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Hacia una política de los cuidados en la pedagogía teatral: nociones del cuerpo más allá de la enfermedad

retrato de la artista Lisa Bufano

por Lucía Calderas

La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más cara.
A todos, al nacer, nos otorgan una doble ciudadanía, la del reino de los sanos y la del reino de los enfermos.
Y aunque preferimos usar el pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un tiempo, como ciudadano de aquel otro lugar.
Susan Sontang, La enfermedad y sus metáforas

Para la tradición teatral, el cuerpo del actor es el centro del yo , contenedor de la materia sensible, psíquica y creativa, por ende, el entrenamiento es el pilar de diversas técnicas como son las desarrolladas por Eugenio Barba, Jerzy Grotowski, Stanislavski, entre otros considerados los grandes maestros de las bases actorales.

Lo cierto es que los tiempos han cambiado y aunque el legado de estas técnicas aún tiene eco en nosotros, no podemos negar que en esta etapa del capitalismo tardío y en una experiencia como lo es ser latinoamericano, luego de sucesos históricos que nos han marcado como los genocidios, la colonia, la esclavitud y la migración, añadiendo la lucidez a nuestra visión del mundo que nos han aportado diversas filósofas, antropólogas y artistas, sería muy necio insistir que estos discursos deben permanecer intactos a bien de preservar la tradición teatral, para empezar porque quienes los enuncian están situados en una experiencia geopolítica completamente distinta, por mencionar uno de los privilegios que implica al menos tener la posibilidad de dedicarse al teatro y ser considerado como indispensable.

En nuestra historia sudamericana, el ser un cuerpo conlleva un esfuerzo no sólo capital, sino emotivo, ya que una de las congojas inevitables a las que nos hemos visto orillados es la enfermedad. A pesar de que la descomposición de los miembros de un cuerpo es un proceso vital natural, no podemos cegarnos ante las causas políticas de las enfermedades. ¿De qué morimos y en qué condiciones? ¿quiénes y en qué zonas se tiene acceso a la salud? ¿quién posee los recursos tecnológicos, capitales y científicos cuyo acceso segmentariza y dificulta a las personas marginadas? Y no es complicado imaginarlo luego de la pandemia del COVID-19. Estas son algunas de las preguntas necesarias para comprender que la lectura de los cuerpos debe romper la frontera y la categoría binaria de sano-enfermo. En este ensayo se abordará la necesidad de una nueva definición del cuerpo del actor, misma que pueda abarcar y cubrir las necesidades del quehacer teatral y las diversas técnicas actorales y a la vez, tomar en cuenta el momento histórico y político en el que habitamos, misma definición que nos permita reformarnos y plantear un hacer teatro fuera de la legitimidad del régimen político; estamos hablando del potencial subversivo de la enfermedad y los cuidados que supone la misma.

La enfermedad en el ámbito público y teatral.

El cuerpo enfermo siempre ha sido motivo de espectáculo, refiriendo esto desde la similitud etimológica de espectáculo con especulación. Las deformidades y rarezas se han exhibido en circos y ferias, relegados a lo grotesco y a la noción de burla. No son sujetos, son objetos ornamentales, cosas dignas de un museo que son otros los que pueden admirar. Esta experiencia marca una distancia sensible entre el cuerpo enfermo y «los cuerpos sanos», como si existiera una línea que divide claramente ambos territorios. Latinoamérica y las razas que hemos sido esclavizadas, tenemos una memoria de la mutilación que se ha impregnado en nuestro ADN, en nuestra psique. Los eunucos, la práctica de la ablación, la guerra, la conquista, el saqueo y despojo de nuestros territorios cuya defensa les ha costado la vida a nuestros antepasados, el desplazamiento de nuestros lugares originales a la periferia y al empobrecimiento, todo eso nos ha dejado heridas visibles, enfermedades hereditarias, cáncer, SIDA. La exposición a la violencia que crece y constituye un riesgo. ¿Quiénes son aquellos que definen qué es el cuerpo en la tradición teatral y por qué su discurso es inmutable ante lo ajenos que resultan a nuestro contexto y a nuestra historia? ¿Ellos han tenido que cuidar de cuerpos enfermos? ¿Desde qué vivencia del género nos están nombrando? El teatro es un espacio público, pero la enfermedad no siempre lo es.

Como mujeres se nos ha vetado de asuntos vitales de la vida pública (relegadas al ámbito doméstico), se nos privó muchos años de hacer teatro, no sólo como dramaturgas sino como actrices, pero incluso ahora que se supone existe apertura para que nosotras participemos activamente, ¿qué hacemos cuando no hacemos teatro? Es un asunto de política, porque las mujeres nos hemos incorporado masivamente al trabajo remunerado, pero los hombres no se han incorporado al trabajo de los cuidados. Muchas de nosotras, de nuestras madres y abuelas no pueden habitar el espacio público porque están enfermas, o bien, porque están cuidando de alguien que lo está.

Cuando reviso la literatura actoral, la mayoría de veces siento que están hablando de cuerpos que no son el mío. No puedo sentirme identificada del todo con lo que se plantea. Por lo general las imágenes, ejercicios y resúmenes de las técnicas, parafraseando a Cvetkovich: tienden a suponer un sujeto blanco y de clase media para el que sentirse mal es un misterio porque no se ajusta a una vida en la que el privilegio y la comodidad hacen que las cosas estén aparentemente bien (2012).

Al pasar las páginas y revisar la bibliografía Hacia un teatro pobre , de Jerzy Grotowski, Un actor se prepara, de Stanislavski, La canoa de papel de Eugenio Barba, invariablemente encuentro imágenes de cuerpos delgados, altos, es decir, lo que la hegemonía considera aceptable y lo que el teatro afirma como apto para hacer teatro, y más allá de quedarse en lo iconográfico siempre se apunta a lo vital del entrenamiento, del desarrollo de la fuerza y las potencias corporales, incluso de la acrobacia. Pienso en la importancia de la representación, y en que toda esta literatura está plagada de un silencio invisible que es muy difícil de nombrar:
el verdadero arte del actor, el aprendizaje del mismo y la técnica están reservados a los cuerpos estándar que aparecen en esas fotografías. Y no sólo es una impresión, Michael Chéjov escribe en su libro Al actor : De esta manera un cuerpo poco desarrollado o
superdesarrollado puede fácilmente ofuscar la actividad de la mente, embotando los sentimientos o debilitando la voluntad (1993. p. 15). Además, abre con un epígrafe que dice: Nuestro cuerpo puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo (1993. p. 15), lo cual me recuerda a Johana Hedva y su Teoría de la mujer enferma cuando insiste en que:

Cuando tu propia fragilidad, tu propia vulnerabilidad a la destrucción, tu propia muerte, están a tu alrededor y dentro de ti, constantemente, somáticamente, y luego son reforzadas por el mundo exterior, que te dice que no solo no hay cura sino que también este mundo perpetuará tu sufrimiento, quisiera saber qué demonios significa estar mejor (2015).

Y yo quisiera saber qué pasa con los cuerpos que no pueden reconciliarse consigo mismos. Hay quienes, en orden de sobrevivir, han tenido que hacerse a la idea de que no hay forma de amistarse con el lugar que habitan y que poco a poco, a pesar de los tratamientos, las medicinas y los buenos deseos, continúan destruyéndose a sí mismos.

Jerzy Grotowski escribe al pie de una descripción de una serie de ejercicios básicos para el entrenamiento actoral:

Además, prueba que es necesario poner mayor atención a la condición física de nuestros actores y dedicarle más tiempo a este problema. No basta caer de una escalera sin herirse, se trata simplemente de una cuestión de acrobacia y eso lo puede hacer cualquier persona audaz. El problema real es adquirir una técnica firme de los movimientos que nos permitan controlar hasta el más simple en todos sus matices. (1970. p. 154).

Y así, sucesivamente, aparece incontables veces en los libros de técnica (inserte aquí el nombre de cualquier vaca sagrada del teatro) la frase: el cuerpo del actor debe de ser o debe poder hacer seguido de una serie de capacidades físicas que implican gimnasia, flexibilidad, resistencia, etcétera. ¿A qué orilla sin nombre se ven relegados los cuerpos desquiciados, orgullosamente mutantes que no pueden apropiar esta técnica porque sus capacidades son otras? ¿Están fuera de la teatralidad? ¿Podemos reconocer la enfermedad como una experiencia capaz de invocar la potencia, en lugar de revictimizar esos cuerpos y evitar caer
en discursos paternalistas y capacitistas? ¿Y puede ese hecho, el de desacelerar para escuchar otras vivencias de la misma realidad ayudarnos a dinamitar un sistema económico obsoleto, devastado y devastador?

Pistas emancipatorias: el punto ciego en el tablero de la técnica actoral

Partimos de la autopercepción cuestionándonos qué hacemos cuando nos toca representar el papel de algún cuerpo con discapacidad. Jugamos a los enfermos . El otro siempre ha sido motivo de prótesis, de imitación, pero pensarnos en la igualdad de las condiciones nos aterra porque nos lanza al vacío de nuestro destino: tarde o temprano enfermaremos, ¿y entonces sólo se acabará el teatro para nosotros? ¿entonces y sólo entonces empezaremos a sentir la necesidad de que el teatro debe ser de otra manera ? Habrá que empezar a imaginar al gran Otelo sin manos, o mejor aún, proponer y plasmar en la escena a otros autores latinoamericanos que nos enseñen cómo es vivir una enfermedad, sin morbo, pero sí como un aprendizaje que necesitaremos para sobrevivir, porque en estos cuerpos también reside potencia, presencia, material sensible y creativo.

