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Interseccionalidad y lucha revolucionaria anarca-queer

por Kiin Uk & Lyydia Lanigram

El anarquismo queer, como el anarcofeminismo y el eco-anarquismo, no es una “rama del anarquismo”. El anarquismo queer no divide el anarquismo en una nueva tendencia, sino que profundiza la tendencia original del anarquismo para el siglo XXI. El anarquismo queer es la evolución natural del anarquismo, teniendo frente a los ojos las enseñanzas del feminismo y el transfeminismo durante el siglo XX.

El anarquismo queer, en la medida que es queer y es anarquismo, busca la abolición del capitalismo, el Estado y el patriarcado. Desde el anarquismo queer es claro que la liberación humana sólo podría provenir de la lucha conjunta contra toda forma de opresión, hasta disolver toda jerarquía.

Por lo anterior, el anarquismo queer pone en su centro la interseccionalidad. El análisis interseccional permite comprender que la opresión tiene múltiples facetas, y que todas ellas se interrelacionan entre sí. Clase, raza, género, nacionalidad, estilo de vida, gustos, etc., son dimensiones objetivas que posicionan a los sujetos en distintas posiciones en el espacio social. La coordenada que cada persona ocupa moldea en general la “experiencia de opresión” que se tiene. Una lesbiana blanca de Beverly Hills, tiene una experiencia muy distinta que el hombre proletario de Haití, y ambos una muy distinta que la mujer latina trans inmigrante en un país europeo.

Tener conciencia de la interseccionalidad ha resultado tanto revelador como devastador, tanto para el feminismo como para el anarquismo. Revelador pues ha comprendido que las experiencias de las mujeres y las disidencias, así como de las personas de la clase trabajadora, son muy diversas, permitiendo perfilar de mejor modo las luchas contra las fuentes de la opresión. Devastador pues ha obligado a modificar severamente concepciones que estaban muy arraigadas tanto en el anarquismo, como en el feminismo.

La primera concepción que ha sido barrida por asumir la interseccionalidad radica en la prioridad de la lucha. Los anarquismos que están aún demasiado cómodos en el análisis materialista del siglo XIX y en el sindicalismo se habrán visto molestos de notar que la causa contra el capitalismo no tiene preeminencia sobre la contra el racismo o el patriarcado o cualquier otra. Sin duda también quienes sean exponentes de este anarquismo no querrán oír que hablamos de “experiencias de opresión”, cuando bastaría simplemente la constatación objetiva de la posición de clase. Por otro lado, el feminismo, sobre todo aquél inspirado en el lesbofeminismo, podría notar cierta incomodidad al notar que las mujeres y las disidencias pueden también oprimir a otras personas, en la medida que en los espacios de encuentro, incluso los “espacios seguros”, puede haber opresión, incluso opresión patriarcal. Durante demasiado tiempo el feminismo y el pensamiento queer adoptaron el separatismo como práctica, y la interseccionalidad cierra radicalmente esa vía. Los espacios seguros presuponen la homogeneidad de las experiencias de opresión, cuando la realidad precisamente es la contraria. Como nos recuerda J. Rogue, cuando se intenta universalizar una experiencia de opresión, normalmente esa versión termina siendo la de las figuras más hegemónicas dentro de los respectivos colectivos.

Ninguna lucha por sobre la otra, toda forma de opresión debe exterminarse hasta no dejar rastro. ¿Pero qué pasa con la organización política y con los colectivos? Aquí también la interseccionalidad hace tambalear las viejas nociones. La segunda concepción que debe erradicarse radica en la misma idea de que haya “sujetos políticos” de distintas luchas. El así llamado “feminismo radical” ha parasitado particularmente de esta idea para sugerir que “las mujeres (biológicas con vulva)” son “el sujeto político del feminismo” y que las personas trans, las disidencias, así como las personas racializadas y la clase trabajadora deben constituir sus propios movimientos, pues cada movimiento tiene un “sujeto político” distinto. Esto es falso desde el punto de vista teórico e inútil desde el punto de vista político. Precisamente la idea de que hay “sujetos políticos” de un movimiento presume que todos los sujetos oprimidos de un mismo grupo tienen la misma experiencia de opresión, como si la opresión patriarcal de un hombre gay europeo de clase alta fuese la misma que la de un hombre gay pobre en Arabia Saudita. Esta constatación no es materia de ideología, es sencillamente un hecho. Las intersecciones que atraviesan las facetas de la opresión son tan complejas y tan diversas que podría llegarse al absurdo de que necesitemos un movimiento para las “mujeres lesbianas negras de clase alta”, “las mujeres lesbianas negras de clase trabajadora”, “las mujeres lesbianas blancas de clase trabajadora”, etc., etc., etc. Pero incluso ignorando esta insensatez, quien articule su lucha recurriendo a los “sujetos políticos de la lucha”, estará permanentemente encontrando falso aliados y excluyendo reales camaradas de armas. Sencillamente carece de sentido que una mujer de ultraderecha sea más sujeto del feminismo que un hombre hétero-cis altamente comprometido con la lucha contra el patriarcado y que realiza activismo concreto en su territorio y su lugar de trabajo. Que se esbocen expresiones como “alienada” o “aliado feminista” son solo parches, meras soluciones ad hoc, para una concepción política insostenible que cae por su propio peso.

¿Cómo se articula la lucha revolucionaria desde el anarquismo queer? Pues desde el sentido común: habiendo comprendido que hay una profunda interrelación entre todas las formas de opresión, y teniendo claridad acerca de la necesidad de que todas ellas desaparezcan, el movimiento político revolucionario puede ser solamente uno. Resulta inútil dividir el movimiento en una constelación de movimientos cuando la causa común de todos ellos es, realmente, la misma. ¿Quiénes son sujetos políticos de este único movimiento revolucionario? No son quienes han caído aquí o allá por la suerte o el destino. Las posiciones objetivas en el espacio social no determinan filiaciones políticas o adscripción a un colectivo activista. Quienes componen este movimiento son, de hecho, todas aquellas personas que están dispuestas a luchar activamente contra toda forma de opresión: contra el patriarcado, contra el racismo, contra el capitalismo, contra el Estado y contra cualquiera jerarquía que oprima a la humanidad y le impida alcanzar su plenitud. No existe mejor manera de combatir el monstruo de la opresión que tiene múltiples cabezas que propinándole un efectivo estoque, en lugar de pequeños pinchazos de alfiler.

¡El feminismo será anarquista o no será! ¡El anarquismo será queer o no será! ¡La lucha continúa!

