Trabajo Sexual en Primera Persona

Por Leonor Silvestri
 

Trabajo Sexual en Primera Persona es un proyecto autogestivo feminista sin fines de lucro a favor de la visibilización de las prácticas del trabajo sexual lato sensu, es decir, todo tipo de trabajo sexual autónomo, libre, escogido para derribar el estigma y dar voz a aquellas corporalidades que quieren diferenciar el Trabajo Sexual de la Trata. Somos un grupo ad hoc conformado por Mai Staunsager, Diego Tamayo Tamayo y Leonor Silvestri, que realizamos los videos, con el apoyo y el beneplácito de Ammar, sindicato de trabajadoras sexuales, que funciona en CTA, Central de Trabajadxs de Argentina, cuya secretaría general es Georgina Orellano, pero trabajando de manera independiente. Nuestra intención es realizar entrevistas a cualquier trabajador o trabajadora sexual, desde asistentes sexuales, escorts, gente que trabaja en privados, personas que trabajan en el porno, o camgirls, hasta Trabajadoras VIP, bailarinas etc. Vamos haciendo de acuerdo a quienes desean testimoniar de manera alegre acerca de las ventajas y lo bueno que tiene la profesión que eligieron con el mayor de los respetos, y desde un punto de vista descriminalizador, no punitivsta, no victimista y no patologizador contra la moral hegemónica que confunde el trabajo sexual y la trata de personas con fines de explotación sexual. Sentimos que era necesario hablar en lenguaje visual porque muchas personas escogen el trabajo sexual como salida laboral no debido a traumas, falta de opciones o de manera impuesta; sino porque lo desean, lo quieren realizar, o les da grandes beneficios. Desde ese lugar, teníamos ganas de hablar.

      Asimismo, yo, como discapacitada legal, trabajé con Mai en mi documental Games of Crohn, homónimo con mi libro recientemente. Con mi diagnóstico comencé a entender otras aristas del trabajo sexual, ya no como Dominantrix (trabajadora sexual BDSM), sino como discapacitada que requiere asistencia, que en algún momento puede llegar, por qué no, a requerir una asistencia sexual. Más que un por qué, el proyecto es un cómo, un cómo encontrarnos, cómo organizarnos, cómo hermanarnos, cómo tener espacios de contención ante tanta discriminación, estigmatización, marginalización, hostigamiento y represión que vivimos tanto las trabajadoras sexuales como quienes nos solidarizamos y trabajamos junto a ellas (investigadorxs, abogadxs, personas que respaldan su trabajo, y demás individuas que depende del trabajo sexual para tener un derecho inalienable como es el ejercicio de la sexualidad segura y placentera).

      Producto del hostigamiento, la indiferencia, la hegemonía del discurso abolicionista, muchas personas que eligen esta profesión deciden no exponerse. Esperamos poder dar la discusión con esta experiencia autogestiva de visibilización desde un lugar no idealizado sino mostrando los paralelismos con otros trabajos (y su explotación intrínseca y propia al trabajo y especialmente al capitalismo, y no a lo sexual) para que otras se atrevan a manifestarse. Lo cierto es que el abolicionismo quiere aterrorizarnos, con prácticas a veces que lindan con lo mafioso, como escraches, enunciados sacados de contexto, montajes, amenazas de muerte, linchamiento y encarcelamiento con el beneplácito de las personas que callan o no les paran el carro; pero sabemos que se trata de “decorado y cartoneo de protagonismo” al decir de la number one, Moria Casán y su humor que tanto bien nos hace a las putas y pro-putas, que no es lo mismo que putas pro, hay que aclararlo. El campo cultural está en las calles de los barrios marginalizados y menos pudientes, por donde recorren los tacos de Ammar y demás activistas feministas pro sexo, independientes y orgánicas. Oponerse al trabajo sexual es también perder la perspectiva no solo de género sino también de clase y migración dado que muchas trabajadoras sexuales llegan hasta nuestra región o no pertenecen a las clases sociales que gestan discursos abolicionistas que solo benefician la clandestinidad, la deportación, el cierre de fronteras, etc.

 

 A través de este proyecto  se busca dar voz a ese sector invisibilizado de las personas que eligen el trabajo sexual por plena elección.

