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Lxs profxs/ maestrxs/ educadorxs/ …

por Mica Palermo

Dos maestras en Uruguay fueron despedidas por el contenido de sus redes sociales.
Al parecer si trabajas en la educación no podes tener una vida, ni redes donde compartas fotos con amigues, fumandote un porrito, tomando un vino, perreando hasta abajo, en la marcha o dándote un besito con otre.

Imagen: fondo blanco. Cuatro cuadrados con duferentes dibujos. En el primero una paersona disfrutando de la playa, enel segundo marchando con una bandera diversa, en el tercero tomando un vinito y un porrito sobre la mesa, en el cuarto dos personas besandose. Le acompaña el texto: lxs profes/maestrxs/educadorxs tambien tienen una vida

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Mica Palermo es unx dibujantx no binarie de Uruguay.

Puedes ver más de su trabajo en @mica.p.mica.p

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Pedagogías de lo menor

por Viridiana Viajera

Son tiempos complicados en los que se abusa de la palabra muerte.
Jornadas escolares de siete horas diarias frente a la computadora
es otra forma de morir.
Sin embargo, siempre hay cómplices con quienes refrendar la utopía pedagógica de rastrear o inventar fisuras para reafirmar una y otra vez la vida;
mi sobrino y mi sobrina han sido aquellos cómplices.
Todos los días trazamos diversas estrategias para sobrevivir:

Dándole lugar al llanto por la frustración al no poder resolver una división
Desplegando saberes clandestinos como dibujar (para luego crear una exposición) mientras la maestra los aburre con sus discursos adultocéntricos sobre el buen comportamiento.
Mandándonos mensajes en papelitos que lanzamos por el suelo, esquivando el ojo panóptico de la cámara de la compu.
Festejando que “es viernes” (quien ha sido parte el sistema escolar sabe lo que eso significa).
Permitiéndonos (los tres) el llanto (otra vez) cuando no estamos listos para los duelos de lo que significa crecer.
Inventándonos personas como Grani o “el pipas” que acompañan en la tristeza de no estar con sus amigos de la escuela
Rememorando anécdotas escolares con los grupos de amigos como “los incidencias”

Haciendo de las “guajolotas” un ritual de los viernes, mientras escuchamos nuestras canciones favoritas
Convirtiendo la sala de la casa en una pista de baile a través de los “perreos intensos”.
Exigiendo y ejerciendo el derecho a ir al baño aun cuando la maestra no lo permita.
(sabemos que lo escolar está peleado con esta necesidad básica)
Torciendo los sin sentidos de la autoridad pedagógica, como cuando mi sobrino pregunto a la profesora de Formación Cívica el sentido de copiar de nuevo todo el examen.
Conversando en la barra de la cocina (nuestro patio escolar) sobre lo chido de las canciones de reggaeton pero su horrible sexismo.
Amándonos, salvándonos del tedio y la desesperanza.

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1 Esta poesía fue creada a raíz del acompañamiento pedagógico que hago con mi sobrino y sobrina, quienes estudian primero de secundaria y cuarto año de primaria en línea. Acompañamiento sentipensado desde lo que Giuliano Facundo señala como espacios de posibilidad de inscribir proyectos de liberación juntos mediante una inquietud compartida.

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Viridiana Viajera. Pedagoga feminista, que encuentra en los viajes y caminar una forma de aprender desde el placer de la vida. Insistente en la búsqueda de vínculos dignos y amorosos con las infancias https://www.facebook.com/viridiana.becerril.1

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Sangro

imagen por Liz Misterio

por Bruno Cimiano

aún sangro

cada vez menos

sólo cuando descanso

de la dosis de C19H28O2

da cada día

momento

existencia mía

en cada semana

de cada año

 

Sangro

una sangre delatora

así que, sí, aún sangro

 

No fui la mujer completa

en cuanto al género

no soy hombre completo

según al sexo

tampoco soy trans completo

dada mi actitud

deduzco

al parecer

porque

la verdad y lo cierto, es que

aún sangro.

 

Sangro, y lo peor

es que lo requiero

 

sangro y la sangre se acuerda

del destino predeterminado

sangro y la sangre me ubica

en el lugar en el que el mundo

me tenía otorgado

 

Sangro

y mientras lo hago

imagino a mucha gente

mirando

a miles de gente, no

a millones de gente

veo a un gran mundo

enjuiciante observando

mirando al bebé que llega

que viene marcado

miradas que van marcándole

en su papel

ese sitio dado

 

Ese bebé

mundo

ese bebé

mamá, papá, tíos, abuelas,

hermano

no cumplió la expectativa

que traía

como una hogaza bajo el brazo

descuiden que

no hace falta que se lo digan,

que

ese bebé digamos

que ya se ha enterado.

 

Como decía.

Sangro

y mi sangre se me hace

necesaria

y mi cuerpo me habla de un

pasado

me habla de la primera vez

me habla de mi miedo

de mi placer y de mi

rebeldía prematura.

Esta sangrecuerpo

a mí me dice tanto.

Sangro,

y si es que sangro

¿en que lucha quepo?

