No hay futuro ni flor ni fruto. Basta.

por Oliver Terrones

Claro que fui diseñadu para el futuro, un futuro en el que doy frutos. Todo en mí se diseñó esperando ese fruto. Odio el futuro porque no quiero cumplir ese deseo pensado para mí. Antes de nacer yo ya tenía un nombre, un futuro diseñado y deseado, también otro indeseado; una lista con todo lo que no tenía que ser. Dos mensajes simultáneos: no ser loca y cómo ser una loca. Todus sabemos cómo convertirnos en la loca del barrio al mismo tiempo que sabemos que no debemos serlo.

Hoy trabajo en el Departamento de Movimientos Sociales y Territoriales. Nuestra misión es diseñar movimientos sociales y masas para la acción. Nos especializamos en rangos de edad que, hasta ahora, es el modelo más estable. Hay modelos experimentales basados en fenotipo y comportamiento sexual, pero hasta ahora no han dado tan buenos resultados como la edad y los ingresos. En décadas pasadas, para nuestra corporación era mucho más rentable promover estilos de vida basados en la felicidad o el amor, pero hoy lo son el odio y la frustración. No quiero decir que nosotrus fabriquemos esos sentimientos, todos esos sentimientos ya existen en nuestrus usuarius; los sienten tanto como antes podían alcanzar la felicidad tomando veneno. Nuestro giro comercial hacia el odio es porque necesitamos velocidad y el odio es veloz y explosivo.

Necesitamos que estallen y mueran lus que tengan que morir, que vayan a prisión lus que tengan que ir y desaparezcan lus que tengan que desaparecer. No hay diferencia entre vender movimientos sociales y otras cosas; por esto es que reclutamos a mercadólogus, editorus de revistas y redactorus de publicidad. Nos enfocamos en territorios cuyos intereses se oponen a nuestro gremio corporativo y les inyectamos un movimiento social. Lo tenemos todo: recursos narrativos policíacos, de terror, fantásticos, gráficos, visuales, psicológicos, estudios de mercado y, recientemente, revistas de confesiones verdaderas del corazón; nos han dado magníficos resultados entre lus señoritus más rosas.

No es difícil; odio y temor son tan estimulables como los demás sentimientos, sobre todo cuando nuestra audiencia carece de formación emocional y vive sometida a tanta frustración. Nuestra técnica basada en las revistas del corazón consiste en diseñar un personaje, bueno o malo, que expone su vida privada y de su círculo ficticio, lus usuarius se enganchan con su historia y la prensa se encarga de diseminarlo, ellus necesitan vender periódicos y nosotrus dinamitar esos territorios. Es orgánico y maravilloso.

Lus usuarius ni siquiera saben en dónde están las localidades de nuestrus personajes ficticios porque nos enfocamos en habitantes de grandes metrópolis cuyo único modo de contacto con el exterior son las vacaciones en localidades donde les mantienen cautivus bajo el Programa de Protección para Turistas con Dinero. Como sea, todus estus están llenus de culpa y necesitan sentirse útiles para el bienestar colectivo, pero no saben cómo solucionarlo; nosotrus les damos la solución. Nosotrus necesitamos de su furia dirigida que es el motor con el que movemos al Departamento. Nuestras historias crueles, cursis y conmovedoras hacen estallar los sentimientos de lus usuarius y voilá!

