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Saca del clóset a Gabriela Mistral

Fotos, texto e intervención por Lucía Egaña 

Durante el verano chileno del 2010 se intervienen manualmente todos los billetes de 5.000 pesos chilenos (que pasan por mis manos), sobre el rostro de la poeta Gabriela Mistral, cuya correspondencia con Doris Dana fue publicada en 2009. Dicha publicación abrió el debate en torno a la homosexualidad de Gabriela Mistral.
Se inicia una campaña pública de intervención de los billetes.

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Lucía Egaña (Münster, 1979).  luciarubia

Artista independiente y video-maker. En varios de sus proyectos busca metodologías colaborativas que problematicen la noción de autor, la construcción de imaginarios sociales y la cultura popular. Ha trabajado con diversas agrupaciones (grafiteros, presxs, inmigrantes) en la elaboración de proyectos, así como con colectivos de comunicación popular o alternativa, principalmente en Chile.
Desde 2004 forma parte de desBASURAment, colectivo pendiente de la inmundicia y la reutilización de objetos, tecnología e imágenes. Y desde 2009 colabora activamente con minipimer.tv, laboratorio experimental de video en tiempo real con herramientas libres.
Ha hecho estudios formales de bellas artes, documental y comunicación audiovisual.
Su trabajo artístico y videográfico ha sido presentado en diversas galerías, museos, festivales y espacio urbano en Chile, Uruguay, México, España, Italia, Francia, Austria, Finlandia, Noruega, Croacia y Alemania.

http://www.blog.lucysombra.org/

http://www.lucysombra.org/

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Dos piezas sobre hipocresía y el Derecho a Decidir: “1924 – 1939 – 1996” y “Mientras, ellos siguen libres”

por Ivelin Buenrostro

*Obras de Daniela Ortiz de Zevallos y Regina José Galindo

 

La facilidad con que se protege a un cigoto es la misma con la que se viola y mata a mujeres. La ferviente manera con que se dan argumentos para defender a esa vida –“inocente”, “con derechos”, “que merece vivir”- que se empieza a desarrollar, se desmoronan cuando ese producto nace y, sobretodo, si nace como mujer.

            La moral hipócrita que permea la sociedad, afecta en mayor medida a las personas que son consideradas “menos” desde una escala de valores que está de más repetir, y que se vuelve a agudizar una y otra vez cuando esa persona se puede nombrar en femenino: por omisión se le niegan derechos de protección y decisión sobre sí misma.

            ¿Porqué la exigencia de una posibilidad de vida se acaba en circunstancias en donde la madre tiene características “no deseadas”? ¿Porqué el aborto provocado por “fuerzas del orden” no es penado ni criticado como el ejercido por una mujer consecuente con sus necesidades y decisiones? ¿Porqué la decision de vida/muerte necesariamente es una imposición desde el Estado y los organismos paraestatales sobre una lógica de dominación en corporalidades no deseadas?

            Pongo aquí dos piezas importantes sobre el derecho a decidir, que nos confrontan con esta barbarie al retomar los archivos y testimonios de mujeres que, de distintas maneras, han sido víctimas de estas determinaciones. 

19241939 – 1996/ Daniela Ortiz de Zevallos

Al interior de un fanzine y a doble plana, se ve la fotografía en perfil y desnuda de Lina Medina Vázques, pequeña niña embarazada. En la misma hoja, se sugiere acudir al sitio web www.1924-1939-1996.tumblr.com. Ya al interior de la página, un menú con tres fechas nos invitan a recorrerla: 1924, año en que se legaliza el aborto terapéutico (permitido cuando la vida y salud de la madre está en peligro) en Perú, y cuya ley se encuentra vigente; 1939 año en que nace el hijo de Lina Medina, cuando ella tenía 5 años de edad y 1996, “año en el cual se realizan esterilizaciones forzadas a miles de mujeres indígenas bajo el gobierno de Alberto Fujimori”[1].

     La brevedad y contundencia de la pieza muestra con precision cómo de forma sistemática se imponen decisiones en donde la palabra de las mujeres es acallada y sus derechos como personas, anulados: la fórmula religiosa de control devino la virtud clínica dadora y negadora de vida a modo, en una niña que –“milagrosamente”- ha sido capaz de dar vida a los 5 años, y en una indígena esterilizada contra su voluntad.

     Las fechas se vuelven importantes porque reiteran la falta de derechos en que las mujeres se mueven cotidianamente. La última, dolorosamente cercana (1996) y en donde vemos a la indígena Juana Rosa Ochoa Gira, horas antes de morir, recuerda los años en que se aplicó la política de salud pública de “control de natalidad” y método “para erradicar la pobreza” de Fujimori, en la que fueron esterilizadas más de 300 mil mujeres[2], especialmente indígenas, cuyo móvil original ha sido señalado por personas como Giulia Tamayo, la principal abogada que visibilizó este caso de esterilización forzada:

“Las zonas más afectadas por este programa eran puntos calientes dentro del conflicto armado. Allí se establecían cuotas para reducir la natalidad y los médicos debían cumplirlas. No fueron médicos fanáticos los que practicaron las esterilizaciones sino que cumplían un plan masivo que supervisaba directamente Fujimori. Los médicos debían cumplir metas y tenían incentivos.” Otras regiones afectadas, según la abogada, fueron zonas con intereses económicos asociados a la extracción de madera y petróleo”[3].

Aún cuando la esterilización forzada fue declarada crimen de guerra en el proceso de Núremberg entre 1945 y 1946, cuyo primer estatuto dice que cualquier procedimiento médico debe tener el consentimiento voluntario de la persona, las mujeres en este contexto fueron condicionadas a recibir –o no- asistencia médica y apoyos económicos y en especie (como alimentos básicos), para lograr su aceptación; otras, fueron directamente secuestradas y operadas.

“Tenía 30 años cuando me hicieron la operación y desde entonces soy casi inútil en el campo”, asegura Cléofl Neira, de 50 años, desde la puerta de su casa de adobe. En Yanguila, un pueblo de unos cien habitantes cerca de la ciudad de Huancabamba, en el norte del Perú, más de 15 mujeres sufrieron la misma operación de ligadura de trompas. La mayoría de estas campesinas se quedaron inválidas y con problemas dolorosos de salud.

(…)

“No quería someterme a esta operación, pero no sabía que ya no podría nunca más tener hijos, no me lo dijeron. Ellos venían con promesas de comida, de medicamentos pero no vimos nada, sólo los dolores”, explica Cléofl, madre de siete hijos que tuvo antes de la operación. “[4].

            Las consecuencias de estas operaciones no han sido solamente la incapacidad de procrear, sino las secuelas permanentes: fisiológicas (invalidez y dolores por las malas operaciones, hechas además con anestesia veterinaria para abaratar costos); psicológicas (muchas mujeres presentaron cuadros depresivos severos, algunas incluso han intentado suicidarse), sociales (la esterilización produjo el rechazo por parte de muchas parejas, en algunos casos se generó un aislamiento de la comunidad), e incluso, la muerte (por lo menos 18 mujeres murieron a causa de la intervención quirúrgica).

     Fujimori fue indultado en 2010, pero en mayo del 2015, gracias a diversos grupos de derechos humanos, se reabrió la investigación penal en su contra. El gobierno de Ollanta Humala, presidente actual de Perú, anunció hace unos días la creación de un registro de víctimas, que fue una de sus promesas de campaña en 2011. No obstante, algunas activistas lo ven con poca esperanza pues ese anuncio se da a simples 5 meses de realizarse las próximas elecciones, en ese país, lo que da poca certeza de que las mujeres obtengan una disculpa pública por parte del gobierno, su caso se reconozca como crimen de lesa humanidad y se les dé atención integral juridica y en salud. Además, la denuncia de las mujeres es poca, por el temor de ser estigmatizadas de nuevo.

lina
En 1939, mientras la ley que prohibe el aborto continuaba vigente, Lina Medina dio a luz a un niño mediante una cesárea realizada por los cirujanos Dr. Gerardo Lozada, Dr. Rolando Colareta y Dr. Bussalleu. La comunidad de médicos vio como un reto lograr llevar el embarazo de la niña hasta el parto. Lina tenía 5 años de edad. (Texto de pie de foto de la obra).

 

Mientras, ellos siguen libres/Regina José Galindo

(Edificio de Correos. Guatemala. 2007)

Las manos de Regina atadas a una cama. Fotografía de David Pérez, tomada del sitio web de la artista.
Las manos de Regina atadas a una cama. Fotografía de David Pérez, tomada del sitio web de la artista.

Amarrada a una cama, Regina José Galindo yace con las piernas abiertas, completamente desnuda. Su vientre prominente de ocho meses de embarazo nos confronta con una realidad vivida a mediados de los 80 en regiones mayas de Guatemala:

Me ataron y me vendaron los ojos, tenía tres meses de embarazo, pusieron sus pies sobre mi cuerpo para inmovilizarme. Me encerraron en un pequeño cuarto sin ventanas. Les escuchaba decir malas palabras de mí. De repente vinieron al cuarto, me golpearon y me violaron. Empecé a sangrar mucho, en ese momento perdí a mi bebé.

– C 18311. Abril, 1992. Mazatenango, Suchitepequez. Guatemala: Memoria del Silencio.