 

Expulso

una sangre que no es

femenina.

Expulso

una masculinidad

que no idolatro.

 

Por favor, a quien escuche esto

nunca permita

que nos esterilicen

a lxs nuestrxs

no le apuesten

a la política

que nos niega el cuerpo

por favor, pase lo que pase

nunca permitan

que nos roben

nuestra sangre

y nuestros sueños.

Y es que

cómo explicarte,

compañera.

Toda esta es nuestra

sabia resistencia.

Todo esto importa tanto…

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trans*poesía es una iniciativa de Bruno Cimiano. Proyecto poético de amor y política alrededor de un proceso de tránsito y en apoyo a cada cuerpx y resistencia trans* https://www.instagram.com/transpoesia/

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Ejercicios de manipulación

Ilustración por Ollinca Torres. Dos puños cerrados, de frente sobre un fondo morado, en los dedos llevan la palabra Poderosa pintada de rojo. Unas líneas alrededor enfatizan la imagen.

Por Israel Nicasio

Apagué la computadora y caminé hacia la sala. Daniela estaba sentada justo en centro el sillón principal. La podía ver desde el pasillo; traía la misma ropa del día anterior. El cabello a medio arreglar le enmarcaba la cara afilada. Pensé en la posibilidad de fingir no haberle escuchado, pero ella volteó cuando yo planeaba huir de regreso a la recámara. Mi escondite no fue suficiente; la luz del sol casi mataba las sombras donde intentaba no ser visto. Continué con el trayecto hasta quedar frente a ella. Me siguió mirando y de inmediato entendí: debía tomar asiento. Era momento de platicar.

<< ¿Ya viste a los nuevos vecinos? >> Me pregunta con atención. <<No. ¿Cómo son?>> Respondo. <<Iguales a todos; solo hay una pequeña diferencia: uno de ellos no quiere estar aquí. Llevan viviendo acá más de un mes, pero evitan todo contacto con casi todos los inquilinos del edificio. Quizá les desagradan>>. Termina por decir mientras intenta, con dificultad, acomodarse sobre el sillón. Su cuerpo delgado y pequeño siempre me ha parecido débil, aunque, en realidad, es más fuerte que yo; a veces tengo que ayudarle a realizar algunas maniobras, pero eso pasa en pocas ocasiones. Es autosuficiente.

A toda costa evito la conversación central. Le hablo sobre las nuevas piezas de la galería. Solo mira dentro de mis ojos, más dentro cada vez. Todo lo dicho es aburrido; lo es porque resulta evasivo y ella lo sabe. Me dice que necesitamos hablar. Intento esconderme con la mirada en cada uno de los muros; me pierdo en el que le ha servido de lienzo por años.

<< ¿Te apetece algo de comer? Ya tengo hambre y tú no has probado bocado desde la mañana>>, le digo mientras me pongo de pie y me dirijo a la cocina. Solo asiente con la cabeza. Ella se acerca a la ventana con el chillido que produce su silla al avanzar sobre el piso de madera. A veces ya no lo notamos; nos hemos acostumbrado a ello. Probablemente intenta aprender de memoria lo que pasa por ahí. Nunca se le escapa un solo detalle. Su mirada lo sabe todo. << ¿Me ayudarás o vas a quedarte esperando?>> Intento preguntar sin parecer agresivo, pero solo me responde que tomará una siesta. Cierra los ojos y me doy cuenta que intentó, sin lograrlo, ser amable.

Minutos más tarde despierta. Veo sus intentos por incorporarse. Me mira; quiere hablar. Lo dice dulcemente. Le advierto de la comida que recién he puesto sobre la estufa. No parece importarle. En realidad nada le importa, su mirada y el tono de voz me lo hacen saber.

<<Ya no te quiero. Ya no quiero estar contigo. No sé cómo hacer de esta afirmación algo menos rudo. Pero he decidido irme mañana mismo>>. Puedo adivinar, por su tono de voz y la profundidad de su mirada, lo verdadero de esos comentarios. Daniela habla con tanta seguridad que no puedo creerlo. <<Hace mucho he pensado en decirlo; llevo más de un mes buscando la manera de hacerlo, pero no encontraba un modo adecuado. Tenía miedo. También estaba enojada y cuando me di cuenta de que ya no quería estar acá, todo fue más fácil. Espero lo entiendas. Me llevaré la ropa y durante la semana, posiblemente, venga alguien por el resto de cosas>> dice antes de alguna de mis creativas interrupciones.

Pienso en lo complejo de su comentario. No quiero que se vaya. Probablemente me he portado como un imbécil, pero no creo haberlo hecho tanto como para terminar esta relación así. << ¿Estás segura de lo que dices?>> Le pregunto intentando parecer incrédulo; muy en el fondo comprendo sus comentarios. <<Es decir, mírate; mira todo esto. Es nuestra casa. ¿A dónde te vas a ir? Me necesitas…>>. Quiero hacerla dudar, pero no lo logro. Algo en su semblante bloquea todo esfuerzo por destruir su decisión.