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Plataforma Anarcx-Queer es un espacio que surgió del encuentro de dos almas con espíritu libertario, ideas de rebeldía y motivaciones de lucha contra toda forma de opresión. El 23 de septiembre de 2020, las compañerxs Lyydia Adanigram y Kiin Uk lanzaron su primera publicación buscando encuentro, coordinación y difusión para Anarcx-feministas y Anarcx-Queers. Hoy, la Plataforma es proyecto y proceso, y cada persona o colectivo con espíritu libertario podrá recurrir a la plataforma para seguir construyendo el movimiento revolucionario.

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Sangro

imagen por Liz Misterio

por Bruno Cimiano

aún sangro

cada vez menos

sólo cuando descanso

de la dosis de C19H28O2

da cada día

momento

existencia mía

en cada semana

de cada año

 

Sangro

una sangre delatora

así que, sí, aún sangro

 

No fui la mujer completa

en cuanto al género

no soy hombre completo

según al sexo

tampoco soy trans completo

dada mi actitud

deduzco

al parecer

porque

la verdad y lo cierto, es que

aún sangro.

 

Sangro, y lo peor

es que lo requiero

 

sangro y la sangre se acuerda

del destino predeterminado

sangro y la sangre me ubica

en el lugar en el que el mundo

me tenía otorgado

 

Sangro

y mientras lo hago

imagino a mucha gente

mirando

a miles de gente, no

a millones de gente

veo a un gran mundo

enjuiciante observando

mirando al bebé que llega

que viene marcado

miradas que van marcándole

en su papel

ese sitio dado

 

Ese bebé

mundo

ese bebé

mamá, papá, tíos, abuelas,

hermano

no cumplió la expectativa

que traía

como una hogaza bajo el brazo

descuiden que

no hace falta que se lo digan,

que

ese bebé digamos

que ya se ha enterado.

 

Como decía.

Sangro

y mi sangre se me hace

necesaria

y mi cuerpo me habla de un

pasado

me habla de la primera vez

me habla de mi miedo

de mi placer y de mi

rebeldía prematura.

Esta sangrecuerpo

a mí me dice tanto.

Sangro,

y si es que sangro

¿en que lucha quepo?

 

Expulso

una sangre que no es

femenina.

Expulso

una masculinidad

que no idolatro.

 

Por favor, a quien escuche esto

nunca permita

que nos esterilicen

a lxs nuestrxs

no le apuesten

a la política

que nos niega el cuerpo

por favor, pase lo que pase

nunca permitan

que nos roben

nuestra sangre

y nuestros sueños.

Y es que

cómo explicarte,

compañera.

Toda esta es nuestra

sabia resistencia.

Todo esto importa tanto…

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trans*poesía es una iniciativa de Bruno Cimiano. Proyecto poético de amor y política alrededor de un proceso de tránsito y en apoyo a cada cuerpx y resistencia trans* https://www.instagram.com/transpoesia/

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Feminismo Crítico de Género: Análisis y consideraciones en el marco de los debates feministas. ‘Conclusiones y postura política’

