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Cine y trabajo sexual

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En la tele suelen poner en los días flojos la película de Mujer Bonita. La gente está habituada a este tipo de historias en donde una chica pobre desdeñada socialmente y, que lleva una vida gacha, tendrá la fortuna de ser rescatada por un príncipe. Quien (lamentablemente) la haya visto comprenderá, pues, que con estos mensajes se promueve y reproduce la jerarquización del poder dentro de la sociedad de, por ejemplo, los hombres blancos y adinerados sobre las personas con menos dinero o, de los hombres sobre las mujeres y jóvenes, etcétera.

    En este marco, el argumento de la película antes citada no alcanza siquiera a pincelar el fenómeno de la prostitución como la realidad social y económica de gran complejidad que es; ni, mucho menos, el arraigo de estas actividades en todas las culturas humanas, las formas de tensión entre la asistencia social y sexual, la liberación de los cuerpos, una forma de empleo o un modo de vida consensual o, al contrario, una decisión impuesta, que viola los derechos humanos de mujeres, niñas y niños cuando son utilizados en el mercado de la sexualidad.

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     En el cine existen varias películas que exploran historias sobre la prostitución y que involucran situaciones mucho más diversas e interesantes:

  • Por ejemplo, la novela de Vargas Llosa llevada al cine, Pantaleón y las visitadoras (Dir. Francisco J. Lombardi, 2000), habla de un grupo de trabajadoras sexuales que “sacuden” la vida ordinaria de un pelotón de soldados, poniendo un ejemplo de prostitución de tipo asistencial.
  • Todo sobre mi madre (Dir. Pedro Almodóvar, 1999); El callejón de los milagros (Dir. Jorge Fons, 1995); Poderosa Afrodita (Dir. Woody Allen, 1995); Lugar sin límites (Dir. Arturo Ripstein, 1977) analizan la prostitución de tipo civil, en donde el comercio sexual se hace con una clientela regular y en sitios específicos y que problematiza sobre todo el tipo de desenlace en la vida de quienes son más allegados a los personajes.
  • En Party Girl (Dira. Marie Amachoukeli-Barsacq, 2014); Breakfast in Pluto (Dir. Neil Jordan, 2005); Bella de día (Dir. Luis Buñuel, 1967); My own private Idaho (Dir. Gus van Sant, 1991); Amor a la vuelta de la esquina (Dir. Alberto Cortés, 1985), la prostitución como un modo de vida elegido, son tres cintas muy audaces donde los conflictos se centran más en una existencia marcada por la individualidad y la autodeterminación, algo así como un «dejarlo todo y fluir»,
  • The girlfriend experience (Dir. Steven Soderbergh, 2009); Boca a boca (Dir. Manuel Gómez Pereira, 1995), abordan la prostitución como una cotidianidad, como un empleo cualquiera, y muestran sin maniqueísmos la intimidad y el día a día de dos trabajadores sexuales.
  • Living las Vegas (Dir. Mike Figgis, 1995); Pedro Navaja (Dir. Alfonso Rosas Priego, 1984); Taxi driver (Dir. Martin Scorcesse, 1976), resaltan la crudeza de la explotación sexual.
  • Y algunas otras, más desgarradoras, muestran cómo operan las organizaciones criminales en cuanto a la trata de personas: La mosca en la ceniza (Dira. Gabriela David, 2010); Promesas del Este (Dir. David Cronenberg, 2007); Lilja 4-ever (Dir. Lukas Moodysson, 2002); Las Poquianchis (Dir. Felipe Cazals, 1976).
  • Finalmente, la prostitución como una forma de subsistencia, aquí se exhiben las vidas de algunos personajes marginales y aislados socialmente, historias con finales bastante trágicos, Monster (Dira. Patty Jenkins, 2003); La Virgen de los sicarios (Dir. Fernando Vallejo, 1990); Midnight Cowboy (Dir. John Schlesinger, 1969); Aventurera (Dir. Alberto Gout, 1949); Salón México (Dir. Emilio “el indio” Fernández, 1948)…

 

Al respecto de este tema tan controversial y revisando nuestras sugerencias cinéfilas, habría que hacer un análisis más profundo sobre las construcciones culturales de la experiencia de los hombres y de lo que implica desarrollarse bajo “las identidades de género y la sexualidad”, además de preguntarnos cómo es que se dan hoy las interacciones entre hombres y mujeres dentro de este ámbito.

 

Por SALCON | Magalli Salazar_ febrero 2016

 

 

REFERENCIAS

Giddens, Anthony (2010). Sociología. Alianza Editorial.

 

Ríos de la Torre, Guadalupe La Prostitución: Fenómeno Humano. Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco. Ver:

http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/tye14/art_hist_01.html

 

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Brigada Callejera*. Más de 25 años por el trabajo sexual digno

*Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, «Elisa Martínez», es una organización civil que se dedica a la promoción de la salud entre trabajadoras/es sexuales, mujeres transgénero, sobrevivientes de trata de personas, migrantes y poblaciones callejeras, especialmente.

Cuando llegamos al domicilio ubicado en Corregidora 115, en La Merced, Elvira Madrid aún impartía el taller del uso del condón y daba ideas para ponerlo con la boca. Entre risas y un ambiente relajado, las participantes contaban anécdotas sobre prevención y el trabajo cotidiano, se hablaba de la importancia del uso del condón femenino, la importancia del autocuidado.

Un folleto con dibujos al más puro estilo del “Libro vaquero” o “Sensacional de Luchas” nos fue otorgado. “Desaparecidas en Ecatepec” era el título, una impactante historieta de la realidad que vive aquel municipio y que da cuenta de la estructura misógina que permite que, por lo menos, siete mujeres sean asesinadas cada día en México por cuestiones de género. “Desaparecidas en Ecatepec” es tan sólo una de las 16 publicaciones acerca de la trata de personas que, junto con otros libros y manuales (más de 30) ha publicado Brigada Callejera durante sus 27 años de trabajo, y que reparte de manera gratuita cada vez que imparte algún taller ya sea dentro o fuera del D.F. (hay una red importante que llega a 28 estados de la República Mexicana).

El centro de trabajo es un pequeño departamento con tres recámaras que sirven de librería, consultorio ginecológico y dental, respectivamente. El espacio que correspondería a una sala-comedor es el lugar en donde se imparten talleres de prevención y sexualidad, alfabetización, primaria, secundaria, defensa y promoción de derechos humanos y es, a la vez, una oficina. Todo está pintado de colores vivos: colores dignos para dar una buena consulta dental o ginecológica; hacer un ultrasonido mamario, una electrocirugía; realizar una prueba de detección de VIH o sífilis; dar consulta psicológica o de acupuntura o, simplemente, vender a un costo mínimo los condones “Encanto” ($1.50), o el condón femenino y los lubricantes.

Sólo se puede conocer a fondo la labor de Brigada Callejera y su manera de realizarla si se nos acercamos a escuchar a hablar a sus organizadorxs, quienes llegaron de la academia como estudiantes de sociología (Rosa Isela Madrid, Elvira Madrid, Jaime Montejo y Guillermo Rodríguez), y se quedaron para hacer trabajo de campo: se hartaron de la teoría y la convirtieron en una práctica incansable por el derecho a la salud y el libre ejercicio del trabajo sexual. Una de sus aportaciones más contundentes, por ejemplo, ha sido organizar junto con trabajadoras sexuales la fabricación de una marca de condones (“¿Nos ponemos un condón, Encanto?, nos platicaba hace un par de años Elvira cuando contaba la dinámica de ponerle nombre al condón y hacerlo atractivo para los clientes), cuyo principal objetivo era garantizar la prevención del SIDA de manera accesible y que ha servido además para formar promotorxs de salud en cada unx de lxs trabajadorxs sexuales que deseen.