No se trata de hacer intromisión ni de que el teatro se convierta en algo «sanador» o «terapéutico». No se trata de hacer caridades ni de enseñar, de dar consejos no solicitados tan ridículos que podrían estar en tarjetas con confetti y globos de helio fácilmente sustituibles por un » mejórate pronto». Hasta ahora parece que el teatro y la enfermedad son opuestos, a menos que sea para llevar la enfermedad a escena. ¿Pero cómo plantear una transformación tan radical desde la ignorancia? ¿quiénes, actores, profesores, teóricos y académicos sabemos cambiar pañales, inyectar insulina, medir la presión, cambiar el suero, poner un respirador?

Lo sabemos quiénes hemos convivido con seres queridos con enfermedades, quienes hemos sentido el peso de la necropolítica y lo obsoleto del sistema de salud mexicano en cierne sobre las vidas de aquellos a quienes amamos. Hacernos de los saberes que necesitan estos cuerpos para sostenerse dentro de las escuelas y si no les es posible moverse, ver la manera de desplazarnos, de estar verdaderamente y no sólo mediante dispositivos móviles. No es hacer de los teatros hospitales ni mucho menos volvernos médicos o enfermeros, es reconocer que la manifestación más anticapitalista es cuidar a otra persona. La práctica históricamente feminizada y por tanto invisible, de la enfermería, la crianza, el cuidado. Tomarse en serio la vulnerabilidad, la fragilidad y la precariedad y apoyarla, honrarla, empoderarla. Protegernos mutuamente, promulgar y practicar la comunidad, una hermandad radical, una sociedad interdependiente, una política de cuidado (Hedva, 2015).

Una interrogante vital para tomar estos rumbos nuevos la hace Vladimir Krysinski: ¿Qué semiótica podría ocuparse del cuerpo sin perder de vista ni su especificidad en cuanto objeto cognitivo, potencial o actualizable, ni el camino recorrido por el teatro moderno como serie textual? (1982. p. 19). Yo respondería que con la semiótica que apela al cuidado donde si el cuerpo como centro operativo del espectáculo y en el que reside la creación teatral se le honra tanto o más que a la técnica. Y para ello habría que abandonar el rigor disciplinar, porque quizás el teatro de esta época ya no sea sobre cuerpos que saltan en grandes escenarios, y brincan o bailan haciendo acrobacias increíbles, tan vez el teatro deba suceder y ser más una oda al descanso y la quietud porque estamos agotados, exhaustos de vivir en un mundo que estetiza la violencia y hasta la vuelve deseable. Quizás haya que redescubrir la teatralidad ritual de quien separa sus pastillas para la semana, la teatralidad de no sólo ser espectadores de las tragedias, del dolor, sino de sostener sólo cuando se nos solicita, para no infantilizar y reconocer la enorme autonomía de estas personas. Guardar silencio. Aprender. Dejar que la teatralidad suceda de una cama del hospital a otra, de una ventana hacia la calle, resistir a la gestión de los afectos;

porque cuando todos estemos enfermos y confinados en una cama, compartiendo nuestras historias de terapias y ayudas, formando grupos de apoyo mutuo, escuchando las historias de trauma de los demás, priorizando el cuidado y el amor a nuestros enfermos, dolidos, dañados, caros y fantásticos cuerpos, y no quede nadie que pueda ir a trabajar, quizá entonces el capitalismo se acabará. Propongo que podemos intentarlo (Hedva, 2015).

El teatro de este siglo ya no será sobre representar la vida, sino sobre protegerla. No podemos cerrar los ojos ante la desesperación que nos causa un mundo colapsándose ante nuestros ojos, ni frustrarnos ante la inmensidad de tareas que hay que hacer para transformarlo. Será sucio, doloroso y agotador. No será lindo ni limpio. Tenemos mucho que aprender todavía, pongamos nuestra creatividad al servicio de la imaginación política de un mundo en que todos los cuerpos puedan hacer teatro, no importa dónde se encuentren y que pueda suceder desde la empatía, sin dejar espacio para el morbo y el esnobismo.

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Bibliografía
Chéjov, Michael. (1993). Al actor. Sobre la técnica de actuación. Buenos Aires: Quetzal.
Cvetkovich, Ann. (2012). Depression: a público feeling . Londres: Duke University Press.
Foucault, Michael. (2010). El cuerpo utópico. Las heterotopías. Buenos Aires: Nueva visión.
Grotowski, Jerzy. (1970). Hacia un teatro pobre . México: Siglo veintiuno editores.
Hedva, Johanna. (2015, octubre). «My Body Is a Prison of Pain so I Want to Leave It Like a Mystic But I Also Love It & Want it to Matter Politically». Ponencia presentada en Women’s Center for Creative Work at Human Resources . Los Ángeles. EEUU.
Krysinski, Vladimir. (1982). «El cuerpo en cuanto signo y su significación en el teatro moderno: de Evreïnoff y Craig a Artaud y Grotowski» en Revista Canadiense de Estudios Hispánicos (7). pp. 19-37. Recuperado de: https://www.jstor.org/stable/27762196?read-now=1&seq=1

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Lucía Calderas (1999, Edomex). Escritora y poeta. Su poesía se ha presentado en diversos festivales internacionales como el Chilango-Andaluz y la celebración del Día Mundial de la Poesía en el Instituto Francés de América Latina. Ha sido publicada en las revistas ERR, Nocturnario, Poemujería, FemFutura entre otras. Forma parte de la Red de Jóvenes Investigadoras de la Escena MEDEAS. Ha participado como ponente en el Coloquio Nacional Pensar la Escena y el 3er Coloquio de Mujeres Filósofas. Actualmente, imparte cursos y talleres de poesía y literatura en diversos másteres de la Universidad Carlos III de Madrid.
Su trabajo se encuentra disponible en:
https://soundcloud.com/luciae-calderas/una-res-en-la-bahia-pt-1
http://www.calderchez.tumblr.com

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Músicxs y profesorxs en constante formación ¿Entrenar para oír o escuchar para vivir profundamente?

por Ana Mora

Estudiar música en un país donde ésta es vista como pérdida de tiempo y un futuro asegurado de muerte por inanición, es sin duda una decisión de vida para reflexionar. Aunado a esto, el sistema de enseñanza musical en México aún sufre en gran parte de las instituciones, un apego al canon de la música occidental presente no solo en el repertorio, sino también en la forma de enseñar, búsqueda de virtuosismo, relaciones jerárquicas y violentas, lucha de egos entre profesorxs y una carente o nula representación de mujeres, grupos minoritarios y diversidad sexual en la historia de la música dentro de los programas de estudio. Con esto como antecedente de mi propia experiencia educativa y al encontrarme con varias profesorxs y artistxs que me han inspirado, así como el adentrarme a los diversos feminismos, me ha dado la oportunidad de reflexionar mi propia labor artística como pianista, pero también como docente.

Me percaté de todas estas prácticas que incluso comenzaba a seguir inconscientemente en mi primer año como profesora en la universidad donde trabajo. Comencé a utilizar otras formas de enseñar e investigar, a bailar para sentir los ritmos, a escuchar más a mis estudiantes, a descubrir a tantas compositoras y sus obras, a quitarme la idea del genio creador e intérprete, a tener otras perspectivas en la forma de creación y percepción del sonido desde otras disciplinas, es decir, un mundo sonoro totalmente nuevo al que había conocido desde que comencé a estudiar música a las 9 años en el conservatorio de la ciudad donde resido.

Tuve la oportunidad y el privilegio, debo reconocer, de poner en práctica en la ahora aula virtual, el uso de otras herramientas y experiencias resultado de diversos talleres donde trabajamos con el sonido y la escucha desde la cartografía (Auditum/ Alejandro Brianza), la narratividad ( Festival Sur Aural/ Laura Romero) y desde una perspectiva de género (Auditum/ Feli Cabrera- EfeCeLe), seminarios (Reescrituras tecnológicas, estéticas digitales, Investi-creación) e intercambio de reflexiones y proyectos en colectividad (Radio CASo- Minga, Híbridas y Quimeras, RedCla, por mencionar algunxs) que me acompañaron de manera personal y profesional en estos meses de confinamiento y de los cuales estoy agradecida.

Una de las figuras que más han influenciado en mi vida es Pauline Oliveros (1932-2016) , compositora lesbiana estadounidense , docente, investigadora, feminista y pionera de la música electrónica y electroacústica del siglo XX . Su filosofía de escucha profunda guió no solo sus creaciones musicales, sino toda su vida. Sus prácticas de consciencia al escuchar y de crear otros mundos sonoros ha resonado especialmente en este aislamiento y en mi forma de enseñar.

Escuchar ahora los sonidos de lo cotidiano, reconocer su la omnipresencia, percibir la dicotomía del silencio y del ruido dependiendo del contexto, los afectos derivados del espacio y las voces que escuchamos da cuenta de lo inmensidad de lo sonoro y lo limitado de los sistemas de enseñanza en particular en las clases de música que tratan de etiquetar estos sonidos dentro de categorías ya desde hace mucho tiempo sobrepasadas. Una de las actividades que propuse para mi grupo de estudiantes “entrenamiento auditivo” (nombre que habría que replantear) fue precisamente hacer esta escucha profunda y llevar una bitácora de los sonidos que escuchaban diariamente en sus hogares. Apropiarse de las herramientas que tenían a la mano como su celular y grabar estos sonidos-ruidos que formaban su paisaje sonoro.