por Angie Rueda Castillo

  1. El Feminismo Radical Transexcluyente constituye una vertiente extremista, irracional y promotora del odio en contra de las mujeres trans dentro de los feminismos, que termina dividiéndonos a las mujeres.
  2. Sus planteamientos, discurso, campañas y acciones transantagonistas son circulares y no buscan de ninguna manera, salvo en muy contadas excepciones y solamente en algunos pocos temas, el diálogo respetuoso, el intercambio abierto de argumentos o la discusión razonada de puntos de vista.
  3. Frente a posturas supremacistas e irracionales que llegan al extremo del odio como las del Feminismo Radical Excluyentes de Trans no es posible ni tiene ningún sentido el debate, porque lo que buscan es provocar mediante el esquema de victima/agresión.
  4. No es posible, en consecuencia, establecer ningún tipo de acuerdo y mucho menos de alianza política o de otro tipo con esta vertiente del feminismo. Tampoco lo es, hay que decirlo, con mujeres misóginas, patriarcales, racistas, clasistas, capacitistas, edadistas, fascistas y otras supremacistas y excluyentes que las hay, tanto entre las mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento, y no únicamente feministas radicales, como entre las mujeres trans y en otras.
  5. Convengo en la necesidad de conocer de este tema, de expresar los puntos de vista de las mujeres trans y no trans, de responder sin violencia a los ataques y de posicionarnos.
  6. Reconozco que existe una violencia específica asociada a la biología de las mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento, que no se puede ni se debe silenciar ni tratar de invisibilizar. Cuando se habla de violencia específica por ser mujeres-hembras de la especie humana, nos referimos a temas como: ablaciones del clítoris, criminalización del aborto, aborto selectivo de fetos femeninos, rituales de desfloramiento, matrimonios infantiles, inanición por haber nacido niñas, vientres de alquiler, etc. Poner de manifiesto esta realidad innegable y el hecho de que millones de niñas y mujeres están siendo violentadas y asesinadas por haber nacido hembras de la especie humana no es transfobia ni transmisoginia.
  7. Las mujeres que no fuimos socialmente asignadas como tales al nacimiento, vivimos generalmente a lo largo de nuestra existencia estigmatización, discriminación, marginación y violencia en los diferentes ámbitos de la vida social, que pueden llevar a agresiones verbales y físicas, secuestros, violaciones sexuales y asesinatos, porque no aceptamos ni asumimos la socialización y los roles y expectativas que socialmente se asignan a los hombres, al menos no enteramente, además de que en el mundo la mayor causa de muerte no natural en esta población se debe a los suicidios, fundamentalmente por el rechazo y la condena sociales. El origen y causa de esta discriminación, marginación y violencia se encuentran en el rechazo por parte del sistema de sexo-género dominante y de grupos políticos, sociales y religiosos conservadores a reconocer e incluir como mujeres a quienes no fuimos socialmente nombradas como tales al nacer pero así nos autoidentificamos y construimos. Denunciar esta realidad no constituye ningún acto de misoginia ni de apoyo a la cultura de la violación.
  8. Las mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento y las mujeres que no fuimos nombradas socialmente con esa categoría al nacer, enfrentamos realidades diferentes, derivadas de los distintos roles de género y su jerarquización asociados histórica y sociopolíticamente a la biología y a la crianza y socialización, como en los casos centrales de la división sexual del trabajo y el papel en la reproducción biológica y social de la especie humana. Al mismo tiempo, unas y otras compartimos importantes y significativas semejanzas, relacionadas tanto con los espacios, actividades, limitaciones y amenazas que nos impone este sistema sexual y sociopolítico heteropatriarcal y binarista, como a las búsquedas y luchas en las que nos encontramos y confluimos las diversas mujeres que somos en defensa de nuestras libertades y derechos. Con diferencias y semejanzas, con encuentros y desencuentros, todas las diversas mujeres que somos nos reivindicamos y reinventamos. Las mujeres no somos un grupo homogéneo.
  9. Ha habido mujeres lesbianas y bisexuales que en el pasado se han cuestionado y rechazado ser y/o asumirse mujeres, precisamente por los mandatos del sistema de sexogénero heteropatriarcal y binarista asociados a sus genitales y socialización. También ocurre ello crecientemente entre mujeres heterosexuales que, empero, aún reivindican para sí la categoría “mujer” por razones políticas.
  10. Considero, entonces, que no hay un sujeto universal abstracto ni de Mujer ni del feminismo, pretendidamente sustentados ambos en una esencia ontológica de origen biológico y ajeno o por encima de las condiciones sociohistóricas, materiales y culturales en las que nos desenvolvemos las mujeres reales con nuestras diferentes identidades, características y circunstancias. Un movimiento feminista para las mujeres, que somos y nos asumimos mujeres, debería representar su diversidad, complejidad y riqueza, como expresión misma de su potencialidad.
  11. Para que los objetivos fundamentales de los feminismos de desmantelar el patriarcado, terminar con la dominación masculina y acabar con las violencias machistas, se hagan realidad para todas las mujeres que somos, y no solamente para aquellas socialmente asignadas como tales al nacimiento, heterosexuales, blancas, adultas, de clase media o acomodada y sin discapacidad, es indispensable ir más allá de los aspectos relacionados con la jerarquía entre los géneros, sin negar que éstos son efectivamente centrales, pero no únicos. Para ello, requerimos asumir un enfoque de la interseccionalidad que explore la dinámica entre identidades coexistentes (mujer, negra o indígena, pobre, lesbiana con discapacidad o neurodivergencia) con sistemas conectados de opresión (patriarcado, supremacía blanca, capitalismo, heterocentrismo, capacitismo), esto es, que no se limite al reconocimiento de la diversidad existente, sino que confronte las opresiones múltiples y simultáneas que vivimos.
  12. El feminismo interseccional demuestra que no hay una realidad fija ni única que vivan de la misma manera quienes comparten vivencias, realidades y una identidad paraguas, como la de Mujer, sino una multitud de situaciones, cuya experiencia está dada por la coexistencia de identidades, condiciones y circunstancias. En otras palabras, las mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento y quienes no fuimos nombradas al nacer con la categoría mujer –como de otras maneras ha acontecido con las mujeres blancas y negras, con las mujeres heterosexuales y lesbianas, con las mujeres lesbianas y bisexuales1— experimentamos la condición de mujer de formas diferentes, debido a cómo se configuran y viven la identidad de género, la raza y la sexualidad en unas y en otras. Unas no son más mujeres que otras. Lo contrario es transmisoginia.
  13. Las mujeres no constituimos una clase ni una casta como realidad homogénea y única enfrentada a la de los hombres, también como otra realidad homogénea y única. El ejercicio del poder y el disfrute de los privilegios no son única y de la misma manera para los hombres con exclusión absoluta y total de las mujeres, por más que el heteropatriarcado imponga la dominación de aquéllos para la opresión de éstas. El poder se conforma y distribuye de formas complejas que generan ventajas, beneficios y, también, privilegios. No todos son por igual ni únicamente para quienes fueron socialmente asignados como hombres al nacer o han transicionado para vivirse como tales.
  14. Las condiciones y circunstancias ventajosas y de beneficio de algunas mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento pueden convertirse en privilegios sobre muchas otras e incluso sobre muchos hombres, sin que ello elimine o implique un cuestionamiento a fondo del patriarcado o la completa superación de su situación de vulnerabilidad personal frente al conjunto de los hombres. Estas mujeres no están interesadas en el Feminismo o feminismos que las obliguen a abandonar sus condiciones de privilegio. Muy probablemente no serán aliadas y mucho menos sujetas de la transformación radical del régimen sexual y sociopolítico heteropatriarcal, binarista y capitalista.
  15. Sabemos que las mujeres no vamos ni tenemos por qué querernos o simpatizar todas, que tenemos diferencias, discusiones y desencuentros, pero el principio central de cualquier feminismo nos dice que entre nosotras no podemos ni debemos calumniar ni desacreditar a ninguna mujer. Que la división, la competencia y el enfrentamiento entre mujeres ha sido uno de los grandes objetivos y éxitos del patriarcado para mantenernos sometidas, oprimidas y vulnerables, precondición indispensable para su permanencia.
  16. Me manifiesto, por ello, en contra de cualquier forma, lo mismo de transmisoginia que de misoginia, y de todo tipo de agresión entre las diversas mujeres que somos. Estoy en desacuerdo y en contra del uso de términos como “transfemeninos”, “transféminos” u “hombres vestidos”, al igual que lo estoy en contra de otros como “embraz”, “maquinas de hacer bebés” o “vulvas con patas”, o de considerar como excluyente el uso del símbolo de la vulva en las acciones y movilizaciones feministas.
  17. De manera semejante, y más allá de elementos descriptivo-explicativos, en mi activismo he decidido abandonar el uso del término “cisgénero”, del prefijo “cis” y del acrónimo TERF, porque, en el caso de los dos primeros no dan cuenta de que precisamente es la correspondencia entre el género y el sexo asignados socialmente a las mujeres al nacimiento, la que determina e impone las condiciones de opresión, sometimiento, discriminación, cosificación y violencia que viven desde su nacimiento y a lo largo de sus vidas, en su lugar, por ello, hablo de mujeres socialmente asignadas como tales al nacer, y en el último porque ha adquirido un sentido derogatorio y de insulto, sustituyéndolo por la denominación completa de Feministas Radicales Transexcluyentes. Busco así, además, ampliar y fortalecer las posibilidades de diálogo y entendimiento con las mujeres socialmente asignadas como tales al nacimiento feministas transincluyentes, que sí están abiertas y receptivas a nuestras realidades, particularidades, necesidades, así como a las demandas en favor de lo mucho que objetiva y subjetivamente nos une a las diversas mujeres que somos, diversas no solamente en relación con el sexo-género o identidad de género, sino también en cuanto a raza, condición socioeconómica, pertenencia étnica, nacionalidad, orientación sexual, edad, capacidad funcional, ideología política, creencia religiosa, etc.
  18. Nosotras las mujeres feministas sabemos que el enemigo no somos las mujeres, que el enemigo es el régimen sociopolítico y sexual del heteropatriarcado binarista y los privilegios que se asignan a los hombres socialmente asignados como tales al nacimiento, particularmente a los heterosexuales. No nos equivoquemos en este aspecto crucial.
  19. En lo personal, estoy completamente en contra del “borrado” de las mujeres en la historia, la vida social y el lenguaje, pero de todas las diversas mujeres que somos, incluyendo a las mujeres trans y a todas aquéllas en condiciones y circunstancias de opresión y con identidades violentadas y en riesgo.
  20. El paraguas trans en su creciente diversidad y accionar ha resultado un espacio de mayor comprensión, aceptación y apoyo para las mujeres trans, que lo que ha sido el Feminismo o los feminismos. Lo reconozco y aprecio, por un lado, y lo lamento como feminista, por el otro. Considero que el conjunto de las personas trans, incluyendo a los hombres trans, personas transfemeninas o transmasculinas y las no binaries pueden encontrar en corrientes del feminismo, como el Transfeminismo, el Feminismo Decolonial y el Feminismo Interseccional espacios para la lucha por sus derechos y demandas, como también los pueden hallar en el discurso de los Derechos Humanos, en sus versiones liberal y radical y en los planteamientos de la Diversidad y el movimiento LGBTIQPA+, sea en sus versiones más institucionales como en las más críticas e independientes, tal el caso del Orgullo Crítico.
  21. Con las luchas, la mayor conciencia y la formación de organizaciones trans se ha venido desarrollando un pensamiento trans, propio y específico, que no debe depender de los feminismos y los feminismos no tienen por qué encargarse de las personas trans. 