<<No sé qué haré. Tampoco sé bien si a donde voy sea el mejor lugar para vivir de ahora en adelante, pero sí es uno mejor que a tu lado; no tengo dudas>>. Daniela habla sin tropiezos. Es como si hubiera ensayado cada uno de los comentarios durante días. Me ha desarmado. ¿Dónde puede estar mejor? Conmigo lo tiene todo; su vida está resuelta. <<Ágata pasará por mí; es la nueva vecina. Tiene un auto grande donde puedo poner mis cosas>>. La miro intentado burlarme de sus comentarios. Hablo sobre lo difícil de la vida. Le hago saber de todas las complicaciones posibles al no tener el apoyo de alguien como yo. Intento, desesperadamente, hacerla desistir. ¿Qué le han metido en la cabeza para haberle dado tanta fuerza? Ella se escapa y no la podré detener.

<< ¿Te has enamorado de alguien más?>> Lo pregunto con la intención de hacerla sentir mal. Llorar puede ser un recurso útil ahora. Ella me mira. Me hago pequeño; aprieto los dientes y logro llegar al llanto. <<Ágata tiene algo que ver acá? ¿Es ella de quien te has enamorado? ¿Te la cogiste? ¿Ahora te gustan las mujeres? >> Espero hacerla sentir culpable.

Daniela ya no entiende de culpas. Es como si hubiera encontrado una cura para todos mis comentarios. Me mira y a pesar de mi llanto no se quiebra. No me deja doblegarla como en otras ocasiones. Le digo que ya sabía de sus encuentros; también comento que hace tiempo sabía de su gusto por las mujeres. Pero lo hago solo por decir algo para hacerla cambiar de opinión.

Ella me observa con un gesto de impaciencia novedoso; se aleja de la ventana. Empuja las ruedas enormes de la silla con tanta facilidad, que entiendo su decisión. Solo guarda silencio y cuando parece haber llegado al límite del fastidio, responde. << Entonces ya lo sabías. Si es así, no es necesario dar explicaciones. Me hiciste pensar que esta silla y tú eran lo único para mí>> Habla con más fuerza cada vez. << Siempre has procurado hacerme sentir querida, pero con los límites suficientes para no hacerme sentir importante o fuerte y ¿Sabes? Eso es más terrible que haberme rechazado. Ágata es hermosa. Mírala. Solo basta con verla una vez para poder decirlo. Ya me la cogí, ¿tan obvio fue? Ella se deshace por mi felicidad; cada caricia es una nueva forma de disfrutar; ella se esfuerza por hacerme sentir ¡Mario, tú solo piensas en tu pene! ¡Siempre has sido un egoísta!>>.

Solo intentaba hacerla retroceder, conducirla al punto del arrepentimiento. Pero me ha dicho la verdad. Me encargué de construirle un mundo perfecto y la volví una habitante adecuada para la pequeñez de la realidad que le podía ofrecer. Miro de un lado a otro. El silencio recorre el departamento desde la última recámara hasta la puerta principal. Daniela tiene la costumbre de pintar una y otra vez sobre una pared que escogió para expresarse; incluso le puso nombre: El muro del dolor. Lo llamó así porque dijo necesitar un lugar para comunicar lo que sentía sin hablar. Durante mucho tiempo se pintó sobre su silla de ruedas; ahora se ha pintado en pleno vuelo, como las aves. Pienso en todo lo plasmado ahí; entiendo que ella no me necesita.

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Israel Nicasio. Licenciado en Filosofía por la Universidad La Salle. Tesista de la Maestría en Historia por la UNAM. Profesor en la Licenciatura en Enseñanza de Lenguas, en el área de Lengua y cultura, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Campus Calpulalpan.

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Placer infinito

Dibujo: Secuencia de un diente de león en varios momentos de crecimiento, por Ollinca Torres.

Por Elenpoema

 

Desde el otro lado del de mi cuerpo,

Hay placer entre mis senos que se hacen Perfectos.

Yo también quiero, Yo también deseo.

Me acaricias después de ser una más en tu Alcoba.

Vives en mi piel devorando todo lo que tengo para ti

Cruzo el clímax de tu placer

Yo te toco el cielo con las manos Deseando llegar a la frontera

De tu parte más delicada y permanente perfumada.

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La imagen puede contener: 1 persona, sonriendoElena Silva. Vivo en Logroño, soy escritora y poeta desde hace un par de años. La poesía me transmite lo que realmente quiero ser y no puedo. Para mí la poesía lo es todo, es una salida. Soy una mujer discapacitada, atada a una silla y a una vida que jamás había elegido, por lo tanto en la poesía he encontrado un refugio. Me llena y da sentido a esta vida que me ha tocado, pero no me corresponde. La poesía se vuelve entonces en una válvula de escape para evadirme de todo. Es una forma de sobrevivir y dar rienda suelta a mi estado emocional. Me permite hallarme y estar bien conmigo misma. Escribiendo soy diferente a la hora de expresar mis sentimientos y emociones. Gracias a las palabras hechas poema yo puedo ser más feliz. Me libera y me deja expresar todo lo que realmente siento.