Al final del proyecto hicieron un podcast que me ha sorprendido para bien. Lograron no solo escuchar y tener un conocimiento situado y consciente de su entorno, de los seres con los que habitan, sino también crear una memoria invaluable de este tiempo tan complejo que estamos atravesando. Por otra parte aplicaron sus conocimientos técnicos, afinaron su habilidad de escucha y afinación en los ejercicios y contenidos del curso. Crearon una obra que los hizo experimentar y reflexionar de forma crítica su sentir como estudiantes, como músicos y personas, que logró trascender de manera interdisciplinaria. Pero más importante aún, me hizo conectar de manera horizontal con mis estudiantes. Saber su sentir y necesidades en esta materia y profesión. Se creó un ambiente de confianza y afectividad muy necesaria en el estudio de la música que muchas veces no se logra en este afán de búsqueda de perfección. Estas experiencias sin duda quedarán en mi memoria por mucho tiempo y justo me interesa compartir que existen otras posibilidades dentro de la pedagogía musical y en cualquier área partiendo de algo tan básico, pero a la vez tan complejo como la escucha profunda. De igual manera, me ha hecho valorar aún más el poder ser profesora y de esta manera tener un poco de resonancia para quien decida escuchar. Así mismo, me motiva a seguir descubriendo y aprendiendo no solo de mis estudiantxs, sino de todxs quienes encuentro en el camino y estar en constante autocrítica Aprender a escucharnos y a escuchar a los demás resulta muy difícil hoy en día ante una marea de sonidos e imágenes en la que nos encontramos inmersos en especial como estudiantxs y profesorxs. Sin embargo , me parece que escuchar es el primer paso para ser seres mucho más empáticos al no pensar de manera individual, sino consciente de nuestro mundo y a la vez nos da la posibilidad de crear otras formas de ser y hacer más inclusivas en todos los sentidos a pesar de lo oscuros e incierto que pueda vislumbrarse, ya no en el futuro, sino nuestro presente.

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Ana Alfonsina Mora Flores Licenciada en música por la UDLAP. Maestra en piano por Brooklyn College, NY. Como pianista se ha presentado en escenarios de México, Estados Unidos y Canadá. Actualmente es profesora de piano en la Universidad de las Américas Puebla y doctoranda en Artes (DAVEI: Doctorado en Artes Visuales, Escénicas e Interdisciplina) por el Instituto Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México. Su trabajo de investigación está centrado en el ruido/ noise dentro de las prácticas sonoras experimentales en latinoamérica hechas por artistas que se identifican como mujeres, disidencias y minorías.
Página: https://www.facebook.com/anamorapiano

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Escuelas chilenas como espacios de modelamiento de lxs sujetxs. Diagnóstico para propuestas contrahegemónicas urgentes.

por Marcela Vargas Cárdenas, Valeria Martínez Muñoz y Francisca Jaksic Sepúlveda[1]

Desde que somos parte de instancias públicas y debemos encontrarnos con otrxs, emergen normas tácitas que parecen no poder ser transgredidas. Como los mandamientos para quienes profesan el cristianismo, el “no robarás” y “no mentirás”, en las cuestiones sexo-genéricas, es un “te comportarás como dice la biología debes comportarte”, “no llevarás el pelo largo”, “no llevarás el pelo corto”, “no usarás falda”, “no usarás pantalón”. La escuela moderna se construye sobre lo que consideramos cimientos dicotómicos, siendo otros ejemplos de esto la oposición entre razón/mente y emoción/cuerpo, así como conocimiento e ignorancia. Es posible afirmar que estos binarismos se encuentran fuertemente vinculados a la naturalización del sexo, donde las diferencias biológicas determinarían los comportamientos de las personas en tanto órganos reproductores. Nuestros libros de texto de Ciencias Naturales en la enseñanza básica o primaria se colmaron de explicaciones “biologizantes”, con una predominancia antagónica entre lo femenino y lo masculino, sobre todo si recordamos que por muchos años era el espermatozoide ganador el que lograba la fecundación de óvulos pasivos…

Estos ejemplos aparentemente caricaturescos, nos han llevado a asociar al hombre a lo público, lo objetivo, la mente, lo activo, y lo racional, en tanto la mujer se relega a lo privado, lo emocional, la quietud, y lo corporal.  De este modo, se desarrollan procesos de invisibilización y exclusión de sujetxs que se desvían de las normas, que naturalizan las desigualdades producidas por estas dicotomías sexuales. El presente ensayo busca realizar un breve análisis respecto a las instituciones escolares y su rol de socialización en lxs sujetxs desde las problematizaciones que los estudios feministas y queer han propuesto a nivel epistemológico en las últimas décadas. Para lograr dicho objetivo nos planteamos las siguientes interrogantes: ¿Cómo se expresa el modelamiento de lxs sujetxs en la escuela?, ¿Qué impactos tiene esta articulación en la infancia y en quienes habitamos la infancia? y, por último, ¿Qué tipo de ignorancias se promueven en los espacios educativos y cómo éstas se relacionan con los procesos de exclusión de determinados sujetxs? ¿Cómo transformamos esta problemática latente, histórica?

La socialización primaria (hogar) y secundaria (escuela), articuladas como instancias modelamiento de lxs sujetxs, más el accionar de los agentes de estas instancias (personas al cuidado de niñxs-docentes), se ven atravesadas por la priorización de temas y la censura de otros, de acuerdo al lugar desde donde se supone deben abordarse. Esto nos lleva a un binarismo ya conocido que condiciona las formas de relacionarse: lo privado y lo público. Es así como se construyen socialmente pautas, mandatos y normas de comportamiento para cada sujetx, con el objetivo de seguir reproduciendo aquello que natural y socialmente nos plantean como correcto: mujeres silenciosas y obedientes, que no reconozcan ser base del sistema capitalista y patriarcal mediante la producción y crianza de mano de obra; hombres fuertes que se sepan sostenedores del hogar en lo económico, pero desconozcan que trabajan para perpetuar estos modelos. Al menos, desde las lecturas feministas al marxismo, esta crítica potenció repensar las violencias que se profundizaban en las mujeres pobres históricamente. Sin embargo, también el paso del tiempo y los posicionamientos situados en los territorios nos permiten comprender las matrices de violencia detrás de estos modelos. Modelos dañinos que propician violencias desde la primera infancia y se reproducen durante toda la etapa de escolarización en las diferentes latitudes, donde Chile no es la excepción. Es por ello que nos planteamos la urgencia de estos temas, desde una mirada crítica al modelo, como ex estudiantes del sistema escolar primario y secundario, y como docentes en permanente construcción.

Infancias y formas de socialización en la escuela: Estado ausente al servicio de la muerte

En el ámbito educacional chileno se reconocen distintas problemáticas que coartan la participación de las mujeres y disidencias en la comunidad educativa. Esto dada la poca representación que existe de éstas dentro del currículum, tanto en los contenidos que se imparten y en las prácticas del día a día, así como en los distintos textos escolares, que se ven sesgados a representaciones mayoritariamente masculinas, con escasa presencia femenina, y con estereotipos sexistas. Al reconocer parte de esta problemática, que ha protagonizado el debate respecto a la educación chilena en el último tiempo, se identifica una demanda de visibilización de los sujetxs excluidxs que responde, sobre todo, a las violencias presentes de manera transversal en los espacios físicos de las escuelas, que generan una discriminación institucional que trae consigo un poder coercitivo sobre las disidencias que son (re)victimizadas y vulneradas diariamente. Ejemplo de lo anterior son las discriminaciones que han vivido históricamente las personas trans y género no conforme desde las comunidades educativas en general, negándoles su identidad y expresión de género, lo que trae como resultado crímenes de corrección y de odio. Si bien el Estado chileno ha fallado en hacerse cargo de dichxs sujetxs, esto no queda indiferente ante la avanzada de los feminismos en Latinoamérica, llamados nueva ola o tsunami feminista en Chile. Las demandas que han levantado (y reposicionado, si consideramos a feministas anteriores, movilizadas en tiempos de la dictadura de Pinochet), han significado transformaciones en el diario vivir de muchas niñas, adolescentes, mujeres y disidencias. A su vez, estas acciones han sido acompañadas por la movilización de estudiantxs secundarixs, que han sido parte fundamental en los últimos años. En el año 2018 aconteció el mayo feminista, episodio tras el cual se vivió una transformación cultural de la sociedad chilena, donde se cuestionaron una serie de prácticas referentes al machismo, al patriarcado y la forzosa heteronormatividad que afectan a los espacios de escolarización. En el ámbito educativo, se profundizaron las discusiones en torno al sexismo en la educación, enraizado en el currículum oculto, de la mano con las docentes feministas que posicionan constantemente estos temas en las aulas y tensionan en las escuelas las prácticas sexistas bajo el desafío de dejarlas atrás y transitar hacia proyectos educativos con perspectiva de género. Esto a su vez permitió dotar de contenido programático y propuestas transformadoras, por ejemplo, a través de una pedagogía feminista e interseccional, es decir, que no solo busque erradicar las violencias de género y el sexismo, sino también que reconozca, resista y luche ante aquellas vinculadas a la clase y los cuerpos racializados.