 

Trabajo Sexual en Primera Persona, cuenta por el momento con varios videos liberados en youtube para uso exclusivo SIN FINES DE LUCRO, donde entrevistan a personas que deciden ejercer esta labor por elección propia y haciendo hincapié en la libertad con la que se manejan para ejercerlo.
   Si bien todas tenemos nuestras ideas, opiniones y prácticas pero no conozco ningún otro caso donde todo una facción se una para remover de las calles y abolir algo que un colectivo entero pide. ¿Acaso se armó un frente para evitar la ley de identidad de género, so pretexto de que podría derivar una reterritorialización del binomio heteronormativo o por las dudas, para evitar que algún día tengamos policía trans? ¿Acaso alguien se organizó, excepto la extrema derecha, contra el matrimonio igualitario o la unión civil, puesto que ambas podrían ser consideradas re-afirmaciones de el “legitimo organizador de la sexualidad”, al decir de Foucault, o una promoción de derechos pequeño-burgueses que solo aplican a personas con trabajos en relación de dependencia y propiedades? ¿Si se considera que el trabajo doméstico es una aberración que no debería existir, acaso alguien se le ocurrió militar para que dichas trabajadoras, usualmente todas mujeres, como se dice, erróneamente, del trabajo sexual, por ejemplo, no alcanzaran ni obtuvieran sus derechos ni tuvieran reconocimiento por parte del Estado? ¿O mejor aún, alguien, alguna vez, realizó una coalición para que las amas de casas no perciban remuneraciones ni jubilación ni aportes por su labor porque mejor les convendría obtener un trabajo fuera del hogar, como estímulo y promoción emancipatorio del ámbito privado? ¿Alguien realmente piensa que para luchar contra el narcotráfico, tomemos por caso, lo mejor es no solo prohibir, como hasta ahora, el cultivo para fines personales y/o terapéuticos, sino también la tenencia y el consumo para uso personal de cualquier psicoactivo? ¿Quién, en su sano juicio, hoy sostendría que alguien que trabaja en reducción de daños en realidad le está enseñando a drogarse a personas con consumo problemático? ¿Quién fomentó que no se impulsara una ley de reproducción asistida porque muchas de nosotras creemos, como dice Simone de Beauvoir, que la libertad empieza por el vientre, e hicimos lobby y campaña contra aquellxs que así formaron sus familias, solo porque algunas de nosotras sostenemos que la familia nuclear es opresiva? ¿Cuál de todas las socorristas de este mundo, trabaja contra la ley de aborto legal y gratuito, solo porque creemos y afirmamos que las causales para el aborto son un error y porque el socorrismo ya ha logrado que el aborto sea legal como hecho? En mi ya no tan corta vida de ideas radicalizadas no recuerdo que nadie haya esgrimido críticas, objeciones, observaciones, diferencias a lo antes mencionado que llegarán al punto tal donde está el abolicionismo hoy: obturando, eliminando, y acallando a todas aquellas que no piensan igual. Cuéntenla como quieran, ese totalitarismo es fascista.
     En fin, el feminismo en todo el mundo tiene una extensa tradición de no solo excluir sus voces más radicalizadas sino también llevarlas a la muerte en la miseria y el abandono, y de eso nos tenemos que hacer cargo si queremos seguir siendo feministas (solo por mencionar algunos casos podemos hablar de Monique Wittig, María Elena Oddone, Kate Millet o Shulamith Firestone). Muchas de nuestras divinidades feministas actuales han tenido vidas miserables ya no debido a “varones malos” sino debido a la injerencia de sus discursos en un movimiento con el cual hay que estar luchando todo el tiempo para que no reterritorialice lo más absurdo del conservadurismo: desde el insulto de “amenaza violeta” por parte de Betty Friedan, pasando por los 80 en la Argentina donde ninguna feminista hablaba ni de lesbianismo ni de aborto para que no sea “mal recibido” por la audiencia, como muchísimos libros lo constatan, hasta grandes personalidades que hoy leemos que fueron exiliadas y/o olvidadas. De seguir así por este carril punitivista, antagonizando con las sujetas involucradas en el trabajo sexual, dándole aún mas poder a los aparatos represivos, so pretexto, insisto, de ayudar, hacer el bien, echar luz sobre las que supuestamente no consiguen ver que están oprimidas, negándoles su derecho a ser y hacer lo que deseen con sus cuerpos, negando su existencia como sujetas políticas, se está suicidando. Este feminismo que se yuxtapone al abolicionismo/prohibicionismo lo único que aporta es destruir algunos de los axiomas más importantes que históricamente, como movimiento hemos producido : “lo personal es político” y “mi cuerpo es mío”. Desgraciadamente, una palabra tan cargada de contenido histórico como “abolir”, que históricamente remitía a luchas contra la esclavitud, se ha convertido en el lexema que intenta -y muchas veces lo logra- esclavizar todavía más a mujeres. Por eso, el feminismo putón, el de las putas, el nuestro, disputa la correlación de fuerzas con trabajo territorial para que un día decirse “abolicionista” sea tan absurdo como decirse racista. Hasta donde yo tengo uso de memoria, no importa qué debates y contrapesos o diferencias se hayan enarbolado en los temas anteriormente dichos es el ejercicio de la sexualidad segura y placentera).