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1 Historia que queda brutalmente puesta de relieve con la vida de las mujeres negras esclavizadas, como en el caso de Sojourner Truth (1797-1883), quien nació esclava en el estado de Nueva York y obtuvo su libertad en 1827, convirtiéndose en una oradora antiesclavista. Sojourner Truth pronunció su famoso discurso “¿No soy una Mujer?” en la convención de Mujeres en Akron, Ohio, el 29 de mayo de 1851, en el que clamaba por el reconocimiento de las mujeres negras como mujeres y por su libertad. Por otra parte, en 1970, un grupo feminista lésbico irrumpió en el Segundo Congreso para Unir a la Mujeres, celebrado en Nueva York, con un panfleto titulado The Woman Identified Woman (La mujer que se identifica mujer), en el que responden a los comentarios peyorativos de Betty Friedan sobre la cuestión de la participación de las mujeres lesbianas en el feminismo. Friedan, un referente del feminismo (heterosexual), se oponía a vincular los asuntos lésbicos con el feminismo por miedo a que la homofobia de la sociedad pusiera freno al éxito feminista, llamando a las lesbianas feministas la “amenaza violeta” (Lavender Menace).

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Angie Rueda Castillo: Mujer feminista, de identidad política lesbiana y devenir trans; promotora de derechos humanos de las poblaciones LGBTIQPA+; Licenciatura y Maestría en Sociología y estudios de Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Iberoamericana.

IG: @castilloangierueda

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La disidencia sexual/ ensayo/ posicionamiento político.

por Leafrox

1. Nunca antes había creado o escrito un posicionamiento político o quizá todavía no termino de comprender sobre cómo se tiene que hacer uno, o quizá cada vez que escribo para desahogar la rabia y canalizar la existencia cada vez que me escribo con las letras que sangran, esto es un posicionamiento político. Cada vez que abro mi boca saco de adentro lo que soy, lo que me conforma dolorosa pero rebeldemente, existo desde aquí y cuando no hablo, cuando no emito sonidos mi cuerpo se comunica por mi voz, mi lengua se comunica por mi voz, mis cabellos se comunican por mi voz, la rabia se comunica por mi voz.

Escucho y siento la música al igual que la rabia que se mueve entre mis venas, porque me conecto para sanar dentro y fuera de mí, cierro los ojos como cuando era una niña y aprendí a sentir el coraje antes que mostrar mi dolor, arrodillada ante aquella mesa del ¨santo¨ que estaba en el mismo cuarto donde dormía, en ese mismo cuarto donde todas las noches rezábamos de rodillas pidiéndole a dios para que nos ayudara y nos protegiera, aunque yo sabía que aquello era mentira porque a mi dios nunca me ayudo, en ese mismo cuarto donde me arrodillaba cuando mi madre adoptiva azotaba mi espalda con un azote de cuero por tenía que sacarme la sangre mala, ese mismo cuarto que tenía un pedazo de lámina de luz en el agujero que dejaron en el techo cuando se metieron a robar un domingo que andábamos en la misa por la visita del padre que llegaba una vez al año a la única iglesia del pueblo que nos quedaba a cuarenta minutos caminando, en ese cuarto donde compartía el colchón con mi hermano menor que me orinaba las costillas todas las madrugadas por algún trauma que mi hermano y yo nunca pudimos resolver pero que en mi casa buscaban corregir a través de la violencia que ejercían sobre su cuerpo y el mío, aunque en el suyo pesaba menos porque él era el nieto, un hombrecito, y yo la hija adoptada y la hermana mayor de mi hermano, que también lo pario mi mamá biológica que trabajo como empleada doméstica en esa casa donde me dejaron para servir, vivir y resistir todo tipo de abusos que con el tiempo se cargaban en mi cuerpo adolorido, mutilado, despreciado, adoptado, pobre, negro y feminizado.

Este posicionamiento político es el dolor colectivo, la rabia, la ternura, todo junto que rompe e irrumpe con todos estos silencios blancos, normales, hegemónicos y binarios a los que renuncio total y definitivamente porque ya no voy a guardar nunca jamás estos silencios que me destruyeron durante tanto tiempo, censurando, silenciando y hasta blanqueando mi negro ser, habitable, posible, en otras vivencias, realidades e historias de mi piel, mis pies, mis manos y mi cuerpo que han sembrado los hijos de las matas de huerta, estas manos y esta espalda que han cargado los sacos del café en uva del cafetal para luego despulparlo en una máquina, este cuerpo que ha corrido detrás de las vacas para encerrar los terneros y sacar algo de leche al día siguiente por la mañana, estas manos y estos pies que trepaban los arboles de naranja para llevarme un saco a la casa donde habitaba mi ser, porque si se siembra se cosecha y si cosecha entonces tiene para comer, estas manos que saben matar la gallina, alinearla y envolver los tamales, las montucas y los tamalitos, estas manos y callos de mis dedos de darle vuelta y vuelta al molino para moler el maíz para la masa que luego hay que pasar por la piedra de moler para hacer las tortillas.

2. Estoy volviendo y aprendiendo a caminar, a hablar, a sentir, a decir lo que siento, lo que veo, lo que vivo, lo que soy como persona, esta piel que habito, hablo con mi negricia que quiere ser borrada, otra vez blanqueada, pero que este cuerpo negro lo repele como una forma de rebeldía, de autocuidado, de rabia, de ternura para mí, mi madre, mis hermanas, mis abuelxs también negros, también pobres, también desterrados, también rebeldes y ancestrales como todo lo verde que todavía me rodea y rodea a mis hermanes/as/os marikas, trans, lesbianas, travas, no binaries, no blanques pero sobre todo disidentes de esta esta normalidad que apesta a colonialidad.

