Hablemos de mujeres, no de feminismo. Conversación con Karen Cordero

por Caín Maremonstrum

En el marco de la exposición Podría ser… (una flecha) presentada en el Museo Jumex, como parte de las actividades previstas para esta lectura a la Colección Jumex, el día 31 de enero nos dimos cita para una conferencia con la crítica, catedrática, curadora e historiadora feminista Karen Cordero.

Para introducir esta conversación, Catalina Lozano, la curadora responsable de esta exposición, habló de la autocrítica hacia la institución, refiriéndose al museo en un primer momento y después, la institución que resulta la historia del Arte.

La constante invisibilización y exclusión de las obras de artistas mujeres, tanto en los espacios del arte como en su historia, fue el punto de inicio para el diálogo desarrollado por Karen Cordero; a lo que poco tardó en aparecer el concepto feminismo.

Ahora, tal y como puntualizó Karen, “no es lo mismo hacer necesariamente una exposición de mujeres artistas, a pensar, ¿cuál sería la diferencia […] de una exposición que adopta una perspectiva feminista?”.

La pertinencia de la pregunta es interesante, puesto que la curadora de Podría ser… (una flecha) ha tenido bastante cautela en no enunciarse desde el feminismo y así mismo, reafirmar que esta es una exposición de artistas mujeres. La pregunta que ha saltado a mí desde estos posicionamientos (u omisiones a tomarlos) ha sido ¿por qué existe aún este escozor hacia la palabra feminismo, dentro de instituciones como el museo?

Conforme avanzó la conversación, Karen confirmó por medio de estadísticas, esta desigualdad prevalente de los hombres sobre las mujeres en torno al número de exhibiciones, su participación en programas, la venta de obras en galerías, así como otros tantos aspectos relacionados a la actividad artística. De ahí que nos devolviera a la importancia de la militancia y el discurso feminista en los espacios de exhibición como en las instituciones.

En una breve genealogía desarrollada por la historiadora, aludió no solo a las artistas que han pugnado por introducirse a las instituciones más tradicionales (como el museo) dentro del contexto mexicano; sino también a las estrategias que han construido como alternativas a esta exclusión, ya sea generando sus propios sitios de exposición (físicos y virtuales) como el ejercicio de la escritura en tanto generadora de otra historia del arte, constituida por investigaciones y testimonios por igual.

Compartiendo parte de su experiencia y práctica, Karen indicó una serie de ejes de lo que ella plantea como una propuesta para una exposición feminista, en la cual conceptos como la inclusión integral del cuerpo en la producción de conocimiento, el cuestionamiento del canon, la concepción de la exposición como sitio de diálogo y activación, entre muchos otros; fueron ejemplificados en los casos de exhibiciones de las cuales ella ha participado, y que presentó brevemente hacia el final de la conferencia.

Pasando a la sección de preguntas, abierta al público, Catalina hizo algunas menciones sobre sus propias intenciones sobre Podría ser…, comentando las afinidades con lo dicho por Karen Cordero respecto al papel menor que siempre han tenido las mujeres en los espacios del arte, y la consecuente respuesta que esta muestra resulta a dicha problemática.

Sin embargo, mi pregunta seguía latente y sin ser contestada del todo, ¿por qué huir a la categoría feminista dentro del discurso curatorial que atraviesa esta exposición?

Con la precaución que merece no extender la mirada de la curadora hacia el trabajo de las artistas, es decir, llamarlas a todas “artistas feministas”; es aún posible tomar y sostener una postura respecto a la lectura que se le da a esta serie de piezas que forman parte de la Colección e incluso sí –citando a Karen-, “concebir el museo como un espacio de activismo, no necesariamente en el sentido político más convencional; […] en un lugar donde el arte incide en nuestros cuerpos, en nuestras emociones, en nuestro modo de ver”.

Con lo anterior no demerito la importancia de la exhibición, al contrario, celebro la convocatoria al diálogo y al cuestionamiento sobre las estructuras que han omitido el trabajo de productoras artísticas dentro de las instituciones, así como de otras agentes partícipes en ámbitos artísticos. Sin embargo, considero que apartar el feminismo en la construcción de estos nuevos relatos en la historia de arte presente, corre el riesgo de incurrir en las mismas prácticas de ocultamiento o matización que Podría ser… (una flecha) busca hacer de contrapeso, hoy.

En todo caso, haciendo uso del juego lingüístico propuesto por la propia curadora y explotado por otras reseñas a la que se sumará la presente, me aventuro a pensar que esta exposición Podría ser… (feminista).

 

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