Redes: http://unlugarparaelena.blogspot.com/

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Obvio, fue una pesadilla/ Edgar Lacolz

Imagen por @ereislas. Dibujo a tinta de unos jabalíes en la calle. A la izquierda una bicicleta, al fondo una banqueta y una coladera.

Por Edgar Lacolz

Obvio, fue una pesadilla. Y desde entonces, no hago más que preguntarme qué es el placer. Había dos tipos. El Servio, como de unos cuarenta años, todo barbudo y canoso. Aunque era delgado, tenía una panza cervecera —la recuerdo bien—. El otro, era su achichincle, como de unos treintaitantos años. Era blanco ceniciento. Con pelo claro. Unas manos regordetas con dedos pequeños y fuertes —los recuerdo bien—. Le decían la Rubia y estaba enamorado del Servio. Creo que le excitaba mencionarlo mientras me montaba. Había una jovencita. Por los tratos, diría que era la esposa o la hermana del Servio —quizás ambas cosas—. Tenía una trenza enorme. A veces, la traía en medio de sus pequeños pechos. A veces atrás, cubriéndole toda la columna. Yo diría que se llamaba Pamela, pero la Rubia la molestaba diciéndole Pamelachú. Repetía una y otra vez la palabra y la jovencita lo ignoraba fastidiada. Creo que todos estábamos fastidiados.

            Las paredes eran de adobe. Había unos orificios que llegaban hasta la cintura y los tapeaban con unos pedazos de madera. Tenían que entrar en cuclillas. No había electricidad. Había una vela en un rincón. Una bacinica en otro rincón. Y unos trapos tirados, en otro rincón, que hacían de cama. Allí se dormía, se comía, se cagaba y se cogía. Todo el tiempo que estuve allí, parecía de noche. Nunca amaneció. Nunca vi luz solar. Todas las noches —es decir, todo el tiempo— se escuchaban gemidos, sollozos, gritos ahogados. Yo mismo llegué a hacerlos y por eso entendía qué ocurría en los otros cuartos.

A veces, en mis sueños, logro caminar. A veces, como en la realidad, estoy tullido. En esta ocasión, me recuerdo arrastrándome directo por el suelo de tierra, queriendo zafarme del peso de la Rubia sobre mi espalda mientras me mordía en el cuello y me apretaba los labios con sus regordetas manos.

El primero que me culeó fue el Servio.

Luego la Rubia.

Luego el Servio.

Y luego la Rubia.

Y así.

            Por los ruidos y las voces, entiendo que entraban otros hombres y se cogían a los otros encerrados. El día que hui, alcancé a asomarme en tres cuartos. Me encontré a tres jovencitos: todos —como yo— flacos y desnudos, uno en estado vegetal, uno amputado de brazos y piernas, el tercero parecía tener síndrome de Down. Había otros cuatro orificios tapeados. Ocho en total. Era un congal de tullidos. Me recuerdo inyectado de adrenalina, deslizando las tablas y con entusiasmo y miedo decirles que me siguieran, que podíamos escapar. Con dos de ellos vi su cara de aunque-quisiera-cómo-le-haría. El desmembrado, incluso, me invitó a que mejor pasara y con la lengua se humedeció los labios.

            Pamela nos alimentaba. Nunca respondía a mis preguntas. Me recuerdo con los ojos hinchados de tanto llorar. Me recuerdo pegándole a la pared. Me recuerdo que me daban patadas por asomarme de más entre las tablas. Me recuerdo rabiando debajo del Servio o del Rubio.

            Una vez, al inclinarse para darme la comida, mi mano rozó la trenza de Pamela. Y fue placentero. Desde entonces, intentaba rozar su trenza al poner o llevarse el plato. No me hablaba, no me dirigía la mirada, pero con el paso del tiempo me dejaba tocarle la trenza. Dentro de todo el infierno, yo también tenía mi pequeño placer. Ahora que lo pienso, a lo mejor Pamela era sorda. Un mal día el Servio me vio. Me quebró la mano a pisotones y luego se desabrochó el cinturón.

            Tanto dormido como despierto, veo que todos somos como animales en busca de placer. Y mientras lo buscamos, o encontramos o generamos dolor. Nos movemos entre animales domesticados o bestias. No sé cuánto tiempo pasó. Pero hubo un día en el cual supe que era el momento ideal para escabullirme. Todo se encontraba tan silencioso. Antes de seguir arrastrándome por el pasillo, recuerdo voltear y ver a Pamela acomodando las tapias de mi cuarto, como si nada, sin alertarse. Después, salí. Y en chinga, comencé a teclear: Obvio, fue una pesadilla

            …

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Edgar Lacolz. (Torreón, Coahuila) estudió la licenciatura en filosofía en la Universidad Autónoma de Chihuahua. Es miembro del Colectivo Discreantes y cofundador del proyecto Zoonoros. Actualmente, radica en la Ciudad de México.

Crédito de la fotografía: «Esperpento al óleo» de Patricia G. Santiago.

FB: https://www.facebook.com/lacalaca.lacolzeana

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METAMUTACOSER

Por Sara Raca

Soñé que yo era la tela y unas manos
asían algo de mí

Todo inicio es una orilla.

