por Helen Torres
No era el tipo de persona a la que puedes hacer preguntas y obtener una respuesta clara, unívoca. Simplemente hablaba, y había que escucharle.
aquí no crecemos, nos extendemos. vamos de nodos a nadas, arreglamos circuitos, damos unos toques al hardware y seguimos. yo les cuido. tengo a niko, mi ayudante. lo recogí arriba. le habían usado como cuis1 de laboratorio, para probar virus. lo traje a la oficina y lo reseteamos varias veces. quedó bastante bien, sólo necesita unas dosis más altas de kawa y pasarle el antivirus klamAV cada día, sobre todo cuando sube. pero eso ya se sabe: esto es lumpuamun, y aquí todo el mundo tiene algún tipo de malware.
El tufo a Kawa-kawa impregnaba la oficina de Lumpuamun. Era Piper Methusticum, un rizoma con poderosas propiedades oníricas y ansiolíticas heredado de los tiempos de la colonización. Porque si había una necesidad en los subterráneos de New Terra era soñar. Cerrar los ojos y descansar, sin intervenciones correctoras del sueño, era lo que había llevado a miles de seres a ocupar las alcantarillas de lo que había sido la Tierra y darles la voz mapuche lumpuamun: “andar en bandadas”. Arriba, en lo que ahora llamaban New Terra, dormir era abrir los sueños a los Pacha Ch’usay: “los que viajan en el tiempo/mundo/tierra”, los correctores de sueños.
aquí abajo los pacha ch’usay no tienen poderes. sus sensores no reciben ondas magnéticas desde lumpuamun. la única manera de intervenirnos es cogiéndonos en la superficie, por eso subimos con estos cascos. los montamos aquí mismo. bloquean los sensores de los ch’usay. con los cascos y con las venas sin kawa, para no soñar. a maquis le cogieron una vez. había montado su casco sin ayuda y nadie lo verificó. así que algunos bloqueadores no funcionaban. era su primera vez en New Terra. había subido a reciclar cables.
Los Pacha Ch’usay buceaban en los sueños de los habitantes de New Terra, el Pueblo del Sendero, en busca de desviaciones, deseos inadecuados, posadas fuera del camino, para reorientar los sueños hacia el Sendero, el camino de la corrección, el único posible para los habitantes de New Terra. Porque, a pesar de las múltiples intervenciones genéticas y los botiquines atiborrados de neurotransmisores, el Pueblo del Sendero mantenía trazas de ingobernabilidad. Entonces era cuando actuaban los Ch’usay: expertos en psicología, magia, pócimas y venenos, modificados genéticamente para incrementar sus niveles de serotonina y otros provocadores de empatía, los Ch’usay recorrían los sueños desviados para reorientarlos hacia el Sendero. Algunas veces, a través de la hipnosis y el antiguo psicoanálisis. Otras, con implantes cerebrales. Con frecuencia, recurrían a la aniquilación de recuerdos a través de la muerte selectiva de neuronas.
no te engañes: New Terra es en sí una fábrica de malware. la diferencia es que aquí abajo lo sabemos, y nos armamos para superar el umbral crítico a partir del cual los virus no pueden adaptarse, esa frontera que el Consejo Mayor de Genética Planetaria llama “catástrofe de error”, el límite a partir del cual los virus son aniquilados o desaparecen, porque hasta la cantidad de mutaciones de un genoma tiene un límite. y tú, ¿sabes cuál es el tuyo?
A veces te hacía esas preguntas. Se levantaba las gafas RV y te traspasaba con una mirada que casi parecía humana. Era imposible no buscarle los ojos, aunque no sabías muy bien en qué parte del cuerpo estaban. Su mirada, aumentada por decenas de sensores y cámaras, se multiplicaba por toda la superficie de su cuerpo. Entonces, justo en el momento en que empezabas a articular una respuesta, bebía un par de dosis de Kawa y seguía hablando.
en mi tiempo como madrona de lumpuamun he conocido a unos cuantos pacha ch’usay disidentes. no como los que trabajan para el Gran Consejo creando yonquis del sueño. no. eso es basura irreciclable. te hablo de los que desarrollaron el retrovirus kuref. ¿has oído hablar de él, no?
La Madrona sabía perfectamente que ese era el motivo de mi descenso. El Kuref – o “viento”, como le llamaban en New Terra – se reproducía incontrolablemente gracias a glitchs en el Camino del Sendero. Se transmitía por absorción cutánea y tenía un período de incubación de doce horas. Si el Kuref había empezado a nadar en la sangre de un Sendero por la mañana, por la noche vivía los primeros síntomas: deseo de lo inexistente, obsesión por lo que cae fuera de la norma, figuración de caminos alejados del Sendero.