Dejamos unos minutos de video para conocer un poco del trabajo de esta asociación, que no se anda por las ramas y va al grano: palabra directa y trabajo efectivo.

Brigada Callejera from Hysteria Revista on Vimeo.

 

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Si quieren conocer todo el trabajo de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, acá sus páginas:

Facebook: Brigada Callejera Eliza Martinez

Fanpage: Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer «Eliza Martínez»

Página: http://brigadaac.mayfirst.org/

¡A poner(se) el condón bailando!: Cumbia de la Brigada Callejera

Condonerías:

Oficinas Centrales y Condonería ubicada en:
Av. Isabel la Católica No. 13,
Despacho 510 entre 5 de Mayo y Tacuba,
Col. Centro, C.P. 06000 Del. Cuauhtémoc
Tel/fax: 5518 7906
E-mail: insumos.comprasyventas@gmail.com
Av. de los Maestros No. 29 Local B,
Del. Miguel Hidalgo, D.F.
Tel. 5342 5744
Pasaje Parroquia, Local 11, Calle Norte 2,
Tel. 045. 272.100.2058
Orizaba, Veracruz

 

 

 

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Editorial #17 «Trabajo Sexual»

ilustración por Carmelina Jardón
ilustración por Carmelina Jardón

El uso del propio cuerpo (unx mismx) como forma de lucha, parece tener su punto álgido cuando ese cuerpo es portador de un placer que genera retribución económica para sí. Para diversos autores, el cuerpo es el anclaje de la produccion capitalista, pues en él radica la fuerza de trabajo; es por ello que el trabajo sexual de cualquier tipo incomoda no sólo al ala social más conservadora, sino a una generalidad que, basada en discursos victimizantes no pueden aceptar la construcción de una corporalidad autónoma capaz de disfrutar no sólo el intercambio económico, sino el sexo fuera de los parámetros de «lo legal».

     Esta incomodidad incluye, por ejemplo, las llamadas»sex wars» o guerras del sexo que se dieron a partir de los 70, y en donde se discute si la prostitucion, la pornografia y el BDSM, entre otras prácticas económicas y sexuales, debían o no de ser abolidas en favor del avance de los derechos de las mujeres. Esta discusión se sigue dando en diversos espacios feministas hasta el día de hoy, con debates que igualan la prostitución autónoma a la trata, que invibilizan las maneras de agenciamento de lxs trabajadorxs y que se niegan a ver que vivir en la precariedad no tiene nada de esa romántica dignidad de la que hablan muchas activistas rescatistas, que en sus discursos excluyen las demandas de trabajadoras sexuales, como el acceso sin estigma a la Salud.
 
 
     Y es que en una cultura en donde el sexo sin concepción es pecado o anormalidad, el goce y la autonomía son dos maneras de ejercer una libertad que cuestiona de fondo las regulaciones hechas a través de las instituciones, las cuales, a partir de un proceso histórico, siguen controlando nuestra manera de ser y pensar (familia, iglesia, sistema penal, estado, medicina, psiquiatría) y que logran gobernar a lxs individuxs desde lo más íntimo.
 
     Ante esta dinámica que polariza el uso del cuerpo y el ejercicio de la sexualidad libre, autónoma y retribuida, vemos la necesidad de reflexionar y generar la discusión en torno al trabajo sexual sin remitirnos a la dominación hacia el cuerpo de lxs trabajadorxs sexuales, más bien, a la negativa a la obtención de derechos laborales y reconocerles como portadoras de fuerza de trabajo, pero, además, reconocer la diversidad de posibilidades que se han abierto en este ámbito y que hablan de la libertad de decisión en cualquier espacio.
 
No se trata de ser románticxs con el ejercicio sexual retribuido, sino de desestigmatizar a quienes, conscientes de su decisión, lo ejercen, quienes fortalecen una posibilidad de placer compartido y gozan colectivamente: quienes ponen en marcha un dispositivo de respeto mutuo que además se organiza desde experincias de vida y visiones muy distintas sobre lo que es y puede ser libre y potenciar la toma de decisiones en corporalidades disidentes o no hegemónicas.
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Editora invitada María del Carmen González Hernández

ma.carmenMi nombre es María del Carmen González,  tengo 25 años y soy mamá de Batman, experiencia que me gustaría repetir, pero ahora quiero a La Mujer Maravilla. Tengo dos hijas caninas, me gusta la pornografía y las drogas. Me gusta ese feminismo que es incómodo para las institucionales, me han cerrado espacios. Me gusta David Bowie, New Order. Me gusta leer y no me gusta el lugar donde trabajo. 

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Carmelina Jardon Da clases de artes plasticas en primaria y dibuja de vez en cuando.

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Miss (S)Pain

 Fotoperformance por Yolanda Benalba

Fotografías: Manuel López

 2015

 

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Yolanda Benalba. Co-directora de Decadence Performance Art, graduada en Bellas Artes y Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual. En su práctica reflexiona sobre cuestiones de la realidad socio-política española bajo una perspectiva de género y performativa. Podemos destacar su participación en festivales de performance en Indonesia, Colombia, Estados Unidos, Italia, Brasil, Países Bajos, Alemania, Rumanía y España. Su obra ha sido expuesta y publicada en México, Ecuador, Estados Unidos, España y Finlandia.

Web:

http://yolandabenalba.com/

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¿The Waiting Game? (Las imágenes quieren ser besadas)

Créditos:
Proyecto: Noelia Pérez
Vídeo: Arturo R. Castillo
Entrevista: Verónika Arauzo

“Las imágenes quieren ser besadas. Pero la pregunta es ¿Qué es un beso? Un beso es un gesto de afección, pero es algo que está tras la afección: el deseo de ser incorporadas. Es algo canibalístico: el deseo de incorporar algo o el deseo de ser apropiado por algo. Comer y ser comido. Pienso que uno de los deseos constitutivos que hace a la imagen como tal, es que están diseñadas para ser apropiadas” . W.J.T. MITCHELL

¿The Waiting Game? es una propuesta de Noelia Pérez a partir de un ejercicio de apropiacionismo/canibalismo de las imágenes del trabajo “The Waiting Game” de Txema Salvans en diálogo con la trabajadora sexual y activista Veronika Arauzo.

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Miss Velluters

Por Beatriz Millón y Manuel López

Yo tenía diecisiete años cuando empecé, casi iba cumplir los dieciocho y nada… Era una forma, ya que siendo transexual, pues no… Hoy en día la sociedad está más avanzada pero entonces no tenías otra opción más que la prostitución o artista, y… Nada, yo para artista no valgo.
Es a lo que el cuerpo se va acostumbrando, hija.

Duración:4’6’’ / Año de realización:2015 /

Miss Velluters from Beatriz Millón on Vimeo.

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Beatriz Millón (Sagunto, 1992) Actualmente se encuentra investigando con la beca de excelencia: ”Euroimka: Programa Erasmus Mundus” en México su tesina del Máster en Producción Artística de la UPV, universidad de la que es graduada en Bellas Artes. Forma parte de los colectivos Campo Adentro, Our Ocean y Revista Ecléctica. Destacar su participación en festivales de performance en Alemania, Holanda, Barcelona, así como la muestra de tanto exposiciones individuales como colectivas en Turín, Guayaquil, Mestre, Segovia, Valencia, Guadalajara, Burgos, Gijón.