Las escuelas representan espacios marcados, no sólo por contradicciones estructurales e ideológicas, sino también por resistencia estudiantil colectiva que se ha articulado en movimientos sociales de las últimas décadas, como lo fueron las revoluciones pingüinas (de estudiantes de secundaria y universidades) durante 2006 y 2011, donde se comenzó a posicionar la demanda por una educación no sexista. Al plantear las escuelas como espacios de resistencia, se hace referencia a que estas son lugares sociales que se caracterizan por currículos abiertos y ocultos, en los que interactúan culturas subordinadas y dominantes, e ideologías de clase dialécticas. Naturalmente, conflicto y resistencia toman posición en el marco de las relaciones de poder asimétricas favorecedoras de los grupos dominantes, mas, esto no quita los complejos y creativos campos de resistencia a través de los cuales las prácticas mediadas de clase y sexo asiduamente niegan, rechazan y suprimen los mensajes centrales de las escuelas. Por lo tanto, la importancia del currículo hegemónico no solo se trata de lo que se incluye en él (la ideología de los grupos dominantes) como cultura arbitraria, sino también de lo que se excluye (conocimiento importante para los grupos subordinados). Es aquí donde las epistemologías de la ignorancia cumplen un rol importante en la producción deliberada de ignorancia, ocultando y rechazando ciertos saberes en beneficio de la ideología dominante. De esta manera, la escuela restringe y rechaza ciertxs sujetxs, corporalidades, saberes y deseos que se consideran desviados y aborrecibles. Por tanto, en el espacio de socialización que es la escuela, la ignorancia es un efecto de la normalidad de la pedagogía, en que la persona diferente no es vista como legítima, sino como ininteligible.

Como consecuencia, el poder coactivo de la ignorancia se vuelve evidente en la rapidez con la que sus efectos de exclusión y discriminación aparecen. A pesar de todas las violencias ejercidas hacia los cuerpos e identidades disidentes, no existe un interés desde el Estado chileno y sus distintos gobiernos posdictadura por evitar la reproducción de estas violencias, porque a pesar de la promulgación a fines del año 2018 de la Ley N° 21.120 de Identidad de Género que regula el cambio de sexo y nombre en personas trans o género no conforme, no se han visibilizado las vulneraciones a los derechos fundamentales de estxs sujetxs, lo que se expresa en la falta de estudios y políticas públicas que respalden a estas personas, así como posicionamientos concretos de la sociedad civil, como el respeto y la no violencia. De hecho, esta ley permite la identificación de personas mayores de 14 años (en compañía de “adulto responsable”) y mayores de 18 años, lo que demuestra cómo se ignora a la infancia en estas decisiones. Existen estadísticas gravísimas en Chile sobre las tasas de niñxs no conformes con la identidad de género asignada al nacer,[1] o que han intentado suicidarse en los años de educación básica o primaria, hasta los 15 años.[2] Podemos ver un entramado de problemáticas atravesando en caso de José Matías y tantxs otrxs. Nosotras mismas. No es solo un disciplinamiento en tanto género y sexualidad. También en tanto clase, en tanto raza. El Estado de Chile es desigual, racista y patriarcal. Ha promovido la feminización de la pobreza (como en otros pueblos latinoamericanos), la persecución a las comunidades originarias mapuche en el sur y la negación de lo afrodescendiente en el norte. Estos elementos condicionan el currículum, las prácticas, el accionar respecto a la diferencia, por lo que creemos urgentes las propuestas transformadoras.

Propuestas contrahegemónicas: por una pedagogía feminista interseccional en las comunidades

Si bien se ha dado una lucha durante años, en Chile no existe una ley de Educación Sexual Integral (ESI) que permita que las comunidades educativas planteen, discutan y promuevan la enseñanza-aprendizaje sobre estos temas en las salas de clases. Y es que muchas veces se tiende a creer, debido a la cultura occidental-cristiana en la que estamos inmersxs, que permitir que cada persona conozca su sexualidad es educar en pecado. Es imprescindible el desarrollo de una pedagogía feminista interseccional que se enfoque en las prácticas sociales en las escuelas cuyo objetivo final sea la capacidad del pensamiento crítico en la construcción del aprendizaje. Identificando y evidenciando, de esta forma, la ideología implícita del currículum hegemónico, a sus cuerpos de conocimiento y, especialmente, a la manera en que este margina, invisibiliza y descalifica el conocimiento de aquellxs sujetxs que se desvían de la norma de una sociedad patriarcal y heteronormativa. Por ello también es tan urgente una pedagogía feminista interseccional que incorpore Educación Sexual Integral, donde se eduque más allá de lo preventivo-sanitario, sino apuntando a la visibilización de las múltiples formas de identificación existentes, en los afectos, autoestima, no violencia. Este pedagogía feminista interseccional, entendida como práctica contrahegemónica, debe a su vez pensar a los seres humanos en su integralidad, donde la enseñanza y aprendizaje no es mera transmisión de conocimiento vertical, impositivo, sino en reciprocidad y situado en los territorios en donde se instala. Por ejemplo, en el sur austral de Chile, no podemos pensar una pedagogía feminista interseccional que imponga saberes desconociendo la pertinencia y pertenencia de quienes habitan el territorio, Wallmapu, Willimapu, el campo y la ciudad. El reconocimiento de esta propuesta educativa contrahegemónica proviene esencialmente de quienes denuncian y demandan urgentes transformaciones en la escuela: estudiantes, docentes, personas al cuidado de niñxs. Una pedagogía feminista interseccional que cuestione los privilegios de género, sexualidad, clase y raza, que promueva prácticas contrahegemónicas y combata las ignorancias que han permeado en generaciones de niñxs, adolescentes, adultxs.

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[1]
[1] Las autoras escriben en el marco del proyecto de la Formación Inicial Docente de la Universidad Austral de Chile (FID UACh 2020), titulado De la calle al aula. Discursos y prácticas en torno a la educación no sexista en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile.

[2]
[1] Un 41,3% de entrevistadxs en la 1era Encuesta para Personas Trans y de género no-conforme en Chile, de 2017, reveló que entre los 0 y 5 años comenzaron a no sentirse en el género adecuado. Disponible en línea en https://otdchile.org/wp-content/uploads/2020/05/Informe_ejecutivo_Encuesta-T.pdf, p. 9.

[3]
[2] Según la misma encuesta, un 9% intentó suicidarse entre 1 y 10 años, y un 48% entre los 11 y los 15 años. Fue el caso de José Matías de la Fuente (15 años), que cursaba educación secundaria en un establecimiento educacional católico femenino, y que decidió acabar con su vida el año 2019 producto de la discriminación a la que se vio expuesto por ser trans, y ante la nula acción de la comunidad educativa frente a los acosos de los cuales fue víctima.

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Marcela Vargas Cárdenas: es feminista, profesora de Historia y Ciencias Sociales y Magíster en Historia del Tiempo Presente. Se desempeña como docente del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile, en Valdivia. Actualmente es responsable del proyecto de Investigación de Formación Inicial Docente (FID-UACh) titulado “De la calle al aula. Discursos y prácticas en torno a la educación no sexista en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile” (2020-2021)

Francisca Jaksic Sepúlveda: es feminista, estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. Actualmente laborante del proyecto de Investigación de Formación Inicial Docente (FID-UACh) titulado “De la calle al aula. Discursos y prácticas en torno a la educación no sexista en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile” (2020-2021)

Valeria Martínez Muñoz: es feminista, estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. Actualmente laborante del proyecto de Investigación de Formación Inicial Docente (FID-UACh) titulado “De la calle al aula. Discursos y prácticas en torno a la educación no sexista en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile” (2020-2021).

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UNA PORTADA “CON MUCHA (A)MIGA”

por Esteban Francisco López Medina 

Mi reciente tesis doctoral versó sobre la invisibilización de las personas LGTBIQ+ en los libros de texto. Durante el proceso de documentación bibliográfica, tuve conocimiento de un hecho que, en su momento, fue un pequeño atisbo de esperanza pero, lamentablemente, no pasó de ser una estrella fugaz en el oscuro firmamento de cisheterosexismo que el resultado final desveló.

En 2015 Queering ESOL Seminar 5, el autor de libros de texto de inglés como lengua extranjera Ben Goldstein refirió su experiencia concreta con la colección Framework. Según lo que el propio Goldstein me relató posteriormente cuando tuve ocasión de entrevistarlo, él y su equipo incluyeron en su trabajo la ilustración de una pareja homosexual en dos contextos distintos en las primeras ediciones de Framework 2 y Framework 3.

Apenas dos años más tarde, contra la voluntad del autor, la editorial procedió a reeditar los manuales con escasísimas, aunque sustanciales, modificaciones. La principal de ellas fue la eliminación de estas dos imágenes. De hecho, el carácter progresista y transgresor de los libros originales se ha ido perdiendo con cada nueva reedición y, en cambio, han crecido en su tono  más conservador.