Estoy siendo como nunca antes lo había hecho, muevo mi cuerpo y mi cabello de lado a lado y a todas partes como las olas del mar atlántico que guardan la sangre, el alma y el espíritu de mis ancestrxs negrxs que fueron secuestrados para ser esclavizados y que en esa travesía terminaron en el corazón del mar, fuerza y rabia inmensa como los ríos que resguardan mis ancestrxs indígenas, rabia inmensa como la madre áfrica, como la madre pachachama, como la planta de la mota que me ayuda a sentirme más conmigo, con este entorno y con esta antecesion a esta historia blanqueada que ya no soporto y que es esa misma construcción blanca/racista que ahora dice que la mariguana solo es para pobres y negrxs, me rio y pienso mientras veo sus ojos enmotados que son aceptados y que no se ocultan pero que tienen aceptación todo lo contrario a cómo ven mis ojos rojos enmotados que no le hacen daño a nadie pero que están en este cuerpo, en esta piel, con esta cara, con este pelo, con este pueblo y con este barrio que traigo encima, con estas palabras no reales académicas de la lengua española.

Todavía se me hace un nudo en la garganta cuando escribo estas verdades que no tengo que ocultar porque quiero contar otras realidades que son posibles pero que me han dolido tanto.

3. Este posicionamiento político es este dolor convertido en rabia colectiva, es el eterno llanto para sanar los cuerpos adoloridos, maltratados, la sed de este fuego que quema el alma, estas ganas de gritar muy alto y que termine esta maldita humanidad.

Para poder encontrarme y poder escribir esto que posiciono políticamente tengo que volverme el tiempo, hacerme une sole con el dolor, la rabia, la alegría, la ternura y volver al pasado, poder mirarme con estos ojos cicatrizados y con esta existencia negra, cimarrona que me mira fuerte, rebelde, sin mentiras blancas y me acompaña para hacer ese recorrido para abrirme con estas otredades que somos la disidencia sexual contrahegemónica, somos estas corporalidades monstruas enrabiadas con un puñal en la lengua, en la rabia que compartimos para acompañarnos desde la ternura disidente marika, loquísima, negra, cimarrona, indígena, prieta, gorda, lesbiana, trans, barrial, disca, neurodivergente, antirracista, anticapitalista, anticolonial, antiestatal, antinormal.

Esta apuesta política colectiva y esta ruptura con lo normal, es la rabia contenida en las historias vividas que necesitamos contarnos, escucharnos, sentirnos, abrazarnos, decolonizarnos y sanarnos para construir una otredad diferente, alterna, disidente, contrariada a la normatividad universal, hegemónica eurocéntrica sobre lo que es el, la, lo ser. Una existencia alterna a esta narcodictadura que atraviesa nuestro cuerpo/territorio que es ancestral. Una apuesta antirracista en una sociedad racista, en una sociedad antinegra que reproduce la aceptación como ese constructo blanco histórico, binario y hetercisnormativo que sigue arraigado en la cotidianidad, en el lenguaje, incluso en la desesperanza. Una apuesta colectiva que rompa con la hegemonía individual que ha sostenido como bandera de lucha y por nombre sálvese quien pueda, somos comunidad, somos barrio, somos pueblo, somos de la tierra, somos disidencia sexual y diversidad, somos ancestralidad, somos para la tierra, nuestra retribución es la colectividad y nuestra bandera de lucha es la contrahegemonia antiblanca, anticolonial antinormativa, antindividualista.

Nuestra apuesta política disidente sexual también es la ternura de abrazarnos y llorarnos nuestras dolencias, hacernos cargo sacudirnos lo colonial, seguir resistiendo y nunca dejar de sentir rabia, es construir otras formas de amarnos, de sentirnos, de darnos placer, de juntarnos unes con otres y ser esta fuerza que no se rompe y que en su lugar se reconstruye, nos reconstruye.

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Soy Leafrox, lesbianx, no-binarie, y disidente sexual, soy una persona negra, afroindígena, cimarrona y adoptade. Soy Poeta/Escritore y actualmente estoy creando una serie de dibujos experimentales. Escribo desde mi barrio en medio de la pandemia de covid-19 y de una narcodictadura desde Honduras, Centroamérica. Tengo 23 años.

Escribo para mí, escribo para que mi gente negra, indígena, racializada, pobre, diversa, gorde y con discapacidades se identifique con mis palabras y que juntxs/es venzamos el miedo a través de la escritura o de cualquier forma de crear y/o hacer arte que vaya más allá de la academia y de la hegemonía occidental, porque nuestras realidades no son académicas, no son formales ni normales, no son blancas, no son heterosexuales ni de clase, no son cisnormativas. Escribo y TRANScribo esta rabia universal y ancestral como forma de retribuirles a mis ancestrxs su lucha por una tierra libre y en armonía con nuestras energías. Estoy creando y escribiendo para que otros mundos y otras formas de vida nos sean posibles.

Hablo desde esta marginalidad que habito junto con otrxs cuerpxs empobrecidxs por un sistema racista, capitalista, patriarcal, colonialista y neoliberal. Escribo desde aquí para no dejarme morir en esta agonía diaria de mantenernos con vida, escribo porque quiero dejar mis letras, palabras y creaciones como prueba infalible de mi existencia maricona, desvergonzada y a mucha honra rebelde, descarada y enrabiada.

No soy de este mundo, solo soy un viajere mas y si pronto me voy estaré feliz de haber escrito mucho de lo que soy, de lo que somos. Mi corazón, mi cuerpo y mi existencia es migratoria desde antes de haber nacido en este plano que me duele, que nos duele tanto.

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Machismo, la causa de todos los males.

por Marian Finck

¿Qué es un hombre?

En México son asesinados más hombres que mujeres. Sin embargo, la mayor parte de los hombres asesinados son baleados por arma de fuego por otros hombres y las mujeres son asesinadas no por arma de fuego si no por asfixia, apuñalamiento, golpes, ahogamiento y fuego, no por otras mujeres, sino por hombres, por lo cual deben considerarse como feminicidios.

Hombres matando hombres y hombres matando mujeres. El machismo también afecta a los hombres, porque se cree que deben ser violentos, fuertes y dominantes, sobre todo con las mujeres. La idea de que una mujer domine a un hombre les parece humillante, al punto de matarla antes de que algo así se sepa. De la misma forma sucede con otros hombres que consideran más débiles, se crean subgrupos dentro del dominio masculino en todos los estratos sociales, culturales y dentro de las subculturas. Los hombres son obligados a cometer actos violentos por otros hombres, que al negarse los llaman “putos”, maricas o cualquier otro insulto relacionado con la homosexualidad. Al punto de la violencia, y el rechazo social por parte de estos hombres machistas. Se necesita gran valor, autoconocimiento y apoyo de otros grupos sociales o familiares para no caer en estos clichés machistas.