Manuel López (Lanzarote, 1992) actualmente cursa Máster Oficial en Artes Visuales y Multimedia (Universitat Politècnica de València, Valencia). Es también graduado en Bellas Artes por esta misma universidad en la Facultat de Belles Arts de Sant Carles y en Música (Conservatorio profesional de música Josep Climent, Oliva). Ha participado en festivales internacionales de arte de acción, en países como Lituania, Italia, Grecia, Alemania, Países Bajos, Rumanía y España. Su obra ha sido exhibida en instituciones artísticas de España, Italia, Francia, Argentina, Chile y Finlandia.

http://lolohjtyutuyuyu.es/

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Curanderas urbanas

Por Livia Motterle

Ponme la mano aquí, Macorina
ponme la mano aquí
ponme la mano aquí, Macorina
ponme la mano aquí
tus senos carne de anón
tu boca una bendición
de guanabana madura
y era tu fina cintura
la misma de aquel danzón

ponme la mano aquí, Macorina
ponme la mano aquí
ponme la mano aquí, Macorina
ponme la mano aquí.
Tus pies dejaban la estera
y se escapaba tu saya
buscando la guardarraya
que al ver tu talle tan fino
las cañas azucareras
se echaban por el camino
para que tú las molieras
como si fueses molino

Ponme la mano aquí Macorina
ponme la mano aquí.

(Versos de la canción de Chavela
Vargas, Macorina)

 

Mis piernas están cansadas. Hace mucho calor. Menos mal que casi he llegado a casa. El ruido de las máquinas cavando el suelo que una vez albergó la Galera1 me tortura la cabeza. En pocos meses se inaugurará la Filmoteca. ¿Otra cárcel? Me siento desmotivada. Dudo si podré cumplir mi misión. No tengo idea de dónde encontrarlas. No veo faldas violetas, ni tocoyales2 entrelazados a espesos mechones de pelo corvino. ¿Donde están escondidas las curanderas en Barcelona? 

Al regresar a casa, por la calle Sant Pau, me pierdo en las callecitas del Raval, pensando que quizás sería mejor cambiar el tema de la investigación. Me enciendo un cigarro. Se acerca una joven pidiéndome un mechero. Se lo doy. Enciende su camel y luego regresa a la esquina, con sus compañeras. Las miro y me doy cuenta de que están en la calle para ofrecer servicios sexuales. No van vestidas con largas faltas violetas, ni llevan tocoyales en sus cabellos. Van con pantalones apretados y grandes escotes. No son mayas. Son rumanas, nigerianas, marroquíes, ecuatorianas, brasileñas, españolas. ¿Y si fueran ellas las brujas rebeldes, las curanderas (no reconocidas) que estaba buscando.

  – diario de campo, 3 de julio de 2011 –

Esta inquietud, que cierra el fragmento de diario de campo arriba citado, nació una tarde de julio en la calle Sant Pau, en el barrio del Raval, Barcelona. Acababa de llegar a la ciudad y de ser aceptada en el Máster de Antropología de la Universidad de Barcelona, con un proyecto titulado: “De Mesoamérica a Cataluña: reelaboración de las prácticas médicas tradicionales de las mujeres guatemaltecas y mexicanas mayas migrantes”. Las experiencias compartidas durante muchos meses con mujeres mayas de la comunidad de San Pedro La Laguna, en Sololá, Guatemala, había despertado mi interés sobre las formas no hegemónicas de cura/cuidado. Me pareció entonces interesante poder desarrollar una comparación entre las prácticas tradicionales de estas mujeres mayas en territorio indígena y sus reelaboraciones en un contexto urbano como el de Barcelona. Nunca hubiera imaginado que ese objetivo se transformaría tan inesperadamente y rápidamente. Y fue así que empecé a interesarme al fenómeno del trabajo sexual profundizando la mirada en las prácticas de cuidado que incorporan las trabajadoras sexuales a la hora de atender a sus clientes.

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Calle-d’En-Robador. Cortesía de la autora

     Las entrevistas con las trabajadoras sexuales han sido herramientas fundamentales para desvelar realidades estrategicamente ocultadas, entrelazando y re-significando tramas de subjetividades. Muy importante ha sido la voluntad de construir juntas una otra historia, compartiendo las palabras inscritas en la tumba de Walter Benjamin: “es tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. La construcción histórica está consagrada a la memoria de quienes han perdido el nombre”. Es dentro de esta linea política que nacieron los encuentros con Paula, Montse, Rosa y Vero3. A todas cuatro, he preguntado si las personas que ejercen la prostitución pueden ser consideradas cuidadoras o curanderas.

      Así contestó Paula, trabajadora sexual (de la calle, de pisos y de clubs),  activista feminista y de origen argentina:

La cuestión es que en nuestro trabajo desarrollamos muchas capacidades laborales. Mira, somos economistas porque hacemos marketing; sabemos de imagen porque sabemos cómo atraer; sabemos organizarnos el tiempo porque tenemos que cuidar a nuestros hijos, hacer la comida y trabajar. Luego, somos enfermeras porque sabemos dónde tocar para no hacer daño; somos psicólogas porque sabemos escuchar a los clientes y tenemos que cuidarnos para que no nos hagan daño. Entonces desarrollamos un montón de recursos laborales como cualquier otra persona. Todas sabemos de matemáticas, economía, don de gentes, psicología, enfermería, prevención de VIH… Sobre todo, somos expertas en el cuidado de la gente, de los hijos, de los padres, de los clientes, de nosotras mismas y de las otras personas.

(Paula, 7 de noviembre 2013).

Según Montse, trabajadora sexual (en su propio piso), madre, activista feminista, de origen catalana:

Bueno, psicólogas y educadoras sí. Cuidadoras no sabría decirte…antes tendría que tener claro que entiendes por cuidado. Seguro que cuidamos una enfermedad pero se trata de una enfermedad general y a nivel emocional más que físico. De los hombres que vienen, la mayoría son casados, y son ellos quienes más están sufriendo algo. Hay un malestar, una disfunción en las relaciones afectivas. Siempre lo digo, para mí la prostitución es un sustituto, un complemento, un canalizador de las frustraciones de la pareja dictadas por el sistema hetero-normativo en el que vivimos.

(Montse, 15 de octubre 2013).

En palabras de Rosa, trabajadora sexual (de la calle), de origen ecuadoreña:

Cuidar, cuidar…¿Si yo me cuido? Sí, yo me cuido, pero también cuido a mis ocho hermanos enviando dinero cada mes a Ecuador. Y te diré más, a las personas que más cuidamos con nuestro trabajo es a vosotras. Si no fuera por nosotras, habría más violaciones, porque un hombre lo que necesita es el orgasmo y tiene que correrse rápido y no se controla… Si nos quitan de la calle, ¿adónde irían esos hombres?

(Rosa, 3 de septiembre 2012).

Nos explica Vero, trabajadora sexual (de la calle y de pisos), transexual, activista feminista, de origen madrileña:

En el trabajo sexual hay la misma intimidad que se crea con un psiquiatra. La prostitución está vista desde un punto de vista dramático, triste, victimista…. cuartos oscuros con un gordo al que te follas, cuatros negros que te encierran…¡¡no es así!! (con énfasis). Hay muchas opciones. Y sí, también hay formas de cuidado en el trabajo sexual, claro. Hay mucho cuidado con las compañeras y con los clientes también. A mí, por ejemplo, me gusta mucho que haya un ambiente preparado cuando estoy con mi cliente. Intento crear una performance para que quede todo lo más bonito posible. Es parte del cuidado para mí. Y la higiene es súper importante en el trabajo sexual.“¡Lávate!”, le digo a mis clientes, “así te la chupo más a gusto”.

(Vero, 14 de enero 2013).

