Conversación con Luis García en relación a su serie Campos abiertos.*
Por César González Aguirre
1. El Edén.
“A lo largo de la vida, el origen es el que uno mismo se construye. Desde el punto de vista humano o como sociedad, vamos escogiendo qué es lo que forma parte de nuestra vida, tomando decisiones en base a nuestros deseos, gustos e intereses. También tenemos un origen construido, sin embargo uno decide la perspectiva que se toma de los hechos concretos. Identidad por vida”
Luis García
César González – Aguirre: Los primeros cuerpos: Adán y Eva, no nacieron en un jardín.
Luis García: Desde un inicio, hablando de la religión judeocristiana, se definen dos géneros como algo natural, como un hecho afirmativo y no interrogativo. Dicha cultura es donde hemos crecido, se piensa y se da por hecho esta construcción impuesta. Si vemos otras culturas/religiones, notamos que desde los inicios hay más que solo estas dos posturas; por ejemplo, el nacimiento del Dios Hermafrodito, por mencionar alguno; me parece que lo interesante es cuestionar nuestra propia cultura.
CGA: El esquema religioso que mencionas se mezcla con muchos otros en nuestro país, a pesar de que sigue siendo el imperante, adopta varias creencias y prácticas. Por su parte, los esquemas familiares también cambian o se flexibilizan. Si por ejemplo, un primer referente puede ser un padre o una madre, en un segundo momento, o de modo paralelo, se pueden recibir influencias de los medios masivos de comunicación, de la historia, de los mitos e incluso del arte. ¿Qué dirías de estos esquemas en relación al lugar donde naciste y donde has crecido?
LG: Respecto al tema religioso, yo crecí en una familia sumamente católica, como casi todas en este país. Recuerdo un libro de oraciones de mi madre que decía: «Líbranos señor de los asesinos, las prostitutas y los homosexuales». Si bien han entrado otras religiones o creencias, no distan mucho de la imperante. En cuanto a mis referentes, ubico su procedencia de la televisión, del cómic, y sobre todo de los amigos de mi padre. Yo admiraba a algunos super héroes, de cuerpos robustos y quijada ancha, que con una super fuerza podían solucionar todo. Me parece también, que tenía cierta atracción por algunos programas americanos donde el motociclista pendenciero (musculoso y de pelo ancho) salía bien librado de todo. Admiraba en especial a un amigo de mi padre, el cual reunía la mayoría de estas características: una mezcla de estos super héroes y personajes ficticios de televisión.
CGA: Algo que tienen en común esos personajes es una pulsión relacionada al cuerpo, a lo prohibido, a una alegría por la vida en el sentido de que parece que la vida se relaciona al riesgo y a lo inaprensible. Por otra parte, casi todos se encuentran en conflicto con la religión y las normas sociales. ¿Cómo influyen en tu trabajo estos aspectos?
LG: Sí, esa pulsión relacionada al cuerpo siempre está presente en estos personajes; aunque son series infantiles, siempre lucen visiblemente su fisionomía, como es el caso de Tarzán, los Thundercats y los Defensores de la Tierra; mientras que en otros se van generando conflictos a partir de la artificialidad de sus cuerpos, Robocop es un ejemplo de esto. Como un tercer grupo, hay personajes que viven en la indefinición sexual sin ningún conflicto, Sailor Moon y Ranma pueden ejemplificarlo.
En relación al estigma que mencionas, es un aspecto que he tenido que enfrentar en mi proyecto. Hay zonas de donde está prohibido salirse, porque asustan y confrontan: se oponen a las construcciones prístinas. A nadie le gusta que desestabilicen sus principios o que sean puestos en duda. Uno de aquellos principios es que dos hombres puedan demostrarse cariño; a menos de que sean padre e hijo, o hermanos, no es aceptable; e incluso en tales casos puede ser también difícil y para cierto modo de pensar, cuestionable.
CGA: Algo que encuentro en aquellos personajes, es que representan un modelo de hombre, casi siempre con ciertas características: valiente, osado, atlético, atractivo, alto y fuerte; parece que estas imágenes nos traen ciertos recuerdos de un Adán que existió perfecto. Sin embargo, aquellas representaciones han llegado a una especie de cansancio e incomodidad de su apariencia. ¿Qué significa la incomodidad en tu serie Campos abiertos? ¿Qué papel tienen las múltiples imágenes que provienen de los medios masivos de comunicación y cómo se oponen a la educación religiosa?