En el principio fue mamá quien me tuvo gran paciencia al compartir su sabiduría, porque soy una niña distraída e inquieta que ya adulta abrazará profundamente su legado de costurera:

Cada hebra que ensarta en la aguja / atisba una pequeña sincronía en el universo

Todo comenzó aquí: intentando escribir sobre textil. Sobre-desde-junto-con, esto, que me genera ansiedad, caos, vulnerabilidad, recuperación y deseo:

Y pensar que el enredo, la bola enrollada y el tejido / son el mismo hilo

Todo fue jugando y Karsten me dio la idea: “Hazlo con tus manos”. Entonces recordé 20 años después, que yo de alguna manera -más aleatoria que dirigida- sabia coser.

Todo al principio fueron bolsas con poesía como forma de autosostén.

Si quieres amar a una costurera, ayúdale a descoser sus errores:

Toda esa Pena que sentí un día de primaria cuando tuve que decir que mi madre era costurera, se rasgó la tarde que regresé a casa y mostré a mamá mis primeras bolsas, y nos sentamos a bordar juntas poemas y yo me sentí profundamente resarcida a ella, con un amor de fibra, de fuente, de in de finida y fina gratitud:

-Y ésta bolsa ¿de qué color la bordo?, pregunta mamá.
-Ah pues lee el poema, pa ver qué color queda; respondo.
-Léela tu, yo no le hallo a eso, no soy poeta.
-A ver ¿qué dice?, le digo y lo leemos juntas:

“La casa está vacía/ yo estoy adentro”

-Me voltea a ver con desconcierto y echamos a reír:

-¡Ay Sara, no te entiendo, qué color tiene el vacío, pura pérdida de tiempo!

 

Todo se desbordó cuando descubrí que había tejidos en todas partes, incluso si no les veo y Santa Lucía, patrona de costureras, escritores y todas las actividades que implican la vista, comenzó a aparecérse.

Todo cuando me donaron a La Favorite, since1890. Ahí me dio por darle nombre a cada máquina, como una forma de honrar las manos que habían pasado por ellas, pues todas me han sido donadas: la Nana Verde, Abuelita Over, Tica La Cantatica y Mi Huera Sunset:

Costureras que lloran sobre sus máquinas de coser
y las abrazan y besan y cuentan sus penas
pensando en sus madres y hermanas y tías y abuelas
que también fueron costureras
y sostuvieron familias, sueños, cuerpos / semillas y guerras
Naciones enteras
Y conjuraron la existencia a través de las telas
y la salud de la propia cuerpa

Todo explotó cuando me vine a vivir al DF  y en un bazar de fines de semana de la colonia Roma, me ponía a escribir sobre la vida en esas máquinas de coser:

“Se bordan poemas. Se zurcen heridas. Se tiñen perversiones disfrazadas de locura.

Se aprietan faldas. Se suturan pasiones. Se recortan recuerdos y pantalones, etc, etc.

Todos estamos rotos hasta que vamos con la costurera”

Todo se gestó retronutrida por a mi amiga Mayra Judith, quién también es psicóloga-costurera-poeta y recia. Apasionadas de la hebra nos anudamos y desanudamos hasta rasgarnos, en tejidos y marañas colaborativas al menos siete años y, seguramente, en otras vidas y planos.

Toda enloquecí cuando percibí que coser era escribir era dar forma arquitectura vestir que es decir, que texto es textura es contexto es textil, que mis manos son un médium y el tejido una forma primigenia de la existencia:

Útero de la escritura sin nombre

Todo agarro sabor cuando volteé a mirarme el cuerpo, espacio discursivo, sus revestimientos y la tela como capas de piel, donde enunciarse lo que entraña:

Todos venimos en una bolsa que toca y habla

y acumula sensaciones en palabras

Todo se rebeló cuando comprendí: hay a quienes beneficia que la memoria, cercanía y procesos textiles en la humanidad sean invisibilizados; todo para insignificar las luchas, corporizar las insatisfacciones, consumirnos como espectáculo, explotarnos como norma, violentarnos cotidianamente, hasta que la malla se rompe por lo más delicado:

¡QUE VIVAN LAS RE-EXISTENCIAS TEXTILERAS!

Todo se tensó en corto cuando me sugerían profesionalizar “mi marca”, producir más, poner una tienda en línea, pagar a otras costureras para que maquilaran mis diseños, ser emprendedora y generar mi microempresa.

A la mejor costurera se le va la hebra:

Todo se torció cuando la sudadera, el tapete, el forro del cojín, la blusa… no quedaban como La clienta solicitaba, porque echando-a-perder-se-aprendela-vida-como-experiencia… hice intentos, patrones que abandoné y hasta cursos de costura que salen más caros que lo que ganas; así que a mi forma y ritmo, decidí ser una costurera íntima, antiproductiva y malecha:.