Al comparar los relatos se puede observar cómo los cuerpos de las trabajadoras sexuales sean cuerpos activos, dotados de agencia y capaces de construir formas de cuidado. Detrás de encuentros que escapan de una legalidad institucional y de un modelo de amor romántico se esconden prácticas de cuidado y afecto que no encajan con el imaginario naturalizado de la prostitución.

La sexualidad es una construcción social, un hecho cultural y un fenómeno político. Se transforma en tarea urgente (también desde el feminismo) re-imaginar formas de amor y de sexualidad(es) sin estructurarlas o dicotomizarlas, si no más bien mirando a ellas como creaciones en continuo cambio ya que experimentadas en los cuerpos, por los cuerpo, gracias a los cuerpos.  El trabajo sexual no es sólo explotación, violencia o alienación. Muchas veces es cuidado, cura y atención.

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liviaLivia Motterle. Filósofa, antropóloga y activista feminista. Actualmente es doctoranda en el programa de Estudis Avançats en Antropologia Social por la Universitat de Barcelona (UB) con una tesis que tiene por objeto las narrativas de resistencia de unas trabajadoras sexuales frente los mecanismos de violencia institucional en Barcelona. Sus líneas de investigación son: cuerpos, géneros, sexualidades, feminismos, trabajo sexual, espacio público, urbanismo, estigma.

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La ley de trata. Una ley de censura

Por Adriana Raggi

Esta es la historia de un hombre que cae de un edificio de 50 pisos. El tipo, mientras cae al vacío, se repite para tranquilizarse: ¡hasta aquí todo está bien!, ¡hasta aquí todo está bien!, ¡hasta aquí todo está bien! Pero lo importante no es la caída, es el aterrizaje.

Mathieu Kassovitz

México es un país que cae al vacío: es un país en el que la mayoría de sus habitantes vivimos con miedo todos los días, miedo de la violencia, miedo del crimen organizado, de los secuestros, del abuso de poder, del acoso, de la falta de legalidad. En un país en el que la policía es absolutamente corrupta e ineficiente, en el que el sistema judicial trabaja para quien le paga, lo menos que podemos hacer es tratar de luchar contra esas estructuras que permiten el abuso de poder, la violencia absoluta en contra de la población civil, el tráfico de influencias, el tráfico de armas, el tráfico de seres humanos, la esclavitud.

     La Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos[1] que fue aprobada en el 2012 en México, es una ley que parte de una idea central: el tráfico humano debe ser erradicado. Idea con la que por supuesto concuerdo totalmente, pero, y aquí viene el asunto, es una ley mal hecha que parte de una ley histórica dentro del feminismo anti-sexo en los Estados Unidos: la Antipornography Civil-Rights Ordinance[2], escrita y promovida por Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon y que se basaba en la idea de que la pornografía es una forma de esclavitud de las mujeres y de expresión de la sexualidad masculina, a la que clasificaban como violenta por naturaleza.

     Andrea Dworkin llegó a comparar a la pornografía con los campos de concentración nazi; por lo tanto, lo que pretendía su ley era eliminar cualquier rastro de la pornografía en Estados Unidos. Si bien esta ley fue eliminada por la Suprema corte de justicia de los Estados Unidos por atentar contra la libertad de expresión, se ha infiltrado en leyes como la canadiense, Offences Tending to Corrupt Morals[3], y en el Protocolo de Palermo o Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños[4], que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional

      En México, la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos mezcla situaciones que son comunes en este país, como es la explotación, que define como esclavitud, condición de siervo, explotación laboral, trabajo forzado, mendicidad forzosa, matrimonio forzoso, utilización de menores para cometer delitos y adopción ilegal. Hasta aquí todo podría funcionar –aunque me parece que la cuestión de explotación debería ser tema de la ley del trabajo– pero después agrega como de manera casual a la prostitución, la pornografía, las exhibiciones públicas o privadas de orden sexual, el turismo sexual o cualquier otra actividad sexual remunerada, para después en los artículos 15 y 16 decir lo siguiente:

Será sancionado con pena de 5 a 15 años de prisión y de un mil a 30 mil días multa, al que se beneficie económicamente de la explotación de una persona mediante el comercio, distribución, exposición, circulación u oferta de libros, revistas, escritos, grabaciones, filmes, fotografías, anuncios impresos, imágenes u objetos, de carácter lascivo o sexual, reales o simulados, sea de manera física, o a través de cualquier medio.

No se sancionará a quien incurra en estas conductas con material que signifique o tenga como fin la divulgación científica, artística o técnica, o en su caso, la educación sexual o reproductiva. En caso de duda sobre la naturaleza de este material, el juez solicitará dictamen de peritos para evaluar la conducta en cuestión.

Artículo 16. Se impondrá pena de 15 a 30 años de prisión y de 2 mil a 60 mil días multa, así como el decomiso de los objetos, instrumentos y productos del delito, incluyendo la destrucción de los materiales resultantes, al que procure, promueva, obligue, publicite, gestione, facilite o induzca, por cualquier medio, a una persona menor de dieciocho años de edad, o que no tenga la capacidad de comprender el significado del hecho, o no tenga capacidad de resistir la conducta, a realizar actos sexuales o de exhibicionismo corporal, con fines sexuales, reales o simulados, con el objeto de producir material a través de video grabarlas, audio grabarlas, fotografiarlas, filmarlos, exhibirlos o describirlos a través de anuncios impresos, sistemas de cómputo, electrónicos o sucedáneos, y se beneficie económicamente de la explotación de la persona.[5]

 

      La redacción de la ley tiene una amplio margen interpretativo, partiendo del hecho de que no define ni la pornografía ni la prostitución, así como que entra al tema de la divulgación artística, que no el arte, hasta el punto en que no queda claro si habla de personas menores de edad solamente o no, y califica la descripción como un delito. Entonces las preguntas son muchas y los peligros son más, ¿la obra de los artistas de la post-pornografía y en general cualquier desnudo o imagen relativa al sexo es ilegal en México, el productor de una película que muestra una relación sexual puede ser acusado de trata de personas?, ¿se va a censurar?, ¿quién va a hacer un peritaje en cuestión? Si lo hace algún mal llamado experto en arte, alineado con el sistema, conservador y reaccionario, como por ejemplo Avelina Lésper, quien dice que “Si cobrar por la exhibición o el intercambio sexual es un delito de trata de personas, estas piezas que se exhiben en museos no deberían venderse, ni cobrar por verlas o pedir apoyo económico por lo que hacen.”[6] seguramente le darán 15 años de prisión a varios artistas.

     Respecto a esta relación arte y pornografía, pienso en lo que sucedió con la exposición El hombre al desnudo. Dimensiones de la masculinidad desde 1800 del MUNAL, en el año 2014, cuando su página de Facebook fue censurada y cerrada de la red social porque varias personas reportaron una de las imágenes que era parte de la exposición. La obra Mercurio, del 2001 de los artistas franceses Pierre et Gilles que era un desnudo de espaldas, parece haber ofendido gravemente la moral de los usuarios de la red social. El reporte que se hacía era porque era pornográfico. ¿Cuál es la diferencia entre arte y pornografía?

Beatriz Preciado define la pornografía a partir de que se excavaron las ruinas de Pompeya, y se encontraron imágenes de una sexualidad

[…] radicalmente distinta de la que dominaba la cultura europea en el siglo XVIII.