La mayoría de seres afectados eran tratados con terapia amnésica para eliminar la memoria de lo soñado. Sin embargo, tras años de experimentación, descubrí que para alojar el Kuref era necesario algo más que unos glitchs aislados y una programada guerra bacteriológica: los organismos receptores debían ser propicios a alojar el retrovirus. Y ese caldo de cultivo era generado por el Aburrimiento, uno de los peores flagelos del Pueblo del Sendero.
en New Terra habrás escuchado que el kuref fue lanzado por el Gran Consejo desde un laboratorio escondido en los picos de La Reina. ¡idiotas! les encanta demostrar que el control es exclusivo de la élite de senderos. pero aquí sabemos que no es así. si no, ¿qué habría venido a hacer una científica tan renombrada como tú, la gran Aisha Shalom, a un sumidero como este?
Yo estaba estudiando a los kureves, los sujetos infectados. Gracias a mis investigaciones, se sabía que sus ondas cerebrales sufrían cortocircuitos a partir de los cuales era imposible dibujar un patrón. Las interferencias duraban escasos segundos, y producían extrañeza y sentimiento de indefensión en los sujetos.
Al principio les administraba supresores del sueño. Estos cumplían su función, pero el cortocircuito era exactamente el mismo. Los sujetos despertaban con un estupor ajeno, como si fueran muchos seres con un único sendero por andar. Al cabo de un mes, el proceso era irreversible: perdían el rumbo, olvidaban el nombre de sus parejas, salían antes del trabajo. Estas conductas, completamente desconocidas en New Terra, eran motivo de alarma suficiente para una investigación a fondo. Sobre todo cuando los kureves empezaron a buscar refugio en Lumpuamun.
Así que allí estaba, aturdida por los vapores del Kawa y registrando las alucinaciones de la Madrona en busca de la antítesis al aburrimiento.
ahora que ya te he dado la información que necesitas, ¿qué harás?
Esta vez, la pregunta no era retórica. Abrí la boca para comenzar el interrogatorio que tenía preparado, pero las palabras se habían transformado en piedras. Ásperas, pesadas, grises. Mi cerebro sólo recordaba el lenguaje de la Madrona.
Al principio, pensé que había caído en una trampa. Me habían hecho un chequeo de sensores exhaustivo antes de entrar a la oficina, pero no me habían confiscado ninguno. Podría haber estado recibiendo, sin el corrector de la Nube, las ondas magnéticas de la madrona y del resto de namenlosen, los-sin-nombre que pululaban por allí y que (luego lo supe) eran todos y cada uno de los habitantes de lumpuamum. no había un niko, ni una maquis, ni una madrona. ningún nombre, todos los nombres; ningún bloqueador, todo sintonía.
No me inmuté. tenía el Computador Programable Molecular con la Información que había intentado conseguir durante años: que el Kuref había surgido de la Disidencia de los Controladores del Pueblo del Sendero; que la antítesis al Aburrimiento florecía en las Alcantarillas de New Terra; que el Lenguaje era el auténtico Virus que emanaba de Lumpuamun; que no había una única Madrona, cloaca maestra y madraza de Lumpuamun, sino cientos de ellas; que cada Madrona y cada Namenlosen no eran unidades indivisibles sino Multiplicaciones físicas y virtuales inabarcables…
podía volver a la superficie en cualquier momento y develar mi hallazgo, pero unas horas en lumpuamun me habían bastado para olvidar el lenguaje que daba sentido a mi existencia. no había consumido kawa, pero había caído en tal estado de ingravidez que continué muda cuando la madrona empezó a sacudirme de los hombros y arrancarme los sensores a tirones.
¡Aisha! ¡te llamas Aisha Shalom y eres un Sendero! ¡volverás con el computador al Gran Consejo y lo replicarás, para que toda New Terra conozca la gran mentira del Sendero! ¡Shalom! ¡Aisha Shalom!
ahora hace ya mucho tiempo de aquella mi primera vez en lumpuamun. nadie que haya estado en las alcantarillas puede volver a transitar el camino del sendero.
1Cuis: cobaya, conejillo de indias, cerdo de guinea. http://es.wikipedia.org/wiki/Cavia_porcellus
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Helen Torres Activista transfeminista, antes cuir; euraka; lectora, traductora y recicladora de la metáfora del ciborg; ex-académica que supo transitar los pasillos de las ciencias sociales y los cambió por plazas sudorosas; amante de los paseos sonoros, las palabras impresas, los perros, las perras y los humanos que guerrean por dejar de serlo. Una vez fue socióloga, educadora, escritora, madre y pareja, y lo deshizo utilizando el lenguaje como tecnología de código abierto que crea realidad.