Fui violada consecutivamente, aproximadamente unas 15 veces, tanto por los soldados como por los hombres que vestían de civil. Tenía siete meses de embarazo, a los pocos días aborté

  • C 16246. Marzo, 1982. Chinique, Quiché. Guatemala: Memoria del Silencio[5].

Los testimonios anteriores dan muestra de la política genocida que ejerció el gobierno guatemalteco hacia la comunidad maya en el contexto de la Guerra Civil y que era justificada al asumir que los indígenas eran “aliados naturales de las guerrillas”, impulsada además por el racismo y el “anti-comunismo” exacerbado.

     Pero, sobre todo, ejemplifica lo que Rita Laura Segatto se refiere con la “pedagogía de la crueldad” que se vive en los conflictos armados más recientes, sobre todo en latinoamérica y en donde la violencia se ejerce de forma gratuita y sin remordimiento sobre cuerpos que funjen como víctimas sacrificiales de la guerra: “La destrucción del enemigo en el cuerpo de la mujer y el cuerpo femenino o feminizado (…) es el propio campo de batalla”, al cual se le destroza física y moralmente por parte de las fuerzas militares, paramilitares o paraestatales sin sentir ningún remordimiento ni vulnerabilidad, en donde el sufrimiento “es el modo de vida”, y en donde la violación se vuelve el sinónimo de la devastación física y moral de un organismo-pueblo y la violación es un “instrumento de limpieza étnica de bajo costo.[6]

     Ver a Regina tumbada, piernas abiertas con sus ocho meses de embarazo nos recuerda que la violencia contra las mujeres está, segundo a segundo, latente de ejercerse sobre ese o cualquier cuerpo que se considere desechable, penetrable, por tanto asesinable, pero a quien se le señala, contradictoriamente, como “dador de vida sin condición” (Regina se encuentra atada con cordones umbilicales).

     Ver a Lina, pequeña de 5 años, embarazada y habiendo “dado a luz”, nos recuerda la concepción divina que pesa sobre el cuerpo de las mujeres, quienes “se embarazan” como por “obra y gracia del espíritu santo” (nunca se encontró un culpable del embarazo de Lina, quizás tal vez porque no se le buscó demasiado) asumiendo toda la carga que puede representar el peso de poder concebir y la poca importancia que al final tiene ese cuerpo-recipiente (Lina educó a su hijo y todavía hace algunos años se buscaba la atribución de una pension económica, como prórroga de una justicia que nunca conoció).

   Ver a Juana Rosa, antes de ser asesinada por negligencia médica, recuerda que la eficacia de la anticoncepción –y el aborto- no se manifiesta en formatos de educación sexual preventiva o en la decisión de las mujeres de acuerdo a sus necesidades, sino a políticas racistas y clasistas que no se detienen en violar de la formas más crueles el derecho a decidir apoyadas por organismos que debieran velar por el respeto a los derechos humanos, como la Organización de las Naciones Unidas.

   ¿Cuántas Juana Rosas, Linas, Cléofl, caso 18311 y 16246 estamos olvidando, estamos negando y cuántas más pasarán por las mismas injusticias? ¿Cuántas niñas más serán violadas y asesinadas o serán obligadas a parir en nombre de la vida y en detrimento de la propia? ¿A cuántas mujeres más se les encarcelará por abortar, perder a su bebé, querer tener más hijos, decidir? ¿Cuántas mujeres más -embarazadas y no- serán violadas por militares y policías y tendrán un aborto en consecuencia, o serán obligadas a parir los hijos de estas bestias?

     Recordemos el caso de Adriana Manzanares, que en Guerrero fue encarcelada durante siete años (fue liberada en 2014) por tener un aborto espontáneo y en quien el peso de la ley descargó toda su furia por no saber hablar español y a quien la sociedad estigmatizó por, supuestamente haber sido infiel. Nos sobran nombres de mujeres que “se embarazan”, “abortan”, “provocan”, “son infieles”. Nos faltan todos los nombres de hombres –y de instituciones- que violaron, ultrajaron, asesinaron, acosaron y que lo seguirán haciendo.

Ligas para ver las piezas:

http://www.reginajosegalindo.com/trbj/0701.html 

www.1924-1939-1996.tumblr.com.

[1] “Arte” en Archivo PNSRPF (archivo e investigación crítica acerca del “Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar”). Disponible en: https://1996pnsrpf2000.wordpress.com/arte/

[2] Laura Puertas. “Fujimori ordenó la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas en Perú “ en El país. 25 de junio, 2002. Denuncia basada en un informe realizado por una comisión del entonces ministerio de Sanidad, la esterilización también incluyó mujeres de zonas pobres y agrícolas. Posteriormente se habló de más de 300 mil mujeres esterilizadas, por la investigación de una Comisión Especial: Melisa Silva, “Perú archiva el caso de la esterilización ‘forzada’ de más de 300.000 mujeres”, en La Vanguardia, 29 de enero, 2014. También fueron esterilizados más de 25 mil hombres.

[3] Anna Viñas, “Esterilizadas a la fuerza” en El Mundo, 22 octubre 2011. Para su consulta en: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/ellas/2011/10/22/esterilizadas-a-la-fuerza.html

[4] “Perú. Esterilizadas a cambio de arroz” en LIWEN ÑI MAPU & ASOC. COLECTIVO RED DE NOTICIAS E INFORMACIÓN SOBRE PUEBLOS INDÍGENAS Y DERECHOS HUMANOS. 21 de abril, 2011. Disponible en: https://liwenmapu.wordpress.com/2011/04/21/peru-esterilizadas-a-cambio-de-arroz/

[5] Texto que acompaña las fotografías de la acción. Disponible en la página de la artista: http://www.reginajosegalindo.com/trbj/0701.html Memoria del Silencio, el lugar de donde se extraen estos testimonios, es un informe creado por la Comisión del Esclarecimiento Histórico para determinar la violencia ejercida en Guatemala durante las tres décadas de enfrentamientos armados que, además, tuvo como principal víctima de violencia por parte del Estado, al pueblo maya. Una versión del informe es descargable en: http://www.gt.undp.org/content/dam/guatemala/docs/publications/UNDP_gt_PrevyRecu_MemoriadelSilencio.pdf

[6] Rita Laura Segato, Las nuevas formas de la violencia y el cuerpo de las mujeres, Puebla: Pez en el árbol, 2014. 58-60, 27.

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Gráfica Pro- Aborto Chile

Todas estas ilustraciones y carteles son enviados por amig@s en Chile y en diferentes partes del mundo especialmente para el proyecto Gráficas por el Aborto en Chile. Tod@s coincidimos por ABORTO legal, libre, gratuito y seguro como una necesidad URGENTE EN CHILE.

Para descargar el fanzine haz click aqui

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Web: http://graficasproabortochile.tumblr.com/

facebook: Graficas-Pro-Aborto-Chile

Si quieres colaborar con el proyecto manda tu cartel: graficasproabortochile@gmail.com

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11 Semanas, 23 Horas, 59 Minutos : Proyecto fotográfico sobre el Aborto clandestino en Argentina

Un trabajo de Guadalupe Gómez Verdi, Lisa Franz y Léa Meurice

Por Marisol Maza 

Libertad / Freiheit / Liberté

Legalidad / Legalität / Légalité

Seguridad / Sicherheit / Sécurité

Gratuidad / Gebührenfreiheit / Gratuité

 

Libertad, Legalidad, Seguridad y Gratuidad corresponden a la lucha de la Campaña Nacional por el Aborto en Argentina. 400.000 abortos anuales. 2 abortos por día. 2 en la vida de cada mujer. 60.000 ingresos por complicaciones. 80 mujeres muertas por año.

     Que existan mujeres que mueren o se enfermen gravemente por temor a acudir a servicios de salud tras haberse sometido a un aborto en condiciones inseguras y clandestinas obliga a repensar de manera urgente las políticas de salud pública en este país. Las mujeres jamás deben ser sometidas a procesos penales ni obligadas a poner en riesgo su vida o su salud cuando necesiten interrumpir su embarazo. Este es el motivo por el que Guadalupe, Lisa y Lea comenzaron este proyecto fotográfico. Su objetivo es, por medio de estas historias, visibilizar una problemática de la que falta mucho hablar y dar a conocer.

     El título del proyecto corresponde a la angustia de ver correr el tiempo pensando en las posibilidades de poner fin a un embarazo no deseado, sin ninguna opción segura y confiable. Sus imágenes incluyen lugares como clínicas clandestinas y cuartos de baño; así como instrumentos caseros comúnmente utilizados para abortar. Mayoritariamente sus fotografías son retratos de mujeres pero también algunos hombres que acompañaron a sus parejas. Cada uno de estos retratos es una historia,  por lo que van acompañados de los testimonios de estas mujeres, que en diversas condiciones y etapas de su vida tuvieron que practicarse abortos; siempre en la clandestinidad, la mayoría de veces en condiciones de temor, falta de higiene y sin la atención médica adecuada.

     El trabajo fotográfico que presentan incluye también datos y declaraciones de distintas organizaciones que ayudan y acompañan a las mujeres en este proceso: la Colectiva Feminista La Revuelta, Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, Dr. Germán Cardoso, del Movimiento de Médicos por el Derecho a Decidir; el Colectivo de Varones Antipatriarcales, la activista feminista queer Mabel Bellucci, entre otros.

