Dendrofilia. Un forma sexual de amar la naturaleza

ilustración por Ania Pawlik
ilustración por Ania Pawlik

por José Alejandro López Noguera/ASSEX. Sexualidad Educativa

El ser humano llega a alcanzar cotas de placer provenientes de muchas alternativas, tan variadas y originales como pueda concebir de su inagotable imaginación. El erotismo es la fuente primigenia que desata e impulsa al placer, del interior al exterior, de lo abstracto a lo concreto, del pensamiento al hecho.

     Hemos conseguido emancipar la sexualidad del sexo. La función original de la sexualidad queda hoy soslayada por otras funciones. La reproducción ya no es el origen último, ni la causa, ni la consecuencia de ser seres sexuados. Desde el momento en el que superamos la función reproductiva de la sexualidad y la desligamos, conseguimos emanciparnos, logramos la libertad. El placer se superpone, el erotismo gana la partida al gen egoísta, ya no vivimos por y para la reproducción, superamos la función matriz, consiguiendo una potencia liberadora. Controlamos nuestra propia sexualidad.

      Este control, nos permite soñar. Tenemos una imaginación que podemos ligar a cualquier elemento, condicionando aquellos artilugios, entes y objeto, que en su primera instancia se muestran neutrales, pero que con la recompensa placentera, transformamos su significado insignificante, dotándolo de pulsión erógena. La rama de un árbol, deja de ser una rama y se convierte en una fuente de placer erótico. Logramos amar la naturaleza desde nuestro imaginario sexual. Nace en nosotros la dendrofilia.

     Etimológicamente, dendrofilia, proviene del griego déndron que significa árbol y el sufijo –filia, que identificamos como atracción hacia, por lo que la dendrofilia es la peculiaridad sexual por la cual, utilizamos la naturaleza para nuestro gozo erótico personalizado. Hayamos placer en una fruta, en una rama, en el roce de las hojas con la piel desnuda, en los salientes o recovecos de los árboles donde podemos introducir partes erectas de nuestro cuerpo.

      Amar la naturaleza, desde esta óptica, desde la erótica, desde lo sexual ¿puede valorarse como un trastorno severo, una aberración innatural del uso de la propia naturaleza? ¿es perverso utilizar un pepino para proporcionarme placer sexual? Las cuestiones éticas y morales pueden asaltarnos y el miedo, la culpa y la vergüenza incapacitarnos. Vayamos por partes.

Desde una perspectiva psicológica, hemos de tener en cuenta una serie de factores:

  • Si únicamente nos excitamos con el uso de verduras (y/o diversos elementos de la naturaleza) y esta circunstancia nos incapacita para mantener otro tipo de actividades sexuales, impidiéndonos gozar de más alternativas eróticas, provocándonos un sentimiento de frustración, incomodidad y malestar ante esta circunstancia, afectando dicha peculiaridad sexual a la vida cotidiana de la persona, incapacitándola, restándole bienestar, en este caso, sí podemos hablar de un problema, pues la persona no es capaz de distanciarse de esta forma erótica para obtener placer, quedando limitada.
  • Si nuestra integridad física o psicológica corre riesgo o queda amenazada por la práctica de dichas acciones o ponemos en riesgo/sufrimiento a terceras personas, en esta circunstancia podemos decir que también se torna problemática dicha conducta, pues hemos de respetar nuestro cuerpo y mente, así como el de los demás.
  • En cuanto a nuestra propia salud física, si deseamos utilizar un vegetal para proporcionarnos placer, hemos de tener en cuenta el factor higiene. Este es importante para no dañarnos o contraer alguna infección. Para ello, podemos utilizar condones que hagan de funda protectora entre la verdura seleccionada y nuestro cuerpo. Lavarnos bien y lavar el objeto seleccionado, nos protegerá de posibles adversidades.

     Salvaguardando las circunstancias comentadas, es lícito gozar de lo que nuestra imaginación nos provea. Abracemos la erotofilia (visión abierta y positiva de la sexualidad) y sus innumerables maneras de manifestarse. Despojémonos de sentimientos de culpa y vergüenzas incapacitantes. Seamos libres, pues hoy hemos conquistado nuestra autonomía sexual.

     No es una obligación probar todo tipo de cosas que no nos hagan feliz o que no parta de una curiosidad sana, pues tampoco se trata de romper barreras por el mero hecho de reivindicar, de ser radicales con lo establecido, ya que en este caso, no estaríamos dominando nuestra sexualidad, sino que quedaría atrapada por un movimiento pueril, basado en el desprecio de lo establecido, sin una crítica profunda real, de lo que significa ser seres sexuados. Cada uno crea su propia biografía erótica, su propio camino, el mapa de sus placeres, con sentido único desde el uso de la razón y el pensamiento crítico consciente. No hay que decir a todo que sí, ni a todo que no, pues en ambos casos quedamos atrapados por la sombra de la inconsciencia, alejándonos de la libertad.

     Solo alcanzaremos un verdadero empoderamiento sexual, cuando seamos capaces de discernir por nosotros mismos, qué es lo que deseamos llevar a cabo, cuándo, cómo y en qué circunstancias, abrazando nuestro propio e idiosincrático criterio, atesorando nuestra autonomía para decidir.

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FB: Assex Sexualidad Educativa  1948194_721502541223745_1360561003_nJosé Alejandro López Noguera, Presidente de la Asociación de Sexualidad Educativa (ASSEX), Psicólogo, Sexólogo y Psicopedagogo. Amante de la educación y la sexualidad a partes iguales.

 

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