[…] Las autoridades (el gobierno de Carlos III de Borbón) deciden entonces seleccionar ciertas imágenes, esculturas y objetos, y forman con ellos la colección secreta del museo borbónico de Nápoles, conocida también como Museo Secreto. La construcción del Museo Secreto implica el levantamiento de un muro, la creación de un espacio cerrado y la regulación de la mirada a través de dispositivos de vigilancia y control. Según decreto real, sólo los hombres aristócratas –ni las mujeres ni los niños ni las clases populares– podían acceder a ese espacio. […]

La palabra pornografía, aparece en este contexto museístico, de la mano de un historiador del arte alemán C. O. Müller que reclamando la raíz griega de la palabra (porno-grafei: pintura de prostitutas, escritura de la vida de las prostitutas) denomina los contenidos del Museo Secreto como pornográficos.[7]

 

     Entonces, la clasificación de la pornografía aparece como una arma para regular el placer y la mirada y otorgar ciertos privilegios a determinados sujetos. Es como se crea una distinción respecto la pornografía, el arte y el erotismo que hasta la fecha es sumamente difícil de explicar y sostener, y que precisamente leyes, como la que tratamos aquí, pretenden regular sin ni siquiera hacer un análisis de esta relación.

El articulo 17 dice:

Se impondrá pena de 5 a 15 años de prisión y de un mil a 20 mil días multa al que almacene, adquiera o arriende para sí o para un tercero, el material a que se refiere el artículo anterior, sin fines de comercialización o distribución.[8]

 

     Entonces, quien tenga en su posesión material, que pueda ser interpretado como pornográfico por un juez, puede ser condenado a hasta 15 años de prisión. Por todo lo anterior esta es una ley que atenta contra la libertad de expresión de una manera profunda.

     El hecho de que esta ley condena a quienes trabajan al rededor del trabajo sexual, marca a las personas que viven de estas tareas, como criminales. Asimismo, la ley es ambigua en cuanto a la situación de los trabajadores sexuales. Por un lado, condena a todo el que trabaje al rededor de la actividad, a pesar de no condenar a quien lo hace, es decir, las prostitutas, lo actores porno, las bailarinas de table dance, pero los deja en un estado de indefensión y sin los medios para realizar el trabajo, es decir una trabajadora de un table dance pierde su medio de vida en cuanto meten a la cárcel a quien maneja su lugar de trabajo. Claudia Torres desarrolla una crítica certera al respecto en sus textos Ambigüedades y complejidades: la trata con fines de explotación sexual y el no reconocimiento del trabajo sexual en México[9] y Problemas de la redacción y aplicación de la ley general de trata.[10]

     El trabajo sexual no debería ser clasificado como ilegal, su criminalización tiene graves consecuencias en el medio de vida de personas que viven de él sin ser forzadas a hacerlo. El argumento del feminismo anti-sexo, de que el patriarcado las lleva por ese camino, no les deja opción y las hace creer que eso quieren hacer, es un argumento ciego de aquel feminismo que hace de las mujeres víctimas y les quita la agencia, les quita la libertad de utilizar su cuerpo, porque al final lo que dice es lo mismo que los conservadores: nuestro propio cuerpo, a las mujeres, no nos pertenece. Es importante escuchar a quien realiza este trabajo y entender lo que significa. Por un lado, una trabajadora sexual que dejó su testimonio anónimamente en Problemas de la redacción y aplicación de la ley general de trata, dice:

No todas la trabajadoras sexuales tenemos 13 años ni trabajamos para un padrote, la mayoría tenemos hijos que mantener y un trabajo que defender, yo te puedo decir que tengo una trayectoria de siete años ejerciendo el trabajo sexual por necesidad y no por mantener a ningún vividor.[11]

Por otro, Virginie Despentes, quien hizo trabajo sexual, dice de quienes tratan de ilegalizarlo:

El tipo de trabajos que las mujeres no pudientes ejercen, los salarios miserables a cambio de los cuales venden su tiempo, eso no le interesa a nadie.[…] Pero la venta del sexo, eso le concierne a todo el mundo, y las mujeres “respetables” tienen algo que decir al respecto. Durante los últimos diez años me he encontrado bastantes veces en un bonito salón, en compañía de mujeres mantenidas a través de un contrato matrimonial […] sin dudarlo un solo segundo, me explican que la prostitución es algo intrínsecamente denigrante para las mujeres. Ellas saben intuitivamente que ese trabajo es más degradante que cualquier otro.[…] La afirmación es categórica, pocas veces matizada […] Intercambiar un servicio sexual por dinero, incluso en buenas condiciones, incluso voluntariamente, es un ataque a la dignidad de la mujer. He aquí, la prueba: si pudieran elegir, las prostitutas dejarían de hacerlo. Hace falta retórica… como si la chica que hace la depilación en Yves Rocher extendiera la cera o limpiara los poros de la nariz por pura vocación estética. La mayoría de la gente que trabaja dejaría de hacerlo si pudiera, ¡menudo chiste![12]

Como contraste a la declaración de Despentes, está esta de Teresa Ulloa, directora de CATWLAC, organización que busca la abolición de la pornografía y la prostitución: “La prostitución es el sistema que el patriarcado utiliza para controlar la vida y la sexualidad de las mujeres.”[13] La ley que tratamos, y la declaración de Ulloa, olvidan que el trabajo sexual no solamente lo ejercen las mujeres y que hay una parte de todas estas personas que lo relacionan con el placer y la diversión. En su artículo, Prostitution Push and Pull: Male and Female Perspectives, Ine Vanwesenbeeck hace una interesante investigación sobre las razones y las formas de trabajo sexual de hombres y mujeres, además de que aborda cómo las redes sociales y las nuevas formas de comunicación facilitan el trabajo sexual remunerado e independiente, y plantea cómo es que hay en él una ética de la diversión.[14] Existe una gran variedad de formas del trabajo sexual y de consumo sexual. Hoy en día se utilizan aplicaciones de teléfono y tabletas para crear contactos, grupos de redes sociales, vapores, saunas, cabinas de sex shops, todos sin la necesidad de que alguien controle y cobre un porcentaje del resultado del trabajo. El criminalizar cualquiera de estas formas, es un acto de represión a la sexualidad humana y de ceguera ante el hecho de que nos están limitando el uso de nuestro cuerpo, nos están prohibiendo desde el utilizar la imagen de un cuerpo desnudo hasta describirlo.

Prohibir el trabajo sexual de forma tajante, sin hacer distinciones y pensando que es sinónimo de trata –en donde la trata es el comercio de personas con fines de explotación sexual, trabajos forzados, esclavitud o extracción de órganos– es como querer hacer ilegal el trabajo doméstico, porque en él ha habido y sigue habiendo explotación y esclavitud y –si pensamos en la base de los argumentos de este feminismo anti-sexo para prohibir la pornografía–, degrada a la mujer. El trabajo doméstico es necesario, es básico para nuestra vida y para la economía, no se necesita prohibir, se necesita regular, darle un estatus legal, crear sindicatos y darle beneficios laborales, como a todo trabajo.

La ley está basada en una visión blanco y negro en la que no ve tonos de gris pero que además promueve el autoritarismo, un problema grave en México, al promover el acoso policial, tanto físico:

Artículo 104. La Secretaría de Seguridad Pública y autoridades estatales, municipales y del Distrito Federal, dentro del ámbito de sus competencias, supervisarán negocios que puedan ser propicios para la comisión del delito previsto en esta Ley, realizando inspecciones en agencias de modelaje o artísticas, salas de masajes, bares, cantinas, hoteles, cines, servicio de Internet, baños públicos u otros.[15]

como virtual:

Para autorizar la operación de los negocios que presten servicio de Internet, deberán contar con filtros parentales y defensa contra intromisiones no deseadas.[16]

así como en las publicaciones periódicas:

Artículo 106. Queda prohibida toda publicidad o inserciones pagadas en los medios de comunicación masiva de cualquier índole, que incluya en sus publicaciones anuncios de contacto sexual o que promueva la prostitución y la pornografía que pueda propiciar la trata de personas y demás delitos previstos en el presente ordenamiento.[17]

Acoso policial que ha provocado en México una siembra de terror y una falta de libertad de las trabajadoras sexuales para organizarse. En 2014 la Expo-sexo fue cancelada por el miedo de los organizadores a ser encarcelados.[18] Aun así los organizadores lograron hacer un trato con el gobierno del D.F. El terror no corresponde a quien tiene dinero, corresponde a quien vive de forma marginal.