La tarea de acceder a la edición original no fue sencilla. El libro en cuestión fue editado en España por primera vez en 2004, idéntico a la versión británica original. Al igual que en Reino Unido, fue reeditado en 2005 con los mismos cambios, mínimos cuantitativamente pero más que relevantes desde una pespectiva queer. Tratándose de un libro de hace más de quince años, está descatalogado. No me fue posible conseguirlo de segunda mano tampoco, bien en librerías o a través de páginas web de este tipo. Finalmente, gracias a la sugerencia de Jaime García Solana, compañero en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, conseguí rastrearlo en los fondos de la Biblioteca Nacional de España.

Una vez localizado, he tenido ocasión de comparar ambas versiones de los manuales. No olvidemos que se trata de un libro de texto de inglés como lengua extranjera destinado a población adulta joven. Teniendo en consideración sus destinatarios, es de esperar una mayor flexibilidad en cuanto al rango de temas que incluye. Sin embargo, es un hecho que el libro fue modificado: los originales, que incluían una ilustración de una pareja homosexual cada uno, sufrieron su amputación en la reedición.

Al finalizar la tesis, me pareció de justicia hacer un reconocido homenaje a las únicas ilustraciones queer que había logrado localizar. En el tema cuatro de Framework 3, dedicado a los tabúes y todo aquello que está mal visto en la sociedad, se pregunta al alumnado su opinión sobre dichos aspectos: entre ellos, se les pregunta sobre “dos hombres o dos mujeres de la mano en público”. Para ilustrar el ejercicio se recurre a la representación de “tabúes sociales”: una playa nudista, el consumo de alcohol y marihuana y, finalmente, una pareja de hombres abrazados.

Aunque la representación visual de una pareja formada solo por hombres constituye un progreso en sí mismo, en el fondo, el mensaje es de homofobia: dos hombres o dos mujeres no deben tocarse en público. Si este no fuese el mensaje oculto, no se plantearía como un tabú. El hecho de que solo un año más tarde esta imagen fuese sustituida por el beso público de un hombre y una mujer (aunque no esté citado como un tabú en el texto) solo puede confirmar que, en efecto, el mensaje oculto debe ser resumido como homofobia.

Deseo reivindicar la foto que fue presentada como ilegítima desde el principio, además de intencionalmente invisibilizada por la editorial posteriormente. Por este motivo, la portada de mi tesis le rinde homenaje. No dispongo de los derechos sobre la foto original[1], pero gracias a una gran amiga, compañera de doctorado y estupenda ilustradora, Marta de la Rocha[2], podemos disfrutar de dos dibujos inspirados en ella.

La imagen original censurada ha sido enriquecida al presentarse por partida doble: con una pareja de hombres y otra de mujeres, en un afán por no contribuir al frecuente silenciamiento de las mujeres lesbianas. Otras realidades, como la trans o la bisexual, hubiesen sido más difíciles de representar en un dibujo, pero el espíritu de la iniciativa es que ellas también se puedan sentir incluidas en él.

La representación de dos hombres es fiel reflejo de la imagen de la primera edición del libro de texto correspondiente a 2004 en España. El del beso de las dos mujeres, en cambio, constituye la reelaboracion de la foto que sustituyó a la original en 2005, transformando al hombre de la foto en una mujer. ¿Por qué no interpretar que ese “hombre” ha efectuado una transición y se trata del beso entre dos mujeres lesbianas: una de ellas cis y la otra trans?

En síntesis, estas nuevas imágenes son un reconocimiento de que el esfuerzo por la inclusión de las personas queer en los libros de texto no es nuevo: una reivindicación de su esfuerzo y la denuncia de la inercia cisheterosexista que ha intentado borrar su trabajo.

Sin Marta, este reconocimiento no hubiese sido posible, ¡gracias, amiga!

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[1] La imagen censurada en Framework 3 es idéntica al dibujo de dos hombres que aparece más abajo. La correspondiente a Framework 2 se puede consultar en http://www.bengoldstein.es/?p=411.

[2] Licenciada en Bellas Artes (UCM), doctoranda en Estudios Feministas y de Género (UCM), profesora en IADE (Escuela de Diseño) y especialista en arte feminista. Recomiendo su libro “Historia de la teoría feminista ilustrada” (Madrid: Melusina), publicado en 2018.

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ESTEBAN FRANCISCO LÓPEZ MEDINA (él): Inició su formación y labor docente en Argentina. Al volver a España, completó sus estudios originales obteniendo los títulos de Maestro en Lengua Extranjera: Inglés (UCM, 2006), Licenciado en Ciencias Religiosas (Facultad de Teología San Dámaso, 2011), Licenciado en Filología Inglesa (UNED, 2014) y Doctor en Estudios Feministas y de Género (UCM, 2020). Cuenta con amplia experiencia docente en todos los niveles educativos, habiendo impartido clase de inglés y de asignaturas bilingües desde Educación Infantil hasta Bachillerato. Desde 2015, es profesor asociado en la Facultad de Educación de la UCM, labor que complementa con docencia en el departamento de Filología Inglesa de la UAM y en el máster de Educación Bilingüe de la VIU. Su interés principal se centra en la línea de investigación denominada “Comunicación, Lenguajes y Representaciones”, más concretamente, la representación del género y sexualidad en los recursos didácticos. Destaca su impulso a las iniciativas por la visibilización del colectivo LGTBI+ en contextos escolares.

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Lxs profxs/ maestrxs/ educadorxs/ …

por Mica Palermo

Dos maestras en Uruguay fueron despedidas por el contenido de sus redes sociales.
Al parecer si trabajas en la educación no podes tener una vida, ni redes donde compartas fotos con amigues, fumandote un porrito, tomando un vino, perreando hasta abajo, en la marcha o dándote un besito con otre.

Imagen: fondo blanco. Cuatro cuadrados con duferentes dibujos. En el primero una paersona disfrutando de la playa, enel segundo marchando con una bandera diversa, en el tercero tomando un vinito y un porrito sobre la mesa, en el cuarto dos personas besandose. Le acompaña el texto: lxs profes/maestrxs/educadorxs tambien tienen una vida

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Mica Palermo es unx dibujantx no binarie de Uruguay.

Puedes ver más de su trabajo en @mica.p.mica.p

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Lobxs Lumbre: Muay Thai en Fanzine

por Miroslav Tovar

“Por eso no sólo hacemos Muay Thai, por eso no sólo hacemos lo que ya se nos dijo antes, por eso hacemos este fanzine, por eso nos reunimos a platicar, a conocernos, a entrenar, a estrechar lazos, a cuidarnos. Los cruces y acciones suceden todos los días.”

El aprendizaje colaborativo y las pedagogías corporales están sesgadas por los sistemas educativos hegemónicos, éstas prácticas aportan a profundizar en la manera en que nos relacionamos con otrxs y con el mundo. Como Lobxs Lumbre nos parece fundamental generar espacios que estén abiertos al desarrollo de estas otras formas de habitarnos, al trabajo corporal como espacio político. Entrenarnos para autodefensa es también una apuesta desde lo educativo, corporal y relacional por construir saberes prácticos que tradicionalmente no se toman en cuenta, es construir herramientas individuales y colectivas que es autogestión de nuestros cuerpos, nuestra seguiridad y nuestras vidas, es re-pensarnos desde otras maneras y otros lugares.

En febrero de 2018 presentamos un fanzine colectivo donde compañerxs de Lobxs Lumbre
compartimos las muchas maneras en que nos cruza entrenar Muay Thai, nuestras
motivaciones, el generar comunidad, escucharnos, compartir y aprender juntxs.
Link al fanzine:
https://issuu.com/lobxs.lumbre.muaythai/docs/digital_

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Lobxs Lumbre Muay Thai es un equipo de entrenamiento integral y consciente que busca generar un espacio de aprendizaje autocrítico con el fin de crear herramientas, redes y vínculos tanto para el aprendizaje del arte marcial como para el accionar en cada día de manera individual y colectiva.
https://www.facebook.com/LobxsLumbreMuayThai

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¿Usted es maestra o maestro?

por Miroslav Tovar

Hace unos 6 años empecé a trabajar como docente de artes plásticas en escuelas primarias públicas ubicadas en zonas donde las violencias físicas, económicas, alimenticias, sexuales, sistemáticas son muy altas. Yo tenía poca experiencia como maestrx, día 1 y esa fue la primera conversación.
La institución-escuela es una de las primeras en normalizar el género (y tantas cosas más) y hay poco, o nada, de rango para que muchas preguntas hechas por niñxs sean respondidas.
Pensar en la educación como un conjunto de saberes y herramientas que puedan vincularse a un existir cotidiano, colectivo, empático, creativo y transformador me parece fundamental, aunque es díficil indicidir en contextos violentos. Pero re-pensar las prácticas docentes como contranarrativas tiene sus fisuras desde donde poder accionar, pedagogías cyborg, subvertir las herramientas hacia un lenguaje político, contar nuevamente las historias, versiones que inviertan y que desplacen los dualismos y jerarquías, reescribirlas y poder generar un espacio abierto a las dudas, a las posibilidades, a las respuestas, a los destellos de otras formas de existir y ser escuchadxs.

Minifragmentos recuperados de momentos entre 2015 y 2019.