Suponiendo que un hombre decida no seguir estas actitudes violentas machistas ¿En qué se podría basar su masculinidad? ¿Cómo pude decir que es un hombre si no es dominante y violento?

Nuevas Masculinidades

Las personas trans han generado cuestionamientos sociales acerca de lo que significa ser mujer y lo que significa ser hombre. Las mujeres trans hacen una transición de genero cambiando aspectos físicos, de ropa, modales, maneras de expresarse con el fin de ser reconocidas como mujeres dentro de su marco social. Así mismo los hombres trans, hacen esta transición de genero de mujer a hombre (FTM). Cambian aspectos físicos, de ropa, sociales, etc. Los hombres trans se han encontrado con todo un nuevo mundo en donde se les exige cumplir con el canon de la masculinidad.

Sí el núcleo familiar acepta el cambio se pueden encontrar con que el tío les diga que ya no llore, porque ahora es hombre. Pueden encontrarse en otras situaciones con su pareja; Nathan (Hombre trans) un compañero y amigo contaba que en una ocasión él no tenía dinero y fue con su novia a un restaurante, pero al momento de pagar su novia le paso el dinero por debajo de la mesa para que él pagara en caja, él no acepto esto y le dijo que su dinero era tan valido como él suyo. Esta anécdota nos habla también del machismo interiorizado en las mujeres, pues ella no quería pasar por la bochornosa situación de pagar cuando iba acompañada por un hombre.

La transición FTM de Nathan lo llevo a buscar nuevas masculinidades. Es un arduo camino de transición donde ha pasado por varias etapas. Su introducción a este mundo masculino fue agresiva: después de su transición social (aun sin hormonas), o sea donde ya se vestía como hombre, en un evento de personas dark, donde había personas de la comunidad LGBT, un hombre gay lo recibió con un abrazo dándole un golpe en la espalda muy fuerte, tanto así que Nathan se molestó y el hombre le respondió: ¿Ah, no que querías ser hombrecito? Lo primero que Nathan aprendió es que lo masculino es la negación de la feminidad. Sin embargo, dentro de su círculo con otros hombres cisgenero que no eran machistas empezó a aprender que hay otras maneras de ser hombre. Estas nuevas amistades eran más conscientes de su masculinidad, de lo que decían, de lo que pensaban, no eran el típico hombre que le ve las nalgas a las chicas que pasan, o les gritan cosas, tenían espacio para la reflexión. Después junto con otros hombres trans se empezaron a dar cuenta de los privilegios: Con lo que se refieren a que ahora como hombres se dan cuenta de que el acoso callejero ya no existe, pasan desapercibidos, ahora se sienten más seguros de caminar por las calle solos a altas horas de la madrugada, porque sienten que ya no pasa de un asalto en el peor de los casos y no están asustados por ser violados, se dieron cuenta de que lo que decían ahora tenía más peso, que lo que decía una mujer. También se empezaban a sentir presionados socialmente por representar un rol masculino constantemente. Nathan se dio cuenta de que ahora, después de las hormonas, pasaba como un hombre y que ahora en ocasiones él era también señalado como violento, o como un potencial violador, aun así en ese momento él paso por esta etapa donde tuvo una cisforia paradójica donde ya no sabía cómo ubicarse realmente, hasta que se encuentró con Delos Mario Julián, un hombre trans, referente importante para Nathan, pues Mario Julián se ubica desde lo no binario, hablando de una masculinidad consiente, en donde se reduzca la toxicidad al reflexionar lo que hacen, lo que dicen, mejorando el discurso de la nueva masculinidad con la práctica y ser coherente lo cual Nathan sabe es muy complicado, sobre todo al tratar de alcanzar la coherencia en la práctica neo-masculina.

Para que estas reflexiones no se queden solo en el discurso, es necesario admitir las practicas misóginas en las que se ha incurrido y las cosas en las que se han equivocado en muchos sentidos, pero sobre todo aprender del proceso trans FTM. Después de esto Nathan creó un grupo de hombres trans para sentirse acompañados, y que pudieran expresar esa presión social que les exige asumir una masculinidad normativa, que va desde cómo se paran, los movimientos de su cuerpo, hasta lo que dicen, que Nathan admite llevar acabo por supervivencia “allá afuera”, es ser un espejo de los otros hombres. Por eso Nathan creó este espacio seguro para hombres donde él puede ser el mismo.

Tal vez es por que alguna vez estos hombres trans fueron mujeres o si así por ellos mismos ven con otros ojos lo que a los hombres cis les parece un cotidiano, pero, algunos de estos hombres trans no están de acuerdo con la masculinidad normativa y buscan otras maneras de expresar lo que para ellos significa ser hombre.

Un mundo de hombres

A veces, como grupos trans, damos platicas sobre género en diferentes escuelas y universidades, y en una de esas ocasiones un chico trans menciono que él trabajó en telemarketing ya como un hombre y a él se le permitía ir con pantalón y corbata, pero no era así con sus compañeras mujeres trans, a las cuales no se les permitían ir en falda y tacones, sino que tenían que vestir con pantalón y corbata. A él le pareció un insulto y renunció a ese lugar por esa razón, pues le pareció que no era posible soportar el machismo de esa empresa.

El mundo laboral es considerado como un mundo de hombres, donde son ellos quienes toman las decisiones, y las mujeres que se logran incrustar en ese mundo tienen dos opciones o se olvidan de su feminidad o la usan para poder escalar o conservar un empleo. Dentro de esas oficinas no hay espacio para lo femenino, no realmente.

En mi propia experiencia he visto como la opinión de una mujer no es valorada, a menos que sea la jefa o la dueña de su propia empresa. Es un mundo altamente competido, es una selva de plástico que no acepta a las mujeres trans, las ve como un problema, esto porque hay que sensibilizar a los empleados y esperar que todo salga bien, si es que el dueño y los jefes están de acuerdo en su contratación, sin mencionar que muchos de estos trabajadores de oficina son los que contratan trabajadoras sexuales trans, por lo cual no admiten ninguna cerca de ellos en público.

 

Del machismo al TERF

La situación es que el feminismo surge como una reacción al machismo, les guste o no a las feministas. Muchas feministas son haters, odian a los hombres porque en ellos ven al enemigo, son en muchos casos androfóbicas y no realmente amantes de las mujeres. Existen grupos feministas que no admiten que las mujeres trans son mujeres, es decir son: Trans-Exclusionary Radical Feminist (TERF). Haters al fin y al cabo que odian a todos los hombres y de paso a las personas trans, tanto mujeres como hombres trans. Y esto es lo más machista que se puede hacer: odiar a alguien por su género.

