La Bogue… and the Beast

Enrique Landgrave

En el verano del 2009, durante el regreso de un viaje a la ciudad de Morelia, Michoacán; recibí una llamada de Alejandra Bogue (comediante; actriz, bailarina, cantante, profesional… en puntas) concediéndome tomarle unas cuantas fotografías en mi casa; ya que unas semanas antes le había enviado un correo pidiéndole que posara para mí. Coordinamos el día y la hora, y cuando llegó la esperada cita, su agente la dejó a 4 cuadras de mi casa, en la esquina de anillo periférico a un paso de la entrada al Hermanos Vázquez de Cuemanco. Recibí su llamada de auxilio pues estaba perdida; fui a recogerla en mi auto y la encontré en la esquina, paradita, muy mona, con sus lentes de sol, divina, cual gran profesional del sexo.

    Mis roomies de ese entonces y yo preparamos algunos canapés / botanas, y bebidas refrescantes / chelas, para deleitar a la luminaria de la T.V. Armando, uno de ellos, la maquilló y peinó a la usanza tradicional acapulqueña (tierra natal de la Bogue). Después de unas risas, unas cepilladas y unos cuantos jales a mi hiter empezamos la sesión; dinámica, sencilla, divertida. Sólo ella, sin una gran producción, frente al lente, haciendo lo que mejor sabe hacer: ser Alejandra Bogue.

   Al terminar le agradecí su confianza y el permitirme retratarla. Sabiendo que ella había sido musa de Joel-Peter Witkin, le mostré la edición descontinuada del libro Witkin donde aparece la foto que le fue tomada en 1990, posando desnuda junto a un perro chihuahua.
 Muy emocionada nos contó cómo se había dado la sesión con él: un amigo de ella, quien conocía al asistente del norteamericano, y quien sabía que el artista buscaba una transexual femenina antes de su reasignación sexual, la contactó con el afamado fotógrafo, quien entusiasmado y agradecido le pagó la suma de 50dls por aquella sesión y se enamoró de ella. Esto lo hizo regresar dos años después a México y buscarla para realizar una segunda sesión, esta vez junto a dos transexuales más. Una semana después, Witkin intentaría cortejarla, recibiendo sólo la negativa de Alejandra.

Me quedé muy sorprendido al descubrir que la fotografía que me inspiró a buscar y retratar a Alejandra Bogue encerraba tan bella anécdota…y que ahora es parte de mi historia con ella.

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