sorprendentes, curvilíneas y elocuentes, magníficamente colosal extra.vagante y animal.6

IV

No somos Binarios.

Somos Xenobinarixs.

La xenobiosis, xeno (‘extraño’) y bio (‘vida’), implica la convivencia de múltiples elementos en un mismo organismo. En microbiología el término sirve para determinar ciertos cultivos de microbios infecciosos no identificados y que se desarrollan dentro de otros seres vivos, mientras que para la farmacología la xenobiosis implica la aparición de una sustancia química exógena que se encuentra adentro y que no se produce naturalmente o se no espera que esté presente dentro de ese organismo, a partir de factores ecoambientales como el uso de insecticidas o la utilización prolongada de fármacos.

La xenobiosis define la posibilidad de «vida extraña» dentro de un organismo considerado como «normal». Somos la suma de ecuaciones parasitarias, agentes xenobióticos que a su vez habitan en otros macro-organismos como lo es el propio planeta.

Ni Masculino, ni Femenino. 

Somos Xenobinarixs por encarnar todas esas formas de vida consideradas extrañas.

Nos aglutinamos como la mancha voraz, la cosa, la sustancia maldita.TheBlob.TheThing.The Stuff.Donaharawaynmargulisabellestengerotaviabuttlerjudithbuttlerpaulpreciadohellenhesterlaboriacuboniksmichealfoucaultfélixguattarigillesdeleuzemarkfishermattleelucianboiachelasandovalcherrymoragaglorianzaldúasquimerarosahelentorresjorgedíazarthurmachenhowardphilipslovecraftcondedelautreámontosmansparecamilonathypelusoy+

Sabemos que importa qué historias contamos para contar otras historias.

Sabemos que las decisiones deben tomarse en presencia de quienes cargan con sus consecuencias. Sabemos que no es suficiente devenir, sino devenir-con, llorar la muerte-con, vivir la vida-con. 

Chthuluceno. Inmanencia Práctica. Metrialismo Cosmopolítico. Interseccionalidad Xenofeminista. Confabulación Escepulativa. Simbiontes. Simpoises. Simbiogenética. Contaminación y Mestizaje. 

Bienvenidxs al inicio del fin del excepcionalismo humano. 

***

Lechedevirgentrimegistodonaharawaynmargulisabellestengerotaviabuttlerjudithbuttlerpaulpreciadohellenhesterlaboriacuboniksmichealfoucaultfélixguattarigillesdeleuzemarkfishermattleelucianboiachelasandovalcherrymoragaglorianzaldúasquimerarosahelentorresjorgedíazarthurmachenhowardphilipslovecraftcondedelautreámontosmansparecamilonathypelusoy+7

Primer día del primer mes lunar, 2021

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 1. Fragmento intervenido perteneciente originalmente a “La Novela del Polvo Blanco” de Arthur Machen.

2. Fragmento intervenido perteneciente originalmente a “Los Cantos de Maldoror” de Isidore Ducasse, mejor conocido bajo el pseudónimo de “Conde de Lautreámont”, al cual también hace referencia el título de este texto. 

3. Fragmento intervenido perteneciente originalmente a “Mil Mesetas” de Deleuze-Guattari.

4. Referencia al libro “Un Apartamento en Urano” de Paul Preciado, más adelante se hace referencia a la colaboración del filósofo transfeminista con la marca Gucci, realizada en 2020.

5. Fragmento intervenido perteneciente originalmente a “Ropa Cara” canción de Camilo.

6. Fragmento intervenido perteneciente originalmente a “Bzrp Music Sessions, Vol.36” canción de Nathy Peluso, quién ha sido criticada en múltiples ocasiones por la apropiación del acento afrocaribeño o “blackccent”

7.  Firma híbrida que aglutina a las figuras que inspiraron este texto con tal de disolver el concepto de autor como una figura unitaria e inmutable.

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Créditos de fotografías: Fotografías en colaboración de Herani Enríquez HacHe, Hellp Studios.
Idea original, dirección creativa, escenografía, props e indumentaria por Lechedevirgen Trimegisto
Bodypaint por Jerry Garrido FX. 

Biografía: Lechedevirgen Trimegisto (1991) es el seudónimo del artista mexicanx no-binarix Felipe Osornio, conocidx por desarrollar una práctica artística expandida que abarca un amplio abanico de propuestas híbridas, combinando la disidencia sexual, la cultura popular, los saberes brujos y la ciencia con el arte de performance, la creación de imágenes, el video y la escritura. Referente de la pospornografía y el arte queer/cuir latinoamericano, su trabajo contiene una fuerte carga política y se considera a sí mismx un organismo híbrido por poseer tres riñones, resultado del trasplante renal que hace 4 años le salvó de la etapa terminal derivada de insuficiencia renal crónica (IRC) que le acompañó durante una década. 

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