Por supuesto que hay mujeres machistas, hemos vivido bajo el yugo del machismo por miles de años, más de 2000. Y apenas desde principios del siglo XX existen las olas feministas, son olas por que van y vienen, las mujeres ganan y pierden derechos, y dentro de los últimos 100 años se ha logrado establecer el voto de la mujer, es algo muy reciente. Entonces nos encontramos que hay mujeres machistas que dan privilegios a sus hijos, que no dan a sus hijas, mujeres que de verdad piensan que ser hombre es mejor y que por su “naturaleza” básicamente pueden hacer lo que quieran, y no exagero.

El feminismo se planteó como una contraposición del machismo, para defender los derechos de las mujeres, pero algunos grupos feministas radicales lo convirtieron en el otro extremo que defiende a capa y espada a la mujer destacando lo peor de los hombres, lo convirtieron en una guerra de sexos. Han surgido varios movimientos feministas, varias organizaciones que se dicen feministas pero que piensan de formas machistas, excluyen a las personas trans, por el hecho de medir el género de una persona desde su sexo (genitales), lo cual también hace el machismo, entonces dicen que si una persona no nació con vulva y vagina no es mujer, por lo tanto, si nació con pene es hombre. Es un error común confundir los genitales con el género. Parece que biológicamente sencillo designar el género de alguien según sus genitales, sin embargo, vemos que la realidad es otra: hay personas con vulva que no se identifican con el género femenino y viceversa. ¿Qué es una mujer?, ¿Una mujer es una vulva?, ¿Por su biología es frágil?, ¿Por su biología debe cuidar de la casa?, ¿Por su biología debe de tener hijos a fuerza?, ¿Por su biología debe de ser sumisa?, ¿Acaso todos los hombres son iguales?, ¿Acaso todas las mujeres son iguales? Si estos grupos radicales feministas separatistas tienen este discurso biológico, con el único argumento de que una mujer es vagina y senos, están apoyando al machismo. ¿Por qué entonces dónde queda la persona?, ¿en qué momento su discurso biológico habla de ellas mismas como individuos sintientes y pensantes, más allá de sus genitales y su genética?

Este discurso es igual al de los grupos conservadores que las oprimen cuando dicen que el género no es una idea si no una biología. Las mujeres no usan tacones por biología, es solo una idea de la modernidad, no se convierten en mujeres al usar labial, ni son menos mujeres si no pueden tener hijos, ni son el diablo si no se sienten atraídas por los hombres. ¿Qué es una mujer? La respuesta es ambigua, no hay una respuesta clara ni concreta, porque hay muchos tipos de mujeres, ninguna es igual. En la mayoría de los casos podemos decir que los genes de una persona son XY o XX si tiene vulva o pene, sin embargo existen personas intersexuales cuyos genes difieren de la norma XY o XX y sus genitales no son 100% pene o vulva. Pero eso es solo físico. Y el físico no va a determinar si alguien se siente atraído por un hombre o una mujer y tampoco el físico de una persona va a determinar si le gusta usar falda o no.

Hay TERFs que dicen que el progreso del género es deshacernos de los géneros (Peachyoghurt, 2016). Pero sería caer en lo mismo, a quien vieran teniendo un género, el que sea, ya se le estaría persiguiendo, juzgando y matando. No, el futuro del género es aceptar todos los géneros, como sean que vengan. ¿Qué importa si hay 3, 50 o 100 géneros?, ¿En qué les afecta realmente? Si alguien tiene un género diferente que no tiene sentido para elles, no importa, porque no hace daño a nadie. No pueden juzgar a una persona por su género, ni su ropa, ni sus genitales. O al menos no deberían. Pero quieren dividir, son separatistas, son machistas. Se trata de respetar todos los géneros sin importar cuál sea. Se trata de respetar toda preferencia sexual, porque el excluir a otrxs no cambia nada nunca. Si una persona decide delinquir, ser corrupta o simplemente mala, no tiene nada que ver su género, en realidad no. La policía de México empezó desde hace más de 15 años a reclutar mujeres con la promesa de que serían incorruptibles, y no hay visión más machista. Claro que se corrompieron, aceptan mordidas y hasta secuestran, hacen trata y todo lo que se puede hacer. Obviamente no todas son así, por lo cual ínsito en que el género, el sexo, la ropa, ni la preferencia sexual de alguien lo definen, ni lo hacen bueno, ni malo. Son sus acciones lo que define a una persona, nada más.

Las TERF piensan que los movimientos feministas están muy separados de los movimientos trans, sobre todo de los movimientos de mujeres trans. Porque creen que el enemigo es el hombre y ven a todas las mujeres trans como hombres, pero no, el enemigo no son los hombres, el enemigo es el machismo, es la discriminación a la que nos ha llevado, es el odio que sugiere. El machismo es la idea más peligrosa de esta era, el machismo mata, seas hombre, mujer o trans.

 

Lo frágil del machismo.

Es muy triste ver que los grupos feministas están divididos, es muy triste ver como el colectivo LGBTIQ está dividido, Michael Warner tiene razón: “The people who drift into the right-hand column not make common cause. If they did, the left-hand column wouldn´t stand a chance of survival.” (Warner, 1999)

Good, Normal, Natural Bad, Abnormal, Unnatural
Heterosexual

Married

Monogamous

Procreative

Noncommercial

In pairs

Same generation

In private

No pornography

Homosexual

Unmarriend

Promiscous

Nonprocreative

Commercial

Alone or in groups

Casual

Cross-generation

In public

Pornography

With manufacture objects

Sadomasochistic

Como explica Warner, la columna de la izquierda (normal) es muy frágil, tanto así que necesita reforzamiento constante, en medios de comunicación, en la familia y la sociedad, constantemente tienen que reforzar y forzar, por eso los hombres llaman marica a cualquiera de ellos que llore, y violentan al que tenga otra preferencia sexual, la televisión tiene senos por todas partes y violencia hasta en las caricaturas. Y muchos besos entre heterosexuales, porque no vayan a dar ideas raras, según ellos es menos peligroso sacar muertos en televisión que personas del mismo sexo dándose un beso. El machismo es frágil, tan frágil como la misma masculinidad, un hombre que se siente engañado, aunque no sea verdad, llega a ser muy violento con su pareja, acosándola con llamadas constantes, cuestionamientos insidiosos, gritos y amenazas, los celos del machismo matan. Y aquí se puede ver lo frágil que un hombre es, por que no puede admitir que lo engañen con otro, ve a la mujer como de su propiedad, confunde el amor con control, confunde el amor con posesión y peor aún confunde el amor con sexo. Hacer sentir a un hombre menos es muy fácil basta con cuestionar su heterosexualidad, basta con cuestionarlo en cualquier aspecto de su vida, dependen de una línea recta que no puede permitir cuestionamientos. Por lo cual si toda la comunidad LGBTIQ y las feministas se unieran acabaríamos con el patriarcado sin lugar a dudas. Pero desgraciadamente eso está muy lejos de suceder.