LG: No dan una respuesta en oposición a la educación religiosa, al contrario, toman algunos conceptos de dicha educación para ampliarlos, o utilizarlos para un discurso personal. El aspecto de la incomodidad es importante: ¿a qué grado te llegas a sentir incómodo cuando los cuerpos no son o no están dentro de una estructura que parece normal y que se asume como real? No digamos ya solo los cuerpos, sino la interacción entre ellos: ¿qué está permitido y qué no?, ¿hasta dónde se siente uno (o el otro) cómodo ante determinada situación?, o ¿en qué condiciones pueden estar juntos dos hombres desnudos? o son padre e hijo bañándose (hasta determinada edad) o son hermanos cómplices de un juego deportivo… ¿Dónde se ubican los límites?
2. Campos abiertos.
CGA: ¿Cuál es la médula de Campos abiertos, de qué se trata?
LG: Mi padre muere en un accidente cuando yo era niño, dejándome la sensación de que algo quedó incompleto; tengo pocos recuerdos de él porque casi no estaba en casa. Palabras, imágenes y afectos no se generaron, pues no hubo momento ni lugar de producirlos. Por eso me acerco a otros cuerpos cuyas figuras puedan resanar ese vacío. Evocar su ser en otra piel, emular el contacto.
No se puede compensar la pérdida, sin embargo, esta exploración da paso a nuevas relaciones mediadas por el cuerpo. A través del acto fotográfico genero espacios que me dan acceso a esa intimidad donde el cuerpo se desplaza en acercamientos físicos y simbólicos, generando relaciones de juego y complicidad, acto que de alguna manera da respuesta a mi curiosidad por el cuerpo igual, pero ajeno.
El campo es transformado en un espacio de reconocimiento, de encuentro, de seducción. Se reconfigura para convertirse en un lecho de apertura y de confianza, de tacto sin prejuicios, donde los cuerpos participan de ese encuentro como sátiros o faunos en la naturaleza salvaje.
CGA: ¿Cómo ha sido la reacción del público al ver tu serie de fotografías? ¿Cómo fue el proceso con los retratados?
LG: Uno de ellos estaba muy a gusto, con la premisa de que no fuera a exponer las fotografías: no fuera a pasar que lo viera alguien de su comunidad; otro con el cual tengo más cercanía se comportó de un modo recatado. En el caso de Campos abiertos, lo privado se convirtió en liberación, y lo público devino en recato. Por su parte, las reacciones del público son similares tanto en Oaxaca como en el Distrito Federal. Cuando se expusieron en la Biblioteca Vasconcelos, uno de los policías me contó que había escuchado expresiones como «y eso qué, son dos putos y qué, ¿qué es lo artístico?». También se dio el caso de señoras que al recorrer la exposición y llegar a mis fotos, bajaban la cabeza o se seguían de largo; en el caso de Oaxaca me felicitaron por las imágenes y también escribieron comentarios como: «Tu eres una vergüenza para tu pueblo».
Pareciera que hemos avanzado… Pareciera. La serie puede verse como reflejo y sin telón, algo que nos desnuda como sociedad al enfrentarnos a pensamientos o gustos atrapados, encarcelados. Cuando se da ese contacto inesperado con el cuerpo (que precisamente cubrió la religión) como sociedad desnuda, nos sentimos vulnerables. Quizá no sabemos qué hacer con esa desnudez, con esa piel expuesta, con ese deseo abierto.
CGA: ¿Con la naturaleza?
LG: Se trata de construcciones, cualquier cosa que salga de los pilares que sostienen a cierta idea de lo natural, será mal vista.
CGA: Retomando la dimensión mediática de las imágenes que se transmiten por televisión, las cuales han abierto algunos caminos de lo que se espera que sea algo, diversificando la oferta y los gustos, te pregunto ¿cómo es el proceso para construir tus fotografías?; ya que gran parte de aquellas imágenes y personajes, han traído consigo una repetición de conductas, volviéndose una especie de resumen torpe de lo que existe afuera en el mundo.
LG: He llegado a este proceso precisamente haciendo un cambio de roles. Como fotógrafo uno está acostumbrado a ver al otro, a ser el observador. Es muy diferente cuando uno está del otro lado de la cámara, cuando uno se convierte en el observado; físicamente, también conlleva a exponer los deseos, miedos y temores propios. Algo similar ocurre en relación a la construcción de la identidad y del género. Por otro lado, hacer esta exploración del cuerpo masculino a partir de una experiencia (deseo y pensamiento personal), evidencia cómo decido que aquella percepción / representación del cuerpo, esté ligada a mi historia de vida. Como una tercera parte del proceso, he volteado a ver lo que me rodea, a los elementos externos que se interiorizan a través de la cultura, y que inciden también, en mi construcción discursiva personal.
3. Adán.
CGA: ¿Por qué el interés en abordar un aspecto autobiográfico en tu trabajo?
