Comunicando desde Oslo, Noruega: A propósito del aborto libre

Ilustración por Jessie Jack

Por Jessie Jack

Hace 10 años que no vivo en mi país de origen y ahora regresé por razones urgentes: me embaracé. Espontáneamente, indeseado, a love child, a love story, trágico y sin esperanza. Pues así lo dirían en mi patria que, en su mentalidad nórdica, prefieren tener todo planeado. Hasta su propio funeral.

    Yo amo a México con todo mi mal de emigrante, ahí prefiero estar. Pero rápidamente entendí que México no puede compararse a los beneficios que puedo ahora extraer como cargadora del pasaporte noruego. Es decir, seguimiento médico y nacimiento gratuito. O bien, aborto gratuito…

Yo nunca he deseado tener hijos

Estoy en Noruega, la razón de mi correspondencia. Literalmente pues, del lado contrario de Latinoamérica. Aquí no existen los embarazos adolescentes, la edad promedio para tener el primer hijo es de 28.6 años y el promedio de natalidad es de 1.7 hijos por persona (2013). Yo tengo 28 años, soy de la capital y ninguno de mis amigos de la secundaria, ni la prepa tiene hijos.

    Al entender que cargaba una vida, también entendí el grado de egoísmo en que vivía. Como artistas comúnmente pensamos que hacemos trabajos para los demás, idealmente para un mundo mejor, pero me parece que, ante todo, ejercemos una libertad individual: de nuestro cuerpo libre, de nuestros derechos personales, nuestros valores humanos. No obstante, y en consecuencia, ya que el manifiesto personal es manifiesto social, al sanarme, sano el mundo.

    Pero pensar que yo, que he vivido como quiero, cuando quiero y donde quiero los últimos diez años, de repente tenía que poner todo de lado y volver a Noruega -mi peor pesadilla- por otro ser humano, era algo inconcebible. El protagonismo de mi vida radicalmente se cambiaba, literalmente, desde adentro.

    Al llegar, enfrenté el debate sobre el derecho de reservación, una nueva ley que asegura que los médicos, también vistos como cuerpos libres de acción, puedan reservarse de ejercer un aborto. Tal como el cuerpo femenino puede ejercer un aborto libre hasta la semana 12. Ahora bien, la mujer que quiere hacer el aborto puede llamar directamente al hospital y hacer otra cita pues, si su médico se abstiene, otros médicos se pueden encontrar en una lista del internet. El debate del derechode reservación surge por la preocupación de algunos médicos sobre el abuso del aborto libre, lo cual actúa provocadoramente en la sociedad noruega general, pues esta ley está vista como retrógrada y conservadora.

     Resulta interesante que para los vikingos era común ejercer el infanticidio, esto es, matar al bebé si era bastardo, indeseado, imposible, con discapacidad, etc. Los vikingos no veían al infante como un ser humano hasta que era reconocido por el padre, al noveno día de su vida. Era entonces que entraba a la sociedad, con derechos humanos.

    Ahora reconocemos al feto como humano después de 12 semanas -a menos que tenga discapacidades y entonces podemos abortarlo aún, porque, ¿no es humano entero?-, lo cual va de la mano con el desarrollo científico y nuestras capacidades de reconocer el micro universo. Ahora el padre reconecedor es la ciencia.

    Yo no conozco mujeres madres noruegas de mi generación, pero sí las que han ejercitado un aborto, algo mas común entre mujeres de mi edad. En la capital creo que la mayoría intenta tener hijos a sus treinta y tantos años, una vez conseguido lo necesario, pero entonces irónicamente muchos se encuentran en la imposibilidad de tener hijos, o bien frente a un embarazo arriesgado.

    Según un informe de WHO (World Health Organization) de 2012, los números de abortos en Europa del Norte -donde es legal-, son de 17 por cada 1000 mujeres, unos de los números más bajos del mundo, contrariamente a las estadísticas en América Central y México -donde es ilegal-, que tienen 32 abortos por cada 1000 mujeres. Además WHO informa que 95% de todos los abortos en Latinoamérica fueron inseguros (2008). Las complicaciones relacionados con aborto y maternidad en Nepal cayeron de un 54% en 1998 a un 28% en 2009, tras legalizarlo en 2002. Cuando fue legalizado en Africa del Sur en 1997, el número anual de muertes relacionadas con la interrupción del embarazo cayó 91%.