     Esta ley fue promovida y discutida por algunas organizaciones feministas, cuyas ideas quedaron plasmadas en diferentes puntos. En el proceso se utilizaron diversas formas de presión en diversos foros. La alguna vez diputada federal por el PAN Rosi Orozco, quien se dice la principal impulsora de esta ley,[19] exhibió a víctimas de prostitución forzada de una forma poco ética. Además, se les escucha agradecer de una y mil formas al entonces presidente de México, Felipe Calderón, con palabras que obviamente les fueron dictadas.[20] También participó la organización CATWLAC, surgida de uno de los grupos norteamericanos anti-sexo y que se unieron a la derecha en Estados Unidos, Women Against Pornography (WAP), liderado por Gloria Steinem. De WAP se formó la Coalition Against Trafficking in Women (CATW), que fundaron Dorchen Leidholdt y Norma Ramos en 1988, y que tendrá su representación regional en América Latina y el Caribe como CATWLAC desde 1990. Esta organización, pretende criminalizar al consumidor de la prostitución, califica a todas la mujeres que hacen trabajo sexual de víctimas e invisibiliza a los cuerpos y personas diferentes que se dedican a este trabajo.[21]

     Cuando se hacen leyes que parten de un problema horrendo como es el de la trata de personas, y bajo ese pretexto se crea un estado de censura, represión de la sexualidad, de limitación del derecho sobre nuestros cuerpos, limitación del arte, la ciencia, la técnica y el derecho al trabajo, podemos darnos cuenta de que caemos al vacío y nos repetimos que todo va bien, pero ¿cómo será el aterrizaje?

 

El recuento de artistas que han sido censurados o encarcelados es muy grande. Unos cuantos ejemplos: Jules Gay, John Steinbeck, Guillaume Apollinaire, Andy Warhol, Marlene Dumas, Paul Morrisey, Virginie Despentes, Phyllis Reynolds Naylor, Marqués de Sade, David Cronenberg, Dorota Nieznalska, Arturo Ripstein, Arcady Boytler, Alejandro Jodorowsky, Alfonso Cuarón, Jean-Luc Godard, Chen Kaige, Howard Hughes, Mohammad Bakri, Martin Scorsese, Stanley Kubrick, Camille Paglia, Nagisa Oshima, Leslie Kee, María Eugenia Trujillo, Coralie Trinh Thi.

 

 

[1] Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGPSEDMTP.pdf, consultado el 6 de enero de 2016.

[2] Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon, Model Antipornography Civil-Rights Ordinance, http://www.nostatusquo.com/ACLU/dworkin/other/ordinance/newday/AppD.htm, consultado el 6 de enero de 2016.

[3] Gobierno de Canadá, Criminal Code (R.S.C., 1985, c. C-46), http://laws-lois.justice.gc.ca/eng/acts/C-46/page-36.html#docCont, consultado el 6 de enero de 2016.

[4] ONU, Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, https://www.unodc.org/documents/treaties/UNTOC/Publications/TOC%20Convention/TOCebook-s.pdf, consultado el 6 de enero de 2016.

[5] Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, op. cit., p.8.

[6] Avelina Lésper, Importencia creativa, http://www.avelinalesper.com/2014/05/impotencia-creativa.html, consultado el 8 de enero de 2016.

[7] Beatriz Preciado, Museo, basura urbana y pornografía, http://lasdisidentes.com/2012/08/12/museo-basura-urbana-y-pornografia-por-beatriz-preciado/, consultado el 8 de enero de 2016.

[8] Ibid., p.9.

[9] Claudia Torres Patiño, Ambigüedades y complejidades: la trata con fines de explotación sexual y el no reconocimiento del trabajo sexual en Méxicohttp://myslide.es/documents/ambiguedades-y-complejidades-la-trata-con-fines-de-explotacion-sexual-y-el.html, consultado el 6 de enero de 2016.

[10] Claudia Torres Patiño, Problemas de la redacción y aplicación de la ley general de trata, México: Brigada Callejera en Apoyo a la Mujer EMAC, 2015.

[11] Claudia Torres Patiño, Problemas de la redacción…, p. 14.

[12] Virginie Despentes, Teoría King Kong, trad. Beatriz Preciado, Barcelona: Melusina, 2007, p.50.

[13] Teresa Ulloa Ziáurriz, “Prostitución no es trabajo: propicia trata y explotación sexual infantil”, 14/10/2014 en CIMAC Noticias, http://www.cimacnoticias.com.mx/node/67891, consultado el 6 de enero de 2016.

[14] Ine Vanwesenbeeck “Prostitution Push and Pull: Male and Female Perspectives” en The Journal of Sex Research, 2013, 50:1, 11-16, DOI: 10.1080/00224499.2012.696285.

[15] Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, op. cit., p.36.

[16] Ibid., p.9.

[17] Ibid., p.37.

[18] Cancelan Expo Sexo por temor a operativos contra trata, http://www.eluniversaldf.mx/home/cancelan-expo-sexo-por-temor-a-operativos-contra-trata.html, consultado el 6 de enero de 2016.

[19]Rosi Orozco, Biografía http://rosiorozco.com, Consultado el 6 de enero de 2016.

[20] Foro hacia una legislación integral en materia de trata de personas y delitos relacionados, 12/08/2010, https://vimeo.com/15684263, min 17:34 al 30:35, consultado el 6 de enero de 2016.

[21] Véase http://www.catwlac.org

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Una abuela del oficio

por Horia Varlan
por Horia Varlan

“En la prostitución, el cuerpo no se vende, se emplea.”

Valérie Tasso

“Yo quería ser doctora. Sólo llegué a tercer año de primaria, tengo 60 años y soy prostituta.

Nací en Guadalajara, mi padre murió cuando yo tenía diez años por lo que tuve que empezar a trabajar a esa edad, soy la menor de cuatro hermanos. Las cosas en la casa fueron muy difíciles, mi hermano mayor era un desobligado, se iba con los amigos, tomaba y luego no le llevaba la raya a mi mamá. Yo me daba cuenta de las cosas y veía a mi madre cómo se angustiaba por no saber qué hacer, así es que empecé a trabajar con una señora haciendo la limpieza para sacar un poco dinero. Al principio fue duro porque extrañaba la escuela. A mí me gustaba mucho estudiar.”—Magos[1] habita en una casa refugio, me recibió en el comedor; ese día le tocó la limpieza y preparar la comida. Aún con el mandil y gorra antiséptica puestos, me preguntó con preocupación qué tipo de preguntas le haría. Se llevó las manos a la cara y rió nerviosa. Me dijo que le daba pena contestar ciertas preguntas, cosas íntimas.

“Como a los quince años comencé a trabajar de mesera en una cantina gracias a que una amiga mía conocía a la dueña; aprendí rápido y me volví la encargada de la barra. Supervisaba a las ficheras. Sabía el teje y maneje del negocio. Yo revisaba y repartía las fichas de las muchachas según lo que se hubieran bebido. Me gustaba ser supervisora, me sentía importante.