LG: Nuestras obsesiones nos mueven. La obsesión y la pasión son cosas parecidas, pero las obsesiones revolotean en nuestra cabeza todo el tiempo. Por otra parte, se me haría lejano trabajar un tema ajeno a mi persona. En relación a esta serie, desde un principio me interesó trabajar con el cuerpo masculino, fui descubriendo que lo haría desde mi propia piel.
CGA: ¿Utilizas la fotografía como un medio de exploración, narcisismo, afirmación de autonomía?
LG: Es una autoafirmación. En un principio, la foto es algo que rellena huecos en mi historia personal, los reconstruye a manera de restauración arqueológica dentro de mi memoria. No sabemos si realmente existió como ahora la vemos, interpretamos lo que alguna vez estuvo allí. Me interesa ir resanando esa historia personal a través de la fotografía. Por otro lado, también es como un reflejo del cómo quiero ver las cosas. La fotografía se convierte entonces, en una vía de exploración y construcción de una memoria e identidad personal.
CGA: ¿Con qué público te comunicas?
LG: El primer público soy yo, ya que busco construir una realidad virtual que no puedo vivir en la realidad real, en el día a día. Posteriormente y como segundo momento, mi trabajo se inserta dentro del campo artístico, donde puede identificarse con historias similares. Un público importante también son, en sí, las estructuras a las que mi obra confronta: posiciones, prejuicios, tabúes, etcétera.
CGA: Tu serie Campos abiertos tiene como escenario principal el campo, un paisaje que se puede vincular a la idea del Edén ¿Por qué el interés en tener de paisaje a la naturaleza?
LG: En primera, porque es el ambiente donde vive mi modelo original, él es un campesino; pero enseguida cobró otro significado: la idea de un retorno a la naturaleza, de aproximarse a las cosas directamente sin pasar por el prejuicio; en esto, la película Japón de Carlos Reygadas es mi referente principal. Luego, aquella imagen e idea del Edén donde habitan
dos Adanes, cobró vida. Finalmente, y de manera personal, se reflejaba en el campo, el anhelo por encontrarme en otra vida con un ser deseado en el paraíso.
CGA: Pareces hablar de una imagen proveniente de un estado de ensoñación. En el Génesis XXVIII del Antiguo Testamento, se nos habla de un episodio donde Jacob se recuesta en la tierra y ve entre sueños a una escalera que comunica al Cielo con la Tierra. Aquí, como en tu serie, la vida parece estar suspendida en un estado de contemplación.
LG: En una realidad virtual; en una especie de ensoñación se desenvuelve parte de mi serie, ya que no sucede en mi presente ni en mi vida cotidiana. (En las escenas fotografiadas la naturaleza es naturaleza.) Para mí, y relacionando la imagen de Jacob con la del hombre que yo he fotografiado: la situación y la imagen provocan una sensación de libertad. La foto donde se encuentra un personaje tendido sobre la hierba, con los ojos cerrados y mirando al cielo, fue la menos construída técnicamente, no tuvo montaje, la iluminación tampoco estuvo planeada; sin embargo, considero que es la que detona más afectos. La pienso como una imagen de mis ideas y deseos, donde el sueño de aquel hombre es también un sueño mío.
CGA: En otra de tus fotos y en contraste con la anterior, se hace evidente que la escena se desarrolla en un estudio y que forma parte de una ficción, ¿por qué decidiste volver transparente al escenario?
LG: Para ese caso, me interesó comunicar que aquella situación tenía lugar en mi vida (en mi departamento) y no solo en mi cabeza. Tal vez, es una pista de cómo lo virtual se filtra en lo real, haciendo a los deseos más cercanos.
CGA: En Campos abiertos existen entonces, imágenes que pueden pertenecer a un tiempo futuro y otras que se declaran en el presente como marcadores de verdad. ¿Qué personajes participan?
LG: Dos: mi padre y yo. Mejor dicho, yo y el deseo por mi padre; yo y la búsqueda de una masculinidad; idea que en toda la serie, adopta la forma de una figura similar a la de mi padre.
4. El Diablo.
CGA: La idea del Edén puede partir de un principio biológico basado en la descendencia el cual, a su vez, es asumido como natural; cuando aquel principio se rompe o se traduce de otra manera a través de lo prohibido, se produce una situación de conflicto: la expulsión del Paraíso.
LG: Cuando estaba haciendo una de las sesiones en un paraje de la comunidad de San Gabriel Etla, muy cerca de un río, ocurrió lo que podemos considerar una expulsión. Alrededor de 40 hombres armados con palos, machetes y pinzas, nos capturaron a todos los involucrados en la sesión, momentos antes de terminar las tomas. La causa de la agresión fue, para ellos, ver interactuar a dos cuerpos masculinos de forma libre.
