por Angélica Ortega Ramírez
Toco fondo en la copa del árbol
Me aferro a sus ramas
Como del olvido
Mamá llora
Mamá niega
Mamá se come
A la cría ultrajada
Me miraba en un espejo, mamá
Pequeña
Asombrada
Desnuda
En un recuerdo narcótico,
Las manos se deslizaron y tocaron
Frías y ajenas
Las sigo viviendo
Me siguen invadiendo
Me han prohibido el placer
¿cuánto tiempo nos llevará bajar de este árbol, mamá?
¿Cuándo nos volveremos a abrazar en la pureza?
Alguien nos canta “Nunca más”.
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Autorx: Angélica Ortega Ramírez. Ciudad de México, 23 de marzo 1991.
Egresada del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Ha trabajado desde hace cuatro años como investigadora y curadora de exposiciones. Actualmente vive en la Academia de San Carlos, entre el polvo y grabados de Durero y Rembrandt. Es el tipo de persona que no le da vergüenza llorar en el microbús a causa del final del libro en turno. Tiene un altar en su cuarto dedicado a Clarice Lispector y le encantan los días que asemejan una novela de Goran Petrovic.