Amor

Por: Oscar Vez Título: La noción del cuerpo en el apostol San Pablo
Por: Oscar Vez
Título: La noción del cuerpo en el apóstol San Pablo

Por Reylita

Amor, ven, juguemos el juego de los dos, el juego de los labios, de la piel, de las manos. Me haré cargo de tu existencia, de tu cuerpo.

Con un dado rojo y un dado azul para recorrer tus secretos, absorber tus olores…

 

Primer tiro: Dado rojo dice que use labios, lengua y dientes. Dado azul, sobre tu pecho y abdomen. 20 segundos solamente.

 

Acerco mis labios a tu ombligo, un sello que suena muy bajo, erizando tu piel. Diez segundos. Empalmo mi cara a tu vientre, pegada a tu carne, aspiro, te huelo. Paseo la humedad tibia de mi lengua en mi camino a tu pecho. La punta de mi lengua dejando rastros curvos de transparente saliva. Se estremece tu cuerpo. Chupar la piel de tu pecho, lamer sus tetillas. Morder, morderte, hasta que digas basta y me obligues a regresar a tu vientre donde descubriré los costados de tu abdomen. Y  marcaré con mis dientes los límites de tu cuerpo, cadenas hundidas e la promesa de tu carne.

 

Segundo tiro: Tus manos resbalando, acariciando, apretando dice el dado rojo sobre mis piernas, muslos, rodillas, pantorrillas y pies. Por 30 segundos tuyos serán.

Tendida en la cama con las piernas juntas. Viertes en tus manos aceite y las frotas. Recorres con tus palmas desde mis pies. Rodeando mis muslos, dibujando circunferencias, resbalando, extendiendo tus manos hasta mis pies, restregando tus brazos en mi carne. Separas mis piernas y aprietas mi piel, que de tus manos escapa, a queriendo entrar en mi carne. Rodeando una pierna, recorres suavemente y aprietas dando vueltas a mi cuerpo. Tu brazo que resbala completo entre mis muslos, adelante y atrás, el ardor de tu piel quemando mi piel.

 

Un turno para ti y veinte segundos que el dado azul nos regala para que mi cara y cabeza froten tu espalda, tus nalgas como indica el dado rojo y diez segundos más.

Tú recostado, la extensión de tu espalda, la delicia de tus glúteos. Queriendo morder, dudo ante la consigna de solo restregar mi cara, me acerco al hundimiento de tu cadera, empalmo mi cara y respiro tu piel.

Barro mi rostro para llegar a tus hombros, barro de regreso hasta llegar a sus nalgas, hundo mi cara en tu carne, suavidad que recibe la ansiedad de mi rostro…No besar, no morder, solo recorrer con mi cara, se contiene el deseo y suplicante yo por encajar mis dientes, tu sonrisa que niega, que se divierte con mi ansiedad…control, contener el deseo, mientras el tiempo se acaba sigo recorriéndote y tú cuidandote de no ser mordido sorpresivamente.

 

Un tiro más, dado rojo dado azul, en mis nalgas y m i espalda. Palmear, rasguñar, pellizcar…quince segundos, ¡¡nada más!!

El tiempo apremia, amor. Con amabas manos en mis hombros, bajas surcando la carne de mi espalda, dejando líneas ardientes como colas de cometa. Araña más, araña mis nalgas, apretando hasta pellizcar y subes marcando con pellizcos mis costados, mis hombros. Y con ambas manos palmeas aun tiempo mis nalgas, la sorpresa emite un grito y arañas mis nalgas antes de otra palmada doble, el tiempo termino otra vez.

 

Tirando el dado rojo, un premio para mí, donde me masturbaré con tu cadera, dice el dado azul, cincuenta segundos.

Jugando el juego que descubrimos alguna vez ya olvidada. Tendido tú de costado, me monto en tu cadera amor, restregando mi vagina hacia adelante y hacia atrás, frotando mi clítoris, tal vez pueda llegar, frotar y frotar, dejar mi cabeza caer hacia atrás,  moviendo mi cadera de manera circular. Me sostienes con tus manos, al compás de mi movimiento, encontrando el éxtasis sobre ti. Mi vagina bañando de mi tu cadera, empujo, empujo y mis muslos se tensan, el escalofrío que recorre de mi a cabeza a mis pies. Mis ojos en blanco, el latigueo de mi pelvis, el ritmo , cadencia, montada en ti, con gemidos que suplican tu nombre y seguir, seguir tratando de enterrar tu cuerpo entero en mi, con desesperación me muevo. Me ayudas en esta agonía, sobando mi clítoris con sus dedos, me llevas al éxtasis, de mi vagina, de mi humedad, exudando.

 

Al diablo el juego, gritas, mientras te levantas recostándome y abriendo mis piernas y metes tus dedos sobando dentro y no dejas de empujar, girando, golpeteo incesante, mi cuerpo retorciéndose, escalofríos interminables…

 

 

Arma tu dado erótico: 

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