Hubo un tiempo, hace mucho, en que estus sujetus eran reales, luchaban por ideales y todo eso; gente antigua; soñadorus, hambrientus y ex-ricus frustradus. Hoy no, hoy todo lo diseñamos en el DMST y lanzamos la activación a la población. Nuestrus métodos publicitarius son arte. La mercadología es un arte y una ciencia, como bien diría el coach. Como sea, el último año implementamos el modelo Loca de Barrio. Damos tips y vendemos hologramas para ser una Loca de Barrio; diseñamos programas inmersivos, juegos y programas para nuestrus loquis, así les llamamos a nuestrus seguidorus. «¡Buenos días, loquis!” Les saluda la voz del programa y ellus saltan de alegría por una voz que les da el amor que no tienen. También vendemos muchos de estos programas a lus usuarius aliadus; no son nuestro target principal, pero su sentido de culpa contribuye. En el fondo sabemos que nadie quiere ser la loca del barrio. Serlo implicaría dormir y cagar en la calle, orinar en cualquier auto, comer sobras y hablar sola; no hablar con nadie. Es más, que nadie quiera acercarte a ti. Ser la loca del barrio implica oler a meses sin baño y a no tener internet ni nada; a tener solo lo que puedes cargar o esconder en escondrijos tuyos o de otras locas; vivir a dos pasos del suicidio. Como sea, a nuestro público le encanta romantizar a la Loca y la economía miserable, lo romantizan porque nunca lo han vivido. Creamos una comunidad ficticia en la que todus fingimos ser hermanus sin los compromisos institucionales de la familia; un simulacro de hermandad. Todo lo romantizan y nosotrus no tenemos la culpa.

Son gente muy sola y llena de culpa que necesita sentirse útil. Como sea, yo no quiero ser la loca del barrio, lo acepto; por esto estoy en el Departamento de Movimientos Sociales y Territoriales; yo necesito internet, una cama, un jeep, playa, perros, admiradorus, triunfos y que me confirmen que soy buena y verdadera. Que lucho por ti y tu bienestar, una heroína. Que alguien me necesite; todo eso. Parte de lo que más disfruto en el Departamento de Movimientos Sociales y Territoriales es identificar usuarius descompuestus y desactivarlus. Espiarlos para identificar sus errores de fabricación. Lus reporto con un superior y recibo amor. Mi diseño de programación original incluye poco amor, así que lo consigo a través de estos reportes. Consigo el amor de mis superiorus y, poco a poco, tal vez llegue a Comandantu Máximu del Departamento de Movimientos Sociales y Territoriales; tener inferiores, una planta de trabajadorus y todo eso. Soy feu, lo sé, uso demasiado maquillaje para ocultar lo feu que soy. Mis ojos son dos colas de ratas que lleno de pintura para que se vean grandes. También uso pintura para reducir lo que no me gusta de mí. Ellus tienen la culpa de que nadie me ame. Nadie debe saber de mi falta de amor ni que odio el futuro que me diseñaron. Lus odio a todus. Todus son detestables. Malditus. Ellus son los culpables de todo. 

En verdad odio el futuro, sobre todo cuando lo piensan todus esus pobrus. Sus deseos se contraponen a mi no-futuro y al de mi gremio. Nosotrus vivimos muy bien expiando nuestras culpas, ¿por qué nos contradicen? Yo sí pasé por un centro de estudios y detesto hablar con quienes no hayan pasado por eso; son torpes y sus deseos hoscos. Creen que sí tienen futuro, y detesto los futuros que imaginan para ellus mismus. Tontus. Sus futuros son tontus. Tontísimus. Ultratontísimus. Además, vulgares. Impregnados de la maldad del pobre. Como lus odio, cómo odio todo, sus futuros, todo. Me da muchísimo coraje. Cómo sea, la culpa de todo esto es de ellos. Ellus tienen la culpa. Yo solo soy  víctima de un futuro impuesto y que no quiero. Sufro mucho. Me bochorno. Me asfixio en mi escritorio. No quiero el futuro. Si yo no tengo futuro, nadie más lo tendrá. El futuro es una serpiente que se muerde la cola. ¡El futuro no existe! Y aún con todo esto, pasé decadas luchando contra el futuro y llegó. No llegó el futuro que quería ni el futuro para el que fui diseñadu, solo llegó y hoy estoy a dos días de ser desactivadu. Basta. Basta 1, basta 2, basta 3, basta 4, basta 5, basta 6, basta 7, basta 8…

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Oliver Terrones (Acapulco, 199X) Fantasma del futuro de los destinos turísticos y las ciudades más violentas de Latinoamérica.

Twitter: @tropostristes

Instagram: @oliverterrones

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