Mientras trabajé en la cantina me sobraron ofertas para salir con los clientes, un día no faltó quien insistiera de más y me llegó al precio. Así fue como empecé. No me acuerdo que sentí, pero no fue difícil taba yo bien chiquilla, tenía 16 años.” —Esbozó una sonrisa como evocando su perdida juventud. Mientras platicaba, los dedos regordetes de sus manos buscaron enredarse en el mandil que llevaba puesto, bajó la mirada y la fijó en su blusa blanca como si en ella pudiera ocultarse también. Es robusta, de piel blanca, tiene ojos negros, pequeñitos, uno de ellos lo tiene desviado; perdió la vista de ese ojo cuando en un asalto le encajaron un desarmador en la parte frontal de su cara, justo en el nervio óptico.

“Llegué a la Ciudad de México a los 22 años, pero lo que yo había aprendido allá en mi tierra y en el negocio no era igual que aquí. Todo fue diferente, estaba más maliado el asunto. Para ganarme el lugar donde trabajar me pusieron a peliar con un montón de viejas. Me quisieron echar montón, pero yo les dije que de una por una, sí me aventaba. Así es que pa’ ganarse un lugar había que entrarle a los chingadazos. Así me lo gané. De esa y otras formas me curtí en este ambiente.” —Movió sus manos con insistencia, se tocó la cara del lado donde está su ojo desviado como si hubiera querido ocultarlo y risueña contó las veces que la razia se la llevó; recordarlo le hace gracia, como si le vinieran muy buenas anécdotas que se reserva.

Afuera de la casa justo frente a la ventana del comedor, un grupo ambulante de música norteña comenzó a tocar, se escucharon los primeros acordes y poco a poco el voluptuoso cuerpo de Magos se fue escurriendo dentro de la silla de plástico.

“Pero no siempre he vivido de la prostitución, también un tiempo trabajé con una licenciada. Yo supe de este refugio por una amiga; yo no quería venir porque no tengo acta de nacimiento y pensé que me la pedirían. Luego me enteré que para estar aquí sólo hacía falta no peliar con las compañeras, asistir a las juntas con la directora, participar en los talleres y cooperar con las tareas en la casa. Lo que me ha costado un poco de más trabajo es sobrellevar a mis compañeras, algunas tienen el carácter muy agrio y luego andan agarrándose de las greñas. Yo mejor me aparto y me voy a otro lado. Todas hemos sufrido, pero no entiendo porqué tienen que ser tan amargadas. A pesar de eso me siento bien aquí, ya cumplí los siete meses y pues me quedo por no estar sola. Ya no tengo familia, mis padres y dos de mis hermanos ya murieron. Tengo mis hijos, pero no nos hablamos. Hace años que no sé de ellos. Nunca me casé.” —La música no dejó de oírse al otro lado de la ventana. A lo lejos los ladridos del perro, que adoptaron con el nombre de Cochambres, avisaron que alguien tocó la puerta. Magos volteó a su alrededor, me miró sin expresión y continuó.

“Todavía ejerzo el oficio de sexoservidora. Me salgo cuando no tengo nada que hacer aquí (en el refugio) o cuando me quiero comprar algo o necesito dinero. No tengo tarifa, es espontáneo. A veces les digo, paga el hotel, invítame a cenar y dame unos 200 pesos. Yo no estoy en una esquina, me voy a la placita y me siento a platicar. Como todos ya me conocen hay quienes solitos se acercan y hacemos bisne, a veces solo me invitan a comer, no es necesario tener la relación, solo buscan compañía. Siempre me he cuidado, a todos mis clientes les exijo usar preservativo. Tenía clientes frecuentes, pero ya murieron, solo queda uno, pero a veces se desaparece y luego regresa. Yo creo que siempre va a haber trabajo para mí porque dicen que tengo carácter bonito.”

Magos estaba sentada frente a mí, debajo de su mandil color café portaba una blusa y pantalón pescador, ambos blancos, que hacían resaltar las sandalias negras de plástico que calzaba, cruzó sus piernas blancas y redondas, se acomodó el gorro del cual se asomaron algunas canas entre sus cabellos dorados.

“Hace un par de días enterramos a una compañerita, ya estaba enferma. A mí me da harto miedo morirme sola, por eso prefiero quedarme aquí, aunque luego se estén peliando. Ya si me pongo más mala pos habrá quién me acerque un vaso de agua y una cobija.” —Magos es tímida, pero también risueña y hasta tierna. Cuando sonríe muestra sus pequeños dientes gastados y amarillos, sus ojos están enmarcados por cejas pobladas y canosas que se pierden en un rostro que las arrugas aún no invaden por completo. Su ojo desviado es el izquierdo. Actualmente padece de insuficiencia cardíaca, un problema que tiene desde hace algunos años. Disfruta mucho escuchar música, dice que la pone alegre.

“Estoy contenta en este lugar, qué bueno que en algo nos haya ayudado el gobierno. En general nunca han hecho nada por nosotras; cuando pueden nos señalan y nos levantan para llevarnos a la cárcel; eso sí, cuando están en campaña nos llenan de promesas y ahí tá uno echándoles la firma, ya cuando están en el poder se olvidan de todo.

Como somos la escoria de la sociedá, solo se acuerdan de nosotras cuando les conviene. A mí me ha ido mal con la policía, cuando no tenía dinero para pagar la protetsión y me dejaran trabajar, pos me levantaban. Pero cuando salía a trabajar más chamaca me ponía mis chorsitos y me les pelaba, pocas veces me levantaron. Nunca me pinté. Ora salgo como me ves y no tengo bronca. La vida está re difícil allá ajuera, aquí como quiera solo hay aguantarse el carácter de las compañeras, prefiero eso que estar sola.”

[1] Nombre ficticio para proteger su identidad.

[divider]

aleAlejandra Buenrostro. Chilanga de nacimiento, le gusta escribir y viajar. Ama la chela, los esquites y las películas francesas. Destesta el frío, las cosquillas y la televisión.

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La cocina

ilustración Alex Xavier Aceves Bernal
ilustración Alex Xavier Aceves Bernal

Por Brenda Raya

Durante más de 7 años cocinamos todas las noches para ellas, casi 60 mujeres cada día, de todos los colores de todas las latitudes, de casi todas las edades. Al principio fue difícil el trato, la gran mayoría eran altaneras, mandonas -trabajar en el “centro nocturno” más cotizado de la ciudad no debe ser cualquier cosa-, absolutamente todas generaban ingresos de mínimo 2 mil y hasta 50 mil pesos por noche. Eso era trabajar en el Cadillac, el mítico Table Dance que fue clausurado hace dos años.

     Nuestro trabajo era cocinar para ellas, a quienes respetuosamente todos llamábamos bailarinas, y para los trabajadores en general: meseros, boleteras, garroteros, bañeros, cigarreras, cajeros, barmans, sacaborrachos (seguridad)  dj´s  y valets. Toda esa red de personas vivíamos de ellas, de su baile, de sus servicios de su compañía para los cientos de clientes que cada noche acudían al lugar. Los clientes eran variados. Los había desde comerciantes pudientes, hasta funcionarios y políticos; eran frecuentes también los cantantes de moda, ¿Y quien más podría estar ahí? Si el trago más barato costaba 100 pesos y era un vaso de agua.

