Archivos desclosetados: museo y visibilidad

Por Adriana Raggi

Archivos desclosetados: espectros y poderes disidentes una exposición sobre archivo que sucede en el marco del 28 Festival Internacional por la Diversidad Sexuales una visita al archivo de la memoria que va más allá del movimiento LGBTTTI, que habla de las diversidades, de la historia de lucha y de la visibilidad y la invisibilidad que tienen las sexualidades disidentes en México. No es una exposición fácil de visitar o digerir, contiene mucha información que hay que ver con una gran calma, poco a poco, paso a paso. Como en toda exposición en donde hay una curaduría, hay una selección de temas, objetos y memorias. Se pueden encontrar en ella documentos como banderas, fotos, volantes, carteles, postales, folletos, dildos, condones, arnés bdsm y fanzines.

Foto: Francisco Estrella

La exposición tiene sus aciertos y sus desaciertos. Me parece que es un buen ensayo sobre la diversidad sexual en nuestro país, la lucha de la disidencia y momentos importantes que han cambiado nuestra visión de ella. Tiene como desacierto la falta de un análisis posterior de los archivos. Ahí están los archivos… ¿y después? Observación realizada por el crítico de arte Daniel Montero el día de la inauguración. Pero es una muy buena experiencia para pensar en el después, ¿qué hacemos con esta información? Dice el texto curatorial: “[…] este mapeo trata de interactuar con las inconsistencias, contradicciones, diferencias inasimilables, resistencias, ausencias y deseos para mostrar las complejidades de prácticas sexo-políticas entre épocas y generaciones.”[i] Entonces pensemos en la exposición como un mapeo, una búsqueda de las diferencias y las contradicciones. Un lugar en el que nos podemos parar para pensar en lo que está en ese análisis de las curadoras, y en lo que no está.

Foto: Daniel Limón

Lo que cada uno de nosotros pudo haber buscado con un franco deseo, es que las curadoras vean lo que uno ve. Esa es una memoria individual y un archivo personal, que es sumamente valioso y que sería importante rescatar de alguna forma en la exposición. Pero este archivo no tiene la obligación de estar presente. Hacer una curaduría implica poner ante los demás una forma de ver las cosas, no se trata de repetir ideas y formas, se trata de mostrar otras ideas y otras formas. Dice Philippe Parreno al hablar de qué es hacer una curaduría, que:

Los seres humanos quieren simplificar los acontecimientos en el mundo con el fin de comprenderlos. Por ejemplo, es más fácil de decir que la fuerza de gravedad es estable, pero en realidad no lo es. Oscila. Lyotard creía que el arte hablaba de eso, sobre las fuerzas resistentes que hacen que las cosas no sean totalmente lo que creemos que son. Esa es una forma muy hermosa de definir el arte y la curaduría de arte.[ii]

Archivos desclosetados: espectros y poderes disidentes nos habla desde una experiencia sobre la sexualidad disidente. Las curadoras y el equipo de investigación buscaron mostrarnos un punto de vista sobre las sexualidades. Nos hacen esta pregunta: “¿Cómo fue que llegamos a hacer vivibles, pensables y deseables las subjetividades contemporáneas disponibles en ese terreno ambiguo que llamamos diversidad sexual?”[iii]Una pregunta que nos habla justo del problema que plantea la exposición, la ambigüedad de la idea de diversidad sexual, los encuentros y desencuentros que se dan detrás de ella. Por lo mismo, es muy complicado que una curaduría de esta idea no deje afuera archivos, conceptos e impresiones. De la misma forma, cuando uno se enfrenta a esta exposición puede pensar en los problemas que se suscitaron al hacerla, las ganas de poner a todos, la imposibilidad de hacerlo.

Foto: Daniel Limón

Me imagino que ciertas luchas gremiales, sexuales y de poder, se infiltraron en el trabajo. Me imagino los archivos que no se prestaron, los que no se pudieron ver. También me imagino los que se sacaron porque no tenían un espacio en el discurso. Porque esta exposición fue un giro de 180 grados para el Museo Universitario del Chopo y el Festival Internacional por la Diversidad Sexual (FIDS). Un cambio en cuanto al concepto curatorial y artístico que hizo de esta experiencia un punto de partida para lograr nuevas formas de ver y pensar las sexualidades en este país, que son, desde mi punto de vista, totalmente necesarias. Es necesario polemizar y provocar diálogos acerca de qué es la sexualidad disidente en este país, ¿qué somos los cuerpos y los géneros que vivimos en él? ¿Cómo se nos reprime, cómo somos capaces de cuestionar a la sociedad? ¿Quiénes tenemos derecho a hablar de la sexualidad disidente? ¿Es solamente el punto de vista gay importante, es solamente esa la disidencia, o esa ya no es la disidencia?

Foto: Rafael Cruz Báez

Me parece que es entonces cuando debemos ponernos serios, hablar de cómo en un país como México las sexualidades y los cuerpos son reprimidos y entrenados para no ser, para obedecer y olvidarse de la posibilidad de ser otra cosa. El establishment sabe cómo absorber al disidente para neutralizarlo, por eso es que es siempre un escándalo cuando la disidencia habla desde otro lugar. Porque mueve las ideas y hace ver a quien ha sido neutralizado que ya no es la disidencia. Por eso es importante tener la capacidad de escuchar otros discursos, otras formas de pensar, de cuestionarnos qué estamos haciendo. Me parece que el Museo del Chopo ha dado ese paso y me parece importante, aún con sus limitaciones, escuchar lo que nos dice esta exposición y sus preguntas, ya que una de las cosas que me parece más significativa de ella es que nos deja muchas preguntas abiertas, que cada quien tiene la libertad de pensarlas, responderlas o de no hacerlo.

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