     Este trabajo se ha presentado como parte de la campaña de Aministia Internacional El derecho a decidir. Su fuerza e importanciaradica en romper el silencio de un tema que sigue siendo tabú en Argentina, y en casi toda Latinoamérica* para alzar la voz y exigir juntas el derecho sobre nuestro cuerpo y leyes que nos protejan, el derecho a una educación sexual temprana, a recibir información libre y gratuita en cuestiones de salud sexual y reproductiva, así como a decidir cuándo y cuántos hijos tener.

*Actualmente solamente en 4 países de Latinoamérica (Cuba, Puerto Rico, Guyana y Uruguay)  el aborto es legal en todos los casos, así como en la Ciudad de México.

En 7 paises (Chile, Surinam, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Haití y República Dominicana) de los 34 paises latinoamericanos, el aborto está totalmente penado en todos los casos.

En el resto del continente se considera el aborto únicamente en casos de violación o cuando está en riesgo la vida de la mujer.

Somos tres jóvenes fotógrafas que elegimos vivir en Argentina, de tres nacionalidades distintas (argentina, alemana y francesa), con edades diferentes, cada una educada y socializada según el lugar en donde creció.

Iniciamos este trabajo con la búsqueda de comprender las razones de por qué en Argentina el aborto, en el siglo XXI, sigue siendo un tema tabú e ilegal, y en donde el derecho a decidir sobre el cuerpo de una misma está aún cuestionado.

En el encuentro entre dos continentes, la realidad argentina nos confronta con nuestra propia visión de la mujer. Nos es difícil entender que en países como Argentina la mujer no haya conquistado libertades que la coloque en un terreno de igualdad y autonomía, cuando en Francia y Alemania la emancipación de la mujer se inició hace cuatro décadas y el aborto es legal.

Con este proyecto fotográfico queremos sacar historias y realidades a la luz, exponer y mostrar luchas y testimonios de mujeres y hombres que han experimentado al menos un aborto en su vida. Más allá de cualquier posición política, religiosa y cultural, queremos abrazar el derecho al aborto legal creyendo profundamente en la libertad de cada individuo.

Guadalupe, Lisa, Léa

Si quieres conocer este proyecto, acá su blog:

http://11semanas23horas59minutos.tumblr.com

Más información:

http://www.amnistia.org.ar/aborto

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Marisol Maza (México, D.F) Artista Visual. Trabaja con fotografía e intervenciones al espacio público. Su trabajo se ha presentado en varias ocasiones en México y el extranjero. Actualmente trabaja en el proyecto Cartografías Temporales que consiste en intervenciones a partir del mapeo de las ocupaciones temporales en espacios urbanos.

 

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UNA LINA PARDO IBARRA – UNA MUJER DE ROJO Pre-texto para un acercamiento a prácticas artísticas con perspectivas feministas en Colombia


por Ángela Patricia Robles Laguna.1


«En términos de los temas que tocamos,
hemos tenido ciento cincuenta años de feminismo
y siglos enteros de misoginia y odio hacia las mujeres
y estas cosas no cambian muy rápido…»
Gerrilla Girls (2010)

Imagen 1. Circula actualmente en facebook. Autorx desconocidx. Fecha de realización desconocidx.
Imagen 1. Circula actualmente en facebook. Autorx desconocidx. Fecha de realización desconocidx.

Hace poco circuló en facebook una imagen en la que está una madre, frente a la puerta de un baño, escuchando a su hija decir que le ha llegado el periodo por primera vez, pero que no está segura, porque no sale azul como en el comercial. La publicación de ésto, en mi perfil en la red social, suscitó risas, varios comentarios y la celebración de la aparición de una caricatura crítica respecto a este fenómeno naturalizado de la menstruación azul. Enfrentarnos continuamente a la representación azulada de la sangre menstrual no produce ninguna extrañeza, está tan interiorizada como la forma en la que “debe verse la regla”, que el rojo-tinto de la sangre es lo que causa sorpresa, asco, terror y demás reacciones que muestran lo poco familiarizadxs que estamos, tanto a que se hable del sangrado menstrual, a menos de que se use el eufemismo: “ella está en sus días”, como a que se represente el mismo, a menos de que éste, esté censurado con el líquido en color azul ya mencionado.

El Colectivo Zunga, el 11 de Marzo del año en curso, publica en su blog un proyecto en video llamado: Nosotras las de Sangre Azul, en el que las integrantes del grupo intervienen un comercial de Nosotras (la marca de “productos íntimos para la mujer”: toallas higiénicas, protectores diarios, jabón…) con la escena de una chica que va caminando por la calle y a la que, progresivamente, se le mancha de azul el pantalón blanco que lleva puesto. El texto que se encuentra en la publicación en internet en la que dan cuenta del proyecto, las Zungas (2012) escriben:

Sólo habla de la menstruación la publicidad y se la trata como una vergüenza, el fenómeno natural del cuerpo femenino es siempre relacionado con la higiene. Es por esto que tomamos las imágenes en las cuales se prueban con líquido azul los productos, reclamando el reconocimiento al funcionamiento de nuestro cuerpo tal como es, dignificándolo y sin las cargas que culturalmente han pesado sobre él.

La proliferación de imágenes que continúan representando a las mujeres como objeto de deseo de la masculinidad hegemónica, con unas características específicas que las validan como tal, que abarcan clase, raza, edad, “orientación” sexual y el cumplimiento con la construcción de una feminidad particular, constituye este espacio de la producción visual, como uno de los dispositivos más efectivos de regulación y producción de normativas corporales. Por ello, a través de este texto y de su proyecto en video, las Zungas evidencian que, aún hoy, cuando muchxs las creen superadas, las luchas que se han emprendido desde el movimiento feminista, desde bio-mujeres y tecno-mujeres (2) por una autorepresentación digna de nos-otrxs, que no nos violente, censure y que no nos produzca como sujetos que deben avergonzarse, siguen siendo vigentes y necesarias.

En Colombia, el lugar de las representaciones de las asignadas como mujeres es, en gran medida, el de objetos de deseo, musas, amas de casa que promocionan jabones y productos alimenticios, madres, cuerpos sublimados, metáforas de belleza y espacios a ser higienizados. Nos son comunes las imágenes de las “Chicas Águila” quienes, en vestido de baño, son el ícono publicitario de una marca de cerveza, que ve en los cuerpos de estas mujeres, un objeto atrayente para los consumidores de su producto, consumidores entendidos como hombres. No nos son extrañas las imágenes de amas de casa, en diversos comerciales de televisión, promocionando jabones para el aseo del hogar, de la ropa, de los baños o de la loza, como sucede en marcas como la del jabón “Axión” o la del caldo “Ricostilla”. Así, tampoco nos causa ninguna sorpresa la sangre azulada de las mujeres que aparecen como protagonistas en los comerciales de “Nosotras”, tanto como no nos asombra ver que se hace uso del periodo de la menstruación como lugar para ser llenado con los estereotipos de la feminidad “sensible” e “irritable”, nombrada como “cara de cólico” en ciertos comerciales.

Andrea Barragán, en abril de 2012, sube a youtube su proyecto Mujer:es, en el que a través del montaje de imágenes de archivo, de comerciales producidos a finales de los 90’s en la televisión colombiana, señala cómo estas representaciones re-producen los modelos sexistas, que conforman los parámetros bajo los cuales, se naturaliza la idea del cuerpo de las mujeres como diferente, complementaria y subordinada al cuerpo de los hombres. Barragán (2012), en el texto adjunto al video, escribe:

…estas imágenes las pongo en contraste con una canción icónica de tributo a las mujeres hecha por Arjona, un machirulo Guatemalteco que en varias ocasiones ha tratado de definir lo que es la mujer con respecto al hombre./ Quise unir estas dos versiones sobre lo que debe ser una mujer, para en ellas encontrar las relaciones que se establecen en el ordenamiento social, en donde la mujer:es jerárquicamente subordinada al mundo masculino, para el cual ella es objetualizada, reduciendo su nivel de agenciamiento a lo privado en donde el reino y su empresa será el cuidado de su morada.

El interés en las formas en las que se representan los cuerpos de las biomujeres y tecno-mujeres en Colombia, atravesado por lineamientos de clase, raza, edad, ubicación geopolítica, práctica sexual, talla…, es actualmente la fuente de proyectos colectivos e individuales desde las prácticas artísticas y diversos procesos creativos, que parten de entender que «las representaciones son[…] hechos sociales y, por lo tanto, tienen consecuencias visibles en la cotidianidad de los miembros de una sociedad o de una cultura» (Rabinow, citado por Rodríguez Rondón, p. 39-45 2006). Pensar que las imágenes y múltiples representaciones a las que estamos expuestxs continuamente no son neutras, sino que implican afectaciones en nuestra emocionalidad y en las maneras en las que construimos nuestros cuerpos, nuestras vidas, nuestros deseos y las formas en las que vemos el mundo, implica concebirlas como dispositivos que re-producen las normas corporales que son actualizadas constantemente en y por lxs sujetos a lxs que interpelan.