Un solo alfiler puede sostener la mirada para luego / desujetarnos

Todo tomo resistencia cuando entendí que no solo por tradición o moda se echa a andar la tejedora y comencé a dar talleres mezclando hilos, palabras, ropa, historias, performances y poco a poco insurgía la claridad de que lo mío era el acecho de cuerpoéticas textileras:

Entre ser y no ser, yo decidí Co-Ser.

Todo asentó cuando comprendí que no hay pago posible para estas creaturas surgidas desde mi vientre de telas, que mi cuerpa pedía disfrutar más el proceso que la meta y así el textil me dio una red de amigas, cómplices, clientas y aliadas que abrazo con mis hilachas donde sea que anden:

Sigue hilando puentes, costurera, aunque no tengan forma de camino, aunque no veas puerto o destino, aunque no haya pago posible en parir hijos con cuerpos de tela. Errante es el hilo. Tú, mediadora.

Todo brotó con más rabia y fuerza cuando murió mamá. El ombligo me palpitaba como buscando su vínculo original. Desde entonces coser es honrarte gran Madre, amor total, energía vital. Y cada hilo, botón, aguja, cajoneras repletas de listones, encajes, madejas, mi infancia entera en tu habitación/taller, desfile entre cuerpos, conversaciones y telas, volición y motivos para ensoñar que lo esencial algún día sea visible a la existencia. Que el textil sea plataforma y conciencia para romper las penas, dar sentido al sinsentido, hilo negro y rueca.

La costurera es una maga

 por excelencia y con experiencia / en balcones fronterizos

Todo detona cuando la bastilla, los rebordes, el interior, la trama, lo oculto y la maraña, la antiestética de mis errores, cuentan su historia, que en el horror y lo negado hay tal belleza aún que descoser.

Si algo aprendí de la tela es a

des(a)nudarme.

Toda textura habla. Todo cuando hay sentir. Sentir que es saber. Saber qué deseo. Que toda costura es / un acto de profunda rebeldía y reparación vital.

Todo por sostener un vacío comienza:

Y ésta tela ¿qué color es?
Azul.
¿Cómo es el azul? volvió a preguntar.
Azul…
es como cuando hundes tus pies en la arena frente al mar
o como el sonido de los pájaros cuando despiertas.

“Dadme un bastón y recorreré el mundo”
(a las orillas de esta oscuridad)

Un puente suave y táctil para comunicarme:
Oro en las manos de los ciegos.
Oro, que arrastrando viene la paz.

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Sara Raca / Performer Poet. Guadalajara, Jalisco (1981). Desde 2006 inicia su búsqueda poética enfatizando el uso del cuerpo. Sus exploraciones integran lenguajes vocal, textil y dramático, proponiendo una poesía intermedial, personal y única. Ganadora de diversos Slams de Poesía MX, es una representante de palabra hablada en su país. Realiza presentaciones así como talleres y obra textil, cuenta con un poemario sonoro de nombre Tejidos del Aire / @sararaca

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#PoeTINDER

fotografía por Ithmus

por Joaquín Diez Canedo

Soy super relax,

amable cordial,

honesta,

directa,

nada estresada.

M molestan las personas soberbias

y vanales

m dan

flojera.

[emoji]

HUSTLER,

dancer,

believer,

strong,

brave, direct, honest

when I love

fully.

Aquí para clases de baile

Escríbeme para más info.

Let’s go for a walk

for a drink

for a talk

let’s go dancing,

movies,

videogames,

let’s travel the world

Let’s

have

fun

tonight.

Mis fotos no tienen filtro.

Mexicana in Montreal !!

I love travelling,

singing and dancing.

Enjoy the time with your

friends and family

is

the

most

important.

Inefable

6 miles away.

Soy buena onda me gusta el

cine

cena

gym

shopping y sobre todo un buen café

para charlar

No tomo

me gusta conocer gente

y ganarme su amistad

Sophie, 25

5 miles away

Recommend Sophie

       To a friend

    Report Sophie

Rosela, 26

Part mermaid,

[part man,]

temporarily living

on land.

Me gusta viajar

a

otras

dimensiones.

6 miles away.

No soy

de esas mujeres que

les gusta

lo material,

no pretendo ser nadie solo yo

Amo caminar y comer,

escribo

de vez

en cuando,

recuerdo chistes malos,

olvido

los nombres

de mis películas favoritas,

y soy tan ubicada

que me pierdo

en mi misma calle

Latina Flight Attendant

& International Business

I believe in destiny and magic.

Spanish/English

Bla

bla

bla

Nunca sé qué poner en estas cosas,

mejor conversemos.

Me declaro enamorada

de México,

de su cultura

historia y gastronomía

[y luego te regalas toda entera

suave Patria, alacena y pajarera.]

Ana, 24

No me gusta el aguacate

(y

me dan

ñáñaras

las mariposas.)

Me gusta

bailar

samba.

No sex [emoji]

Maestra de profesión,

artista por convicción.

Hablemos

conóceme

y sorpréndete.

–>

ES IMPOSIBLE DESCRIBIRSE EN TAN POCO ESPACIO [, concluye.]