1
Hoy hicimos un ejercicio sobre identidad, ¿quién serían ellxs por un día?, autonombrarse y
decidir cómo quieren ser llamadxs.
Noté que una niña muy callada levantó la mano para participar, me preguntó si también
podían ser trans, lxs niñxs reaccionaron de distintas maneras, la mayoria negativas. Ella es
hermana de una jóven trans y sus procesos escolares habían sido difíciles. Ese día guié la
clase hacia temas de expresión de género y ella aportó explicando a sus compañerxs cómo
ella entendía lo trans y la discriminación.
La clase fue bien, me sentí muy contenta al ver su sonrisa, a mi parecer, sintiéndose en un
lugar seguro y en confianza de poder hablar de esto.
Quizá ella no lo sabrá, pero me reconozco en ella y me hace feliz verla sonreir.

2
-Papá, digo mamá, digo maestro, digo maestra.
– Si, dime.
-Mi mamá ya se dejó el pelo azul como usted.
-¿Y qué te parece?
-Me gusta mucho, le dije que parece super sayayin fase 8.

3
Hola, soy la maestra de artes plásticas y sus hijxs nos van a platicar por qué no existe el
«color carne» o el «color piel».
Inicios de antiracismo-curso 1 para niñxs de primaria.
*Día de clase abierta con mamás y papás.

4

-Maestra ¿por qué siempre se viste de negro y cómo es su piel en los brazos, por qué nunca trae manga corta?

– (tatuajes).

5

La clase pasada, con los grupos de edades mas pequeñas, vimos una animación muy corta sobre -comida no bombas- y hablamos (lo poco que se pudo porque son muy traviesxs y no se concentran mucho) de por qué preferíamos tener frutas y verduras para comer y compartir en vez de bombas y guerra, después nos pusimos a dibujar algunas frutas con crayolas y acuarelas para usar en un mural. Poco a poquito vamos logrando nuevos aprendizajes, compartimos saberes y otras formas de organizarnos y vivir el feo mundo.

6
-¿Usted es hombre?
-¿Por qué lo piensas?
-Los hombres usan el pelo corto
-Las mujeres también, ¿conocen a alguna mujer con cabello corto?
-Mi tía -Mi vecina -Mi abuelita
-Ah pues si ¿verdad? 🙂

7

Hoy me puse un saco ligero de manga abajito del codo (siempre llevo manga larga, pero hace mucho calor, casi siempre es ropa negra, llego sudando en bici, además de estar encerrada en un salón con muchos morritxs), lo llevo así para que la gente adulta no haga tantas preguntas. Lxs chavitxs empezaron a preguntar por los tatuajes, y les dije: son dibujos, como los que hacemos en la clase, a mi me gustan los dibujos y los colores. Hubo un silencio por unos tres segundos y un niño dijo: ¡pues claro que a ti te gustan, por eso eres la maestra de artes!. Y entonces no volví a taparme los brazos.

8

-Maestra, ¿y todos vamos a usar falda para la obra? ¿También los niños? -Puedes elegir tu vestuario. – Si! Me gusta usar falda.

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Miroslav Tovar (cdmx, 1989). Maestría en Arte y Entorno por la Academia de San Carlos/UNAM. Interesadx en el trabajo corporal como espacio político de re-conocimiento para generar comunidades desde intervenciones transfeministas. Sus líneas de trabajo son: narrativas disrruptivas, pedagogías alternativas y autodefensa/colectividades.
https://cuerpoerror.wordpress.com/

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Degenerando el género: Laboratorio de Creación/ Performance

Performance colectiva que surge del laboratorio de creación Degenerando el género, proyecto para Prácticas pedagógicas de la licenciatura en Artes Visuales de la Universidad Tecnologica de Pereira (Colombia), realizado en La Secretaría de Cultura de Pereira en el Área de Artes Vivas y coordinado por el creador visual y performer Camilo Ortiz – Altocalcifilico.

Acerca del laboratorio…

Degenerando el género es un espacio de creación y reflexión alrededor de la practicas Trans y/o Queer, entendiendo estas como un conjunto de actos e ideas que tiene una posición política y estética que irrumpe sobre estructuras sociales radicales y la asignación de categorías sobre los cuerpos.

En los encuentros se produce el material para una puesta en escena colectiva, construyendo desde allí una apuesta cultural para la ciudad que visibiliza la vida en toda su infinitud, pero también proporciona experiencias significativas sobre el reconocimiento del ser, empoderamiento de aquellos cuerpos y resignificacion de sus existencias.

Sobre la performance…

Esta performance propone escenas colectivas e individuales en donde los performers exploran las alteridades en las que deviene del laboratorio y en su intervención transgreden las estructuras de la heteronormatividad, de las convenciones sociales y culturales instaladas y los cánones estereotipados de la belleza.

La performance impulsa y promueve otras maneras de estar en el mundo por fuera del binarismo del género; desde allí cuestiona los patrones establecidos y desborda en nuevas formas, en nuevas concepciones de cuerpo.

Les Degeneres…

Les Degeneres es el colectivo performático que surge del laboratorio. Este espacio se convirtió en la posibilidad de cada ser de explorar su territorio intimo, desinhibiéndose desde el movimiento y las alteridades en que fueron transmutando, a partir de la heterogeneidad de sus posturas o posiciones frente a la munda. En medio de la experiencia se tejieron afectos entre el colectivo, que afianzaron cada encuentro mas allá del resultado, creando una familia diversa, un ejercito de machas fieras.

* DISstroyer * la pelona francesa * Tóxica enamorada * vainilla chick * extravaganza * impúdica * Veneno * desalmada * terra mar * madame caprice * tramoya alt *atrabilis * la punk polla * perla de goya * waira * aracniflo * charco alt * satánica * alteridades – altocalcifilico *

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Instagram:
@altocalcifilico

@lesdegeneres1

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Teoría queer y pedagogía

por Fernando Zarco Hernández

Con este texto comparto una experiencia docente en la Licenciatura en Pedagogía de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), una institución pública de educación superior creada en 1978 con la finalidad de formar profesionales de la educación en licenciatura y posgrado, para atender las necesidades del sistema educativo nacional y de la sociedad mexicana en general, bajo el lema “Educar para transformar”. Actualmente cuenta con 70 unidades en todo el país, una de ellas en la ciudad de Morelia, Michoacán.

En ella, la licenciatura en Pedagogía contempla materias optativas en los últimos semestres, con la finalidad de acercar al estudiantado a determinados campos de formación. Con varios y varias colegas, decidimos diseñar un conjunto de materias optativas sobre educación inclusiva, con el propósito de contar con herramientas conceptuales necesarias para realizar proyectos educativos con este enfoque. En este contexto propuse la materia de perspectiva de género, con la finalidad de revisar aportaciones de esta categoría para fomentar la educación inclusiva, a partir de la corporalidad como un aspecto central en la producción y difusión del conocimiento.

Las aportaciones de esta asignatura van más allá de la simple categorización sexual. Se trata de comprender la clasificación de las personas en función de su corporalidad para crear jerarquías naturalizadas. De ahí la organización de contenidos en cuatro bloques:

  1. La perspectiva de género presenta un panorama general sobre la categoría género y su aplicación en el conocimiento científico.
  2. Teoría queer y teoría crip analiza la relación entre la corporalidad y el poder, a partir de las teorías queer, crip y la interseccionalidad.
  3. Cuerpo y tecnología se enfoca en las tecnologías del cuerpo y del género, desde el paradigma posthumanista, para incorporar sus propuestas en la educación inclusiva.
  4. El programa finaliza con un bloque sobre arte corporal, con la finalidad de explorar sus posibilidades educativas, a partir de la desnaturalización y repolitización del cuerpo.

El curso fue pensado en la modalidad presencial, sin embargo tuvo que desarrollarse de manera virtual debido a la contingencia sanitaria del 2020, por lo que subí los contenidos y actividades de cada bloque a una plataforma digital educativa. Al final, solicité un video donde expresaran lo que más les había interesado del curso, como actividad grupal y de retroalimentación.

El resultado fue interesante porque la mayoría mencionó la teoría queer como el tema que más les había gustado. Entre los motivos que dieron están los siguientes:

  • Critica y cuestiona la heteronormatividad.
  • Ofrece nuevas interpretaciones sobre la identidad, la sexualidad y la belleza.
  • Intenta romper esquemas de género y sexo.
  • Ayuda a ampliar nuestro paradigma sobre el movimiento LGBT+.
  • Habla sobre la influencia que existe entre la cultura y la sociedad para que se construya el género y la sexualidad de cada persona.
  • Tiene una mirada crítica y cuestiona la realidad.
  • Es importante que los educadores la conozcamos.

Los otros temas citados en el video fueron la teoría crip, porque hace énfasis en la crítica de la normalización de los cuerpos con personas con discapacidad; la perspectiva de género, porque sirve para mejorar la vida de las personas; el arte corporal, como una estrategia para la educación inclusiva e intercultural; cuerpo y tecnología, por la manera en que hoy en día se incorporan las tecnologías al cuerpo humano y la creatividad que estas conllevan; el capacitismo, porque explica la creencia errónea de que algunas capacidades son mejores que otras y el posthumanismo, porque nos enseña a ver la vida de una manera distinta.

Además de identificar que la teoría queer fue el tema más ‘taquillero’, esta actividad sirvió para recibir una retroalimentación del curso en general. La educación es un proceso comunicativo, cuando recibimos una respuesta del grupo se genera un diálogo, es muy satisfactorio saber que la preparación y el desarrollo del curso tiene resultados. Sobre todo cuando se trata de cambiar lo presencial por lo virtual a última hora.