Iniciativas críticas, dadas algunas a la luz o cercanas a diversas perspectivas feministas, como las del Colectivo Zunga, la Colectiva Lobas Furiosas (actualmente separada), la Revista Vozal, Mujeres Al Borde, Féminas Festivas, Colectivo Rexiste Riot Girrrl, Colectivo Gafas Violetas, Colectivo Divergentes (actualmente separado), Colectiva Juana Julia Guzmán, Zenaida Osorio, Mónica Eraso, Andrea Barragán, Ángela Robles y Una Lina Pardo Ibarra (autora del proyecto que convoca este texto), son actualmente, a nivel local, algunxs de lxs que han propiciado lugares desde dónde problematizar, a través de diversos procesos creativos, las formas en las que son construidas las subjetividades, identidades y corporalidades.

La articulación entre prácticas feministas y prácticas artísticas no hace parte de un momento histórico superado, ni tampoco es un movimiento, una vanguardia ni un estilo anclado en el trabajo de las artistas de finales del siglo XX. Esta confluencia sigue siendo vigente, en tanto que «el discurso feminista se ha convertido en la actualidad en una de las prácticas y en una de las teorías más activas en el desmontaje de las categorías de subjetividad, de identidad y de transformación de los roles asignados a los géneros y a los estereotipos sexuales» (Martínez Collado, 2005, p. 12). Así mismo, las prácticas artísticas posibilitan, a través de sus propias herramientas, el lugar de subversión de dichas normativas corporales y la posibilidad de transformación de las mismas. Al encontrar, en la generación de imágenes propias, un lugar de resistencia a las formas en las que los cuerpos son representados y así disciplinados, se generan iniciativas, que no corresponden propiamente al espacio de prácticas artísticas, desde donde se cuestiona, a través de herramientas creativas, las lógicas de poder que atienden al mundo de las imágenes.

Entender la multiplicidad de perspectivas feministas, no dadas linealmente, sino como respuesta crítica a sistemas de dominación actualmente perpetrados sobre los cuerpos conformados como “lxs otrxs” de la modernidad blanca, hetero, europea, colonial y delgada de lo humano, así como la diversidad de formas en las que se articulan estas perspectivas con las prácticas artísticas, permite el acercamiento a varias iniciativas creativas, como las nombradas anteriormente en nuestro contexto, desde las cuales se hace uso de diferentes procesos de producción de imágenes para generar lugares de reflexión sobre las maneras en que son construidas socialmente las representaciones sobre nuestrxs cuerpos y las maneras de contrarrestarlas, subvertirlas, resistirlas y transformarlas.

UNA MUJER DE ROJO (3)

Del 13 al 17 de agosto de este año, Una Lina Pardo Ibarra, en el marco del espacio de La Vitrina, en la Universidad de los Andes, en Bogotá, realiza su imagen performática(4) Una Mujer de Rojo. La invitación al evento, es difundida días antes, a través de la red, en plataformas como facebook. En ella, aparece el nombre del proyecto y la fotografía de su autora, vestida de rojo. Una Lina Pardo Ibarra hace uso de La vitrina como espacio de exposición de su cuerpo menstruante, durante cinco días, durante cinco horas cada uno, en relación con un mueble que se encuentra en la parte baja del lugar en el que ella está encerrada; el mueble contiene una serie de imágenes, que a manera de estampas religiosas, conforman un archivo de fotogramas, en los que son visibles mujeres vestidas de rojo en diversas películas, desde 1939 hasta el 2011. La disposición de la vitrina referente al mueble en el que se encuentran las estampas, consigue que quienes se acercan a ver el proyecto, deban inclinarse y ubicar sus rostros en la parte baja de la vitrina, en donde se localiza la vagina sangrante de Una Lina Pardo Ibarra.

Durante el tiempo de realización de la imagen performática y después de ésta, se despliegan en la red, espacios de discusión sobre el proyecto Una mujer de Rojo, dentro de los cuales podemos contar el blog de la asignatura Intervenir el espacio público, del departamento de Artes de la Universidad de los Andes, cuyo profesor es Jaime Iregui, y la página Intervenir el espacio, dentro de la plataforma de Esfera Pública; las dos páginas están enlazadas y los comentarios realizados en el primer espacio, pueden verse en el segundo.
Sorprende cómo, en la plataforma de Esfera Pública, en los dos lugares que se le dedican a la discusión generada en torno al proyecto de Una Lina Pardo Ibarra, se elija como punto de partida, un texto de Camila Montalvo (2012), que concluye de esta manera:

Así es, una reflexión a través del lenguaje corporal “liberador” que sugiere una relación con otros aspectos complejos pero que finalmente son lugares comunes donde viene la cosa feminista: vestido rojo + sensualidad + menstruación = mujer. Como si el verdadero mal fuera la menstruación: soy mujer, luego menstruo. Es bastante simplista, un intento por apoyarse en símbolos creados por su propia limitación de lo femenino: encerrarse en una vitrina, menstruar públicamente y relacionarlo inmediatamente con el vestido rojo. Quizá si la artista supiera que en la década de los noventas, en Colombia se dio el fenómeno feminista, de donde surgieron muchas posiciones que cuestionaban lo femenino y las revisara con cuidado, no hubiera quedado tan tibia en su cuestionamiento que se limita a esa condición reductiva de los medios de comunicación, dejando por fuera toda una serie de
discursos y censuras sobre el entendimiento del cuerpo que son toda una conciencia de la sociedad y que además ha evolucionado con el tiempo, pues el acto de menstruar en público visto como experiencia femenina podría ser equivalente al acto de sacarse un moco en público visto como experiencia infantil, no se trata de la mujer, se trata del cuerpo (Negrillas mías).

Esta opinión, nombrada en la página, en una primera instancia como “sinopsis”, permite evidenciar cómo el acercamiento a propuestas, dentro de ciertos espacios (al parecer, como el de las prácticas artísticas en Colombia), que estén ligadas o que parten de perspectivas feministas, son deslegitimadas por el hecho de ser consideradas anacrónicas, pasadas de moda o superadas, como si ya no valiese la pena hablar «de la mujer» porque ahora «se trata del cuerpo», como lo enuncia Montalvo; afirmación que no queda muy clara, ¿a qué querrá referirse con el enunciado «no se trata de la mujer, se trata del cuerpo»? ¿Acaso las mujeres no somos cuerpos? ¿Generar espacios de reflexión sobre cómo se perpetúan los roles asignados a las mujeres ya no son necesarios? ¿Qué se siga matando a mujeres, por el hecho de ser mujeres (feminicidios), quiere decir que «hay conciencia» de qué? ¿Las prácticas artísticas están escindidas de los movimientos sociales y de los campos críticos sobre las imágenes? ¿De verdad creerá que menstruar es como «sacarse un moco»? ¿Repensar cómo se representa a las mujeres y cómo a través de dichos modelos se construyen y legitiman relaciones sociales, no es un «aspecto social» y no le concierne a las mujeres? ¿A las prácticas artísticas no les corresponde problematizar, los dispositivos visuales que continúan produciendo el género? ¿Las prácticas artísticas se entienden como lugares neutros, en donde no se reproducen los roles asignados a las mujeres? ¿Quedó tan escandalizada Montalvo, al ver a Una Lina Pardo Ibarra menstruando, que no logró entender las relaciones críticas tejidas desde el trabajo de archivo de mujeres objetos de deseo y la acción de menstruar en una vitrina que incomoda el cuerpo de Una asignada como mujer?

Teresa de Lauretis (1989) escribe que «la construcción de género prosigue hoy a través de varias tecnologías de género (por ejemplo, el cine) y de discursos institucionales (por ejemplo, teorías) con poder para controlar el campo de significación social y entonces producir, promover e “implantar” representaciones de género» (p.25). A través del trabajo de archivo cinematográfico sobre mujeres de rojo, Una Lina Pardo Ibarra señala, cómo la construcción de personajes, como modelos de representación, ha localizado a las mujeres, en el cumplimiento de unos roles que se re-producen como característicos de nuestrxs cuerpos. Las estampas de “mujeres de rojo” en el cine, hace parte de una recopilación que evidencia cómo ese “hacerse mujer”(5), responde a unos códigos que actualizan la objetualización de los cuerpos de las mujeres y su lugar como imágenes deseables para el ojo masculino.

Muestra de este lugar constitutivo en el que se ha enmarcado y se enmarca actualmente al cuerpo de las mujeres, como objeto de deseo para la mirada masculina, es el comentario de Julian Felipe Baquero (2012), espectador de Una Mujer de Rojo, quien escribe:

En esta intervención vemos que la artista desea resaltar lo que ella llama “lo femenino” de la mujer, haciendo uso de un ciclo fisiológico característico de la mujer, el ciclo menstrual. De esta manera ella quiere hacer evidente la diferencia que marcan las etapas de este ciclo, haciendo énfasis en la etapa menstrual[…] el aumento en la secreción de sustancias químicas en el cuerpo lleva a que ella se siento más a gusto con su físico de mujer[…] Con esta intervención no me siento del todo a gusto, ya que para resaltar la feminidad en la mujer no es necesario el uso de tabúes. La belleza y feminidad de una mujer se va a campo más abstracto y subjetivo, pues las sensaciones que despiertan los aspectos físicos no son suficientes para considerar a una persona como bella […] Por esta razón veo que a esta propuesta le falta creatividad, ya que la desnudez y la menstruación se quedan cortas en el momento de resaltar la feminidad y sensualidad en la mujer.