[divider]

Joaquín Díez Canedo N. (Ciudad de México, 1989) es historiador del arte. A veces, cuando no está haciendo tesis, hace otras cosas.

twitter  @joaquindcn

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El sueño de toda célula – antología poética de Maricela Guerrero

» Cuerpo/célula» por Alex XAB

Selección de Tadeo Cervantes

Sonoridades

Hay ronroneos, bufidos que claman:

Llueve más de lo que esperábamos y la tierra ruge:

un acto de restauración:

soñamos devenir y clorofila:

recuperación:

aliento:

lluvia

sobre las plantas y los árboles en el baldío de al lado:

 

sonoridades

que resuenan al día

en que nos conocimos

y a devenir amantes

redes

y miradas de reconciliación.

        Una loba acecha desde lo alto del bosque.

 

Partidas

 

Parto de que a mi padre carpintero a veces le duelen los pulmones

parto de que un día amanecimos con miles de mariposas por todas partes y cadáveres de pájaros en las calles

que restringieron el uso de los autos

que nos asustamos

y de todas formas

no inventamos una mejor forma de hablarles

de comunicarnos.

 

Cuál es la variante dialectal en que traducir esto:

moléculas de agua fósforo nitrógeno sales minerales y cobijo

 

¿De qué manera una madera madre atiende el crecimiento y el ritmo de sus hojas sus retoños: plántulas a la vera?

¿De qué manera una madera madre

puede enviar mensajes punzantes y turbios

en moléculas dolorosas?

 

Azar y entretejidos: espacios que se restauran y florecen.

A veces deternerse es otra forma de fluir y amar.

Decir

no es suficiente:

es preciso respirar:

mensajes de humus y nitrógeno y aminoácidos y alegría

 

de qué manera: azar:

 

aquí se dice de árboles y bosques a kilómetros de distancia donde se sueltan lobos y se respira.

 

se dice de lobos y de ciervos

y también se busca

una lengua

en la que hablarte

y cobijarte sea vibrante y tierno, anémona.

 

A ocho años de distancia del día en que nos alivió una sábila, vi un video el video de los lobos, que me mostraste:

 

Reintrodujeron lobos en un bosque.

Catorce, los echaron a correr por la reserva.

Todo comenzó con los lobos cazando ciervos, dice el documental.

Redujeron la población de ciervos y las plantas crecieron de nuevo.

Llegaron insectos y florecieron nuevamente plantas y brotes de árboles.

Regresaron aves y castores que construyeron diques para que las especies de los ríos prosperaran, y los reptiles y conejos.

Y hubo charcas y el cauce de los ríos fue de nuevo caudaloso:

Guadalupe.

 

A unos metros de distancia las células de la Maestra Olmedo reconocen la información que dieron en exploraciones a bosques artificiales y a bosques orgánicos en sopas en suéteres en ropitas tejidas y que podrían decir serenamente: basta.

 

Soñé con lobos.

Nos perseguían.

Entramos todos:

optar por el azar.

 

A veces detenerse es otra forma de fluir.

Una manada a nuestro lado duerme bosque arriba.

Datos

La lengua del imperio de nuestros días está cifrada en estadísticas, en ríos de datos fluyendo por redes de energía y siliconas, sales: que acumulan reglas y multas y cárcel a los que van en contra del imperio y a nuestra forma establecemos formas de resistirnos a esa lengua: a veces nos sale a veces no.

 

El imperio habla en monedas y talentos que absorben y cercan ríos que destrozan territorios y extraen minerales y ríos y personas: que disuelven, trozan y acumulan. Intervienen procesos metabólicos: sustraen.

 

Acumular es una lengua imperiosa.

Competir es una tarea imperial.

 

Imponer es la masmédula de esto que hasta ahora vislumbro como lengua imperial inserta y dolorosa: aguda, punzante: imponer es una forma de dolor que se introyecta y envenena.

 

Hace pensar en sustracciones.

 

Hay algo que requerimos conocer. Hay algo que es preciso comprender y amar. Hay algo ajeno que debe ser soltado.

Soltemos lobos.

Soltemos la idea de que estamos solos.

Esta noche a dieciséis kilómetros de distancia en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía las células de la maestra Olmedo se debaten entre el sueño de devenir células o dormir profundamente; no podemos acompañarlas.

 

Respirar

 

Había una vez un mundo en el que el sueño de las células sólo era devenir células y fluía en lenguas vernáculas:

 

después comenzamos una carrera por buscar la combustión para producir magnitudes en la lengua del imperio, que la idea del imperio impuso.

y a veces parece

que perdimos

que rompimos

aceptamos jaulas, jardines botánicos y zoológicos:

 

oficinas

vehículos de locomoción

altius fortius raudos:

 

aunque en el baldío de al lado:

la vida bulle

y me vuelvo cursi

y simple:

imagino que si hago

crecer un árbol podremos hablar

y escucharnos

así:

respiraciones

comunes,

puntos de vista paralelos:

un lobo y un cangrejo:

anémonas malvas:

valentía

y abrazo en

un álbum de la forma de las hojas en las manos

 

diques y represas a la lengua del imperio:

con sus magnitudes y medidas:

 

aunque ahora te encuentres

en la misma ciudad

a nueve kilómetros y un metro de distancia

a veinte minutos sin tráfico

estás más lejos que la

secuoya que la mujer

no pudo salvar

que los bosques que se están talando justo ahora

o el manantial que resguardaron esta

tarde los municipales:

sembraré un árbol.

