Por Lechedevirgen Trimegisto
Dedicado a Pé De J. Pauner , escritor y artificiero pánico.
Lo he sabido desde siempre. Hace años recuerdo haber leído en La danza de la realidad de Alejandro Jodorowsky la idea “La raíz del arte en México es la brujería (…)” esta simple frase retumbó en mi cabeza un largo rato. Con el paso del tiempo y dentro de mis prácticas corporales y artísticas me he percatado de que efectivamente es así, no sé si sólo es el caso de México, me atrevería a decir que no, que lo es en todo el mundo.
Ocurrió al desarrollar mi taller Alquimia del Cuerpo, como un esfuerzo propio por reunir y atar todos esos cabos sueltos entre magia y arte, donde pude comprobar la estrecha unión de ambas dimensiones del acto creativo. En varias entrevistas a lo largo de mi historia como supuesto artista y performancero me han interrogado acerca del motivo por mi preferencia por el performance con relación a los demás medios de expresión, mi respuesta ha sido siempre la misma: toda expresión artística conlleva un ejercicio creativo, dicho ejercicio se compone del acto primigenio, el acto creativo por excelencia, el mismo que lleva a un niño a rayar las paredes o el mismo que incitó a Picasso a pintar el Guernica, o cualquier obra de arte o proceso artístico que les venga a la mente. Antes de un pincel, de una cámara fotográfica, de una técnica o un instrumento, antes de todo eso está el acto creativo. El acto creativo nos surge desnudos, nos surge desde el cuerpo. El cuerpo se convierte entonces en el espacio para la realización del acto primigenio por excelencia. En el principio era el cuerpo. Mis comienzos en la pintura me llevaron a explorar la plástica en el video, la instalación, el dibujo, el arte-objeto, la escultura y hasta el arte conceptual, mi búsqueda me llevó paradójicamente al principio de todo, a mi propio cuerpo, por eso escogí el performance como medio de expresión y aún como algo mucho más profundo.
¿Por qué asimilar el arte de performance como brujería contemporánea o como un espiritismo posmoderno? Mi obra se ha ido nutrido de diferentes fuentes : la teoría queer, el decolonialismo, la postpornografía, la disidencia sexual, la magia del caos, el chamanismo, el tarot, la alquimia y hasta la psicomagia. Ha pasado sin premeditarlo. En las comidas familiares mi madre suele recordar como anécdota que yo deseaba ser mago cuando fuera grande. Mi desilusión fue inmensa al saber que eso que yo entendía como magia, no existía y pertenecía a un mundo de ficción. No sé si ahora, con el paso del tiempo, la magia para mí se ha hecho real, o yo por mi cuenta, me he vuelto parte de ese mundo ficcional. Quizás vivo en un mundo híbrido entre la crudeza violenta del día a día y la poética de un espacio habitado por el milagro continuo. Otros pensarán simplemente que estoy loco, eso no es nuevo, no importa que se sume otro más a la lista.
Antes de seguir, debo confesar y aclarar que yo no me considero santero, chamán, curandero o místico, pero los imito. Muchos pensarán que soy un charlatán que se aprovecha de temas transgresores y polémicos, he aprendido que es necesario el engaño, engañar a la mente o al cuerpo para lograr cosas extraordinarias. Se puede mentir para decir la verdad, o se puede decir la verdad para desenmascarar una mentira colectiva. Sin embargo aquí está, claro como el agua, yo no soy ni pretendo usurpar el lugar de un gurú, un mesías o un dios. En todo caso yo sólo soy un canal. Mi astróloga de cabecera dice que tengo la habilidad de ser médium, por algo será. Mi campo es el arte, yo tengo poderes mágicos, no puedo curar a nadie, sin embargo puedo funcionar como un guía, para que quienes decidan emprender el camino aprendan a curarse a sí mismos, como yo estoy en proceso. Para mí el arte es eso, un fenómeno que ocurre, que sana, que transforma y lo dinamita todo. Un incendio. Lo he sabido desde siempre.
Este texto se disfraza, se traviste como un decálogo para magos/brujos/artistas en potencia, sin embargo es en realidad una recopilación de los puntos más importantes, en mi experiencia, que se deben tener en cuenta al realizar performance, o al menos lo que para mí significa performance. A esta práctica posdisciplinaria entre magia, arte de performance, física cuántica, teatro posdramatico y paganismo posmo es lo que llamo Bujería DIY (Do It Yourself o Brujería Hazlo Tu Mismx) :
1.- ¿Existe? ¿No existe? ¡No importa! ¡Existe!
Nunca dudes, poco importa si es científicamente probable que un curandero pueda curarte, lo que importa es que funciona. El escepticismo y la razón serán tu peor enemigo. Una performance será efectiva para aquellos que crean en ella. Puede servir pensar que haces performance en nombre de un “otro”, puede ser una figura abstracta o histórica, otro artista o algún personaje de singulares características que guardan una relación contigo. En ocasiones yo realizo performance en nombre Mago Melchor Zortybrandt de Java o Niño Fidencio.