¿Cómo es posible pensar que el llamado “asunto de las mujeres” o “la cosa feminista” esté superada, cuando se acerca un bio-hombre al trabajo Una mujer de rojo, esperando que la autora exalte de manera efectiva la feminidad y sensualidad que supone propias de las mujeres? ¿No percibió que lo que cuestionaba Una Lina Pardo Ibarra, era precisamente ese rol de objeto de deseo, que implica la expropiación de su cuerpo, la invisibilización de su menstruación, por ejemplo, y que conduce al cumplimiento de unos códigos que violentan la existencia de muchas mujeres?

Me detengo en estos dos comentarios, a pesar de la gran cantidad de letras leídas en torno al proyecto de Una Lina Pardo Ibarra, puesto que creo que condensan puntos problemáticos en común, respecto a lo suscitado por la acción: la deslegitimación de Una mujer de rojo por parecer una apuesta feminista y por tanto anacrónica y la imposibilidad de ver las relaciones tejidas por la autora en su imagen performática, debido a la centralización de los espectadores en que “había una mujer, menstruando en público, en la universidad”.

Las perspectivas feministas, o “la cosa feminista”, como la llama la espectadora Camila Montalvo, en su total desconocimiento de las mismas, con todos esos “asuntos” que problematizan las construcciones y los lugares de los cuerpos de las mujeres, de lxs no heterosexuales, de lxs racializados, de lxs que no estamos en el norte geopolíticamente dominante, de lxs gordxs, de lxs discapacitadxs, de lxs locxs, no es un “algo” superado, puesto que éstos siguen siendo los cuerpos violentados, simbólica y materialmente.

Generar posturas críticas sobre las imágenes, respecto a los sistemas de dominación y regulación de los cuerpos en nuestro contexto, parte de entender los dispositivos visuales que atraviesan las maneras en que construimos nuestras subjetividades y nos relacionamos en el mundo. Las representaciones no son simples imágenes ajenas a nuestra cotidianidad, a través de ellas se generan complejos hilos en los que nuestrxs cuerpos son interpelados, «proceso por el cual una representación social es aceptada y absorbida por un individuo como su (de ella o de él) propia representación y así volverse, para ese individuo, real, aún cuando en realidad es imaginaria» (Althusser, citado por Lauretis, 1989, p. 19).

Como señala el Colectivo Zunga, la producción mediática de imágenes respecto a la menstruación de las bio-mujeres, es un asunto que está enmarcado dentro de la higienización de nuestrxs cuerpos, y no constituye un espacio neutro y despolitizado, sino que atiende a lógicas de poder que mantienen y actualizan discursos desde donde se enuncian las maneras en que deben construirse, sentirse y pensarse las mujeres. Preciado (2006) enuncia que, la arquitectura, y para nuestro caso, los dispositivos visuales y protésicos generados para el manejo de lo relacionado con la menstruación,

 …bajo pretexto de higiene pública, dice ocuparse simplemente de la gestión de nuestras basuras orgánicas. BASURA>GÉNERO. Infalible economía productiva que transforma la basura en género. No nos engañemos: en la máquina capital-heterosexual no se desperdicia nada. Al contrario, cada momento de expulsion de un desecho orgánico sirve como ocasión para reproducir el género”.

Así, las campañas publicitarias que giran en torno a la promoción de los productos que se suponen simples artefactos para “el cuidado del cuerpo de las mujeres”, constituyen el espacio de re-producción de nociones de feminidad hegemónicas, como la vergüenza a la vagina, ese lugar que sigue siendo metáfora de “misterio” e “inmundicia”, tanto como la actualización de nociones esencialistas sobre la construcción de los cuerpos de las mujeres, como el pensar que “nacemos mujeres”, ligada a una genitalidad particular.

Asistimos a la extensa fabricación de productos dirigidos al “cuidado íntimo” de las bio-mujeres. Jabones exclusivamente diseñados para la vagina, una gran cantidad de dispositivos de absorción de la sangre menstrual, protectores diarios para “cuidar” la ropa interior del “flujo vaginal” y pañitos húmedos para limpiar “efectivamente” la zona genital, por ejemplo. En el portal web(6) de los productos Nosotras, el siguiente texto acompaña la página de promoción de los productos:

Sabemos que cada mujer es diferente... Nosotras tiene para ti, muuuuuchos productos que se ajustan a tus gustos y necesidades, diseñados especialmente para tu comodidad y tranquilidad. Conoce los tipos de Toallas, Protectores, Tampones, Pañitos Húmedos…y mucho más! Para que vivas segura estés donde estés.

Seguido de esto, aparece acompañando el jabón líquido (7) con el siguiente enunciado:

Las relaciones íntimas, el uso de baños públicos, el sudor, la humedad, las diferentes texturas de tus pantys, la depilada y mucho más, hacen que tu zona íntima esté expuesta a irritaciones, infecciones, rasquiñas y posibles olores./ El nuevo Jabón Íntimo Nosotras Natural con ácido láctico, evita que el ph de la zona íntima se altere y elimina los hongos que producen infecciones vaginales, lo que los jabones de tocador no hacen./ Además tiene aloe vera y manzanilla, ideal para la delicada piel de tu zona intima./ ¡cómpralo ya! úsalo todos los días en la ducha y siéntete íntimamente limpia, íntimamente segura.

Se habla de la menstruación, se habla de la vagina, pero ¿en qué términos se hace? El gran éxito que tienen este tipo de dispositivos, es que nos hacen creer que “ya lo vimos”, que “ya lo sabemos”, que se habla y que no se necesitan “modos literales” para hacerlo. Ahí está la vagina, ahí está la menstruación, así no se haga de manera explícita. Así, pareciese que no hay restricciones por las cuales “luchar”, de “esto ya se habla”, tanto como ya trabajamos, como ya votamos, como ya hemos accedido al llamado “espacio público”, entonces, ¿porqué seguir peleando por lo mismo?

Imagen 2. Respuesta de la colectiva Lobas Furiosas a las publicaciones de las revistas HOLA y SOHO. Difundida en internet.
Imagen 2. Respuesta de la colectiva Lobas Furiosas a las publicaciones de las revistas HOLA y SOHO. Difundida en internet.

Hace aproximadamente un año, en Diciembre de 2011, aparece en la revista Hola, la imagen de cuatro mujeres adineradas de Cali, quienes se encuentran en primer plano; en el segundo plano, simétricamente acomodadas, aparecen dos mujeres negras, con bandejas de té, a manera de decoración en la fotografía. La gran conmoción mediática por la que se llamó “una imagen racista”, que en realidad no sólo era racista, sino también sexista, clasista y colonial, produjo diversas respuestas, entre las cuales aparece una publicación “reivindicativa” al hecho, por parte de la revista Soho, que resuelve poner cuatro modelos racializadas, desnudas, en primer plano y en segundo, dos mujeres blancas, vestidas, con bandejas de té, a manera de decoración en la fotografía. ¿Está, de verdad, “ese asunto de las mujeres”, superado?

¿Cómo se habla de los cuerpos de las mujeres? ¿Quiénes lo hacen? ¿Quisiéramos seguir dejando las representaciones de nuestros cuerpos en manos de quienes creen que somos floreros para cambiar de lugar a su antojo? ¿Queremos que nuestrxs cuerpos sigan siendo considerados como lugares inmundos, foco de infecciones y “malos” olores? ¿Queremos ser el centro de las burlas (violencias) cada vez que se manche nuestro pantalón de rojo, porque la menstruación debe estar escondida? ¿Queremos seguir pensando que los fluidos de nuestro cuerpo son algo “grotesco”? ¿Queremos que nos sigan matando por ser mujeres? ¿Queremos seguir pensando que esto que nos han dicho es lo que somos y que no podemos estar de otras formas?
Lo que generó el proyecto de Una Lina Pardo Ibarra, fue la ruptura de un lugar de comodidad y la puesta en evidencia de los parámetros normalizadores, sexistas, anti-feministas y violentos, con los que se acercaron muchxs de lxs espectadorxs a Una mujer de rojo y su incapacidad para poder ver la imagen performática planteada por la autora. El pánico producido por saber a una mujer menstruando públicamente en las locaciones de su universidad, imposibilitó a lxs estudiantes de artes de los Andes, quienes escribieron prolongadamente sobre su  molestia al tener que ver una acción a la que catalogaron de “literal”, el poder interpretar los diferentes elementos que tenían frente a ellxs.

No les dijo nada la vitrina pequeña, incómoda, en la que se encontraba el cuerpo, no de un maniquí, sino de la autora del proyecto; no les suscitó nada, saber que fueron cinco días, durante cinco horas cada uno, los que Una Lina Pardo Ibarra estuvo allí, en silencio, presenciando las maneras en las que se acercaban a su cuerpo expuesto; no se molestaron en pensar el trabajo de archivo realizado en torno a las mujeres de rojo del cine y la relación de estas imágenes, que puestas a manera de estampas religiosas, se contraponían con el rojo de la sangre menstrual, señalando la paradoja de las representaciones de los cuerpos de las mujeres, que se encuentran entre lo sublime y lo inmundo, lo pagano y lo religioso, lo bueno y lo perverso, binarismos constitutivos de los dispositivos de regulación de los cuerpos; no se preocuparon por entender que éste no era un reencauche de las artistas de fin de siglo pasado, sino una acción contextualizada, una preocupación actual sobre las formas en las que se construyen los cuerpos de
las mujeres a través de la vergüenza; no entendieron, ni siquiera, cómo al acercarse a las estampas, se inclinaban ante la vagina de un cuerpo que no se quitó la camisa blanca para mostrarles las tetas, sino que centró la atención en el espacio de su vagina, sin depilaciones, sin maquillaje, sin condescendencias, desafiando la tal “sensualidad” que alegaron, había faltado; de lo que no se dieron cuenta, en general, fue de cómo sus reacciones e intentos de comentar lo que suponen vieron, muestran ampliamente la actualidad, la pertinencia y la importancia del proyecto Una Mujer de Rojo en nuestro contexto.