 

Estoy aquí hablando en lo que tengo porque

respirar contigo es una transformación que produce aliento.

 

Alentar es una forma redonda y cálida de resistir.

Devenir célula que sueña devenir célula.

 

¿Cómo en una lengua precisa, anémona?

 

Soñaríamos fonemas que devienen precisos e impermanentes márgenes de holgura y placidez, extensiones inmensas de un presente bullendo en la hermosa combustión de inspirar oxígeno y expirar dióxido de carbono y otros gases: reburbujeo de calidez y luz, aromas, balbuceos, quejidos, babas, mocos, fluidos estruendosos, amorosos gemidos que quedan balbuciendo una inhalación tras otra y dan paso a nuevas y redondas maneras de compartir espacio, ocupar tus honduras y las mías como el agua que fluye en las montañas: claro río.

Amarnos en presencia y alegría como la gota que derrama el vaso, amarnos ahora anémonas imantadas y espléndidas en inhalación y exhalación profunda bosque arriba ajenas al dolor y a las imperiales formas. Ajenas al tú o al yo trágico, cómico y Leucipo.

Amarnos ajenas anémonas precisas y bullentes formas de la tarde, presencias espumosas transformadas en calidez y bonituras deleitables sin orillas, trancas: hojas sueltas.

Amarnos malvas volcadas en caricia en alegría en prístinas piedras al fondo del claro río, manantial, tumbadas en paz y en reverberaciones libres:

Amarnos

Y a veces detenerse es otra forma de fluir.

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Maricela Guerrero, (Ciudad de México, 1977), compone poemas y otros materiales mientras intenta hacer crecer suculentas en los intersticios oficiniles. Kilimanjaro, traducción de Stalina Villarreal, Cardbord House Press, Pheanix, USA, 2018; Se llaman nebulosas, Conaculta, México, 2010; Fricciones, Centro de Cultura Digital, 2016, http://editorial.centroculturadigital.mx/libro/fricciones, entre otros; y el más reciente El sueño de toda célula, Premio Clemencia Isaura de Poesía 2018, Antílope Editorial, Ciudad de México, 2018. @papelcontante pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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fotografía por Francesca Woodman

por cecilia miranda

Una casa es una entidad con voluntad propia.

Esa entidad se alimenta de su capacidad de ubicarse y dar sentido al espacio en el que ha estado durante toda su vida, el cual es tan borroso que, cuando pensamos en casa, aparece más nuestra sensación de estar en ella, que ella misma.

Si queremos acercarnos a una casa, se puede optar por construirla o acompañarla.

Para lograr acercarse, hay que reconocer que su constitución no depende de nuestros cuerpos dentro o fuera, sino de una relación de correspondencia.

He regresado a la casa de mi infancia para acompañarla nuevamente. Parece que está suspendida en el tiempo, ocupada por tantas otras entidades que siguen viviendo más allá de nosotros, con todas esas plantas en su superficie, esos muros hinchados por capas de pintura, ese tirol a medio caer, esa oscuridad, ese olor a encierro.

Sacudí el polvo de las ventanas y pude sentir mi cuerpo atrapado entre noviembre de 1994 y agosto del 2009.

Aunque sé que no tenemos las escrituras y que las actas notariales desaparecieron del registro civil, su latente pérdida ya no me preocupa.

Descubrí que, como entidad, su presencia seguramente se verá tensionada por quien legalmente llegue a poseerla, pero ella, de la misma forma que hizo con mi deseo de acompañarla, quizá se le resista.

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cecilia miranda (Ciudad de México)
https://ceciliamiranda.com
artista. Integrante del Programa Educativo SOMA 2021 y beneficiaria del Programa Jóvenes Creadores del FONCA (2019-2020). Licenciada en Artes Visuales por la UNAM. Parte de su trabajo ha sido presentado en muestras colectivas en Alemania, Chile y México, entre las que destacan: El jardín de Galileo (2019, Guadalajara 90210), Pinata Soporto (2018, Kunst Gallery, Ahlen, Alemania) y Códigos de Convivencia (2017, Centro de la Imagen). Fue seleccionada en el XXXVI Encuentro Nacional Arte Joven (2016) con la pieza «Pisos de la Torre Sur«. Formó parte del Seminario de Producción Fotográfica SPF2016 del Centro de la Imagen, institución en la que colaboró dentro del área de educación durante el año siguiente. Desde 2017 imparte cursos y talleres sobre arte contemporáneo en espacios públicos y privados tales como: Colectivo Luz Viajera en colaboración con CONARTE, Monterrey; PAOS Guadalajara; así como Fundación Jumex, ECC; Centro de la Imagen, entre otros. Sus textos forman parte de publicaciones independientes. Ha colaborado con artistas e instituciones, dedicándose a la gestión cultural, producción e investigación en arte y educación.

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