     Entre todas las putas vamos haciéndonos un nuestro mundo feminista putón sin vergüenza que no intenta caerle bien a las carcamanas que hegemonizan la discusión y que son quienes realmente se benefician monetariamente de esta estigmatización dado que trabajan en la industria del rescate por ejemplo dictando cursos de formación para rescatistas y aparato represivo en el ministerio de justicia, entre otros trabajos que ha generado privar de trabajo a las trabajadoras sexuales. Nuestra prioridad y la de Ammar tiene que ver con la visibilización de la violencia institucional montada por la industria del rescate, que se ejerce contra el colectivo de Trabajadorxs Sexuales y quienes se acercan y empatizan con dicho empoderamiento, con el beneplácito de la buena conciencia y su reterritorialización microfascista moralista y su idea de “hacer el bien” que cree en lugares prístinos e inmaculados en el medio de esta guerra porque hay algo del orden del colonialismo imperial en negarles su lugar de enunciación o no incorporarlas al debate, no invitarlas a la toma de decisiones en proyectos de ley que las afectan de manera directa. El feminismo al cual yo adscribo desde que entendí su relevancia, cree en hacer las vidas más vivibles para aquellas que solo reciben de las privilegiadas las migajas de la condescendencia, la lástima o la piedad. Caso contrario, estamos utilizando el feminismo como un dispositivo potente para reterritorializar toda nuestra misogonia internalizada dentro de la heterosexualidad como régimen político que no puede afectarse e incrementar la propia potencia con la libertad de las demás. Si se trabaja contra las mujeres, no solo no es revolucionario, tampoco es feminista, especialmente.
     Entre todas las putas vamos haciéndonos un nuestro mundo feminista putón sin vergüenza que no intenta caerle bien a las carcamanas que hegemonizan la discusión y que son quienes realmente se benefician monetariamente de esta estigmatización dado que trabajan en la industria del rescate por ejemplo dictando cursos de formación para rescatistas y aparato represivo en el ministerio de justicia, entre otros trabajos que ha generado privar de trabajo a las trabajadoras sexuales. Nuestra prioridad tiene que ver con la visibilización de la violencia institucional montada por la industria del rescate, que se ejerce contra el colectivo de Trabajadorxs Sexuales y quienes se acercan y empatizan con dicho empoderamiento, con la complicidad de la buena conciencia y su reterritorialización microfascista moralista y su idea de “hacer el bien” que cree en lugares prístinos e inmaculados en el medio de esta guerra porque hay algo del orden del colonialismo imperial en negarles su lugar de enunciación o no incorporarlas al debate, no invitarlas a la toma de decisiones en proyectos de ley que las afectan de manera directa. El feminismo al cual yo adscribo desde que entendí su relevancia, cree en hacer las vidas más vivibles para aquellas que solo reciben de las privilegiadas las migajas de la condescendencia, la lástima o la piedad. Caso contrario, estamos utilizando el feminismo como un dispositivo potente para reterritorializar toda nuestra misogonia internalizada dentro de la heterosexualidad como régimen político que no puede afectarse e incrementar la propia potencia con la libertad de las demás. Si se trabaja contra las mujeres no solo no es revolucionario tampoco es feminista, especialmente.
** Para ver los videos:
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leoLeonor Silvestri. Poeta y traductora especializada en poesía clásica, profesora de filosofía, deportista de combate y discapacitada legal, su recorrido vital y político puede leerse como una búsqueda de la consistencia consigo misma. En este trayecto ha construido una obra que incluye performances, manifiestos, fanzines, ensayos filosóficos, activismo, hondos desencuentros, programas de radio y videos, bandas de rock, exhibicionismo y rumores: una obra en la que ella misma, como cuerpo, es la materia prima y el producto siempre in progress. Algunos de sus libros son la tetratología La guerra en curso (Nos es nada, Paris, 2016), Guerra Fría (Germinal Costa Rica 2014), El Don de Creer (Curcuma. 2010; Germinal, Costa Rica; Santa Muerte Cartonera México, 2009); el curso mitología grecolatina (libro-objeto CD-rom. Voy a salir y si me hiere un rayo. 2006); y Nugae, Teoría de la traducción 2003); Irlandesas, 14 poetas contemporáneas (de Bajo la Luna 2011); y del ensayo Catulo, Poemas. Una introducción crítica (Santiago Arcos. 2005). Con Ludditas Sexxxuales publicaron en esta editorial Ética Amatoria del deseo libertario y las afectaciones libres y alegres (2012) y con Manada de Lobxs, Foucault para encapuchadas (2014). Junto Mai Staunsager, filmó el documental homónimo, Games of Crohn y Trabajo Sexual en Primera persona, entre otras piezas audivisuales.
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