Mientras lo “humano”, siga construyéndose a través de parámetros racistas, sexistas, heterosexistas, coloniales y clasistas, las críticas realizadas desde
perspectivas feministas y cercanas a éstas, serán pertinentes, actualizables, necesarias y fundamentales. Las prácticas teóricas y las acciones feministas no son algo dado, estancado y pasado, por el contrario, son constantemente reevaluadas, ampliadas y repensadas. Helena Reckitt (2005), es su libro Arte y Feminismo escribe: «La promesa del arte feminista es la creación realizativa de nuevas realidades. El arte feminista reconocido llama nuestra atención sobre las posibilidades de pensamiento y práctica que aún quedan por crear, por vivir» (p. 20). Considero que la categoría Arte Feminista es re-evaluable, debatible, pero lo escrito por Reckitt pone de manifiesto la potencia transformadora de los proyectos que tienen la preocupación de generar espacios de reflexión, desde las prácticas artísticas y yo sumaría, diversos procesos creativos, en torno las formas en las
que se construyen nuestrxs cuerpos y las formas en las que lxs entendemos en relación con el mundo.

Apunte final, para lxs espectadorxs indignadxs por Una mujer de Rojo

 originalEn facebook rota una imagen que tiene por asunto “curar a una feminista”. Para quienes crean que es posible, lamento darles una mala noticia, no lo es. Si les pareció aterrador ver cómo Una Lina Pardo Ibarra se atrevía a ser la protagonista del acto “grotesco” de menstruar frente a ustedes, y si creyeron que sus comentarios serían capaces de callar, de silenciar, y de curar a esa “feminista anacrónica”, no entendieron algo más: nada más peligroso, que una feminista a la que se le ratifican, una y otra vez, los motivos de sus rabias y preocupaciones, los afectos que la movilizan y su situarse en contra. Serán parte, seguramente, de muchas más acciones “escandalosas”, feministas y “grotescas”; las mujeres perversas, las malas mujeres, las feas, las gordas, las maricas, las lesbianas, las camioneras, las locas, las barbudas, las indias, las machorras, las de vaginas menstruantes, las putas, las pobres, las sureñas, las travestis, las negras, las monstruosas, las que quieren ser hombres, las que tienen pene, las de vaginas dentadas, aún tenemos muchos espacios que tomarnos y mucho que decir, porque “ciento cincuenta años de feminismo” no son suficientes, frente a “siglos enteros de misoginia y odio a las mujeres”, racismo, clasismo, heterosexismo y colonialismo.
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(2) Entenderemos el término “mujeres” durante el texto, teniendo en cuenta la forma en la que aborda Beatriz Preciado, en Testo Yonqui, las categorías hombre y mujer: “Surge así, en medio de la guerra fría, una nueva distinción ontológico-sexual entre los hombres y mujeres «bio», aquéllos
que conservan el género que les fue asignado en el momento del nacimiento, y los hombres y las mujeres «trans» o «tecno», aquéllos que apelarán a las tecnologías hormonales, quirúrgicas y/o legales para modificar esa asignación”. Así, cuando diga “mujeres”, estaré haciendo referencia a
bio y tecno mujeres, cuando haga alusión explícita a Bio-mujeres, me estaré refiriendo a los cuerpos de las asignadas como mujeres al momento del nacimiento.

(3) Para ver imágenes de Una Mujer de Rojo, ir a: http://arte.uniandes.edu.co/expo/una-mujer-de-rojo/
(4) Llamaré “imagen performática” al proyecto de “Una Lina Pardo Ibarra”, a manera de “imagenacto”– “imagen-acción”.

5 Desnaturalización de la categoría mujer, “no nacemos mujeres, llegamos a serlo”, “la mujer no nace, se hace”. Posturas críticas que parten del trabajo de Simone de Beauvoir.

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BIBLIOGRAFÍA
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Imagen 3. Imagen que circula en facebook. Autor y fecha de realización desconocida.
Esfera Pública – Intervenir el espacio, un espacio de reflexión sobre el arte. (2012, Agosto 14). Una mujer de rojo. [Mensaje en Blog].
http://www.esferapublica.org/intervenir/2012/08/14/la-mujer-de-rojo/
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de los Andes, página web de del Departamento de Arte:
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Yo Soy. (2012, Abril 12) Mujer:Es. [Archivo de Video]. Recuperado de
https://www.youtube.com/ watch ?v=D2vtUqg7dM

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 Angela Patricia Robles Laguna: Maestra en Artes Visuales, con énfasis en expresión audiovisual, de la Pontificia Universidad Javeriana. Lleva a cabo proyectos de investigación-creación e investigación-intervención en arte y género.

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Arte y menstruación

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A partir de la polémica surgida en Instagram, revisamos varios casos en los que el arte y la menstruación se encuentran.
Por Daniel Basurto/@debudemedeiros

*** artículo aparecido originalmente en http://elsoma.mx/ el 26/05/2015

Hace unas semanas, una serie de fotografías de la artista y poeta Rupi Kaur fueron bajadas de Instagram, debido a que hacían referencia a su menstruación. A pesar de que las imágenes no eran explícitas, fueron censuradas por ir en contra de las condiciones de uso de la plataforma. Esta situación dio pie al debate sobre el tipo de censura que debe –o no– existir en las redes sociales; pero el caso también trajo a colación una pregunta: ¿por qué mostrar la menstruación es considerado ofensivo e impúdico?

Este problema no es nada nuevo. Al menos de los años sesenta a nuestros días, artistas (todas ellas mujeres) se han preguntado sobre su sexualidad desde diferentes expresiones (fotografía, pintura, performance, etc.) y han utilizado la sangre de la menstruación tanto como objeto de estudio como herramienta de trabajo. La aproximación estética lleva consigo un postulado político: hacer visible y público aquello que explícitamente ha sido considerado íntimo y privado.

Estas expresiones no refieren a los desnudos femeninos canónicos (herederos de la tradición clásica griega), en donde la figura de la mujer es idealizada bajo las ideas de pureza, fertilidad o amor; más bien, se trata aquí de las “otras” formas de la sexualidad femenina a las que el arte, por decirlo de algún modo, siempre tuvo recelo de entrar y que en años recientes comenzó a ser explorado con seriedad.

Artistas como Judy Chicago, Carolee Schneemann, Marina Abramovic, Rocío Boliver, Martha Rosler, por mencionar algunas, fueron las referentes que se preguntaron sobre las posibilidades de mostrar artísticamente su sexualidad sin recurrir a las clásicas expresiones. Una de las premisas compartidas de estas artistas fue la de confrontar los valores que habían definido el acotado mundo de la sexualidad femenina, para investigar sobre los prejuicios que conformaban el papel de la mujer en la sociedad. En este sentido, el tema de la menstruación se volvió paradigmático, y no han sido pocos sus ejemplos.

A continuación se hará un breve recuento de casos donde el tema de la menstruación ha tenido relevancia en las discusiones sobre la sexualidad femenina desde el arte, así como algunas de las reacciones que ejemplifican el diálogo (no necesariamente amistoso) que ha existido entre las artistas y la audiencia a lo largo de los años.

El caso Instagram

Un caso reciente es el de Rupi Kaur, artista y poeta estadounidense de raíces hindúes que, el pasado 25 de marzo, subió una serie de fotografías cuyo título es “Periodo”. La serie muestra precisamente el periodo de menstruación de la artista dentro de escenas cotidianas: levantándose con una mancha de sangre en su pijama, sus pies en la ducha con las inevitables gotas rojas deslizándose de sus muslos y rodillas hacia la coladera, acostada por el dolor de los cólicos y hasta el momento de ir a la lavandería para limpiar el pequeño incidente. Todo esto fue realizado con motivo de un curso de retórica visual que Rupi Kaur desarrolló en la Universidad de Waterloo.

Rupi subió las fotografías a su cuenta de Instagram y, en cuestión de horas, fueron removidas por “violar las condiciones de uso” de la plataforma. Pese a que las imágenes no mostraban escenas sexuales explícitas ni violencia de algún tipo, usuarios de Instagram reportaron las imágenes, considerándolas ofensivas. Ante tal acción, la artista contestó lo siguiente en su sitio:

“Gracias Instagram por darme exactamente la respuesta que mi trabajo buscaba criticar. Borraste la foto de una mujer que está completamente cubierta y menstruando alegando que va en contra de las condiciones de uso, cuando éstas marcan que son totalmente aceptables: la chica está completamente vestida, la fotografía es mía, no está atacando a ningún grupo y no es spam. Entonces, no está rompiendo ninguna de las condiciones de uso… ¡y volveré a postearlo! No voy a disculparme por no alimentar el ego y orgullo de una sociedad misógina que no tiene problemas con que salga en ropa interior, pero que no le parece una pequeña mancha de sangre cuando su página está llena de incontables fotos y cuentas donde mujeres (muchas menores de edad) son objetivadas, pornificadas y tratadas de forma infrahumana”.