A pesar de confrontarlos, obligaron a dos de los participantes del proyecto, a pasearse desnudos por las calles del pueblo. Al inicio, sus acusaciones se escudaron en una ofensa a las buenas costumbres y a la decencia del pueblo por parte de nuestros comportamientos; para ellos, nos encontrábamos haciendo pornografía. Cuando nos llevaron al Ministerio Público, al día siguiente, no pudieron acusarnos de aquello y tuvieron que argumentar resistencia a la autoridad, mencionando que nos habíamos negado a ser detenidos en las condiciones en las que nos encontrábamos al momento del incidente. Lo que ocurrió fue que nos negamos a que dos de nuestros compañeros fueran llevados completamente desnudos, consiguiendo únicamente que pudieran usar sus zapatos para caminar dos kilómetros desde el paraje (un cerro rocoso y lleno de espinos) hasta el centro del pueblo (obligados por nuestros captores). En resumen, nos impusieron un castigo y a la vez, paradójicamente, se deleitaron observando los cuerpos desnudos que se paseaban por la calles.
CGA: Las buenas costumbres están ligadas a comportamientos referidos al interior de la familia, como lo es la organización de esta en roles definidos: basados en actividades encaminadas a una productividad de la vida. Recordemos, por ejemplo, que los castigos
impuestos a Adán y a Eva, se refieren a una atadura basada en la multiplicación permanente del trabajo, a la dominación entre géneros y a un intenso dolor al producir vida. Algo opuesto, sería la contemplación ante el mundo. ¿Qué implicaciones desencadenó esta postura opuesta?
LG: El que tuvo más problemas fue mi modelo perteneciente a otra comunidad, también muy conservadora; parece ser que cuando las relaciones no tienen como intención la procreación, son juzgadas como sucias desde los sectores conservadores. Él regresó a su comunidad; sin embargo, las autoridades buscaron exponer su caso en una asamblea (esta comunidad se rige bajo leyes de usos y costumbres) integrada por 3,000 personas, para decidir lo que se haría al respecto: si lo expulsaban o no, o qué castigo merecería por sus actos; incluso el párroco de la región mandó una carta a las autoridades, solicitando que el personaje en cuestión, no pudiera ocupar jamás algún cargo público.
Al final, tuvimos que recurrir a una persona de derechos humanos para llevar el caso al cabildo, a una instancia de justicia restaurativa, y reiterar que el suceso no había tenido nada que ver con pornografía; diciendo que se trataba de un acto privado y que no tenían el derecho a exhibirlo. Se terminó por firmar el documento debido a la presión de dar una resolución justa a los hechos, generada a través de las reacciones por el cómo se había publicado el acontecimiento en la prensa. Se provocó una inconformidad y muchos alumnos de arte de diversas escuelas reaccionaron al respecto. En Oaxaca en específico, fue completamente una nota roja, originada por el periodista que se robó las imágenes de la cámara; al publicarse en diversos medios, y acusándonos de llevar a cabo actos pornográficos, el regidor de dicha comunidad estuvo a punto de ser linchado. Al reportero, le llaman El Diablo.
5. Minar el cielo
CGA: Cuando los ojos de Adán y Eva se desnudan y observan el Mundo en sus múltiples formas, sabemos que han desobedecido y que su voluntad se ha vuelto en contra de su Creador. «¿Quién te ha hecho advertir que estás desnudo, sino el haber comido del fruto del conocimiento, del que yo te había prohibido que comieras?»
LG: Dos hombres desnudos fueron la causa de una gran ofensa para el público de San Gabriel, siendo este en realidad, mi público específico. Aquellos hombres atrapados en un mundo de prejuicios.
CGA: “La amenaza es, tener en la cabeza una tierra reducida”.
LG: Por mi parte, planteo una forma personal de abordar la relación entre cuerpo y masculinidad. Prejuicios y deseos abandonan su fosa donde han estado enterrados. Es por ello que he titulado a mi serie Campos abiertos.
* Publicada también en http://tertium-datur.com.mx
[box type=»shadow» align=»aligncenter» ]Luis García (Oaxaca, 1981) estudió en La Curtiduría. Actualmente es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA); ha participado en diversas exhibiciones de fotografía en diferentes estados del país. Ahora, se encuentra desarrollando un proyecto relacionado a la vida que llevan los traileros, a un ambiente que se mueve en las carreteras dentro de ritmos nocturnos y de riesgos. Para aquel acercamiento, el fotógrafo parte de su historia personal, se refiere a la profesión que tuvo su padre y toma al concepto de cuerpo como eje articulador.[/box]