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Semblanza del autor:

Fernando Zarco Hernández: Doctor y maestro en psicología social, licenciado en psicología e ingeniero en sistemas computacionales. Actualmente es profesor universitario, cansado del capitalismo académico. Busca repolitizar el cuerpo mediante la investigación sobre sexualidad, drogas y tecnologías. https://fernandozarco.wordpress.com/

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La pedagogía queer y la agroecología: construir otros imaginarios alimentarios desde la diferencia

imagen por Atsiry López-Fabila

por Morgan Jenatton

En un mundo en crisis, puede ser difícil imaginar vías hacia otras posibilidades.  Se ha hecho evidente que la pandemia producida por la Covid-19 no ha hecho más que profundizar las desigualdades particulares del sistema dominante de explotación capitalista, heteropatriarcal y blanco-céntrico. Frente a esta oscuridad asfixiante, parece importante buscar resquicios de luz y resistencia que pretendan abrir otros mundos, otros imaginarios, otros modos de ser y estar juntes. Parece crucial volver la mirada hacia los esfuerzos que intentan abrir horizontes de posibilidad e imaginar colectivamente prácticas de emancipación social que afirmen nuestro potencial radical para alejar las fuerzas de dominación y exclusión (Pinheiro-Barbosa, 2020). En este texto busco presentar algunos elementos teóricos de la educación que proponen vías posibles para avanzar hacia esa emancipación radical. A saber, presentaré brevemente ciertas corrientes históricas de la pedagogía emancipadora y las relacionaré con nociones de la queer theory anglosajona, para finalmente presentar algunas consideraciones para la implementación de estas pedagogías en la educación alimentaria.

Antes de hacerlo, es importante situar mi cuerpo y mis palabras. Crecí en Estados Unidos, en el seno de una familia mestiza francófona que llegó de Francia y del Magreb a principios de los años sesenta tras las violentes circunstancias de los últimos días de la era colonial francesa. Hablé inglés y francés en casa y asistí a escuelas locales de lengua inglesa hasta que me mudé a Francia a los veinte años, donde inicié mi carrera como cocinero. He vivido sin el apoyo de mis padres desde los 15 años, y por lo tanto he tenido que construir otras estructuras emocionales y materiales para sobrevivir. Mi cuerpo y nombre corresponden a las características normalizadas de un hombre blanco en Francia y tengo sexo exclusivamente con hombres. En mi vida cotidiana, suelo utilizar la palabra “gay” para describirme, pero como muches, también me han nombrado “fag”, “pédé” o “maricón” (según el país), para subrayar mi disconformidad con el Mundo Normal. Por eso mismo, desde unos años, la palabra más habitual en mi lengua para denotar mi vida ha sido “pédé”, el equivalente francés a maricón. Con les compas que comparten esta experiencia, exijo la fuerza política y divisada de esta palabra frente a la normalización y comercialización crecente de las vidas “LGBT”.

Desde hace unos años emprendí una carrera en la academia y en mi maestría empecé a trabajar los temas de la alimentación y las ciencias sociales en México. Ahora soy estudiante de doctorado en sociología y agroecología en una escuela francesa y en el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), en Chiapas. Mi trabajo académico se centra en la forma de impulsar una masificación de la agroecología en los sistemas alimentarios. Examino la tortilla mexicana y el pan francés como alimentos simbólicos de este cambio en los Altos de Chiapas y en el sur de Francia, con el objetivo de evaluar cómo construimos el saber en torno a la alimentación como forma de emancipación y, con una postura transformadora basada en la investigación acción participativa, de analizar los procesos de aprendizaje que promueven la transición agroecológica. De por sí, mis palabras y propuestas vienen explícitamente desde lo académico, cosa que no les da más pertinencia o validez. Al contrario, considero que resuenan huecas frente a las experiencias y teorías más arraigadas en las movilizaciones y luchas cotidianas. Sin embargo, propongo que esta exploración teórica puede alimentar nuestras reflexiones y acciones sobre el camino hacia la construcción de mundos que resuenan con una vida digna y con una alimentación que nos llene de fuerza y bienestar.

Investigación acción participativa (IAP)

Un primer paso para la relativización del conocimiento académico es el de reevaluar cómo y para quien se produce. La investigación-acción participativa (IAP) es un enfoque que hace hincapié en la inclusión colaborativa y la acción beneficiosa para les participantes en la investigación. Esto implica que, en cierta medida, están directamente implicades en el diseño, la aplicación o el análisis de la investigación: ésta es la dimensión participativa. Pero, además, un principio común de la investigación-acción es su compromiso ético y político en una ciencia transformadora: la acción. La IAP no es un enfoque fijo o un corpus científico, sino más bien un cierto compromiso normativo con los procesos de colaboración en la producción de conocimientos y el objetivo de un cambio social positivo.

Unos de los conceptos centrales de la IAP se construyeron en Latinoamérica teniendo como base la teoría crítica marxista y el pensamiento crítico latinoamericano para cuestionar los valores de la investigación y la educación en relación con el poder político y los sistemas de opresión. Los trabajos de Paulo Freire y Orlando Fals Borda han asentado las bases del pensamiento moderno de la IAP. Fals Borda participó en la organización de la primera conferencia explícitamente dedicada a la IAP en Cartagena en 1977 y defendió la incorporación de un componente de “acción comunitaria” en los protocolos de la investigación clásica, abogando por la “combinación” de las aptitudes científicas con los conocimientos de y las comunidades, tomándolos como socios de pleno derecho en el proceso de investigación. Freire postuló en su texto canónico de pedagogía critica, Pedagogía del oprimido (1968), que les individues no sirven como recipientes vacíos y “objetos de investigación”, sino como participantes plenes, capaces de determinar sus propias necesidades para mejorar sus vidas. Según Freire, la educación no se limita a la función de aprender a leer palabras escritas, sino a leer el mundo de manera crítica. Propone esta crítica a la conciencia como una forma de emancipar a “los oprimidos” y de transformar la realidad social.

Conceptos claves de la pedagogía crítica

Una noción fundamental de la filosofía educativa de Freire es la de praxis, para la que se inspira en gran medida en la concepción de Marx de “la actividad libre, universal, creadora y autocreadora a través de la cual el hombre crea y cambia su mundo histórico y a sí mismo»” (Petrović, 1983). Freire define la praxis como “la acción del pueblo sobre la realidad” y un proceso de “reflexión y acción dirigido a las estructuras a transformar” (Freire, 1968). En esta concepción, la praxis es un esfuerzo liberador por el que les educadores y alumnes se convierten en “coinvestigadores” para participar en un ciclo de reflexión teórica colectiva, aplicación, y evaluación, antes de volver finalmente a la teoría como continuación del ciclo. Es importante destacar que la praxis no es pura acción, sino más bien el ciclo de reflexión y acción, que sirve como fuente de “conocimiento y creación” que por sí solo puede «transformar verdaderamente la realidad” (Freire, 1968). Esto marca la praxis como una actividad exclusivamente humana porque Freire, siguiendo a Marx, contrasta la actividad productiva creativa y consciente de les seres humanes con la producción compulsiva e inconsciente de los animales.

Un elemento central de la praxis educativa de Freire es su noción de conscientização, que presenta como un proceso interno de emancipación de la opresión a través del despertar de la conciencia crítica. En sus palabras: “Para que los oprimidos puedan pugnar por su liberación, deben percibir la realidad de la opresión no como un mundo cerrado del que no hay salida, sino como una situación limitante que pueden transformar” (Freire, 1968). Esta capacidad de intervenir en la realidad para cambiarla es conscientização. Implica realizar un análisis crítico del propio contexto mediante la praxis y aprender así a percibir las contradicciones sociales, políticas y económicas; y posteriormente actuar contra los elementos opresivos de esta realidad social. Freire propone que, mediante este proceso, les oprimides históricamente “dejen atrás el estatus de objetos para asumir el estatus de Sujetos históricos” (Freire, 1968). Este enfoque afirma el potencial transformador de les individues entablando un diálogo para examinar y deconstruir las mitologías imperantes y así formar parte del proceso de cambio del mundo.

Por lo tanto, el diálogo de saberes desempeña un papel central en este proceso. Freire propone el diálogo como el encuentro entre diverses individuos «mediado por el mundo, para nombrar el mundo». En otras palabras, el diálogo es un acto de creación que resulta de la atribución de un significado a la experiencia vivida y al entorno que la rodea. Es importante señalar que el diálogo de Freire adquiere una dimensión epistemológica: el diálogo no consiste simplemente en debatir la experiencia vivida por une individuo, sino que implica conectar esa experiencia con cuestiones más amplias y teorizarla colectivamente. Es a través de este diálogo que les individues construyen conscientização y están capacitades para cambiar la sociedad en la que viven.

Aportes de la queer theory posestructuralista

La fuerza de las herramientas de la pedagogía critica es incontestable y se han empleado en innumerables proyectos educativo-políticos: la naturaleza cíclica de la praxis de Freire, así como al poder transformador de la conscientização y del diálogo. Sin embargo, desde un análisis posestructuralista se puede criticar el razonamiento dualista y excluyente de su estructuración epistemológica, que distingue lo humano de lo no humano, atribuyendo la agencia de la praxis únicamente a les actores humanes y estableciendo un poder jerárquico de “los sujetos” sobre “los objetos», en la que el “oprimido” es capaz de lograr la liberación del “opresor” principalmente buscando una mayor porción de su poder establecido. Propongo complementar esta curvatura marxista-materialista de la pedagogía crítica y unirla a una perspectiva posestructuralista, recurriendo a elementos de la teoría y pedagogía queer.