Después de que las imágenes fueron removidas, una campaña en redes sociales comenzó a adquirir fuerza de manera espontánea. De pronto los comentarios negativos fueron los menos y los mensajes de apoyo para Rupi aumentaron a tal grado que el tema se volviótrending topic y fue tema de discusión en medios como The New York Times, The Huffington Post  y The Guardian.

Tal fue la presión en redes sociales y medios de comunicación que Instagram se disculpó con la artista, alegando que habían cometido un error y la foto había sido bajada “accidentalmente” por un miembro del equipo… dos veces. Finalmente las fotos fueron restauradas en su cuenta.

rupikaur

La artista Casey Jenkins realizó un performance que consistió en tejer una bufanda durante 28 días. Pero la variante fue que insertó el rollo de estambre en su vagina de modo tal que, mientras avanzaba la bufanda, el hilo blanco iba saliendo poco a poco de su útero. El objetivo de que el performance se hiciera durante 28 días es claro: eventualmente Casey iba a menstruar y parte de la bufanda cambiaría de color.

Mientras trascurrían los días, la bufanda comenzaba de un color blanco para pasar a tener en algunos partes variaciones de color que iban de lo rosado hasta el rojo intenso. Sobre si el acto fue doloroso o no, la artista respondió: “No duele. Es decir, ¡bebés salen de ahí! Así que es un área bastante resistente”.

Muchas de las reacciones inmediatas fueron negativas. Los comentarios en su cuenta de Facebook atacaron tanto al performance como a su propia persona, refiriendo no sólo a que era de mal gusto y antihigiénico, sino que también era muestra de que la artista tenía incluso un problema psicológico y debía buscar ayuda profesional. Otros comentarios descalificaban el performance alegando que lo único que buscaba la artista era llamar la atención. Al respecto, Casey contestó lo siguiente:

“En tanto que artista, efectivamente, busco atención hacia mi trabajo –quiero expresarme y comunicar ideas y me rehúso a sentirme arrepentida por ello. Lo que no estoy buscando a través de este trabajo es aceptación externa sobre mí. De hecho, el trabajo está enfocado principalmente a rechazar mi validación desde fuentes externas”.

Después del mes que duró su presentación, la artista dijo haber adquirido mayor confianza en su cuerpo y, a pesar del escándalo que provocó su performance, espera que, una vez pasadas las reacciones viscerales en internet, la gente comience a preguntarse a sí misma por qué reaccionó de esa manera hacia la artista.

Para la Jenkins este performance es una forma de poner en entredicho la identidad de género (tema que recorre toda su producción), pues algo tan inocente como tejer se vuelve disruptivo cuando la menstruación, literalmente, se impregna en el acto. Como dato, la representación de las mujeres bordando (especialmente en los retratos decimonónicos), simbolizó la quietud y pasividad femenina; el acto de permanecer quieta en un punto evidenciaba su debilidad, docilidad y pertenencia al ámbito doméstico.

Una mujer de rojo (1) (2)

Ya seamos hombres o mujeres, podemos identificar referentes de nuestra infancia que fueron el símbolo consumado de la sexualidad femenina. Algunos de los ejemplos más representativos son Britney Spears (recordemos el ajustado traje rojo que usó en el video “Oops!… I did It Again”); Jessica Rabbit en su icónica aparición dentro de Who Framed Roger Rabbit? (Zemeckis, 1988), cinta en donde canta de manera seductora “Why don´t you do right”; Pamela Anderson en su apretado bikini y corriendo en cámara lenta sobre la playa para salvar la vida de los pobres pero siempre afortunados incautos enBaywatch (Berk, 1991); o finalmente, a Cameron Diaz en The Mask (Russell, 1994) entrando inocentemente al banco para abrir una cuenta con Stanley Ipkiss (Jim Carrey).

Bien, pues todas estas referencias fueron utilizadas por Lina Pardo Ibarra, estudiante de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia), quien durante 5 días habitó una vitrina para exponerse a sí misma durante el periodo de su menstruación. De acuerdo con Linda, el propósito de su performance, llamado La mujer de rojo, buscó cuestionar la idea de lo femenino, realizando una confrontación entre los procesos biológicos humanos de las mujeres con los patrones de sexualidad femenina exhibidos por laindustria cultural hollywoodense.

Algo interesante de este performance fueron las discusiones que se generaron alrededor de éste por parte de mujeres que, lejos de escandalizarse, pusieron en tela de juicio la efectividad de la presentación de la estudiante, tachándola de simplista y sin muchas referencias del feminismo colombiano de años anteriores. La académica y feministaCamila Montalvo, comentó lo siguiente:

“Es bastante simplista, un intento por apoyarse en símbolos creados por su propia limitación de lo femenino: encerrarse en una vitrina, menstruar públicamente y relacionarlo inmediatamente con el vestido rojo. […] pues el acto de menstruar en público visto como experiencia femenina podría ser equivalente al acto de sacarse un moco en público visto como experiencia infantil, no se trata de la mujer, se trata del cuerpo”.

Quizá lo más significativo de este performance fue que puso en Latinoamérica la discusión sobre cómo nos relacionamos con la menstruación y los prejuicios que existen frente al proceso biológico; sin embargo, las críticas dejaron en claro que el acto no puede valer por sí mismo, ni simplemente buscar el shock sin ningún propósito pues de lo contrario, como dice Montalvo, terminaría por perpetuar aquello mismo que busca criticar.

Desplazamiento interior

Carolee Schneemann es una artista visual norteamericana que desde mediados de los años setenta ha abordado desde múltiples disciplinas artísticas (fotografía, pintura y performance) la sexualidad femenina, los tabús como expresión de represión y de placer, así como el cuerpo y su relación con el “cuerpo social”. Para Schneeman, el modo en que nos relacionamos con nuestros cuerpos es una expresión de cómo socialmente definimos nuestros placeres, dolores y deseos. En consecuencia, dice, modificar la relación con nuestro cuerpo puede tener implicaciones sobre la forma en que socialmente éste es comprendido.

Uno de los performances más recordados de la artista fue “Interior Scroll” (desplazamiento interior), en donde utiliza su cuerpo como herramienta y objeto de estudio, y más específicamente, su vagina. En dicho performance (celebrado en el año de 1975 Festival de cine de Telluride, Colorado), Schneemann se para desnuda en una mesa, pintada con lodo y extrayendo de su vagina un rollo de papel mientras recita el discurso escrito en él. Una parte del texto dice lo siguiente:

“Pensé en la vagina de diferentes formas –física y conceptualmente: como una forma escultórica, un referente arquitectónico, las fuentes del conocimiento sagrado, éxtasis, pasaje al nacimiento, transformación. Vi la vagina como una cámara translúcida, donde una serpiente era un modelo exterior: amenizada por el pasaje de lo invisible a lo visible, un rollo espiral anillado bajo la forma del deseo y productor de misterios, atributos del poder sexual tanto masculino como femenino. Esta fuente interior de conocimiento estaría simbolizada por el índice del espíritu unificador y la carne de un trabajo divino”.

Después de los ejemplos citados anteriormente, el performance de Schneemann puede que de entrada no sea tan diferente o revelador; no obstante, fue el contexto en el cual ocurrió lo que le da un significado diferente. Scheneemann comenta en una entrevista que la escena artística de Londres en 1975 aún consideraba a las mujeres como las musas del arte, pero no las artistas. Scheemann dijo alguna vez que muchas de sus parejas incluso le robaron sus libros y materiales, alegando que ella, por ser mujer, no los necesitaba tanto como ellos.

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El hecho de que una mujer pretendiera hacer arte y apropiarse de su propio cuerpo para hacerlo, era entonces una afrenta a las formas tradicionales de creación artística. Evidentemente, las reacciones de sus colegas fueron desaprobatorias; muchos de ellos lanzaron vituperios hacia ella. Al respecto, Schneemann dice: “Nunca pensé que fuera chocante. Siempre que digo esto suena deshonesto; pero siempre pensé en esto como algo que necesitaban: ‘Mi cultura va a reconocer que algo está pasando por alto’ […] Siempre he tenido la esperanza de que mi audiencia crezca conmigo”.

A cuarenta años de los performances de Scheemann, mujeres artistas siguen explorando su sexualidad desde el arte. La menstruación se ha vuelto un tema paradigmático, puesto que toca muchas aristas y prejuicios sobre el cuerpo de la mujer y sobre aquello que le es permitido mostrar de sí misma en sociedad. En ese sentido, la referencia a la sangre menstrual y a la vagina misma se vuelve no sólo una expresión artística, sino también un postulado político que exige repensar nuestro sistema de valores alrededor de la mujer. Qué tanto se ha avanzado en estas reflexiones, esa esa quizás una pregunta que no puede responderse más que acudiendo constantemente a las expresiones artísticas, así como las discusiones alrededor de ellas. Aquí dejamos más ejemplos sobre el tema.

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Daniel Basurto. Actualmente es Editor General y Colaborador en ElSomaMx. Sus temas de interés son la filosofía, la política, la tecnología y las artes.