    Es evidente que las leyes no tienen que ver con la cantidad de aborto ejecutados. Lo importante es la seguridad de las mujeres, de su salud y de sus derechos: NUNCA NADIE debe ser criminalizada por cualquier elección íntima sobre su cuerpo.

    Durante mis 8 años conociendo México y viviendo mucho tiempo ahí, nunca conocí hombre que propusiera por sí solo, o demostrara una preocupación en usar condón. Algo que me pareció horroroso en comparación con Noruega, donde el no-uso de condón es el tabú. Tampoco conocí a alguien que tuviera como costumbre preocuparse por su salud sexual, o hablar del tema en público.

    Se trata de educación. Pero la educación no puede existir, si el mismo país ilegaliza el tema. Es urgente la información sexual y normalización del tema, además de -o primordialmente- solucionar el tema de aborto.

    Sé que los mexicanos son cachondos, y a la mayoría de mis amigos a quienes pregunté si habían en algún momento sido infieles a su pareja, me contestaban que sí. ¿O sea que el sexo es libertino, pero la responsabilidad es un tabú? Catolicismo clásico. Festeja hoy, confiesa mañana.

    Una de las cosas que me pesan más allá de la discusión de aborto o no aborto es la preocupación capitalista de asegurarse ciertas comodidades antes de poder empezar a vivir o dar vida. El embarazo no planeado es visto como un incomodidad. El embarazo es un producto, un objeto, que se ordena en el momento planeado y deseado, inclusive puedes cancelar tu pedido. No estoy contra del aborto, al contrario, agradezco la posibilidad de elección libre sobre mi cuerpo. Algo opuesto sería una ofensa.Pero me extrañó que mi médico de cabecera me dijera hasta tres veces en la misma cita: «hey, estamos en Noruega, y lo bueno con Noruega, es que puedes hacerte un aborto». Hasta que lo sentí: sentí la pregunta de que si soy o estoy en una situación apta para ser madre. ¿Debería pensar más en mi, en mi situación económica, por ejemplo? Ahora mi padre insiste en que estudie otra carrera.

Yo elegí no abortar

Me enfrento con el miedo de perder mi soledad, mis vicios, mi carrera, mi vagina -mi cuerpo juvenil, en fin- mi libertad como la conozco y como se entiende desde esta sociedad nórdica del primer mundo (una competencia propuesta por los mismos ganadores, los güeros que eligen güeros como ideal… ¡que hueva!). A menos que me vuelva un súper MILF, aunque ahora también es un estereotipo legal (televisado).

    Me encuentro en un momento donde yo, artista, en mi contexto noruego, resulte quizás algo radical o progresiva en comparación con mis conocidos noruegos, al ser la primera en elegir tener un hijo. Lo progresivo en Mexico sería, quizás, abortar. Mis padres, mis amigos, la sociedad, ven que sin las comodidades necesarias destruyo mis posibilidades de tener una vida plena, por una acción cuya gracia misma es mi existencia. Y la suya.

    Pero cada historia es diferente y felicito la lucha latina e internacional por el aborto. México, entre otros países, tienen la posibilidad de ir hacia lo que quizás perciben como ideal, hacia países como Noruega, donde el aborto libre es legal desde 1978. Pero es importante buscar un equilibrio.

    El mundo capitalista individualista propone la libertad como independiente de interdependencia humana, aunque a la vez es dependiente de tantos bienes materiales. Creo que la libertad entonces se entiende como independiente de la naturaleza misma; que libertad es la conquista de ella y el hombre estápor encima. «Compra hoy, paga mañana», así parece que vivimos sin preocupación de la interdependencia de los tiempos.

    La interdependencia y la pluralidad, si no necesarios, son para mí, la belleza. Y yo quiero concebir mi lucha como libertad, pero también que mis acciones libres, sean hipotéticamente dependientes de cambios imprevistos, porque dentro de la libertad todo es posible. La libertad es lo sublime, el ser humano en su naturaleza, donde todo puede suceder. Y la libertad va de la mano con responsabilidad, el enfrentar e intervenir en su naturaleza, donde todo sucede. Desde una sociedad ultra materialista, así busco yo mi libertad como mujer y como futura madre, al manifestar que no tengo que elegir una vida adaptada a un modo patriarcal y de ideales materialistas.

Así formo yo parte del cambio,

desde este polo, del norte,

-over and out.

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Jessie Jack Mayo, 2014

www.jessiejack.tumblr.com

 

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