    Ahí llegamos gracias a mi tío, que entre sus únicas cualidades esta la de cargar borrachos y manejar con destreza las ganzúas. El recomendó a mi mamá para cocinera cuando la anterior había desistido por la excesiva carga de trabajo, entonces nos fuimos integrando los hijos y, ya después, cada uno fue encontrando su perfil. El lugar dejaba muchísimo dinero, era difícil resistirse, mi hermano se convirtió en dj y, mi hermana, al poco rato desertó. Yo continué en la cocina. Me gusta. Mis horarios eran pesados -de 4 de la tarde hasta las 6 o más de la mañana-, dependiendo de cómo se pusiera “el ambiente”; los días los alternaba con mi mamá. Eran días de tanto trabajo…

     Cualquier cocina en cualquier parte te da una intimidad única , la sensación de tranquilidad, de respiro, de desconectarte de tu trabajo, de disfrutar el alimento. Eso permite que la gente hable, que abra el corazón, que compart. Así fue como conocí cada historia y también fui viendo las generalidades de ese trabajo, por ejemplo: un 60% de las mujeres eran dominicanas, después le siguen las hondureñas y venezolanas, las colombianas y las cubanas; en todo ese tiempo nunca conocí, por decir algo, una boliviana o una chilena, sólo una argentina. Había también mujeres rusas, estonias, letonias, algunas gringas, pero eran las menos, el resto eran mexicanas y sobre todo del norte del país.

     Las dominicanas trabajaban en familia, o sea, la mamá, las hijas, las tías. Contaban la difícil situación de su país, muchas venían de vender cualquier cosa en las calles, de trabajar como empleadas con un salario bajísimo: “La putería  allá no deja. Es más, quieren que lo hagas gratis, allá nadie te paga por eso”. Esas morenas eran muy trabajadoras y también muy humildes en todo: en el trato, en su alimentación, eran felices comiendo plátano frito y huevo todos los días; les encantaba el arroz con frijoles y era una ofensa no darles aguacate en sus platos. Ellas hicieron una fortuna, pusieron negocios, construyeron casas y pagaron la educación de sus hijos, la familia de “Alicia” sabía muy bien cuál era su trabajo y desde allá se congratulaban que su hija por fin conociera la suerte en este país. Ella me enseñaba sus fotos muy contenta, no había día en que no hablara de ellos, de su pueblo, de su gente; vivía pensando cada día regresar allá, ahorraba cada peso que ganaba y vivía temerosa de perder el trabajo y por la migración.

     Su comida favorita eran los camarones y la sopa la pedía bien caliente. “Sofía”, una colombiana ingeniera naval, pequeñita de estatura a quienes todos llamábamos cariñosamente “Parce” había llegado ahí porque le habían dicho lo bien que se podía ganar en ese trabajo. Su sueño era pagar la fianza de su padre preso en Panamá, acusado de tráfico de drogas que le habían sido sembradas en un aeropuerto por su acento colombiano. La «Parce» lloraba cada vez que se pasaba de tragos, vivía con el dolor permanente, era la única hija y sentía el deber de sacarlo de ahí, nadie le creía que era ingeniera y un día nos llevo las viejas fotos de su graduación y de ella con su uniforme en un barcote con su equipo de compañeros en altamar. Nunca nadie la volvió a cuestionar, tampoco cuando aseguraba que hablaba cuatro lenguas.

     La hermosísima cubana “Sandra” había sido interceptada en un lugar de baile del sur de la ciudad, esa persona le dijo: «oye, tú puedes ganar un dineral, te voy a decir dónde», y la llevó. Ella probó unos días y se quedó. Ella, al contrario de la «Parce» o de «Alicia», deseaba nunca regresar a su país , y esperaba un día poderse traer a su madre. «Sandra» había llegado al país a dar un curso de pedagogía de las matemáticas en cierta universidad. Como buena cubana no solo tenía una maestría, contaba además con varias especialidades, pero ella decía: “No mami, de loca me regreso a la academia”. Vivía feliz haciendo su pequeña riqueza, a ella la quise mucho, era muy entrañable, muy simpática, me gustaría saber qué ha sido de su vida y de sus sueños.

     Conocí a muchas, madres de familia, profesionistas, mujeres casadas que buscaban ganar algo extra para sus hijos, jovencitas a las que les encantaba la fiesta, mujeres que lo hacían por aburrimiento en sus casas o por pura diversión. Muchos casos, muchas historias todas convencidas y consientes de lo que hacían.

    Cuando el operativo cayó esa noche, las autoridades abusaron como suelen hacerlo: golpearon, se robaron el dinero, las manosearon y las agredieron; aunque en las noticias dijeron que había sido un “rescate” de más de 40 mujeres por el delito de trata, las subieron semidesnudas a las camionetas, con sus minúsculos atuendos en el frío de la noche. Algunas alcanzaron a jalar un mantel y con eso se cubrieron el cuerpo, así llegaron hasta el búnker.

     Las que peor la vivieron fueron las extranjeras: humilladas por su origen, fueron deportadas y cuando ellas decían que estaban ahí por su voluntad, entonces ¡se les quería acusar de ser ellas mismas las que se explotaban! Un absurdo total, muchas ya ni se defendieron, sabían lo que les esperaba, estaban  muy tristes y también aterradas.

     Hubo 14 personas encarceladas y hasta ahora 10 continúan ahí, todos hombres y mujeres trabajadores, cabezas de familia, acusados de trata con condenas de más de 8 años. Algunas bailarinas continuaron testificando para probar que ellas hacían su trabajo por decisión propia, y que sus compañeros eran inocentes, el dueño del lugar nunca apareció, las corruptas autoridades jamás lo buscaron. Ahora nadie se acuerda de ellos, y mucho menos de ellas, quién sabe en dónde estén, si sigan trabajando en lo mismo, no se sabe nada. El cierre del Cadillac fue la cereza del pastel para la campaña contra la trata que en ese momento estaba en auge y que obviamente fue capitalizada por algunos partidos políticos y activistas contra la trata. Sobre el tema se escribieron cantidad de artículos, unos exageradísimos, relatan casos de verdadero horror, de mujeres que habían sido enganchadas en otras ciudades y que vivían encerradas sin ver la luz del sol y comían sólo pan y agua una vez al día, se difundieron tantas cosas….

     No trato de hacer apología de este lugar, creo que es difícil que las mujeres tengan que vivir de ésto habiendo procurado antes otras posibilidades laborales que no las beneficiaron como hubiera sido justo. Yo conocí a todas y cada una porque les cociné lo que más les gustaba todos esos años, escuché sus historias y sabía en dónde vivían algunas, sus vidas eran como las de cualquier otra mujer trabajadora, también conocí los detalles de la vida de los demás trabajadores, hicimos amistad, fuimos compañeros como en cualquier trabajo, había apoyo y solidaridad cuando sabíamos que alguien tenía un familiar enfermo o un problema… ¿será porque gran parte de los que trabajan en esos círculos vienen de la miseria, «de los residuos de la sociedad», mucha gente sin estudios, ex-convictos, madres solteras que a nadie le indignó esos presos? al contrario, los medios hicieron bien su trabajo de desprestigio y la sociedad aplaudió el trabajo de la autoridad.

     He encontrado a algunos compañeros, nadie ha podido superarlo, pero sobre todo nadie ha podido con la impotencia de que el único dueño y en todo caso responsable ande por ahí, gastándose sus millones, mientras nuestros compañeros están en la cárcel. Ahora lo escribo si de algo sirve mi testimonio, y en memoria de todas ellas que ojalá estén bien y cumpliendo sus sueños.

[divider]

Brenda Raya, (1985) WOMAN
Estudiante de Geografia en la UNAM, artesana y tallerista con niños en situación de riesgo, promotora de los derechos de las poblaciones callejeras,ha participado en proyectos de cartografía social en la ciudad de mexico con artistas internacionales,colaboradora del estudio taller selenium taller de cine y fotografia,actualmente atiende un comedor para indigentes en la colonia guerrero. No tiene blog

 

 

 

 

 

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