Twitter: @daebudemedeiros

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(1) Nota de la editora: En Hysteria! valoramos mucho el trabajo de Una Pardo Ibarra, quien ha sido fuertemente criticada por las fuentes que cita el autor de este artículo, quienes fallan en observar las implicaciones políticas en los esquemas de representación del cuerpo femenino que la pieza pone en tensión, sin embargo existen otras voces críticas que valoran su acción desde una visión feminista que vale la pena revisar para comprender cómo una vez mas en el escándalo suscitado por esta pieza se hace evidente el enorme tabú que rodea a la menstruación y la potencia que tienen las acciones de este tipo para sacudir los paradigmas sociales. 

https://es.scribd.com/doc/115254472/UNA-LINA-PARDO-IBARRA-UNA-MUJER-DE-ROJO-Pre-texto-para-un-acercamiento-a-practicas-artisticas-con-perspectivas-feministas-en-Colombia

(2) En un número anterior de Hysteria! Revista publicamos la información sobre la pieza en cuestión proporcionada por la misma autora.  https://new.hysteria.mx/una-mujer-de-rojo/

 

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Laguna mental, dibujos de María Conejo

Dibujos por María Conejo

Técnica: Tinta sobre papel

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María Conejo (México, 1988)

Diseñadora integral egresada del INBA (2006-10). Su ejercicio profesional ha consistido en el desarrollo de gráficos para exposiciones, diseño de publicaciones para museos, galerías y artistas y coordinación de producción de proyectos de arte.

Su obra gráfica es una representación poética de como surgen psicopatologías en las relaciones afectivas desde una perspectiva femenina. Usualmente utiliza dos sistemas de simbolismo, por un lado el concepto de “perder la cabeza por amor” representado por cuerpos de mujeres sin cabeza y por otro; cuándo estos personajes tienen cabeza, se refiere a un ejercicio de introspección dónde las emociones como la tristeza y la nostalgia fluyen incontrolablemente. Las técnicas con las que más trabaja son pintura con bordado y dibujo. Actualmente, es becaria del FONCA dentro del programa Jóvenes creadores (2014-2015)

Twitter: @maria_conejo
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Homoweb: Ejercicicios Identitarios de la Homosexualidad Mexicana

Por Lagartier

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Hombres vestidos con ropa femenina, maquillados exageradamente y hablando con ademanes de esencia femenina es la manera en que recuerdo que los medios de comunicación de los 90´s —hasta nuestras fechas—representaban ordinariamente al homosexual en series de televisión abierta o en películas mexicanas. De forma paralela a esos «personajes» los llegaba a ver deambular en la vida real: tanto en pueblos como en ciudades.

    Con la alimentación de esos clichés, auspiciados por la mass media y los comentarios discriminatorios respecto al «jota de la colonia», la imagen de ese homosexual con parafernalia femenina se cristalizaba cada vez más en mi diccionario visual.

    Pasé la pubertad entre erecciones involuntarias, pelis porno que me prestaban mis amigos hetero, conquistas de chicas inalcanzables y cachondeos con mi amigovia en la oscuridad de las butacas del cine local. Ingresé a la universidad al inicio del año 2000, comencé a definir más mi personalidad y entonces fue cuando «amplié» mis horizontes sexuales. Al mismo tiempo entré en una especie de shock pues al descubrir —o tal vez de forma consciente— aceptar mi otro gusto por los chicos, pensé que la consecuencia próxima sería portar faldas u ombligueras y enchinarme las pestañas. Pensé que me convertiría en un personaje tipo «La Manuela» de la cinta mexicana «El lugar sin Límites —por cierto muy buena película de Arturo Ripstein. No quería eso. No me latía la idea de vestirme de mujer. Mis rasgos físicos son toscos, mi cara alargada mi gran manzana de adán, mi nariz aguileña, mis cejas pobladas, un cuerpo flaco, grandes manos y unos tenis del no. 9. Era mil veces mejor andar de «hombre». De hecho prefería tener un cuerpo musculoso en vez de uno «femenino». Las bubbies de las chicas me prendían, pero no ansiaba tener unos implantes.

    Estaba a gusto y en completa paz, armonía y complicidad con las travesuras de mi pene. Comencé a darme cuenta que ser y vivir mi parte homosexual era algo sencillo pero a la vez complejo: ¿cómo sabría identificar a aquellos hombres que tienen preferencias sexuales similares a las mías? Pues bien, para derribar las bardas de la discriminación homosexual, del «que dirán» o demás situaciones que ocurren por el simple hecho de pensar y ser diferente, a alguien se le ocurrió desarrollar sitios web —y ahora apps— cuya finalidad desde entonces era fomentar y facilitar la socialización y contacto sexual ocasional o formal entre hombres de determinada región o país. Esto sin necesidad de asistir a un bar o antro «gay» o tener que recurrir a una zona específica (pública o underground) para socializar o «ligar». Tales sitios web o apps son públicos y de cierta forma gratuitos, todo el mundo los puede utilizar, sin embargo conservan cierta naturaleza personal y privada. Esta situación permite que cualquier hombre fuera o dentro del «closet» decida entrar a estos sitios, sin temor a ser discriminado o criticado. Fue en estos espacios virtuales, donde comencé a encontrar de todo: homosexuales de tez morena, blanca o «tostada», de rasgos indígenas, mestizos, o ascendencia europea o africana.

    Mis clichés respecto a al concepto de imagen que tenía del homosexual se desmoronaron. Confirmé que la imagen establecida del homosexual en la sociedad en general es muy reducida, por tal motivo decidí hacer un ejercicio de corte tipológico que permitiera revelar un rostro de ese hombre que gusta de otros hombres; que habita en un mundo aparentemente ajeno llamado internet.

    Para este ejercicio identitario escogí el sitio web manhunt.net que afirma ser «el sitio de encuentros gay más grande del mundo». Sin embargo, su lema no fue lo que más llamó mi atención, sino la libertad que dan al usuario de establecer una o varias «fotos de perfil» sin censura en cuanto a contenido. Además de tener la facilidad de buscar perfiles por ciudad o población. Fue con este material gráfico subido a la web por la propia comunidad gay, que realice un ejercicio experimental de corte tipológico respecto a la imagen del homosexual mexicano que «habita» y convive en un espacio alterno llamado internet.

    En esta ocasión les presento una sección de este proyecto titulado Homo-web, que se compone de 6 retratos realizados con el uso de distintas imágenes faciales pertenecientes a centenares de perfiles de usuarios de la red social Manhunt® (México). Mediante la apropiación de tales imágenes realizada bajo una selección y organización sistemática, y con la utilización de un software de edición de imágenes, empleé cada imagen digital como negativo de película, colocando una sobre otra de una forma repetida y aleatoria para así emular una múltiple exposición de película fotográfica. Elegí 6 ciudades que en el aspecto cultural y social fueran claros representantes de distintas regiones de México (DF, Guadalajara, Monterrey, Mérida, Tijuana y Oaxaca) . La dimensión demográfica de cada ciudad también fue una variable importante a considerar, más no la única. Bajo este esquema, realicé una interpretación mediante imágenes apropiadas, que pudieran evocar un rostro común del homosexual que habita en diversas zonas representativas de México, para así recrear un retrato más libre de clichés que pueda materializar y la vez representar a ese grupo de homosexuales que están ahí pero parecieran invisibles: Homo-web.

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Sr. Lagartier, Ciudad de México. Fotógrafo freelance, con orientación al documental y la fotografía de autor. Su principal trabajo se centra en el retrato para fotoperiodismo o colecciones privadas (Bellas Artes). Desde 2013, colabora en diferentes revistas como MARVIN (Mexico), AROUSE (Spain), MAMBO MAGAZINE (Spain) and VICE (Mexico).

Ha participado en distintas exposiciones individuales y colectivas, en galerías y museos mexicanos.

Contacto:

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Los fluidos al frente en la obra de Ingrid Berthon-Moine

¿Qué lugar tienen en el imaginario popular los fluidos sexuales? ¿Qué pasa cuando se hacen visibles? ¿Qué es lo que revelan nuestros más íntimos fluidos sobre la construcción social del cuerpo, el género, la vergüenza y la abyección?

En su serie Red is the colour (2009) la artista francesa Ingrid Berthon – Moine desafía las convenciones de lo visible al presentar de manera frontal y sin tapujos 12 retratos de mujeres con los labios pintados con su propia sangre menstrual, poniendo en primer plano un fluido que históricamente ha sido tabú y que culturalmente se asocia con  vergüenza y la suciedad para hacerlo aparecer como un elemento para el embellecimiento de las mujeres.

En Fuck me shoes toma una frase de uso coloquial y la hace aparecer de manera literal, mostrándonos en una fotografía su propio cuerpo ataviado con unos zapatos de tacón alto rociados con semen mientras la artista mira de manera desafiante en dirección del espectador.

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Fuck Me Shoes (2010) – Fotografía a color

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Ingrid Berthon-Moine

http://www.ingridberthonmoine.com/

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Los efluvios cotidianos de Cati Bestard

La artista Cati Bestard realiza retratos íntimos a partir de los sutiles cambios de estado que sufren su cuerpo y los objetos que la rodean, evocando la fragilidad del individuo, desbordado por los estímulos del exterior.

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Cati Bestard Nació en Inca en 1982. Ahora vive en Brooklyn.
Puedes seguirla en Twitter y Tumblr

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