¿Qué futuro nos espera si las feministas odian a los hombres?, ¿Qué futuro nos espera si los hombres machistas odian a las mujeres?, ¿Qué futuro nos espera si los gays odian a las trans? Los desiertos de amor nos esperan, un mundo dividido que no se reconoce como sintiente, que se ve como ajeno, que se ve como el otro. El machismo nos afecta en todos los aspectos de nuestras vidas y a todes por igual, todes sufrimos, no tiene sentido pelear por ver quien sufre más, decir que una mujer trans no puede estar en una manifestación contra el aborto, por que las mujeres cis o biológicas sufren más desde que nacen por su cuerpo, no es solo ignorante, es hablar sin sentido alguno, es caer en el egocentrismo más absurdo. Porque bajo el machismo todos sufrimos, sin importar si eres hombre, mujer, trans o lo que tu digas que eres. Para el patriarcado y el machismo lo único correcto es ser un hombre blanco heterosexual y hasta ellos son obligados a no caer en ningún otro lado fuera de la columna de la izquierda, por que dejarían de tener privilegios en un segundo, ya no serían ellos, serían el otro.

Conclusión

El machismo está en todas partes, en la calle, en los estadios, en el trabajo, en la casa, en la iglesia, en la religión, en todas partes. Se pasa de persona a persona a través de las generaciones y queda incrustado en las ideas de hombres y mujeres por igual, se convierte en parte de la cultura, se normaliza. Hay algunas personas hombres y mujeres que se han dado cuenta del daño que causa el machismo y han empezado a hablar de ello, ya no solo en grupos feministas si en sus casas y sus entornos cercanos alzan la voz cada vez que ven un acto machista; es complicado hacer estos reclamos porque la sociedad soporta el machismo, lo ve como algo normal, mientras que rebatirlo es visto como algo ofensivo, fuera de lugar.

Aunque parece que las organizaciones que luchan contra la trata de personas, los grupos feministas TERF, los grupos trans-feministas o solo feministas o los grupos LGBT defienden causas diferentes, no es así, pelean contra diferentes cabezas de la misma hidra, cortan una y aparecen dos. Es decir, hacemos una marcha, ganamos un derecho feminista, luego un derecho LGBT, y después los grupos conservadores intentan reprimir las marchas, echan para atrás los derechos ganados y matan más mujeres cis y trans. Los grupos feministas, contra la trata, y LGBT, así como cualquier otra organización de minorías son grupos de resistencia y de fuerza, pero si no nos unimos esta será una guerra larga que tal vez nunca ganemos.

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ilustración por Liz Misterio

No se nace mujer, ni se llega a serlo.

por María del Carmen González

Es momento de romper, de hacer un llamado a las afinidades y establecer los criterios necesarios para revivir en situaciones de revuelta frente a las agresiones de la heteronormatividad, hay que tener claro el papel del cuerpo trans-cuir-nobinario en la guerra social, cuerpo por oposición a las representaciones de estabilidad, cuerpo – territorio de tensión, cuerpo en que florece la rebelión, agentes de desorden. Hay mucho ruido, necesitamos que se callen para responder al llamado de las otras.

Para acuerpar la ruptura a las categorías binarias, necesitamos romper con la mujer, construcción histórica para explotarnos y marginarnos, sin embargo, existe un pasado doloroso, la mujer es consecuencia de los experimentos desarrollados para generar una imagen y establecer relaciones de poder que se fundan y determinan desde la anatomía. Apelar a esta última como única posibilidad de alianza antiautoritaria es una señal del fracaso, ya que ese perpetuar las imágenes que contienen la producción de subjetividad, con un discurso biologicista, que apela a defender una opresión, es una trampa, nadie necesita a la mujer, ya que está supeditada a los engranajes de normalización corporal con la única finalidad de controlar un cuerpo que pertenece al estado y al mercado para una expansión política futura; garantiza la continuidad de los efectos de uniformación del discurso.

La mujer es un elemento constitutivo de la modernidad, se definió como mujer biológica, basada en una pedagogía médica, arma que permite articular las políticas de higienización y persecución social, en tanto que sostienen el mantenimiento de un cuerpo especifico, que a su vez, pone de manifiesto el funcionamiento eficaz de amoldar los cuerpos y sus prácticas, de manera indirecta su necesaria invención, es un símbolo de lealtad para legitimar una visión concreta; a su vez, se ve atravesado por sistemas de regulación sexual, saberes y dispositivos disciplinarios de moralización y medicalización del cuerpo, y en su dimensión simbólica, plantea un clima de sospecha para mantener una jerarquía ¿Quién es mujer, qué mujer cumple con los requisitos y cuáles son los valores morales implicados en estas? Así se produce un apartheid en el feminismo.

No es casualidad que el papel de la mujer en las crisis del capital, en las posguerras y la creciente manifestación del fascismo este bajo la lupa la identidad, se torna evidente con mensajes totalitarios de expandir democracias, reconfiguración de políticas ambientales y la glorificación del estado.

Si una de las condiciones para agregarse como sujeto a las distintas luchas políticas es compartir opresiones, no hay opresión que no tenga un rasgo de criminalidad, que, en la cotidianidad, se vuelca sobre el cuerpo la lógica de muerte del sistema capitalista, los transfeminicidios son una de las develaciones más crudas de aniquilamiento a la diferencia radical, en pocas palabras existe una maquinaria de control que se mantiene criminalizando la existencia de lo que no opera dentro del marco binario y permite el recrudecimiento del régimen occidental a partir del ideal regulatorio, la peligrosidad social a partir del comportamiento sexual y su consolidación.

La respuesta es la furia, no el odio, aprender a responder, desarmando y desarticulando el discurso que impera en el feminismo hegemónico, no para pelear un espacio, sino para tener las armas de construir otro, en donde sea necesario, pero teniendo claro que no así.

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ma.carmenMi nombre es María del Carmen González y soy mamá de Batman, experiencia que me gustaría repetir, pero ahora quiero a La Mujer Maravilla. Tengo dos hijas caninas, me gusta la pornografía y las drogas. Me gusta ese feminismo que es incómodo para las institucionales, me han cerrado espacios. Me gusta David Bowie, New Order. Me gusta leer y no me gusta el lugar donde trabajo.

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