2.-Enfrenta el miedo
El miedo paraliza. Para vencerlo es necesario tener el valor de enfrentar eso que tememos de manera directa, sin protecciones y sin limitaciones. A menudo realizarás acciones que involucren un desgaste físico, resistencia corporal o mental, que pongan a prueba tus propios límites, arrójate a ello. Eso que temes tanto, realízalo de una vez en una performance.
3.-Sé prudente
Existen cosas que no estamos preparados para realizar aunque así lo deseemos. Superar nuestros límites conlleva un riesgo. Para correr dichos riesgos necesitas estar preparado. La prudencia es la pieza clave entre una acción exitosa y un desastre de proporciones clínicas.
4.-Rompe los límites
No te definas, todo lo que se define se limita, se estanca, se tumoriza y muere. Identifica las limitaciones que te constriñen, a nivel particular: emocional, material, espiritual o sexual, y a nivel universal: el malestar social, la múltiples formas de violencia, racismo, sexismo, etc. Pregúntate qué líneas te atraviesan el cuerpo, qué es lo que te han mutilado desde que naciste, encuéntralo y libérate de ello, utiliza el performance como el espacio ritual ideal para destruir estas barreras tanto en tu cuerpo y mente como en el público. Expande tus sentidos, todo tu cuerpo es una máquina experimental, experimenta todas las sensaciones, ¡úsalo!
5.-Principio de sustitución
Una de las reglas de la magia es que todas sus reglas son modificables, cada mago tiene su propio método, de la misma forma que cada artista de performance tiene su propia forma de concebir y realizar arte de performance. Si no tienes los elementos ideales para llevar acabo tu ritual-performance sustitúyelos por otros, transforma los objetos: un abanico en un sol, un bastón de madera en un arma de fuego, etc. Transforma los espacios: una calle en una pasarela de modas, un bar en un templo, un museo en un mercado.
6.-Objeto Sagrado
En el performance como en la magia trabajamos con metáforas poderosas. El curandero utiliza un huevo para atrapar las malas vibras, al romperlo la metáfora cobra vida mostrando líquido negro en lugar de la yema y clara. De la misma forma el artista de performance escoge sus objetos en relación a las metáforas y símbolos, piensa en lo que te rodea, cual es tu contexto, que objetos pertenecen a él, toma el que te sea más próximo e íntimo, al que le tengas una devoción infinita (no material sino espiritualmente) ese será tu objeto sagrado. Mi caso es un juguete tradicional con forma de caballo de cartón que utilizo como bastón de mando. Un curandero puede curar con lo que más ama, sean plantas medicinales o un balón de futbol. El artista de performance también.
7.-Sigue tu intuición
Hay cosas que no sabemos que sabemos. Desarrolla tu intuición, es lo único que no se equivoca jamás, elimina los prejuicios y las ideas nocivas o tóxicas, confía en ti mismo, piensa con el corazón, crea con el estomago, ocurre con la glándula pineal. Convierte en devenir puro y te fusionarás con la naturaleza, podrás saber lo que va a ocurrir antes de que ocurra. Cuando haces performance te vuelves premonición pura, la visión surge, déjate llevar, las cosas se acomodaran a como deben suceder.
8.-Trance: aprende a escucharte
Si no crees en esto, imítalo de manera respetuosa y a conciencia. Los magos meditan y entran en trance, se convierten en canal. Elimina la supremacía del ego, cesa de pensar que eres tu el elegido, el que crea, colócate en la posición de un puente, deja que el fenómeno te atraviese y ocurra a partir de tu cuerpo. Escúchate profundamente, revalora tus ocurrencias, aquellas ideas que saltan a tu mente sin una razón lógica, ahí se esconde el secreto, eres un colador de lo arquetípico que construye imágenes mutantes entre un ayer histórico y un futuro cósmico, en un presente total. Deja que hable tu inconsciente, sumérgete en él. La performance como la magia no importa si se entiende o se puede explicar de manera racional, lo que importa es la experiencia y la sensación.
9.-Crea un egregor
Un egregor es el pensamiento colectivo. Tanto la magia como el performance funcionan a través de colectividades. Crear un egregor significa crear una mente colectiva, es tu trabajo colocar los elementos correctos para sintonizar al público en la frecuencia correcta, latir juntos y volverse uno sólo. Si el egregor creado es suficientemente poderoso, toda la energía vertida por el público será canalizada por el artista y surtirá efecto el performance.
10.-Sánate de manera consciente Cuando ayudas a sanar, te sanas a ti mismo. Piensa en grande, que tu meta sea sanar este mundo, un mundo que nos han dejado herido y perdido. Toda sanación implica una transformación radical, explosiva pero contundente. La performance, como la magia, brindan la oportunidad de sanar aquellos aspectos que parecen irreconciliables o perdidos. Sé tu propio sanador, usa tu imaginación y construye tu propia estrategia. Entonces y sólo entonces, quizás sea posible sanar al mundo de tantas atrocidades.
Fotos siguientes: Registro de la Performance «Akelarre»
Colaboración de Diana J. Torres (España) ,Idoia Millán (País Vasco) y Lechedevirgen Trimegisto (Qro.Mex)