La queer theory aparece dentro del espacio académico de los estudios de género en los principios de los años 90 en Estados Unidos, basada en el pensamiento deconstructivista y relecturas de autores posestructuralistas, principalmente Michel Foucault. El término mismo, queer, tenía una connotación peyorativa en inglés y fue reapropiado como modo de afirmación y subversión política por las comunidades en lucha contra la opresión heteronormativa, antes de ser finalmente institucionalizado el en espacio académico. El posestructuralismo de Foucault propuso desde los años sesenta reevaluar las categorías discursivas binarias (hombre/mujer, naturaleza/cultura, homosexual/heterosexual) que, como subraya Sutherland (2009), se imponen como “los dispositivos de control de la sexualidad”. En esta concepción, el género y la sexualidad son producciones discursivas movilizadas para denotar y desautorizar ciertas vidas, pero que también están abiertas a procesos de reapropiación para afirmar otras existencias y subjetividades. Judith Butler es una otra figura central en la teorización del campo queer, y sus planteamientos teóricos de los años noventa están hábilmente presentados en un texto reciente de Hysteria por Val Trujillo R, específicamente que “todos los cuerpos tienen inscripciones narrativas de la cultura…[y que Butler] prefiere plantear a lxs individuxs no como sujetxs (seres sujetados a) ritualizados bajo condiciones de prohibición y tabú, sino como individuxs con agencia, capaces de accionar, rebelarse y cuestionar la normatividad natural impuesta” (2020).

Es importante situar el desarrollo de la queer theory en los espacios y condiciones específicas del trabajo académico del Norte. Para empezar, como describe Rivas (2011), el uso de la palabra queer en espacios hispanohablantes “implica una descontextualización [y] la pérdida del ‘contexto performativo’, la historia política del término”. El pasado del término queer en inglés le otorgaba una cierta fuerza subversiva que no existía o incluso se invertía al importarlo al español. La queer theory se convierte en un campo de pensamiento académico prestigioso, mientras que las históricas epistemologías y vidas maricas de América Latina siguen siendo ampliamente invisibilizadas y violentadas. Además, incluso en inglés, la palabra moderna queer ha perdido casi por completo su potencia política y desviante, asociado hoy en día plenamente con el mundo académico, y por ello es vital dar voz y buscar otras inspiraciones a partir de las experiencias vividas pédé, maricas, y cuir. La esperanza es que las reflexiones de este texto, firmemente ancladas en las epistemologías específicas de la queer theory, puedan complementar y dialogar con otras pedagogías, y no sustituirlas.

La pedagogía queer

La pedagogía queer se desarrolló a raíz de los trabajos de esta queer theory anglosajona y el posestructuralismo, principalmente como aportación teórica al campo de la educación (Pinar, 2012). Como traza Luhmann (1998), “la pedagogía queer pone en juego el deseo de deconstruir los elementos binarios fundamentales en los modos occidentales de creación de significado, aprendizaje, enseñanza y creación de políticas”. Es importante señalar que la pedagogía queer no implica discutir sobre sexualidad o cuestiones explícitamente “queer”, sino que se trata de desafiar las normas convencionales en un esfuerzo por abrazar el potencial de les individuos de realidades subjetivas divergentes para entablar un diálogo y explorar las posibilidades de acción colectiva para trascender las pautas codificadas de la realidad.

La propuesta teórica es que en una realidad dominante en la que distinciones binarias desigualitarias son esenciales para la elaboración de significados (en la que la mujer se entiende en oposición e inferior al hombre, la homosexualidad entendida como una otredad corruptora de la normalidad heterosexual) las estrategias de liberación sólo pueden ocurrir a través de un proceso de “expansión de la normalidad”, de llevar al “otro” a las filas de los normales. La pedagogía queer, sin embargo, trata de ir más allá de esta liberación asimiladora y “atacar y socavar el proceso mismo por el cual (algunos) sujetos están normalizados y otros marginalizados” (Luhmann, 1998). Por lo tanto, tiene como cuestiones fundamentales el cómo llegamos a saber y cómo se produce el conocimiento. En este sentido, el enfoque pasa de promover la comprensión crítica, es decir, de cómo enseñar al otro a reconocer las dinámicas de poder e intervenir en su reproducción reclamando el estatus de «sujeto histórico», a examinar las condiciones y límites del conocimiento mismo y a cómo se construyen las categorías de normalidad en primer lugar. Luhmann vincula este proceso pedagógico a la noción de “subversividad” de Butler, en la que “las prácticas subversivas tienen que abrumar la capacidad de lectura, desafiar las convenciones de lectura y exigir nuevas posibilidades de lectura” (Butler, 1993, p. 20).

La pedagogía queer propuesta aquí busca construir saberes, poder y resistencia desde los márgenes, desde fuera de lo “normal”. Se adhiere a una concepción de la liberación que no ambiciona integrar el circulo de poder hegemónico, pero afirmar su propio poder y saber desde y para una alteridad asumida. Se inspira, pues, en las bases de la pedagogía crítica de Freire, de promover el análisis crítico de las condiciones sociales, políticas y económicas de desigualdad, pero la amplía, al rechazar las identidades estables y promover nuevas imaginaciones que quedan fuera de los modelos normalizados y contribuyen a afirmar otras ontologías y, retomando los conceptos de la ecología política posestructuralista (Escobar, 2014), al construir otros mundos.

He establecido un diálogo entre estas corrientes en parte por necesitad: las epistemologías que sustentan nuestro trabajo no son neutrales, ni accidentales. No hay separación entre la teoría y la práctica. Tengo que creer en la posibilidad de crear otros mundos posibles porque he tenido que construir otras posibilidades en mi propia vida. La teoría queer me permite examinar reflexivamente mi interés por los temas de la juventud y la educación, al tiempo que sitúa mi experiencia vivida al margen de la vida familiar normalizada y la improbabilidad de tener hijes propies. Aplico el marco de la pedagogía critica queer en mi investigación-acción (Jenatton et al., 2020), aunque no trata de temas de sexualidad, porque aporta una coherencia epistemológica necesaria.

Mis acciones pedagógicas buscan poner en perspectiva el consumo de diferentes alimentos por parte de jóvenes (por ejemplo, formas de alimentación más o menos «industriales») sin situarlos en una posición de culpa o ignorancia por comer lo que comen. Se emprende un ciclo de talleres en el aula, reflejando la naturaleza cíclica de la praxis de Freire y destinados a apoyar una reflexión colectiva de les alumnes sobre su consumo. Pero sobre todo, la idea es capacitarles para deconstruir sus hábitos alimentarios de forma colectiva, emprendiendo un diálogo horizontal sobre qué y cómo comen sus compas y qué reflejan estas prácticas. ¿Por qué tomamos refrescos? ¿Quién se beneficia de su consumo, quién se perjudica? ¿Cómo se construye el conocimiento en torno a lo que es una buena y una mala alimentación? Creer en la capacidad de les jóvenes a construir juntes el conocimiento, en el desarrollo de un agudo sentido de la concienciación, es el primer paso en este proceso. Pero el segundo es permitirles vivir y construir desde sus propias vivencias, a veces desviadas, para habitar plenamente sus propias historias y actuar desde su particular comprensión del mundo. Y crear un espacio pedagógico que les permita afirmar sus propias ontologías alimentarias territorializadas y concebir juntes nuevos conocimientos para la vida e imaginaciones para otros futuros posibles.

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Bibliografía

Butler, J. (1993). Critically queer. GLQ: A journal of Lesbian and Gay Studies, 1(1), 17‑32.

Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra : Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia (Primera edición). Ediciones Unaula.

Freire, P. (1968). Pedagogía del oprimido.

Jenatton, M., Hernández Meléndez, C., López Sántiz, E., & Morales, H. (2020, juin 20). Tomar vida : El pozol y los jóvenes de Chiapas. La Jornada del Campo. https://www.jornada.com.mx/2020/06/20/delcampo/articulos/tomar-pozol.html

Luhmann, S. (1998). Queering/querying pedagogy? Or, pedagogy is a pretty queer thing. Queer theory in education, 141‑155.

Petrović, G. (1983). Praxis. A dictionary of Marxist thought, 384‑389.

Pinar, W. F. (2012). Queer Theory in Education. Routledge.

Pinheiro-Barbosa, L. (2020). Pedagogías sentipensantes y revolucionarias en la praxis educativo-política de los movimientos sociales de América Latina. Revista Colombiana de Educación, 1(80), Article 80. https://doi.org/10.17227/rce.num80-10794

Sutherland, J. P. (2009). Marica nation : Prácticas culturales y crítica activista. Ripio Ediciones.

Trujilla R., V. (2020). Cuir : Pistas para la construcción de una historia transfeminista en América Latina | Hysteria. https://hysteria.mx/cuir-pistas-para-la-construccion-de-una-historia-transfeminista-en-america-latina/

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Morgan Jenatton es estudiante de doctorado en Agroecología y sociedad en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas y Sociología en la École des hautes études en sciences sociales (EHESS) en París, Francia. Estudia los sistemas alimentarios territoriales y los procesos de aprendizaje que contribuyen a la masificación de la agroecología.
 Atsiry López-Fabila

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