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Elásticos Sin excusas

Elásticos Sin excusas

por Adriana Raggi

Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.
Jean-Paul Sarte

Dice Beatriz Preciado que nunca se debe subestimar el poder de crear cambio de los pequeños grupos. Por eso mismo es que creo que el trabajo colectivo –del tamaño que sea– es importante para generar un movimiento de ideas, un intercambio de saberes y experiencias que produzca una forma diversa de ver las cosas. Esta colectividad también lleva al rompimiento de actitudes aprendidas en medio del capitalismo más salvaje. La individualidad como moneda preciada por un sistema que rompe colectividades es difícil de cuestionar. Estamos solos, sin excusas, es cierto, y somos responsables de todo lo que hacemos, y esa soledad incluye la colectividad. Estamos solos en colectivo, y ahí es en donde hay un terreno difícil de pisar.
Las disidentes. Colectivo artístico está formado por Adriana Raggi y Bruno Bresani, en un principio también por Adriana Calatayud. Hemos trabajado juntas desde agosto del 2011 con la idea de elaborar textos sobre arte, género y cuestiones educativas, así como trabajo con foto, video e intervenciones. Las Disidentes pretendemos promover la creación artística, la reflexión, lectura, investigación y análisis del arte como una forma de crítica de las estructuras sociales que nos marcan como violentos.
Las Disidentes hace una propuesta crítica con respecto al mundo del arte y de las colectividades. Originalmente nos formamos con la idea de crear un espacio de crítica y creación de textos desde nosotros como artistas. El trabajo fue enriqueciéndose debido a diferentes sucesos personales y colectivos, y comenzó a forjarse una especie de resistencia a las imposiciones ideológicas que, desde nuestro punto de vista, pretendían crear una censura y control velados por una fachada ideológica que se convertía en dogma. En ese momento decidimos hablar de ciertos temas que no serían muy bien recibidos, pero que desde nuestro punto de vista eran necesarios. Como la discriminación hacia los hombres por ser hombres y por lo tanto ser considerados violentos automáticamente, el acoso ejercido por las mujeres o aquellos feminismo que se unieron a la derecha y utilizan el discurso feminista como una arma de censura.
El trabajo en colectivo se realiza a través del intercambio de ideas. Por ejemplo, para escribir un texto, hablamos de un interés en común y alguna de las dos integrantes lo comienza, después el otro lo continúa y así se va haciendo un intercambio e intervención de los texto, las fotografías o videos. La colectividad en Las disidentes es un intercambio y confrontación de ideas, entre nosotras y hacia afuera del colectivo. Para nosotros el género en el lenguaje es indiferente. Nosotras somos nosotros también.
Nuestra página contiene también textos que vamos recopilando, que son de nuestro interés y que han marcado nuestra producción. Trabajar en conjunto es algo complicado, se cruzan los tiempos, los espacios y los intereses personales, y por supuesto los problemas y egos. Este último punto es muy importante. Trabajar en colectivo no significa deshacer los egos, pero sí se trata de manejarlos de una manera diferente a la que nos ha acostumbrado este capitalismo gore –pensando desde Sayak Valencia–, en donde la destrucción del otro alimenta el ego de una.
Y es que el ego como máquina de construir y destruir es uno de los medios que le sirven al capitalismo. He visto espacios de trabajo de la universidad en donde se tienen todas las oportunidades para trabajar de manera individual en lo colectivo, abandonadas porque sus investigadores prefieren estar aislados en su casa. He visto amistades abandonadas porque no se cumple con el ego totalizador de una de las partes. He visto amores abandonados por miedo a dejar de tener un ego intacto y públicamente poderoso e independiente. He visto al ego gore tomar los espacios para dejarlos vacíos sin un colectivo de gente que sea capaz de hablar y de intercambiar ideas y conocimiento.
Trabajar en colectivo, el tiempo que dure es, o ha sido para mí, una experiencia sumamente enriquecedora, de la que he aprendido a escuchar al otro y a filtrar mis pensamientos a través de los del otro, lo que ha resultado en una forma elástica de pensar. Esto es la que provoca golpes de suerte y cambio. Nuestra elasticidad mental nos hace capaces de ver más allá de lo obvio y lo aprendido de memoria. Por ejemplo, el género, el sistema de género, el lugar en donde nos normaliza. No podremos ver más allá de sus trampas si no pensamos de forma elástica y somos capaces de saltarlas. De la misma forma, este feminismo dogmático que dice: todos los hombres son violentos, todas las mujeres son víctimas, tampoco podemos cuestionarlo sin una forma crítica de pensar.
Mi experiencia en colectivo la he llevado a mi salón de clases, siempre que uno da clases tiene la oportunidad de trabajar en colectivo, es una elección del profesor y de los alumnos. No es sencillo, el pensamiento educativo más ortodoxo nos enseña que el profesor imparte sabiduría a los ignorantes alumnos. Hay muchas formas y muchas propuestas educativas que desafían esa idea. Lo que a mí me gusta hacer –desde que comencé a trabajar en el colectivo Las Disidentes y me di cuenta de la riqueza de esta forma de trabajo– es crear una idea colectiva de lo que se quiere estudiar en el salón de clases y a partir de ahí provocar en grupo la confrontación con un texto, una idea, una forma de hacer. Aún no encuentro el espacio y la forma más adecuados, pero lo experimento y procuro hacerlo cada principio de ciclo, lo cual ha llevado a una diversidad de resultados que no podría clasificar como buenos o malos, pero sí como experimentales y elásticos.
Por supuesto, lo que reina en este mundo son las dificultades provocadas por los egoísmos. Pero ante esas dificultades me parece que habría que llevar el pensamiento colectivo a todos los lugares posibles, darle probadas de él a todo el que se deje, sembrar una duda que pueda provocar una elasticidad mental en alguna persona, y que esa persona decida que puede llevársela a un grupo de personas, y se creen miradas colectivas y no miradas egoístas.

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